sábado, 24 de julio de 2010

El Vuelo de la Mariposa

Para ayudarnos a comprender mejor como es el estado de los hijos de Dios antes de la creación de la tierra, es necesario de que nos despojemos de toda tendencia que nos lleve, siquiera a intentar, al uso de una imaginación, condicionada o manipulada por divagues especulativos, que nos quieran convencer, de que la vida en los cielos puede ser una réplica mejorada de nuestra vida terrenal.

 Para los que nos encontramos en este estado, es decir, viviendo esta etapa terrenal de nuestra existencia, lo primero que debemos saber, es que el viaje que hemos emprendido, no tiene retorno, jamás podremos volver a experimentar las mismas sensaciones, aquello ya fue, por más trascendente que haya sido, nos es vedado el regreso, la ley de progreso eterno nos ha cerrado esa puerta definitivamente.

 Todos conocemos lo que la madre naturaleza nos enseña al respecto, el estado previo de la hermosa mariposa pasa por el gusano que se arrastra , alimenta, y a su debido tiempo, construye la crisálida, donde pacientemente, prepara la transformación que le permita, en el instante preciso, lucir las galas de su incomparable belleza y volar libremente por la floresta. El gusano no es un estado inferior de la bella mariposa, el gusano es la mariposa, tal como los hijos espirituales de Dios, lo son, con relación a quien les ha creado. No podremos volver jamás como gusanos, sólo podremos volver a encontrarnos en el vuelo victorioso de las hermosas mariposas, que simbolizan, este caso, la Gloría de Dios. “Esta es mi Obra y mi Gloria, llevar a cabo la inmortalidad y vida eterna del hombre” Moisés 1: 39

 De la misma manera, que la etapa del gusano, no es comparable a la majestuosidad del estado de la mariposa, ocurre lo mismo con las condiciones en que se desarrollaba nuestra vida pre mortal. Esa etapa no es, en absoluto comparable, con la que vivimos ahora, o la que podamos alcanzar, de acuerdo al grado de gloria que nos pueda corresponder.

Tenemos la tendencia a comparar nuestro estado actual con el anterior y es por eso que pensamos en términos de hogar celestial, imaginando: tiempos, contactos, y tipos de relaciones, con un grado de intimidad y cercanía que nos lleva a pensar en un Dios, esencialmente padre, rodeado de sus hijos y hasta es posible que nos veamos sentados en sus rodillas.  

Sin duda, es un sentimiento noble y dotado de una carga emotiva sencillamente conmovedora, pero es bueno que entendamos, que el lirismo de nuestras emociones humanas, no necesariamente concuerda, con los dictados de la realidad expresada en las escrituras.

Nuestros cuerpos espirituales fueron creados en la plenitud de nuestra vida adulta, como inteligencias, fuimos organizados en esas condiciones, la gran obra de Dios ya estaba en proceso, y una vez iniciada, nada la detiene, el gusano y la mariposa (en sentido figurado) están comprendidos en forma simultánea, no existe el tiempo, por la sencilla razón, de que estamos hablando, en términos de Eternidad. Ahora bien, hablando precisamente del concepto tiempo, ¿que es el tiempo? una respuesta válida y lógica, es de que es una unidad de medida, pero, para que nos pueda resultar de utilidad, es imprescindible contar con la referencia correcta.

Los astrónomos del antiguo Egipto, - Shulem, era uno de ellos ,- le enseñaron al patriarca Abraham, que el tiempo era regido por una estrella llamada, Kolob, la cual es la estrella mas cercana al Trono de Dios.

Para que Abraham pudiese tener una noción más o menos aproximada de esta unidad de medida llamada, Kolob, le explicaron, que un día, en la órbita de Kolob, equivalía a mil años para un planeta como la tierra, que pertenece al sistema Solar.

Contando con este conocimiento, es posible entonces, comprender mejor, el sentido de la emergencia, con referencia al devenir de los hechos relacionados con la creación y sus consecuencias, la vida en sí misma no se detiene, cuando un óvulo es inseminado, la cuenta regresiva ya está en andamiento. Los aproximadamente, seis mil años, en la historia de los hijos de Adán, registrados hasta el presente, no son más que un lunes a sábado en la órbita de Kolob.

Siguiendo esta línea de razonamiento, las matemáticas nos estarían indicando, que un año en la órbita de Kolob, correspondería a 365.000,00 años de tiempo terrestre. Si la vida promedio de un ser humano en la tierra, la situáramos en 75 años, que en la época actual parece bastante razonable, todo este tiempo significaría apenas 1 hora y 48 minutos en la órbita de Kolob.

Conste, que este no es un simple juego de principios matemáticos, es solamente una proyección a escala de lo que significa en términos de tiempo, el pasaje terrenal de un hijo de Dios por el planeta tierra.  

Este capítulo, intenta ofrecer una perspectiva adecuada, para quién pretenda internarse, en los instantes previos a la realización del Gran Concilio de los Cielos.

Hoy en día, todos podemos tener acceso al conocimiento, de cómo han sido nuestros días, en la etapa de gestación dentro del vientre materno, a pesar de que cada uno de nosotros ha estado allí, seguramente no lo recuerda, la información científica que nos la cuenta, nadie la pone en duda y la acepta como correcta, es por eso que alardeamos de que hemos vencido a la ignorancia que teníamos al respecto, ¿no es así?

Nosotros también hemos sido partícipes de los hechos que Shulem nos está relatando, Hemos estado allí, aunque no lo recordemos.

La ciencia conocida, lamentablemente, esta vez, no nos puede ayudar como tan convincentemente lo ha hecho, en nuestra etapa en el vientre materno. ¿Estamos dispuestos a recurrir a otras fuentes? ¿Estamos dispuestos a pagar este precio, y alardear después que hemos vencido a la ignorancia? 

Recuerda, que las escrituras nos advierten, con palabras sencillas pero contundentes: “Es imposible que el hombre se salve en la ignorancia” D y C 131: 6


Hugo W Arostegui

jueves, 22 de julio de 2010

Hablemos de: El Valor Agregado

Hablemos de: El Valor Agregado Cuando dedicamos algunas líneas para hablar sobre El Valor Agregado, el pensamiento y la intención nos lleva a relacionar este término, con factores relacionados con la incorporación de valor a los productos primarios a través de la transformación de los mismos en producción final de bienes y o servicios que generen una mayor participación de recursos humanos y horas hombre calificada. También se menciona este término cuando hablamos de política fiscal, de la necesidad de las economías nacionales de una mayor y mejor redistribución de la riqueza, mediante la aplicación de tributos que graven la cadena productiva con un impuesto al consumo, el cual es conocido internacionalmente como: Impuesto al Valor Agregado. Un tema importante y recurrente que no se agota, que seguramente su vigencia se mantendrá latente, a medida en que las economías crecen en complejidad y los efectos de la llamada globalización, la cual nos amplia mercados pero también nos torna cada vez más vulnerables a lo que pueda suceder en cada rincón remoto del planeta. Pero esta vez quiero poner un dique en la corriente del pensamiento tratando de evitar que el mismo se precipite en los profundos surcos ya mencionados e intentar un ligero desvío que nos permita incursionar por algunas sendas menos transitadas pero igualmente interesantes de incursionar. De manera que, en lugar de recurrir a alguno de los tantos tomos sobre economía que felizmente dispongo, decidí sentarme en el ambiente acogedor de mi hogar, cercano a los leños encendidos, y tomar entre mis manos un libro de consultas excepcional, donde son vertidas opiniones provenientes de lo más profundo del alma humana, pronunciadas por seres que han sabido cultivar, aún en medio de la mayor adversidad, los valores agregados que dan sentido a nuestra esencia humana. Este libro al que he recurrido es conocido de sabios y humildes, aunque no todo aquel que posa sus ojos sobre las letras, que van formando palabras y frases, una tras otra, puedan decir que han comprendido a cabalidad la cuota parte requerida, de cada lector, a fin de poder recoger las respuestas que están allí, esperando a quién esté dispuesto al esfuerzo de extraer de sus entrañas, tal como un labrador en medio de su huerto, el fruto tan anhelado como requerido. Este libro, tiene un nombre, y su nombre es: La Santa Biblia. El Valor Agregado de los Talentos individuales: En el Libro de Mateo, en el capítulo 25, hay un valioso recurso que puede ayudarnos a comprender lo que se espera de nosotros, porque me imagino que alguna vez nos habremos formulado alguna de estas interrogantes, ¿Qué hago aquí? ¿A qué he venido? ¿Cuál es mi posición actual y hasta dónde me es posible llegar? Todo parece indicar que nuestro trabajo primordial es el trabajo de vivir nuestra propia vida, somos operarios en esta empresa y en ella ocupamos todos los puestos de trabajo, nadie puede sustituirnos, a lo sumo, alguien podrá darnos algunas sugerencias, pero quién marca su tarjeta día a día, las 24 horas, sin días de asueto, ni feriados especiales, somos cada uno de nosotros, desde nuestro primer llanto hasta el último suspiro. De este capítulo de Mateo del cual hago referencia he sentido la necesidad de citar el siguiente pasaje: “Porque el reino de los cielos es como un hombre que yéndose lejos, llamó a sus siervos y les entregó sus bienes. A uno dio cinco talentos, y a otro dos, y a otro uno, a cada uno conforme a su capacidad; y luego se fue lejos. Y el que había recibido cinco talentos fue y negoció con ellos, y ganó otros cinco talentos. Asimismo el que había recibido dos, ganó también otros dos. Pero el que había recibido uno fue y cavó en la tierra, y escondió el dinero de su señor. Después de mucho tiempo vino el señor de aquellos siervos, y arregló cuentas con ellos. Y llegando el que había recibido cinco talentos, trajo otros cinco talentos, diciendo: Señor, cinco talentos me entregaste; aquí tienes, he ganado otros cinco talentos sobre ellos. Y su señor le dijo: Bien, buen siervo y fiel; sobre poco has sido fiel, sobre mucho te pondré; entra en el gozo de tu señor. Llegando también el que había recibido dos talentos, dijo: Señor, dos talentos me entregaste, aquí tienes, he ganado otros dos talentos sobre ellos. Su Señor le dijo: Bien, buen siervo y fiel; sobre poco has sido fiel, sobre mucho te pondré, entra en el gozo de tu señor. Pero llegando también el que había recibido un talento, dijo: Señor, te conocía que eres hombre duro, que siegas donde no sembraste y recoges donde no esparciste; por lo que tuve miedo, y fui y escondí tu talento en la tierra; y aquí tienes lo que es tuyo. Respondiendo su señor, le dijo: Siervo malo y negligente, sabías que siego donde no sembré, y que recojo donde no esparcí. Por tanto, debías haber dado mi dinero a los banqueros, y al venir yo, hubiera recibido lo que es mío con los intereses. Quitadle, pues, el talento, y dadlo al que tiene diez talentos. Porque al que tiene, le será dado, y tendrá más; y al que no tiene, aun lo que tiene le será quitado. Y al siervo inútil echadle en las tinieblas de afuera; allí será el lloro y el crujir de dientes.” Mateo: 25: 14 – 30 No voy a cometer la torpeza de pretender manipular la intencionalidad que motivaba al disertante de estos pasajes citados, pero quienes hemos siquiera oído de la magnitud de su obra, no podemos quedar indiferentes ante tan magistral demostración de lo que nos va en cada ocasión perdida, en la importancia de cultivar y multiplicar los talentos con los cuales hemos sido beneficiados, valores que han sido depositados en nuestra cuenta corriente y de los cuales deberemos rendir cuenta cuando se nos sea requerido. Una lectura superficial, a la cita bíblica que hemos expuesto, nos podría dar diferentes conclusiones, hubo alguien que mencionó la dureza y crueldad del señor, para con el atemorizado siervo, que ante el miedo al riesgo de perderlo todo enterró el talento recibido con la esperanza de mostrarlo y devolverlo tal cual lo recibió de manos de su señor. Ahora bien, reflexionemos, ¿qué significa para nosotros nuestra propia vida? Hemos dicho que la existencia es un desafío individual indelegable, sin duda no existe un desafío más importante, una empresa de mayor trascendencia, que la de construir con los elementos que estén a nuestro alcance, una vida digna que nos identifique con los valores inherentes a nuestra condición de pertenencia a la raza humana. Sin duda alguna, la vida es un desafío, y un desafío significa enfrentar la adversidad, correr riesgos, esforzarse por vencer y luchar hasta alcanzar la victoria, esto es la vida. Si alguien puede creer que esto que digo es fácil de realizar, entonces nunca se ha tenido que enfrentar seriamente con la adversidad, y si nunca se ha tenido que enfrentar seriamente con la adversidad, no conoce nada de los valores humanos, porque los valores humanos sólo crecen en medio de la adversidad. A lo que hayamos recibido, además de ser gratos por quién nos lo haya proporcionado, debemos agregarle más valor, multiplicar lo que se nos ha dado y que aún no estamos en condiciones de devolver, para que podamos ser merecedores de ser llamados dignos de recibir la gloria del triunfo, esto es El Valor Agregado al que hago referencia en este artículo. Podría hablar horas y horas sobre este tema, pero dejémoslo aquí, les he sembrado unas cuantas semillas de inquietud, el resto es tarea individual de cada uno. Hugo W. Arostegui

domingo, 4 de julio de 2010

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Hugo W Arostegui Nacido el 20 de abril de 1943, en Cerro Largo - Uruguay formado en Administración de Empresas, Dirección de Hospitales, Consultor en Recursos de Empleo, Economía, Autoridad Religiosa, Teólogo. Autor de artículos sobre Economía, Religión, Literatura, Empleos, humanidades. Sexo: Masculino Signo: astrológico: Áries Actividad: Analista en Gestión Empresarial Profesión: Asesor de Empresas Local: Ciudad: Rivera: Uruguay Una hoja en blanco, una forma de vivir y sentir, y ese impulso que brota de lo profundo del corazón, conmueven el alma humana y hacen surgir incontenibles las emociones, como aflora la tierna sonrisa o se desliza furtiva una lágrima. Es por esa sensación, propia del artista que anida en el interior de cada uno, que no resisto el impulso de contar, que más que un deseo de simplemente decir cosas, es como una huella, que en medio de la nada indica que allí , si se sabe buscar, hay una senda, y a través de ella, un escenario de hechos que se exponen para ser observados y evaluados según el propio sentir de quien es invitado a transitarlos Cuando escribo, generalmente relato situaciones vividas muy intensamente, los elementos que aparecen en mi escenario descriptivo, no siempre tienen la calidad expresiva que el asunto a narrar merece, es ahí entonces que aparecen a los ojos del lector, mis garabatos, con los cuales pretendo trazar las líneas que den forma y figura a la experiencia que pretendo plasmar en relato. Un escritor es un profeta en el mundo que describe, sin duda el contenido de su relato es fruto de la inspiración, y ese estado especial de percepción sólo puede ser alcanzado por medio de la intervención divina, existe una zarza ardiente en lo alto de nuestro camino, allí nos conducimos despojados de nuestros zapatos terrenales, para asistir a la presencia de lo excelso, rodeado de las musas que nos susurran al oído. Jamás recurriría en mi relato a la improvisación, porque ese es el atajo engañoso por el que transitan los vanidosos, los que recogen las semillas que han caído en los bordes del camino, las que germinan en la superficie su fruto efímero y mezquino. La semilla cuyo fruto permanece, germina en lo profundo de la tierra fértil, cuyas entrañas hay que escarbar con amor y tesón, esa es la semilla que produce la inspiración, el alimento que nutre el alma de todo creador, sea éste un artista, un músico, un pintor, un poeta, o un simple garabateador de papeles como yo.