lunes, 6 de diciembre de 2010

La Historia de Dina y Siquem


Voy a presentarles a esta pareja de jóvenes, que como todos ustedes saben, han venido a acompañarme, conjuntamente con Cozbi y Zimri, nos dice Zoar, ellos me han pedido que sea yo quien les cuente la historia de sus vidas, ellos han sido protagonistas de una aventura de amor,  que por los motivos que les expondremos, lamentablemente, se convirtió, en una terrible tragedia.

Conozcamos a Dina:

Dina, es la hija menor de la pareja formada por Jacob y Lea, sus hermanos son los siguientes: Rubén, el primogénito de Jacob, Simeón, Leví, Judá, Isacar, el cual fue concebido por causa de las mandrágoras que Rubén le trajo a su madre, y que ésta  a su vez, las usó para alquilar al prostituto Jacob.

Ya sé, no me digan nada, nos dice sonriente Zoar, veo que me están mirando un tanto escandalizados por lo que he dicho sobre Jacob, pero por fuerte que pueda parecerles la expresión, yo pregunto: Si alguien consiente, en vender o alquilar su cuerpo para tener una larga noche de amor,¿no está de alguna manera ejerciendo la prostitución?

Bueno, continuemos presentando a los hermanos de Dina, hablamos de Rubén, de Simeón, Leví, Judá, Isacar, y por último nos faltaba mencionar a Zabulón.

Como pueden apreciar, Dina, proviene de una ilustrísima familia, cuyos hermanos son, nada más, ni nada menos, que los titulares, de ese club exclusivo, que representa a las doce tribus de Israel.

Conozcamos ahora a Siquem:

Siquem es el hijo primogénito de Hamor, el heveo, que era el príncipe de aquella tierra.

Les recuerdo que ha sido a este príncipe, Hamor, el padre de Siquem, a quién Jacob le compró una parte de un campo, en cien monedas, donde plantó su tienda y se fue a vivir con su numerosa familia.

Vale decir entonces, que Dina y Siquem, fueron primeramente vecinos, luego, con la impetuosidad propia de su juventud, se fueron gustando el uno al otro, y surgió entre ellos, lo que primero fueron tiernas miraditas a lo lejos, hasta que la temeraria Dina, se fue animando a dar algunos pasitos, cada vez mas lejos de la mirada de su madre y hermanos para tener un contacto en vivo y en directo con el apuesto Siquem.

Como no podía ser de otra manera, estos encuentros fueron incrementando su intensidad hasta que sucedió lo que tenía que suceder y de lo cual ninguna familia esta libre de experimentar, si nó, preguntémosle, a los castos hermanos de Dina.

los acontecimientos que voy a narrarles, nos dice Zoar, nos van seguramente a impactar por su gravedad y crudeza, por esta razón, voy a preferir que primero leamos el relato bíblico de los hechos, para luego, entonces sí, realizar algunos comentarios al respecto.

“ Salió Dina la hija de Lea, la cual ésta había dado a luz a Jacob, a ver a las hijas del país.

Y la vió Siquem hijo de Hamor heveo, príncipe de aquella tierra, y la tomó, y se acostó con ella, y la deshonró.

Pero su alma se apegó a Dina la hija de Lea, y se enamoró de la joven, y habló al corazón de ella.

Y habló Siquem a Hamor su padre, diciendo: Tómame por mujer a esta joven.

Pero oyó Jacob que Siquem había amancillado a Dina su hija; y estando sus hijos con su ganado en el campo, calló Jacob hasta que ellos viniesen.

Y se dirigió Hamor padre de Siquem a Jacob, para hablar con él.

Y los hijos de Jacob vinieron del campo cuando lo supieron; y se entristecieron los varones, y se enojaron mucho, porque hizo vileza en Israel acostándose con la hija de Jacob, lo que no se debía haber hecho.

Y Hamor habló con ellos, diciendo: El alma de mi hijo Siquem se ha apegado a vuestra hija; os ruego que se la deis por mujer.

Y emparentad con nosotros; dadnos vuestras hijas, y tomad vosotros las nuestras.

Y habitad con nosotros, porque la tierra estará delante de vosotros; morad y negociad en ella, y tomad en ella posesión.

Siquem también dijo al padre de Dina y a los hermanos de ella: Halle yo gracia en vuestros ojos, y daré lo que me dijeres.

Aumentad a cargo mío mucha dote y dones, y yo daré cuánto me dijereis; y dadme la joven por mujer.

Pero respondieron los hijos de Jacob a Siquem y a Hamor su padre con palabras engañosas, por cuánto había mancillado a Dina su hermana.

Y les dijeron: No podemos esto de dar nuestra hermana a hombre incircunciso, porque entre nosotros  es abominación.

Mas con esta condición os complaceremos: si habéis de ser como nosotros, que se circuncide entre vosotros todo varón.

Entonces os daremos nuestras hijas, y tomaremos nosotros las vuestras; y habitaremos con vosotros, y seremos un pueblo.

Mas si no prestareis oído para circuncindaros, tomaremos nuestra hija y nos iremos.

Y parecieron bien sus palabras a Hamor, y a Siquem hijo de Hamor.

Y no tardó el joven en hacer aquello, porque la hija de Jacob le había agradado; y él era el más distinguido en toda la casa de su padre.

Entonces Hamor y Siquem su hijo vinieron a la puerta de su ciudad, y hablaron a los varones de su ciudad, diciendo:

Estos varones son pacíficos con nosotros, y habitarán en el país, y traficarán en él; pues he aquí la tierra es bastante ancha para ellos; nosotros tomaremos sus hijas por mujeres y les daremos las nuestras.

Mas con esta condición consentirán estos hombres en habitar con nosotros, para que seamos un pueblo: que se circuncide todo varón entre nosotros, así como ellos son circuncindados.

Su ganado, sus bienes y todas sus bestias serán nuestros; solamente convengamos con ellos, y habitarán con nosotros.

Y obedecieron a Hamor y a Siquem su hijo todos los que salían por la puerta de la ciudad, y circuncindaron todo varón, a cuántos salían por la puerta de su ciudad.

Pero sucedió que al tercer día, cuando sentían ellos el mayor dolor, dos de los hijos de Jacob, Simeón y Leví, hermanos de Dina, tomaron cada uno su espada, y vinieron contra la ciudad, que estaba desprevenida, y mataron a todo varón.

Y a Hamor y a Siquem su hijo los mataron a filo de espada: y tomaron a Dina de casa de Siquem, y se fueron.

Y los hijos de Jacob vinieron a los muertos, y saquearon la ciudad, por cuánto habían amancillado a su hermana.

Tomaron sus ovejas y vacas y sus asnos, y lo que había en la ciudad y en el campo, y todos sus bienes; llevaron cautivos a todos sus niños y sus mujeres, y robaron todo lo que había en casa.”
                                                                                  Génesis 34: 1 –29

Confieso nos dice Zoar, que este relato me asquea, me resulta increíble que esté inserto en un libro considerado sagrado, y que se intente de alguna manera hacernos creer que este crimen brutal y despiadado pueda ser presentado como un hecho más entre las travesuras de los hijos escogidos de Jehová : “ Los Israelitas Boys”.

El amigo Moisés, al incluir este macabro episodio entre los tantos que incluye en su Torah, menciona solamente a dos de los hijos de Jacob, a Simeón y a Leví, pero Dina, la cual está aquí entre nosotros, nos declara que fueron todos los hijos varones de su padre Jacob, los que intervinieron en estos actos de barbarie, genocidio, pillaje, robo, secuestro de niños y mujeres, verdaderos terroristas, viles salvajes, escoria de la humanidad.

Dina, nos comenta con lágrimas en sus ojos, que cuando la fueron la buscar sus hermanos, ella ya estaba unida a su esposo Siquem, que sus hermanos mataron delante de ella a su cuñado y a su suegro, quienes le amaron desde el primer día en que la recibieron en su nueva casa.

Ustedes pueden extraer sus propias conclusiones, pero me permito hacerles saber las mías, yo les pregunto y no tienen que contestarme:

Se puede admitir, el engaño, la burla, el desprecio, el permitir que Hamor, Siquem, y todos los hombres y jóvenes hayan circuncindado sus prepucios , en una clara y contundente demostración de solidaridad, de respeto por creencias que no eran las suyas, de capacidad de ofrecer todo lo que poseían en un gesto que los enaltece como ejemplo de convivencia e integración, con un pueblo extranjero al cual no conocían pero que recibían con la mayor buena voluntad.

Repito, me pregunto, es aceptable que los hijos de Jacob, la casa de Israel, actúen mediante el engaño y como las hienas esperen a que la presa este débil y confiada para después proceder a masacrarla en un acto que avergüenza y denigra, que nos hace dudar de que realmente interesen valores tales como la verdad y la justicia.

Debo dedicar un breve espacio de tiempo para hacer una ligera mención a la actitud del padre de Dina, ya lo he llamado de cobarde y permítanme ahondar en el epíteto.

Cuando Jacob se enteró de que Hamor, el padre de Siquem le andaba buscando para hablarle sobre la situación, simplemente se borró, como se suele decir ahora, claro estaba solo, sus hijos estaban en el campo y él no tenia las agallas suficientes como para enfrentar en solitario un tema en el cual estaba en juego el futuro de su propia hija.

Y cuando sus hijos volvieron esa tarde del campo, en lugar de asumir la conducción de tan delicada situación, les dejó a ellos actuar a su antojo, dejando que se divirtieran a expensas de la credulidad de sus confiados vecinos.

No en balde, los Israelitas Boys, fueron capaces de vender a uno de sus hermanos a los mercaderes que pasaron por el desierto,  claro no van a faltar los argumentos de los doctores de la ley, de que lo estaban haciendo para cumplir con el mandato divino.

Cuando Jacob se entera de las travesuras de  sus hijos en la masacre del principado de Hamor, su reacción, es digna del mayor destaque, su actuación, lo pondría encabezando la lista de candidatos al Nóbel a la cobardía, si hipotéticamente hablando, ese premio se pudiese otorgar.

Por suerte todavía hay personas de todas las razas y religiones que han sido galardonados por dignificar los mejores atributos que enaltecen a toda la humanidad.

Pero leamos lo que les dijo Jacob a sus muchachos:

“ Me habéis turbado con hacerme abominable a los moradores de esta tierra, el cananeo y el ferezeo; y teniendo yo pocos hombres, se juntarán contra mí y me atacarán, y seré destruido yo y mi casa. ” 
                                                                                              Génesis 34: 30

Les prometo de que no voy a decir mas nada, no hace falta,  este pasaje que les he citado lo pinta a Jacob de cuerpo entero, ¿ verdad ?, disculpen por insistir, hay veces que no puedo con mi genio.

Esta historia que habéis escuchado, repito es una historia real, son hechos consumados , la evaluación y calificación de los mismos es responsabilidad de cada uno, ustedes ya saben cual es mi opinión, y no voy a repetirla, no se preocupen.

He dejado para el final, contarles que ha sucedido después, veamos:

Siquem, como han podido saber, pasó tres días como recién casado pero no quiere no acordarse de lo mal que lo estaba pasando por el tema de circuncisión, es perfectamente entendible, una pavada de luna de miel la que tuvieron con Dina.

Después de que sus noveles cuñados, irrumpieran abruptamente en su habitación y a filo de espada le quitaran la vida, todo lo demás careció absolutamente de interés, se sintió aliviado de sus dolores físicos y se propuso esperar por el reencuentro con su amada esposa, cosa que ocurrió unos veinte años después.

En el caso de Dina, salió con sus hermanos prácticamente de arrastro, en cuánto pudo habló con su madre, la cual la consoló con gran amor, se vistió de luto, ella había sido desposada por Siquem, por lo que nadie podía negarle su condición de viuda.

Así vivió, estuvo con su madre hasta la muerte de ésta, el resto de sus días prefirió estar en soledad, la relación con sus hermanos era nula, todavía, a pesar de los años transcurridos, ella era para ellos , la deshonrada por Siquem.

Una noche, en medio de sus recuerdos, exhaló su último suspiro y sus labios dijeron suavemente, Siquem, Siquem.

Como era costumbre entre el pueblo de Israel, sus hermanos rasgaron sus vestidos en señal de luto, y contrataron a unas viejas lloronas para que la llorasen durante todo el día.

Poco después, depositaron sus restos en la tierra de Egipto.

Como lo pueden apreciar, aquí están, viviendo su amor a pesar de la adversidad.

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