jueves, 17 de marzo de 2016

Doña Soledad


Cuando era apenas un muchacho debido al tono grave de mi voz solía cantar esta canción acompañado con mi guitarra, queda claro que mis únicos oyentes, los que no tenían otra opción que constituirse en mi audiencia, no eran otros que mi otro yo y mi entrañable amiga soledad.

Lo cierto es que esta canción siempre me ha acompañado y para consuelo y merecido descanso auditivo de quienes pudiesen estar situados en el radio de acción de mis preferencias sonoras siempre tuve el buen sentido de recurrir a muy buenos intérpretes del folclore nativo para que pudiésemos deleitarnos con el grabado de sus canciones.

Uno de estos inolvidables autores, Alfredo Zitarrosa, acompañado de sus guitarristas de reconocido nivel interpretativo nos expresaban en su particular prosa, lo siguiente:

Doña Soledad

Mire doña soledad, póngase un poco a pensar
Doña soledad, cuántas personas habrá que la conozcan de verdad
Yo la vi en el almacén, peleando por un vintén
Doña soledad, y otros dicen haga el bien, háganlo sin mirar a quién.
Cuantos vintenes tendrá sin la generosidad
Doña soledad, con los que pueda comprar el pan y el vino nada más.
La carne y la sangre son de propiedad del patrón
Doña soledad, cuando Cristo dijo no usted sabe bien lo que pasó.

Mire doña soledad, yo le converso de más
Doña soledad, y usted para conversar hubiera querido estudiar.
Cierto que quiso querer, pero no pudo poder
Doña soledad, porque antes de ser mujer ya tuvo que ir a trabajar.
Mire doña soledad, póngase un poco a pensar
Doña soledad, que es lo que quieren decir con eso de la libertad.

Usted se puede morir, eso es cuestión de salud
Pero no quiera saber lo que cuesta un ataúd.
Doña soledad hay que trabajar, pero hay que pensar
No se vaya a morir, la van a enterrar doña soledad
Hay que trabajar, pero hay que pensar, doña soledad.

Esta canción dicha en la forma en que este gran autor la expresaba nos llegaba a nuestros oídos con la solemnidad de un himno nacional como una clarinada dirigida a nuestras conciencias, hay que pensar, Doña Soledad, hay que pensar.


Hugo W. Arostegui

No hay comentarios:

Publicar un comentario