jueves, 21 de abril de 2016

Zona Gris: La Ambición



Un asiduo lector de mis artículos, muy consternado, me consultó por “un asunto” que desde hacía un buen tiempo le tenía preocupado, algo que en su fuero íntimo le causaba “cierta desazón” pues lo que entendía que estaba en juego era nada menos que el concepto que él tenía sobre sí mismo en todo lo relacionado con sus valores y los principios éticos que sustentaban su condición de cristiano.

Resulta que en una conversación mantenida con alguien que se identificó como “un fiel creyente” de la doctrina cristiana éste le espetó “conozco a muchas personas ambiciosas que si no se arrepienten irán camino al infierno tal como si se deslizarán por un tobogán”.

Tal expresión le sumió en una confusión tal que francamente le llevó a autocuestinarse ciertos hábitos de vida que desde su niñez tenía incorporado en sus acciones diarias.
Pensando en una respuesta adecuada a su inquietud, recordé un artículo que había leído en el cual, su autor se refería con mucha claridad conceptual sobre este tema.

El artículo en cuestión dice lo siguiente:

“Muchas veces me encuentro con gente que confunde la palabra ambición con algo malo.
Y desde pequeños se nos ha enseñado que no debemos ser ambiciosos, que no debemos querer más de lo necesario y que incluso debemos ser “humildes”.
Como si la humildad significara ausencia de abundancia, o simplemente pobreza. La verdad nunca he estado de acuerdo con esta concepción.
Recientemente me encontré con un artículo en Wikipedia en español que hablaba sobre la ambición como algo que dañaba al ser humano, como un sentimiento malo y perverso que podría surgir en nuestras mentes cuando buscamos querer más y que peor aún, que con este sentimiento dañábamos a los demás.
Sólo hay un pequeño problema con esto. Están confundiendo la ambición con la avaricia y la codicia.
Son cosas MUY DIFERENTES.
Y si no lo sabías, hoy quiero hablar un poco de ello, y darte una nueva visión para que, no sólo conozcas la verdadera definición de ambición, sino para que esta te deje de limitar en el ámbito financiero y personal de vida como lo ha venido haciendo hasta ahora seguramente.
Lo Que La Ambición NO Es
La ambición no es el deseo ciego por obtener fines como la riqueza sin importar los medios. Una persona ambiciosa no pasará por encima de los demás para lograr sus objetivos y de hecho muchas veces sus deseos y sueños también están orientados a beneficiar a otros.
La ambición no es el deseo de crecer indiscriminadamente o de crecer por crecer. Es más bien un deseo que como seres humanos e incluso como animales tenemos de buscar protección, seguridad y bienestar. Y si existe alguna manera de gestionar estos fines y amplificarlos, es a través de la ambición que puede lograrse.
Dejemos de confundir la ambición con defectos que tienen las personas, en el pasado era muy común escuchar que alguien ambicioso debía ser castigado o que estaba cometiendo pecado, pero no es porque ahora ya la ambición se haya convertido en algo bueno, sino que desde siempre se ha tenido esta palabra en un muy mal y equívoco concepto.
Un buen ambicioso requiere de una gran causa que lo guíe a través de la adversidad, que le permita superar todo tipo de obstáculos y seguir con la frente en alto. ¿Cómo podría lograrse esto sin ambición?
¿Crees que podrías lograr una meta grande y beneficiosa si no tuvieses un deseo ardiente por lograrla?, quienes son ambiciosos con cosas malas en realidad no son ambiciosos. Y si se trata del dinero, peor aún.

Lo que pasa es que por algún extraño motivo la sociedad no quiere que progresemos y nos quiere encajonar siempre dentro de sus sistemas que por cierto difícilmente funcionan bien para la mayoría de nosotros. Y luego nos preguntamos en qué es lo que fallamos.
Si esto te suena familiar, que bueno que estés leyendo este artículo y que estés en este blog, aquí aprenderás a abrir tus ojos y a alejarte de estas malas influencias que lo único que hacen es (consciente o inconscientemente) querer alejarte de tus sueños y aspiraciones.
Y Entonces… ¿Qué Es La ambición?
La ambición realmente puede tratarse como el deseo de obtener algo en grande, de tal manera que como seres humanos, llegamos a fijarnos metas ambiciosas, refiriéndonos con esto al hecho de querer lograr superar nuestras propias expectativas. La ambición es el deseo por superarse y llegar mucho más lejos. Provee la motivación y determinación necesaria para lograr objetivos y metas en la vida.
La ambición es el motor de los emprendedores, de las personas de éxito y de quienes han llegado lejos alguna vez en la vida.
Si la primera persona que llegó a la cima del Everest no hubiese sido ambiciosa, quizás nunca hubiese llegado allí. Y como este tendríamos miles de ejemplos válidos, pero creo que captas la idea.
Lo importante es que no confundas la ambición con la avaricia y la codicia, que respectivamente son: una inclinación o deseo desordenado de placeres o de posesiones y un afán excesivo de riquezas, sin necesidad de querer atesorarlas.
Es muy diferente cuando decimos que la ambición se trata de querer lograr más, llegar más lejos, vivir mejor, beneficiar a más personas… etc.
Cada que yo escucho que alguien confundo este término inmediatamente procedo a corregirlo, porque el problema es que si tenemos una mentalidad de que la ambición es mala caeremos en el conformismo, el mayor limitante del éxito en nuestras vidas.
No deberíamos ser víctimas de nuestras propias palabras, o más bien de nuestra propia ignorancia con respecto a ella, sabiendo esto te darás cuenta de que eres ambicioso, y de hecho puedes y deberías serlo, el día en que pierdas tu ambición, ese día podrás perder el rumbo al éxito y toda esperanza de llegar lejos alguna vez.
La ambición debería ser la propulsión que mueva los motores de tu vida, y debería ayudarte a conseguir tus ideales de una manera que no perjudiques a nadie, o que más bien beneficies a muchos.
Muchos proyectos son ambiciosos, e incluso proyectos filantrópicos, por lo que me parece simplemente risible el hecho de pensar que las personas han encajado esta palabra dentro de lo que consideran malvado.
Creo que uno de los principales culpables es la religión, pues ellos se enfocan mucho en enseñar que debemos ser humildes.
Otra palabra que hay que tomar con pinzas. La humildad NO ES POBREZA. Una persona rica, abundante y exitosa puede ser humilde. La humildad y la ambición pueden encontrarse en una misma mentalidad y reforzarse la una a la otra para crear abundancia y beneficiar a los demás seres humanos.
No confundamos la ambición con la avaricia y la codicia, pues a estas no les importa los fines con que se llegue a la riqueza, y estas son la base de las personas que practican la ilegalidad y los actos de violencia contra otros.
Incluso políticos tiranos podemos decir que son avariciosos y codiciosos pues rara vez les importa por cuánta gente pasen por encima. Pero tú puedes ser ambicioso con tus proyectos de vida, puedes desear ganar más dinero (en este caso recuerda que el dinero no debería ser un fin, sino un medio), puedes desear tener una mejor vida, tener mejores cosas, brindarle lo mejor a tus hijos… etc., y no por esto deberías ser castigado.
Espero que comprendas la diferencia y que a partir de ahora me ayudes a enseñar a los demás que la ambición no es mala, que podemos aspirar a ser mucho más grandes sin miedo.

Eso sí, siempre buscando no herir a nadie en el camino y brindando felicidad y bienestar a todo ser como sea posible.”

 Juan Sebastián Celis Maya

Espero que esta lectura pueda contribuir a esclarecer algunos conceptos para que nos puedan orientar en medio de las brumas que suelen entorpecer esa zona poco conocida de nuestro derrotero.

Hugo W Arostegui






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