viernes, 2 de septiembre de 2016

La verborragia


Existen muchas situaciones que ponen sabor a nuestro diario vivir (algunas de ellas merecerían figurar en algún libro de los records como el Guinness por lo insólitos) pero lo cierto es que tales situaciones nos alegran la existencia y nos ayudan a pensar con mucho afecto en algunas personas cuyas características superan largamente nuestra capacidad de asombro.

Si bien la verborragia está entendida como una condición inusual y no común del uso del lenguaje en el sentido de que es una forma de expresión excesiva e ilimitada, no se la considera una enfermedad ni un problema de salud ya que muchas veces es una respuesta a sensaciones tales como la ansiedad o el estrés, la preocupación, el miedo, la ira. Junto con muchos otros síntomas, la verborragia podría entenderse como un mecanismo de defensa particular ante ciertas situaciones.

En este sentido, mucha gente se transforma en verborrágica cuando tiene que hablar en público, cuando su comportamiento está siendo evaluado, cuando se ve puesta en peligro o bajo amenaza, etc., tal como del mismo modo otras personas reaccionan paralizándose por completo. El mayor problema de la verborragia es que normalmente la persona no se detiene a pensar en lo que dice si no que lo hace más que nada para salir de un lugar de incomodidad. Es por esto que la verborragia puede fácilmente aturdir, ofender o molestar a aquellos que la presencian ya que es una actitud o forma de comunicación inusual.”

Recuerdo que cuando alguien era visto como muy locuaz y que se tomaba su tiempo en cada oportunidad que tenía para demostrar esa forma tan particular de comunicarse, sus conocidos solían utilizar un dicho muy particular para referirse a ella “esta persona habla hasta por los codos”

Lo dicho, parece que son solamente algunas aves las que tienen bien ganado el mote de “parlanchinas” de una forma u otra todos tenemos muy cerca nuestro a algunas figuras que nos pueden aturdir con esa particularidad tan natural de saturar los oídos con su verborragia.


Hugo W Arostegui

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