domingo, 11 de diciembre de 2016

Servilismo


Cuando se recorren caminos propios, es decir, decidir con una actitud independiente, sobre cuál debe ser el rumbo a tomar ante una situación dada, lo primero que inevitablemente surgirá a su frente es la necesidad de realizar una ruptura con el “status quo” situación no solamente relacionada con su “individualidad” sino que “el sistema” o la “organización” de la cual usted pretende “desvincularse” ha creado su propio sistema de seguridad, (toda organización moderna  tiene su propio “dogma”)siendo su “columna vertebral” el criterio de “obediencia debida” involucrando en este concepto a todo su entorno, incluyendo a su propia familia, situación ésta que ejerce una poderosa presión sobre sus eventuales decisiones.

Podemos afirmar que esto que mencionamos, lejos de ser interpretado como denuncia o reproche para quienes han quedado irremediablemente dentro de la seguridad y confort de “la organización” y consecuentemente no le acompañarán al “mundo solitario y triste” que le espera “tenebroso y hostil” mientras comienza su “caminar errante” por caminos no transitados y por lo tanto desconocidos.

Sólo quien decida aventurarse en los caminos de afuera, es quien eventualmente puede formular alguna autorizada opinión al respecto.

Para que pueda entenderse lo arraigado del concepto de obediencia imperante  en las mentadas “organizaciones” las que han proliferado abarcando todas las áreas imaginables de nuestra modernidad como ser la economía, las religiones, los sistemas políticos, organizaciones no gubernamentales, etc. en resumen, todo nuestro entramado social, es que voy a referirme al siguiente relato:

“Hace unos cuántos años atrás, en una conferencia sobre las condiciones más destacables de una persona que se considerase con capacidad para liderar a otras, quien oficiaba como orientador de toda la audiencia hizo la siguiente comparación: un buen líder debe ser como un buen caballo, debe ser confiable y previsible, el valor de un caballo que reúna estas condiciones les hace insustituibles y nadie cambiaría jamás a este caballo con un poderoso vehículo de última generación”

“Y un escriba se le acercó y le dijo: Maestro, te seguiré adondequiera que vayas. 

Y Jesús le dijo: Las zorras tienen madrigueras y las aves del cielo nidos, pero el Hijo del Hombre no tiene dónde recostar la cabeza.


Hugo W Arostegui

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