lunes, 1 de mayo de 2017

El Devenir Humano


Es evidente que nuestro cerebro no se rige ni le conmueve nada que pueda tener algún tipo de relación con fechas o calendarios de los acontecimientos que generalmente ocupan nuestros primeros planos en la atención de todo aquello que el devenir de los hechos socialmente admitidos configuran con una trascendencia tal como para constituirse en memorables y merecedores de una particular atención para toda la sociedad en su conjunto.

Tal es el caso de este primero de mayo, el cual no obstante figurar en el calendario como una fecha de particular atención por la trascendencia del contenido de los acontecimientos en fechas que ya han sido, las cuales requieren ser rememoradas como hitos de singular significado en el devenir histórico de nuestra sociedad.

Es por eso, especulamos ante la evidencia, que en lugar de detenerse en su actividad y aprovechar la ocasión para simplemente entrar tan siquiera en un “coma inducido” lejos de incorporarse a la paralización general, continúa sin detenerse, y acucia con su imprudente desquicio, a su mente enviándole permanentes señales de que debe añadir a su capacidad de recordar, la necesidad de involucrar al intelecto en darle forma y sentido a lo que incesantemente acude a su pensamiento.

Cuando todo esto ocurre no nos queda otro remedio que atender lo que en forma de pensamiento nos llega a conmover, nos remueve, “disipa la modorra intelectual”  que suele adormecer nuestros sentidos predisponiéndonos a acatar el paro de actividades que nos indica el calendario, y muy solícitos obedezcamos a sus requerimientos de expresar todo aquello que entendemos que debemos manifestar un día como el de hoy, sin estar en nada pendientes a lo que nos puedan indicar las fechas explícitas en el calendario.

A nuestro cerebro le asiste la razón, la vida es una constante que como el agua cristalina que surca nuestros ríos y arroyos nos provee de cada vivencia que hace posible nuestra existencia, sin duda es un hermoso día, tenemos mucho para reverenciar y recordar, pero continuamos en nuestra órbita alrededor de los aconteceres que nos indican su permanente presencia.

Hugo W Arostegui  



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