miércoles, 13 de julio de 2011

La Espiritualidad Del Ser


“El eterno Ensueño nació sobre las alas de la Luz sempiterna que rasga el velo de lo informe y atraviesa el Tiempo urdiendo incesantes modelos de Ser.

Mudo permanece el misterio, el sentido de éste peregrinar, infinita aventura de la existencia, cuyo correr a lo largo del cielo enciende innumerables círculos de senderos, hasta que al fin de la tiniebla brota el conocimiento en lo infinito del humano espíritu; y en ese alborear indeciso, sin romper su mudez, por entre el claro de la bruma contempla la visión de la Vida y el Amor, surgiendo del tumulto de penas y alegrías profundas. ” 
Santiniketan, 16 de setiembre de 1929.

En esta mañana, leyendo el periódico, me entero que en el día de mañana, en el marco del Día Internacional de Acción por la Salud de las Mujeres, diputados y senadores oficialistas presentarán un proyecto de ley de salud reproductiva que habilita el aborto legal hasta las doce semanas de embarazo.

Sin duda este es un tema trascendente, de impostergable debate y posterior resolución que nos permita enfrentar este verdadero flagelo que golpea fuertemente en la vida de cada habitante, no digo solamente de este país sino de todo el planeta.

En el caso de nuestro país, la República Oriental del Uruguay, nación que cuenta con una bajísima tasa de natalidad, las estadísticas oficiales nos indican que nacen en el país aproximadamente unos cuarenta y siete mil niños por año y que la cantidad de abortos por el mismo período asciende a unos treinta y tres mil.

Con estas cifras, que reflejan una cruda realidad, los proponentes del mencionado proyecto de ley se animaron a asegurar que la legislación actual es “absolutamente ineficaz para desestimular la práctica del aborto.”
                                                           Diario la república, edición del 29/05/2006

Cabe agregar que este es un tema recurrente que prácticamente ha divido a la opinión pública en posturas radicalmente opuestas en cuánto a considerandos de carácter: ético, religiosos, científicos, económicos, etc. etc.

La postura del gobierno actual, coincidente con la de gobiernos anteriores, es de que el presidente de la República, que tiene el poder del veto, es la de oponerse a toda legislación que pretenda legislar sobre el aborto en el país.

Hace apenas algunas horas el tema fue abordado en una amena charla en familia, esta vez, el enfoque estaba dirigido a un intento de establecer, “el preciso momento” en que el espíritu se aloja dentro de un niño engendrado, aunque éramos apenas unas pocas personas las que interveníamos en la discusión – en el sentido estricto del término – las posturas asumidas por cada uno diferían sustancialmente unas con otras, no obstante recurrir cada uno a las mismas fuentes informativas para fundamentar su postura.

Confieso que el tema me atrapó en el sentido de que salí presuroso a buscar elementos adicionales en respaldo de mi teoría, y, al encontrarlos, intenté usarlos rápidamente, como si estuviese jugando una partida de truco, para retrucarle a mi supuesto adversario, y de esta manera, ganarle la partida.

Luego de reunirme con mis amigos y plantearles el tema en cuestión, al escucharles desarrollar sus argumentos, inmediatamente me vino a la mente las palabras proferidas por Sócrates “yo sólo sé que no se nada” mi percepción y mi intelecto me pusieron en la perspectiva de que yo no era más que un mísero gusano pretendiendo escalar una montaña.

Mi amigo Agabo nos dijo: Amigos míos, este es un tema que está situado muy lejos del alcance de nuestro nivel de desarrollo, intentar abordarlo con los elementos que están a nuestra disposición es como pretender alcanzar la luna remontando una cometa.

Hay veces que me parece que estoy observando las investigaciones científicas de tres científicos ciegos que han logrado acceder a distintas partes de un elefante.

El primero de ellos, dedicó años de estudio a la oreja de un elefante que era el único elemento que había encontrado del mismo, y al concluir su teoría dijo solemnemente:
“el elefante es como una enorme sábana corrugada”

El segundo discrepó vehementemente, contra ésta, para él, insólita  teoría, había estado también mucho tiempo estudiando una pata de elefante que era lo único que había podido encontrar de tal animal, su veredicto también fue contundente, y dijo:
“el elefante es como el tronco de un árbol”

El tercero, se reía de la ignorancia de sus dos contrincantes, él había estudiado la trompa de un elefante, que era lo único que había podido encontrar, y les dijo con gran autoridad: “el elefante es como una serpiente muy grande”

Cuando le llegó el turno a Shulem él nos dijo que no obstante ser un tema difícil de abordar, no necesariamente nos condenaba a la ignorancia, ocurre con este tema lo mismo que con la lectura del lenguaje de los símbolos, el enigma desaparece cuando aprendemos a observarlo desde la óptica correcta, la principal característica de un símbolo, es de que oculta a la vista del profano, la información que está implícita en su contenido.

En el caso de todas las creaciones de Dios, la información que pretendemos alcanzar está inserta en cada una de ellas, como si fuese un sello indeleble e inmodificable, toda la información requerida se encuentra en sí misma y es perfectamente reproducible si se cumple con las condiciones previstas en su preconcepción.

Gabriel nos invita a escuchar lo siguiente;

“Y ahora bien, he aquí, te digo que éstos son los orígenes del cielo y de la tierra, cuando fueron creados, el día en que yo, Dios el Señor, hice el cielo y la tierra;

y toda planta del campo antes que existiese en la tierra, y toda hierba del campo antes que creciese.

Porque yo, Dios el Señor creé espiritualmente todas las cosas de que he hablado, antes de que existiesen físicamente sobre la faz de la tierra.

Pues yo, Dios el Señor, no había hecho llover sobre la faz de la tierra.

Y yo, Dios el Señor, había creado a todos los hijos de los hombres; y no había hombre todavía para que labrase la tierra; porque los había creado en el cielo; y aún no había carne sobre la tierra, ni en el agua, ni en el aire;”
                                                                                              Moisés    3: 5

Continuamos:

“Y de la tierra, yo, Dios el Señor, hice crecer físicamente todo árbol que es agradable a la vista del hombre; y el hombre podía verlos.

Y también se tornaron almas vivientes.

Porque eran espirituales el día que los creé; pues permanecen en la esfera en que yo, Dios, los creé, sí todas las cosas que preparé para el uso del hombre; y este vio que eran buenas como alimento.”
                                                                                              Moisés   3: 9

Estas escrituras que les he citado tienen como finalidad encontrar bases sustentables sobre las cuales podamos avanzar en nuestro análisis.

La creación de todos los seres vivos que conformarían el hábitat de los hijos de Dios
fueron creados primero espiritualmente y luego físicamente, en la creación espiritual de las especies se incluyo algo que es esencial en todo ser creado espiritualmente, y ese algo, es la inteligencia.

Sin el componente esencial de la inteligencia ningún ser puede ser creado espiritualmente ni estaría en condiciones de obedecer un mandato claro y terminante:

“Y yo, Dios, dije: Produzcan abundantemente las aguas seres vivientes que se muevan, y aves que vuelen sobre la tierra en el amplio firmamento del cielo.

Y yo, Dios, hice las grandes ballenas y todo ser viviente que se mueve, según su especie, los cuales las aguas produjeron en abundancia, y toda ave alada, según su especie; y yo, Dios, vi que todas las cosas que había creado eran buenas.   

Y yo, Dios, los bendije, diciendo: Fructificad y multiplicaos, henchid las aguas del mar; y multiplíquense las aves en la tierra.

Y yo, Dios, dije: Produzca la tierra seres vivientes según su especie: el ganado, y lo que se arrastra, y las bestias de la tierra, según su género y fue hecho.

Y yo, Dios, hice las bestias de la tierra según su género, y el ganado según su género, y todo lo que se arrastra sobre la tierra, según su especie; y yo, Dios, vi que todas estas cosas eran buenas.”
                                                                                              Moisés 2: 20 – 25

Hablemos algo sobre las inteligencias, las inteligencias son gnolaum, es decir, eternas, Dios el Padre las organizó según su esfera y a aquellas grandes que le eran semejantes en potencia, les creó cuerpos espirituales mediante la fusión de los polos masculinos y femeninos del Olimpo, a decir de los griegos, al referirse a Kolob, la mansión de los Dioses.

Leamos:

“También el hombre fue en el principio con Dios. La inteligencia, o sea, la luz de verdad, no fue creada ni hecha, ni tampoco lo puede ser.

Toda verdad es independiente para obrar por si misma en aquella esfera en que Dios la ha colocado, así como toda inteligencia; de otra manera, no hay existencia.”
                                                                                  Doctrina y Convenios 93: 29 – 30

Haciendo un breve resumen podemos declarar;

El término inteligencia tiene varios significados, tres de los cuales serían los siguientes:

1 – La luz de la verdad que da luz y vida a todas las cosas del universo.

2 – El vocablo inteligencia también puede referirse a los hijos espirituales de Dios.

3 – En las escrituras también se menciona la inteligencia como el elemento espiritual que existía antes de que fuéramos engendrados como hijos espirituales                                                                                                                 Guía de Estudio página 99

De manera que la información genética de cada especie está implícito en cada una de las criaturas creadas por Dios, y sin ese componente no puede haber existencia.

Esta conciencia de género existe en las esferas inferiores, reinos: animal, vegetal, mineral, etc. en forma colectiva, es decir cada especie tiene el componente de inteligencia que le permite transmitir esta información a cada nuevo ser engendrado.

Pero si bien cada nuevo individuo de la especie posee la información necesaria para desarrollarse en su esfera, no tiene conciencia individual de ser, la información es de la especie y a ella retorna una vez cumplido el ciclo vital, algo así como una gota de agua que retorna nuevamente a la fuente que le dio vida.

Este principio, ha llevado a confusión a muchos pensadores de la antigüedad los cuales han sido los fundadores de las grandes religiones del Oriente.

Los budistas anhelan alcanzar mediante la transmigración por varias vidas, el estado de santidad que les permita ingresar al Nirvana, donde la conciencia deja de ser un pesado Karma individual, para integrarse en el todo de la deidad.

De manera que cuando se dan las condiciones programadas en la información genética, surge como consecuencia una nueva vida, esta podrá alcanzar su plenitud, puede este proceso truncarse por circunstancias adversas, puede incluso modificarse a través de la ingeniería genética, pero nada de lo que suceda constituye una creación de vida, no debemos confundir creación con modificación, el hombre como inteligencia superior podrá lograr mutaciones de vida, pero la vida sólo la puede dar Dios.

A este principio que regula la multiplicación de las especies, nosotros los humanos la conocemos y designamos, casi sin darnos cuenta de su tremendo significado “Madre Naturaleza.”

“¿No se venden dos pajarillos por un cuarto? Con todo, ni uno de ellos cae a tierra sin vuestro Padre.

Pues aún vuestros cabellos están todos contados.”
                                                                                              Mateo   10: 29 – 30

Ahora hablemos de nosotros, las inteligencias organizadas y engendradas en cuerpos espirituales, como hijos e hijas de Dios.

¿Que es lo que sucede con nosotros?

“He aquí esto constituye el albedrío del hombre y la condenación del hombre; porque claramente le es manifestado lo que existió desde el principio, y no reciben la luz.

Y todo hombre que no recibe la luz está bajo condenación.

Porque el hombre es espíritu. Los elementos son eternos; y espíritu y elemento, inseparablemente unidos, reciben una plenitud de gozo;

y cuando están separados, el hombre no puede recibir una plenitud de gozo.

Los elementos son el tabernáculo de Dios, a saber templos; y el templo que fuere profanado, Dios lo destruirá.

La gloria de Dios es la inteligencia, o en otras palabras, luz y verdad.”
                                                                       Doctrina y Convenios  93:  31 - 36    

Al desencadenarse el proceso de gestación de una criatura humana, ya sea por la fecundación del óvulo materno mediante la relación de los sexos, o por métodos de manipulación desarrollados por la ciencia, una vez iniciado, para obtener un embrión en cualquier etapa de su formación, se requiere de la inteligencia con la cual fue organizada su especie, de otra manera no puede haber existencia.

Ahora, esta inteligencia no opera en forma colectiva, como en los reinos inferiores, esa inteligencia es individual e indivisible, pertenece a un hijo espiritual de Dios.

Este proceso de gestación, una vez iniciado, puede ser interrumpido, en cualesquiera de sus etapas, mediante el aborto espontáneo o inducido, por maniobras de ocultamiento tirándolo en el inodoro, en la basura, quemándolo, etc. etc.

Puede mantenerse en Vitro, o en cualquier otra forma de conservación, no voy a detenerme a  enumerar las diversas formas de manipulación genética que la ciencia de los humanos a alcanzado a desarrollar o la que pueda desarrollar en el futuro, todo esto que mencionamos puede hacerse y negarlo sería un burdo acto de ignorancia.

Pero lo que no puede hacerse es destruir la vida contenida en el  embrión humano, el hombre puede interrumpir el proceso en cualquiera de sus etapas, incluso, una vez nacido a la vida puede ser interrumpido su desarrollo, ya sea por mala praxis, por algún tipo de accidente, por malformaciones genéticas, por las hambrunas, la guerra, la contaminación ambiental, etc. etc.

Puede llegar a crecer aprender a caminar, correr, alcanzar la vida adulta o bruscamente morir por causas no esperadas, todo eso puede suceder, pero leamos nuevamente las escrituras:

“Así que, no los temáis; porque nada hay encubierto, que no haya de ser manifestado; ni oculto, que no haya de saberse.

Lo que os digo en tinieblas, decidlo en la luz; y lo que haz oís al oído, proclamadlo desde las azoteas.

Y no temáis a los que matan el cuerpo, mas el alma no pueden matar; temed mas bien a aquel que puede destruir el alma y el cuerpo en el infierno.

¿No se venden dos pajarillos por un cuarto ? Con todo, ni uno de ellos cae a tierra sin vuestro Padre.

Pues aun vuestros cabellos están todos contados.

Así que, no temáis; más valéis vosotros que muchos pajarillos.”
                                                                                                          Mateo 10: 26 – 31

Una de nuestras mayores preocupaciones son las referidas a las expectativas de vida de la humanidad, se han logrado avances sustanciales en cuánto a la calidad de vida que puede alcanzarse con el avance científico y tecnológico, pero en contrapartida, millones de niños nacen para lamentablemente morir, víctimas de la hambruna, las guerras, la radiación, los desastres naturales, enfermedades, plagas, etc. etc.

Estas desigualdades, donde unos viven en medio de la opulencia, y otros, los más, nacen y mueren en condiciones infrahumanas, son el motor que enciende los reclamos, a los gobiernos, los sistemas, las organizaciones, las corporaciones de diverso tipo, a las religiones y por supuesto a Dios.

Hay quienes aducen de que la tierra está superpoblada, que la marginación y la miseria ha de crecer en forma proporcional a la escasez de recursos para abastecerlos a todos, se proponen planificaciones que limiten el crecimiento, uso de anticonceptivos, ligaduras de trompas, esterilizaciones, y toda una gama de recursos lícitos e ilícitos, incluidas las masacres, los genocidios y la destrucción masiva.

Para no desviarme del tema de fondo, pero también para no dejar “colgado” un pronunciamiento obligado sobre estas profundas desigualdades que hoy nos agobian, es que voy a hacer una ligera referencia al apóstol Santiago, sin duda este es un gran tema que debería ser tratado en profundidad, pero no ahora, donde lo que estamos exponiendo, si bien tiene mucho que ver, no hace a la cuestión de fondo que estamos intentando desarrollar.

Leamos a Santiago:

 ¡Vamos ahora, ricos ! Llorad y aullad por las miserias que os vendrán.

Vuestras riquezas están podridas, y vuestras ropas están comidas de polilla.

Vuestro oro y plata están enmohecidos; y su moho testificará contra vosotros, y devorará del todo vuestras carnes como fuego. Habéis acumulado tesoros para los días postreros.

He aquí clama el jornal de los obreros que han cosechado vuestras tierras, el cual por engaño no les ha sido pagado por vosotros; y los clamores de los que habían segado han entrado en los oídos del Señor de los ejércitos.

Habéis vivido en deleites sobre la tierra, y sido disolutos; habéis engordado vuestros corazones como en día de matanza.

Habéis condenado y dado muerte al justo, y él no os hace resistencia.”
                                                                                              Santiago  5: 1 – 6

Volvamos ahora a nuestro tema central, todo esta exposición que estamos desarrollando, obedece a que alguien nos ha hecho la siguiente pregunta ¿ en qué momento se produce el ingreso del espíritu, al cuerpo que está siendo organizado, ya sea en el vientre materno, en la probeta, o en algún otro método científico de manipulación genética ?

La respuesta que voy a formular, es contundente, no se trata de una simple sugerencia o de un ejercicio de especulación teológica o filosófica, es la respuesta que está implícita en el código genético que cada uno de nosotros porta aun sin saberlo.

Sin el espíritu, no es posible la existencia de ningún ser vivo cualquiera sea la etapa de su evolución, la vida no le pertenece a la madre ni al científico, la vida sólo puede provenir de Dios, el cual es el dador de la vida.

Esto es algo muy difícil de comprender y mucho menos de aceptar pero no obstante confío en la capacidad de reflexión de cada uno, veamos lo siguiente:

Podemos alegar, por ejemplo, que nos parece inaceptable el considerar a un espíritu que mora en la presencia de Dios, que acepte participar de una experiencia de gestación que puede ser interrumpida en cualquier momento ya sea, a través de un acto involuntario o por que se ha tomado la decisión de interrumpirlo por razones científicas, económicas, presiones familiares, temores o simplemente por desinterés.

Ahora, sigamos adelante en el razonamiento, ¿ que es lo que pueda ocurrir ? lo que puede ocurrir es que por las razones expuestas o por cualquier otra que se nos venga en mente, se decida interrumpir el proceso, eso es lo único que puede ocurrir.

Si se interrumpe el proceso, ¿ que es lo que realmente sucede ? el proceso sin duda puede interrumpirse a voluntad del hombre, pero no puede destruirlo, sólo puede interrumpirlo, como se puede interrumpir una vida mediante una ejecución, por ejemplo.

La existencia humana es la existencia de los hijos de Dios, el proceso interrumpido por la razón que sea, puede ser retomado nuevamente una vez en que se cuenten con los medios que el Padre de todas las ciencias ha previsto, y cuando eso suceda, esa existencia provista de inteligencia y espíritu, continuará su evolución hasta alcanzar la medida de su creación.

El hombre no tiene posibilidad alguna de destruir la vida, puede alterar, interrumpir, detener, aun la puede adulterar o manipular, pero no la puede destruir, las consecuencias de la acción del hombre no logran destruir el plan de Dios, sólo puede distorsionarlo, hasta que llegue el momento oportuno en el cual la ciencia del Creador corregirá esas alteraciones y recuperará todas las cualidades de la especie.

De manera que aunque nos encontremos ante una célula, un embrión, un feto incompleto, una malformación genética, un discapacitado física o mentalmente impedido, nada escapa a los ojos de Dios, ese espíritu impedido de lograr su plenitud tiene la certeza, de que a su debido momento, su Creador corregirá toda alteración, y restaurará su perfecta forma.

Recordemos de que hablamos en términos de eternidad, el tiempo carece en absoluto de importancia, nosotros los que vivimos al ritmo que marcan las horas, no cuesta entender la eternidad, como nos cuesta entender que nada se pierde, que se transforma por variadas razones pero que conserva latente la información necesaria que hace posible su restauración.

No creo necesario extenderme mas en la consideración de este asunto, lo que correspondería agregar, son las consecuencias en las que incurren todos aquellos que de una manera u otra han tomado la decisión de interrumpir una vida.

No siempre la decisión de interrumpir un proceso de gestación es un acto pecaminoso, una acción de carácter delictivo o una desviación a las normas divinas, existen circunstancias muy particulares que deben ser debidamente consideradas, cuando peligra la vida de una madre, cuando se constatan malformaciones o daños a los cuales la ciencia no puede resolver, entiendo de que es válida la interrupción.

Una interrupción que no significa decidir sobre la vida o la muerte, eso claramente nos está impedido de realizar, aunque quisiéramos hacerlo, lo que yo diría estando en un momento en que debo tomar una decisión semejante, es lo siguiente:

Amado Padre que estás en los cielos, permíteme dejar en tus manos esta interrupción que las circunstancias adversas me obligan a realizar, encomendándote Señor que en su debido tiempo, cuando tú lo estimes conveniente, permitas que puedan ser superadas las actuales dificultades y retome su desarrollo hasta alcanzar su perfecto estado.

Hay incontables situaciones a las cuales solo podemos dejar en las manos de Dios, y  no se nos es permitido juzgar, cuando hay un aborto, un suicidio, cuando nos enteramos de que la ciencia incursiona en el campo de la ingeniería genética, cuando oímos hablar de clonar y reconstruir vidas, recordemos de que la gloria de Dios es la inteligencia y que ningún hombre podrá salvarse en la ignorancia.

Recuerdo una vez, que un hombre de Dios, un profeta, condenó vehementemente los nuevos pantalones que usarían los hombres en sus tareas; éstos pantalones venían provistos de una bragueta abrochada al frente, un verdadero adelanto de la moda, pero que facilitaba enormemente el cerrar y abrir los pantalones, un engendro “satánico” para tentar a los hombres a recurrir a este procedimiento en sus relaciones con el sexo opuesto.

La voz de alarma, alertó a las madres para que cuidaran a sus hijas, a sus hijos y a sus propios maridos e impidiesen la adopción de una prenda que atentaba contra la moral, la modestia, y las buenas costumbres.

No existe ninguna duda de que el mundo evoluciona y las costumbres y procedimientos cambian,  no les parece?  

    
Hugo W. Arostegui


viernes, 1 de julio de 2011

El Laberinto Del Minotauro



Leemos en las Sagradas Escrituras, que Dios creó al hombre a su imagen y semejanza,  varón y hembra, los creo, esta aseveración ha sido desde entonces, el punto de partida, la piedra angular que sostiene todo el andamiaje, sobre el cual se ha construido, el pensamiento religioso judeo cristiano que basa su fundamento teológico en las escrituras mencionadas.

Partiendo entonces de este principio bíblico y a juzgar por los relatos subsiguientes que van desglosando, paso a paso,  los distintos relatores que han asumido la representatividad autorizada del Dios del universo, todo parece indicar, que una vez que fuimos creados y puestos en el Paraíso, la desobediencia  y el pecado subsecuente , han puesto en evidencia que tal como sucede en nuestros tiempos,  con nuestros propios hijos, nos hemos envuelto en una  conflictiva y un tanto escabrosa relación,  que según nos lo cuentan, siempre ha existido, entre el Padre que mora en los cielos y sus pecaminosos y expulsados hijos, que deambulamos errantes, carentes de su lenguaje original,  desde  que en nuestra soberbia pretendimos construir una torre que nos condujese, sin  aparente permiso previo, al hogar celestial desde el cual se nos había enseñado que habíamos venido.
Ahora, yo me pregunto, y me formulo a la vez, como quién piensa en voz alta, algunos  inquietantes ¿por qué?
No será que nos están envolviendo en una telaraña que nos atrapa e inmoviliza con la saliva que sale de la boca de todos los llamados “intérpretes de la voluntad divina”
Porque: Los primeros libros que nos hablan de nuestros orígenes, provienen de un autor  que no obstante ser hebreo de nacimiento tuvo la particularidad de ser criado como un miembro de la realeza , educado, desde su niñez hasta su vida adulta, por los grandes maestros de la cultura egipcia la cual mantenía lazos muy estrechos con los cretenses  y los helenos, de manera que no resulta descabellado suponer que su formación intelectual – como la de sus contemporáneos israelitas que vivieron más de cuatrocientos años  de sometimiento – estuviese altamente influenciado por la cosmogonía de los egipcios.
Seguramente, a esta altura, muchos me harán notar, que el panteón de los dioses egipcios como el de los helenos y cretenses que hemos citado, eran politeístas y que el Dios de Moisés, el que le visitó en la zarza ardiente y le instruyó con sus revelaciones, era El Gran Creador de todas las cosas, por lo que tendríamos que admitir que su concepción de la deidad difería sustancialmente de las culturas mencionadas, pues  bien, en ese aspecto tienen razón, aunque no toda la razón.
Veamos:
El propio Moisés al relatar las distintas etapas de la creación, cuando hace referencia a la creación del hombre, nos dice:
“Entonces dijo Dios: Hagamos al hombre a nuestra imagen,  conforme a nuestra semejanza; y señoree en los peces del mar, en las aves de los cielos, en las bestias, en toda la tierra, y en todo animal que se arrastra sobre la tierra” Génesis 1: 26
“Y dijo Jehová Dios: He aquí el hombre es como uno de nosotros, sabiendo el bien y el mal; ahora, pues, que no alargue su mano, y tome también del árbol de la vida, y coma, y viva para siempre”  Génesis 3: 22
Se puede apreciar  en la lectura, que el Jehová de Moisés no estaba solo, los términos: Hagamos – nuestra imagen – nuestra semejanza  - uno de nosotros – refiere a la participación de una pluralidad de dioses, en la gran tarea  de la creación del hombre y su hábitat.
La influencia de otras culturas en los escritos de Moisés  puede apreciarse claramente en la torah, la ley que rigió férreamente entre los israelitas, se puede apreciar, en su concepción, cierta similitud con el códice de Hammurabi, Rey de Sumer y Akkad, quien  unos mil ochocientos antes del nacimiento de Cristo, declaró a sus súbitos que había recibido del dios Morduk, un conjunto de leyes que tenían el propósito de fomentar “el bienestar entre las gentes”, he aquí la transcripción de algunas de las primera treinta.
  • Si un señor acusa a (otro) señor y presenta contra él denuncia de homicidio, pero no la puede probar, su acusador será castigado con la muerte.
  • Si un señor imputa a (otro) señor prácticas de brujería, pero no las puede probar, el acusado de brujería irá al río (y) deberá arrojarse al río. Si el río (logra) arrastrarlo, su acusador le arrebatará su hacienda. (Pero) si este señor ha sido purificado por el río saliendo (de él) sano y salvo, el que le imputó de maniobras de brujería será castigado con la muerte (y) el que se arrojó al río arrebatará la hacienda de su acusador.
  • Si un señor roba la propiedad religiosa o estatal, ese señor será castigado con la muerte. Además el que recibió de sus manos los bienes robados será (también) castigado con la muerte.
  • Si un señor roba un buey, un cordero, un asno, un cerdo o una barca, si (lo robado pertenece) a la religión (o) si (pertenece) al estado, restituirá hasta treinta voces (su valor); si (pertenece) a un subalterno lo restituirá hasta diez veces. Si el ladrón no tiene con qué restituir, será castigado con la muerte.
La Torah de Moisés, llamada Ley del Talión, expresa lo siguiente:
“ Más si hubiere muerte, entonces pagarás vida por vida, ojo por ojo, diente por diente, mano por mano, pie por pie, quemadura por quemadura, herida por herida, golpe por golpe.”
Éxodo 21: 23 – 25
“El que hiere a algún animal ha de restituirlo, animal por animal.
Y el que causare lesión en su prójimo, según hizo, así le sea hecho; rotura por rotura, ojo por ojo, diente por diente, según la lesión que haya hecho a otro, tal se hará a él.”
Levítico 24: 18 – 20
“El profeta que tuviere la presunción de hablar palabra en mi nombre, a quien yo no le haya mandado hablar, o que hablare en nombre de dioses ajenos, el tal profeta morirá”
Deuteronomio 18: 20
Esto que exponemos, no tiene como finalidad cuestionar o poner en tela de juicio, la autoridad de Moisés, ni siquiera manifestamos dudas sobre su condición de relator de la voluntad de su Dios, simplemente nos resistimos a aceptar a un Moisés erudito, sin que en su erudición, no haya influenciado el enorme caudal de conocimiento, adquirido en las aulas donde estudiaban los miembros de la casa real de faraón, rey de Egipto.
Su comprensión lectora y su capacidad narrativa son por demás elocuentes.
Tampoco debemos ignorar la intervención de su suegro, Jetro, sumo sacerdote de Madián, quién poseía el Sacerdocio de Melquisedec, autoridad incuestionable por provenir del autor de las grandes enseñanzas esotéricas transmitidas de “mano en mano” por los grandes maestros de la Kabbalah, nos referimos a Melquisedec, el Rey de Salem, poseedor de las “llaves” del Santo Sacerdocio Según el Orden del Hijo de Dios.
Para no desviarnos de la línea argumental de este artículo, invitamos a nuestros lectores que sientan interés en incursionar sobre el tema Melquisedec, que lean la epístola del apóstol Pablo a los Hebreos.
Nuestra intención, es la de intentar incursionar en un fenómeno de apropiación de los atributos de Dios, por quienes se han autoproclamado como sus representantes, y digo autoproclamados, porque en ninguna instancia, Dios, nuestro padre, los ha presentado en sociedad al resto de los mortales en forma personal y específica.
En este punto , vale la pena recordar las enseñanzas del Salvador, el se atribuyó, la legitimidad de su relación con su Padre y asumió sobre sí su representatividad, como tal , como el unigénito del padre, no tomó para sí el poder y la gloria, sino que declaró al mundo cual era su cometido, cuando nos manifestó “ Yo soy el camino, la resurrección, y la vida, nadie viene al padre si no es por mi”  agregando: Vosotros orareis así, Padre nuestro Que estáis en los Cielos…
También Santiago, el apóstol en su epístola nos manifiesta “Si alguno tiene falta de sabiduría demándesela a Dios quien da abundantemente y no zahiere” Santiago 1:5
De manera de que la criatura humana no necesita de intermediación alguna para comunicarse con su creador, lo que sucede, es que de aquellos primeros tiempos, a que refieren los relatos, se ha producido una tremenda metamorfosis,  de los escritos hemos pasado al dogma, del dogma a la liturgia, de la liturgia  a la organización, de las organizaciones a las corporaciones, de las corporaciones a redes multinacionales de cultos, de los simples pastores de ovejas descarriadas, a los profesionales de la comunicación religiosa.
Se han apoderado de la imagen de Dios, han registrado su marca, su grifa tiene derechos reservados, entre el pecador arrepentido y su redentor existe una telaraña de redes que cotiza en los mercados de la religión el valor del perdón y los costes inherentes, hoy en día “limpiar nuestro nombre” sacarlo del “clearing de pecadores “nos obliga a recurrir a los financistas, al pago de cuotas que nunca terminan de saldar la deuda contraída, sin duda las “indulgencias” vendidas en la edad media, se han transformado en lucrativas fuentes de riqueza y poder.
Es por esto que describimos que hemos titulado este artículo, como vemos los llamados “mitos”  de la antigüedad son una fuente inagotable de inspiración, cuenta la mitología de los cretenses, Que Minos, hijo de Zeus y de Europa, pidió a Poseidón ayuda para suceder al rey Asterión de Creta, en su disputa por el trono con sus hermanos Radamantis y Sarpedón.
Accediendo a su pedido, Poseidón hizo surgir de los mares un hermoso toro blanco con el propósito de que Minos, en señal de agradecimiento, lo sacrificara en su nombre.
La belleza del toro blanco, era tal, que Minos lo ocultó y sacrificó en su lugar, un toro de sus rebaños, como la mentira y el engaño tienen patas corta s, Poseidón en venganza, hizo despertar en Pasífae, la esposa de Minos, una incontrolable atracción sexual por el toro blanco, como consecuencia, Pasífae engendró un monstruo con cuerpo de hombre y cabeza de toro.
Debido a su ferocidad y a que sus hábitos alimenticios eran de comer carne humana, recurrieron a un artesano llamado Dédalo, para que buscara la forma de encerrarlo, este artesano ingenió un laberinto donde enceraron al llamado “Toro de Minos”, lo intrincado del laberinto hacia que aquellos condenados a servir de alimento al toro, una vez entrados en el, deambulaban perdidos por sus senderos sin poder encontrar la salida, de más está decir, el triste final de estos infelices.
La historia es interesante y lo que expongo es una síntesis muy escueta, confieso que al leerla, no pude evitar asociar al laberinto construido por Dédalo, con los intrincados caminos creados por la ingeniería humana, para encerrar la imagen de Dios y volverla inescrutable, lo mismo ha sucedido con nuestro Salvador y Redentor, los que le buscan deben internarse en el mismo laberinto, en el cual han pretendido esconder vanamente a su Padre;  sobre los constructores de tamaña confusión pesan  las siguientes palabras:
“Luego que hubo hablado, le rogó un fariseo que comiese con él; y entrando Jesús en la casa, se sentó a la mesa.
El fariseo, cuando lo vio, se extraño de que no se hubiese lavado antes de comer.
Pero el  Señor le dijo;: Ahora bien, vosotros los fariseos limpiáis lo de fuera del vaso y del plato, pero por dentro estáis llenos de rapacidad y de maldad.
Necios, ¿el que hizo lo de fuera, no hizo también lo de adentro?
Pero dad limosna de lo que tenéis, y entonces todo os será limpio.
Mas ¡ay de vosotros fariseos! Que diezmáis la menta, y la ruda, y toda hortaliza, y pasáis por alto la justicia y el amor de Dios. Esto os era necesario hacer, sin dejar aquello.
¡Ay de vosotros fariseos! Que amáis las primeras sillas en las sinagogas, y las salutaciones en las plazas.
¡Ay de vosotros, escribas y fariseos, hipócritas! Que sois como sepulcros que no se ven, y los hombres que andan encima no lo saben.
Respondiendo uno de los intérpretes de la ley, le dijo: Maestro, cuando dices esto, también nos afrentas a nosotros.
Y él les dijo: ¡Ay de vosotros también intérpretes de la ley! Porque cargáis a los hombres con cargas que no pueden llevar, pero vosotros ni aun con un dedo las tocáis.
¡Ay de vosotros, intérpretes de la ley! Porque habéis quitado la llave de la ciencia; vosotros mismos no entrasteis, y a los que entraban se lo impedisteis.
Diciéndoles él estas cosas, los escribas y los fariseos comenzaron a estrecharle en gran manera, y a provocarle a que hablase muchas cosas; acechándole, y procurando cazar alguna palabra de su boca para acusarle.”
Lucas 11: 37 al 46, 52, 53
El camino al calvario en la cruz, ya empezaba a recorrerse.
Hugo W Arostegui

viernes, 10 de junio de 2011

El Medio Ambiente y Nosotros


Los últimos desastres ambientales ocurridos en todo el planeta, nos ha puesto nuevamente frente a una realidad insoslayable, que nos obliga a sincerarnos y tomar una posición bien definida, posición que no admite ambigüedades, en cuánto al grado de responsabilidad que nos compete a todos y cada uno, con relación a este tema tan relevante, donde lo que está en juego, es nada más y nada menos, que la sobrevivencia de todas las especies vivas, que conforman nuestro habitat natural.

Si en algo estamos todos de acuerdo, es en asignar responsabilidades y condenar al hombre, en términos genéricos, como el principal, por no decir el único, responsable de todos los desequilibrios ocasionados en nuestro eco sistema.

El juicio es unánime y la sentencia lacónica: El hombre es quien ha provocado la crisis ambiental y sus catastróficas consecuencias.   

Desde los antiguos escritos de La Kabbalah, sus maestros enseñaban este principio:
“El hombre, el mundo donde vive y el universo todo, son análogos  si bien sus dimensiones y apariencia sean distintas, su conformación y su esencia, son análogas.”

Es entonces, recurriendo a esta analogía, que abordaremos en este artículo el tema ambiental, lo haremos partiendo de la premisa, de que lo que expresemos  en él, será recogido por lectores que poseen  la madurez e ilustración suficiente como para que sea innecesario recurrir a una exposición exhaustiva sobre situaciones hartamente conocidas por todos.

Recurriremos a un viejo refrán que nos sentencia: “A buen entendedor pocas palabras bastan”

También escuchamos esta aseveración que nadie discute ni pone en tela de juicio: “El ser humano es ante todo, un individuo, y por tal motivo decimos por extensión,  que cada persona es en sí misma, un mundo.”
De manera que no nos parece tan descabellado el considerar, que existe un hilo conductor
-quizás para muchos imperceptible-  que permite vincular los acontecimientos que pensamos que son exclusivamente  de nuestra competencia y que podemos hacer lo que queramos con ellos, sin embargo, conllevan consecuencias que no solo nos afectan en lo personal, sino que además, influyen en todo nuestro entorno, es decir, alteran el equilibrio con otros seres que componen las varias constelaciones en las cuales orbitamos:  como lo pueden  ser la familiar o la laboral, entre otras.

En cuanto a las alteraciones físicas del planeta: En este punto podríamos recurrir a miles de ejemplos, pero bastará que mencionemos algunos indicadores, tales como: la contaminación ambiental, la desertización, la disminución de la capa de ozono, la falta de recursos hídricos renovables, el uso indiscriminado de la energía nuclear, etc. etc.

Ahora, veamos: decimos que nos preocupa el  medio ambiente en el cual vivimos, pero no relacionamos la interacción existente entre el medio ambiente exterior a nosotros  y nuestro propio mundo, el interior, es decir nuestra propia identidad, nos hemos preguntado alguna vez,  en qué condiciones está el cuerpo físico que ocupamos, ¿ se encuentra libre de contaminación? Nuestros pulmones reciben el oxígeno suficiente?  ¿Nuestra alimentación es la adecuada? ¿Nuestros huesos y músculos tienen la energía necesaria? ¿Nuestro índice de masa corporal es el adecuado?  Y así podríamos seguir agregando preguntas sobre lo que estamos haciendo por nuestro propio espacio, el que ocupamos, cual si fuésemos una hormiga más en este enorme  hormiguero humano que todos conformamos.

Y si las respuestas que nos vamos dando a cada una de estas interrogantes no nos satisfacen,  deberemos admitir que también formamos parte de la contaminación que tanto nos preocupa.

Y la analogía nos lleva a las profundidades de nuestro yo interior, la preocupación que mencionamos, también nos lleva a considerar las alteraciones constatadas en lo referente al clima, hablamos y hablamos, organizamos cabildos, creamos organizaciones ambientalistas que alzan su voz en todos los fórums abiertos para denunciar los abusos y exigir por soluciones a los gobiernos del mundo.

Y nosotros, en lo personal, en que clima vivimos, somos serenos como una mañana veraniega, o por el contrario, estamos sujetos a cambios bruscos de conducta , que transforman, la serena mañana que mencionamos, en estallidos de violencia, en la aridez de los desiertos causados por la intolerancia, el egoísmo o la ambición.

Nuevamente nos preguntamos:
¿Podremos mejorar la contaminación que nos rodea si no somos capaces de vivir en armonía con nosotros mismos?

Estuve observando el comportamiento de un grupo de personas que se divertían en una fiesta, en su jolgorio, elevaban vasos desbordantes de alcohol, los cuales volvían a llenarse una y otra vez, al finalizar la diversión, algunos ni siquiera podían estar de pie, a su alrededor pululaban cientos de vasos vacíos, aplastados bajo sus zapatos, cual si fuesen hojarascas después de un torbellino.

El medio ambiente esperaba, una vez más, que alguien pusiese las cosas en su lugar.

Hugo W. Arostegui