miércoles, 9 de marzo de 2016

Recordando


Ayer recordamos el Día Internacional De La Mujer y claro nuestra mente recorrió distintos pasajes de nuestra niñez, en el transcurso de los cuales hemos tenido la magnífica oportunidad de aprender de las grandes mujeres, contemporáneas nuestras algunas de ellas, que con su trabajo y dedicación nos han mantenido abiertos los portales de la cultura a través del lenguaje y el cultivo de un idioma muy rico en expresiones idiomáticas.
Es así que tuve el placer de recurrir a la lectura de algunas autoras que nos han dejado marcado el sendero de su prosa, aporte literario que permanece encendido en nuestro intelecto con su llama fulgurante a través del tiempo y del espacio.
Entre las autoras que más he admirado permanece la figura de una dama de aquellas que pareciera, que aunque éramos coterráneos en el interior de nuestra república, pertenecían al olimpo de los dioses creadores y nos ofrecían, como una dádiva, el aporte inigualable de su encanto y suave elocuencia, me refiero a la poetisa Juana De Ibarborou, conocida también como Juana de América.
Como un sentido homenaje a estas damas que permanecen con todo su encanto en nuestra memoria, adjunto un  poema que siempre he admirado cuando en los meses de marzo y abril levantaba mis ojos al cielo observando, contrastando con el celeste de nuestro horizonte, los dardos negros y brillantes de las golondrinas.

“Las dulces mensajeras de la tristeza son...
son avecillas negras, negras como la noche.
¡Negras como el dolor!

¡Las dulces golondrinas que en invierno se van
y que dejan el nido abandonado y solo
para cruzar el mar!

Cada vez que las veo siento un frío sutil...
¡Oh! ¡Negras avecillas, inquietas avecillas
amantes de abril!

¡Oh! ¡Pobres golondrinas que se van a buscar
como los emigrantes, a las tierras extrañas,
la migaja de pan!

¡Golondrinas, llegaos! ¡Golondrinas, venid!
¡Venid primaverales, con las alas de luto
llegaos hasta mí!

Sostenedme en las alas... Sostenedme y cruzad
de un volido tan sólo, eterno y más eterno

 la inmensidad del mar... 

¿Sabéis cómo se viaja hasta el país del sol?..
¿Sabéis dónde se encuentra la eterna primavera,
la fuente del amor?...

¡Llevadme, golondrinas! ¡Llevadme! ¡No temáis!
Yo soy una bohemia, una pobre bohemia
¡Llevadme donde vais! ¿No sabéis, golondrinas errantes, no sabéis,
que tengo el alma enferma porque no puedo irme
volando yo también?

¡Golondrinas, llegaos! ¡Golondrinas, venid!
¡Venid primaverales! ¡Con las alas de luto
llegaos hasta mí!

¡Venid! ¡Llevadme pronto a correr el albur!...
¡Qué lástima, pequeñas, que no tengáis las alas
tejidas en azul
Alfonsina Storni
Hugo W Arostegui





lunes, 7 de marzo de 2016

La Fábula Del Ratón



La Fábula Del Ratón
Recordando estos “inocentes cuentos infantiles” con los cuales intentábamos conciliar nuestro sueño con un ojo cerrado y el otro semiabierto.

“Resulta que un ratón estaba mirando por un agujero en la pared cuando vio cómo un granjero y su esposa abrían un paquete. 

Aterrorizado, descubrió que era una trampa para ratones. 
Fue corriendo al patio de la granja para advertir a todos: 

-Hay una ratonera en la casa, una ratonera en la casa! 

La gallina, que estaba cacareando y escarbando, levantó la cabeza y dijo: 
-Discúlpeme Sr. Ratón, yo entiendo que para usted este es un gran problema, mas a mí no me perjudica en nada, no me incomoda. 

El ratón fue hasta el cordero y le dijo: 
-Hay una ratonera en la casa, una ratonera! 

-Discúlpeme Sr. Ratón, mas no hay nada que yo pueda hacer, solamente pedir por usted. Quédese tranquilo que será recordado en mis oraciones. 

El ratón se dirigió entonces a la vaca, y la vaca le respondió: 
-Pero, ¿acaso estoy yo en peligro?....Pienso que no. 

Entonces el ratón volvió a la casa, preocupado y abatido, para encarar a la ratonera del granjero. 

Aquella noche se oyó un gran barullo, como el de una ratonera atrapando a su víctima. 
La mujer del granjero corrió para ver lo que habían atrapado. 
En la oscuridad, ella no vio que la ratonera había atrapado la cola de una serpiente venenosa. 
La serpiente la mordió y el granjero la llevó inmediatamente al hospital. 
Ella volvió con fiebre alta. 
Todo el mundo sabe que para reconfortar a alguien nada mejor que una nutritiva sopa. 
El granjero agarró su cuchillo y fue a buscar el ingrediente principal: la gallina. 
Como la mujer continuaba grave, los amigos y vecinos fueron a visitarla. 
Para agasajarlos y darles de comer, el granjero mató al cordero. 
La mujer no se mejoró y terminó muriéndose. 
El granjero entonces vendió la vaca al matadero para cubrir los gastos del funeral. 

Por ello entonces recuerde, la próxima vez que oiga que alguien tiene un problema y crea que no le afecta porque no es algo suyo y no le debe prestar atención... piénselo dos veces. 
El mundo no anda mal solo por la maldad de los malos, sino además, por la apatía de los buenos.”

Una fábula revestida de cierto maquiavelismo, como algunas cosas que ocurren a nuestro alrededor en esta granjita tan particular que denominamos pomposamente “redes sociales”

Hugo W. Arostegui

  






























































































































































































































































































domingo, 6 de marzo de 2016

Yo Permanezco

Hace unos días, un querido hermano me hizo recordar una experiencia de vida que relaté hace ya unos cuántos años atrás y confieso que al rememorar este relato he tenido que remontarme en el tiempo a épocas de mi vida que han dejado un entrañable sentimiento que permanece inmutable anidado en mi corazón.

Resulta que cuando yo era muy joven fui invitado por un grupo de amigos, compañeros de facultad, para asistir a una ceremonia muy especial a realizarse bien temprano en la mañana con el motivo de poder observar, un 23 de setiembre, la salida del sol a orillas de una playa con la vista puesta en el horizonte,

Entonces ahí estábamos nosotros, reverentemente sentados en silencio, observando atentamente el horizonte cuando de pronto, con el preámbulo de la aurora, emergió un sol majestuoso dando inicio al comienzo de una nueva primavera.

Recuerdo que previamente a la salida del sol, todos los presentes nos paramos y cuando el sol emergió  raudo en el horizonte todos repetimos al unísono estas palabras: Yo Permanezco.

Nada más se dijo esa mañana pero sentimos latente de que habíamos asumido un compromiso de permanecer fieles a nuestra razón de ser, nada más y nada menos, que ante el propio creador del universo. 

Esa experiencia, única en mi caso, ha permanecido desde entonces y ha sido una constante no solamente al inicio de cada primavera sino también en cada acción que he realizado desde entonces.

Adjunto un brevísimo texto que alguien me ha hecho llegar a mi despacho alguna vez que sinceramente no recuerdo.



"En el centro de la voluntad de Dios, yo permanezco.
Nada apartará mi voluntad de la suya.
Implemento esa voluntad por el amor.
Me dirijo al campo de servicio.
Yo, el triangulo divino, realizo esa voluntad
Dentro del cuadrado y sirvo a mis semejantes.
En el centro de total amor, yo permanezco
desde ese centro, yo el Alma , me exteriorizaré
desde ese centro yo el que sirve, trabajare
que el amor del yo divino, se difunda en mi corazón
a través de grupo y por todo el mundo."



Hugo W Arostegui







































































































































































































































viernes, 4 de marzo de 2016

Comunicación E Intimidad


Los adelantos tecnológicos que prácticamente han revolucionado el área de las comunicaciones, nos  han introducido abruptamente casi en una forma imperceptible en la necesidad de tener que compartir espacios que nos han prácticamente despojado de aquellas zonas en las cuales podíamos sentirnos seguros en la protección de nuestra cada vez más expuesta intimidad.

Los nuevos tiempos nos remiten a la época en la cual -según nos han contado- Adán y Eva  se paseaban inocentemente completamente desnudos en los jardines del entonces llamado, Paraíso Terrenal.

En las redes sociales nos estamos acostumbrando al “nudismo virtual” la capacidad de asombro se ha visto superada por todo lo que se muestra en nuestros muros y la total impunidad que campea a lo largo y a lo ancho de nuestros sitios.

Tal cúmulo y tránsito de información puede conspirar contra algunos valores esenciales que hacen a la convivencia social tales como la confianza, la sinceridad o la propia honestidad en nuestros procedimientos, podemos determinar que la honestidad es un valor humano que tiene como significado esencial que una persona no sólo se respete a sí misma sino que además sienta lo mismo con respecto a sus semejantes.

Todo ello da lugar a que se establezca que poseer dicha honestidad es algo imprescindible en la naturaleza del ser humano pues se convierte en pieza clave en todo tipo de relaciones.

Así, es eje en la amistad, en el seno de la familia, en la relación amorosa y de igual manera en cualquier tipo de relación social.


Hugo W Arostegui