viernes, 3 de febrero de 2017

Manos Firmes En El Timón


El sentido de nuestra vida se encuentra firmemente ligado a las metas y objetivos que nos hayamos impuesto, diría que cuando notamos que existe una ausencia en todo aquello relacionado con nuestras aspiraciones, lo que percibimos es que navegamos al garete, sin un rumbo fijo, carentes de las coordenadas que nos indiquen el lugar exacto en donde nos encontramos, nuestros objetivos se nutren de las certezas que recogemos por el camino y cuánto mayor sea el esfuerzo que realicemos mayores serán nuestras expectativas de alcanzar las metas que nos hayamos propuesto.
“Cada vez que repetimos un comportamiento, del cual se desprende una emoción, estamos reforzando estas mini-redes, las cuales con el transcurrir del tiempo, van moldeando nuestra identidad y terminamos identificándonos con estas emociones y conexiones, aun sin desearlo, pues es un acto totalmente inconsciente.
Por otro lado, nuestro cerebro es un laboratorio  sumamente complejo, donde constantemente se están produciendo cientos de sustancias químicas, las cuales están asociadas a las diferentes emociones que experimentamos: alegría, tristeza, ira, frustración, amor, odio, etc. Esto hace que cuanto más repitamos un comportamiento o hábito, más se verá afectada la química de nuestro cerebro por este, lo que hará que nuestro cuerpo se vuelva más y más dependiente de esta emoción o sentimiento para “subsistir” sin importar si esta emoción es “negativa” o “positiva”.
Se podría decir entonces que nuestras emociones son productos químicos elaborados por nuestro organismo (científicamente llamados neuropéptidos) en respuesta a determinados estímulos y estas sustancias químicas recorren nuestro cuerpo y se unen a las células, marcándole como una especie de pauta a nuestro cerebro que le avisa cuando no están satisfechas estas necesidades químicas en nuestro cuerpo.
Es por esta razón que muchas veces, buscando revivir la emoción, repetimos el mismo comportamiento una y otra vez, aunque sepamos de antemano que el resultado puede no ser satisfactorio o que incluso venga acompañado de una gran carga de culpabilidad por no ser lo suficientemente fuertes para resistirnos a la tentación de prender ese último cigarrillo, o de comernos ese último pedacito de torta, o de soltar lo primero que nos cruza por la cabeza cuando sentimos que alguien está interfiriendo en nuestros asuntos. 
Lo hacemos siguiendo el impulso de nuestro cerebro, el cual tiene como objetivo mantener el suministro constante de las sustancias químicas que nuestro cuerpo necesita para sentirse bien. Es aquí donde nos volvemos adictos. Adictos a la comida, a los juegos de azar, al cigarrillo, al sexo, a las drogas, etc., y de igual manera, adictos a las emociones.
Entonces vemos personas a quienes no les importa arriesgar su vida con tal de sentir una descarga de adrenalina, o las que se regocijan y disfrutan el conflicto porque su cuerpo se lo pide y entonces de cualquier cosa hacen una polémica, o las que necesitan constantemente la aprobación de los demás y por ende buscan ser perfectas en todo, privándose de intentar cosas nuevas por el temor a “no ser la mejor”.
Quiere decir esto que la clave para lograr deshacernos de esos comportamientos que solo nos generan frustración y/o culpa es deshacer las mini-redes neuronales que nos mantienen atados a nuestras emociones adictivas. Para lograrlo no es suficiente el deseo y la fuerza de voluntad; es necesario encontrar la causa raíz de nuestra adicción, hacernos conscientes de cuál es el detonante que hace que nos comportemos de determinada manera. Por lo tanto, si quieres ver un cambio definitivo en tu vida y no seguir sintiéndote culpable por tu falta de voluntad, te invito a que inicies un proceso de indagación que te permita conectarte con lo más profundo de tu inconsciente en busca de las respuestas, en busca de esos mensajes y sentimientos que forman parte de tu memoria celular.
El hecho de que nuestros pensamientos y emociones son energía, que todo en nosotros es energía, incluyendo nuestro cuerpo, en mayor o menor grado de densidad, nos lleva a la conclusión de que para cambiar patrones de conductas y hábitos, debemos liberar la energía asociada a las imágenes mentales y recuerdos negativos que subyacen detrás de estos. 
Esto quiere decir vaciar nuestro inconsciente para luego “cambiar su configuración” y poder colocar información nueva en él. Información que nos sea útil para lograr las metas que nos hemos trazado. No podemos llenar una copa que ya está llena, hay que vaciarla primero para poder verter agua nueva y fresca en ella”.
Hugo W Arostegui


Cuando No Entran Ni Las Balas


 impertérrito:
“[persona] Que no se altera, perturba o muestra emoción alguna ante una impresión o estímulo externo que normalmente producen turbación, desencadenan una emoción o inducen a determinada acción.”

.sinónimos: impasible, imperturbable

“Existen distintas características del carácter que definen el modo de ser de una persona. El modo de ser de una persona no se describe, únicamente, por un rasgo en concreto sino por la suma de varias cualidades. Un rasgo habitual de aquellas personas que tienen una gran fortaleza emocional es que son imperturbables, es decir, pueden permanecer inalterables a nivel anímico ante un estímulo externo.

Una persona imperturbable es aquella que tiene un gran control sobre su estado de ánimo y sus sentimientos potenciando el valor de la fortaleza como muestra el estoicismo. Desde el punto de vista de las relaciones personales, aquellas personas que tienen un modo de ser de estas características pueden mostrarse distantes en ciertos momentos al parecer frías”.

... via Definicion ABC http://www.definicionabc.com/social/imperturbable.php

En nuestras latitudes se suele describir a este tipo de personas como “que tienen sangre de pato”, nada les altera, se muestran incapaces de demostrar emociones o aptitudes solidarias ante situaciones adversas que puedan ocurrir en su entorno o afecten directamente a sí mismo o a alguno de sus allegados.

Resulta algo común convivir con personas que demuestran tales características y a las cuales se intenta evitar por inútiles e insípidas en toda participación que les pudiese involucrar.


Hugo W Arostegui 

jueves, 2 de febrero de 2017

Vorágine


Mezcla de sentimientos muy intensos que se manifiestan de forma desenfrenada.
"estaba poseído por una vorágine de amor y pasión hacia ella"

La vorágine, en este sentido, puede ser la sucesión o al amontonamiento de elementos o situaciones que, por su velocidad, genera confusión y desconcierto. Por ejemplo: “Mañana concluyen mis vacaciones y vuelvo a la vorágine de la oficina”“¡No lo puedo creer! En el medio de la vorágine, me olvidé del cumpleaños de Paula”“Siempre es bueno salir de la vorágine y detenerse a reflexionar.

La mayoría de las veces se vive al límite de todas las posibilidades, pareciera que se quisiera estar presente en todas las opciones posibles, aunque estas opciones, nos exijan movernos a un ritmo tan acelerado, que casi sin darnos cuenta, nos precipitemos al borde de la cornisa, es decir, no poder  controlar el desborde de los acontecimientos quedando a merced de las circunstancias y que éstas adquieran las características propias de una verdadera vorágine.

La aceleración de todo lo que pretendamos hacer nos llevará a una necesaria evaluación apresurada de cada acontecimiento con el agregado de que en tales circunstancias se corre el altísimo riesgo de perder la objetividad necesaria para actuar en consecuencia.

Hugo W Arostegui


La Mentira Como Recurso





Se suele decir que el recurso de la mentira como “medio de presentación” de nuestra imagen pública, método que pareciera contar con muchos adeptos, es una forma de divulgación que no se sostiene en el tiempo pues como se suele decir en el refranero popular “la mentira tiene patas cortas”

“A veces viene bien recordarles a los demás o hacerles saber que su comportamiento resulta un tanto falso e hipócrita, sin alterar el ecosistema de una red social.

Los cárteles son la forma más indirecta de dejar escapar nuestros pensamientos sin tener que enfrentarnos a su destinatario.

Si es en una red social como Facebook, bien pueden etiquetarse, pero una enemistad con alguien siempre tiene consecuencias, sobre todo entre amigos. Muchos también opinan que eso es de cobardes, juzga tú mismo o tú misma, cada una sabe lo que hace, lo que quiere, lo que necesita.

Las formas directas son las más razonables, o sea, decirlo cara a cara y dejan desnuda cualquier defensa, pero siempre hay que hacerlo en presencia de testigos porque la mentira tras una disputa en la que tienes razón puede distorsionar la realidad, una herramienta básica que vimos en el post de cómo detectar a un mentiroso”.

Los que  vivimos en comunidades relativamente pequeñas aunque hoy en día se dice que “el mundo es un pañuelo” que bien puede caber en un puño, conocemos y tenemos muy en cuenta todo aquello que nos advierte: “pueblo chico infierno grande” claro que ahora con las “nuevas cajas de resonancia” de las redes sociales, tenemos otra posibilidad de “darnos a conocer” y tratar de “vender la falsedad de una imagen”.

Cuando estas cosas ocurren todo mentiroso sabe que estemos donde estemos, aunque inútilmente “nos mimeticemos” la realidad pondrá de manifiesto nuestra verdadera identidad, no somos tantos y en muy poco tiempo “nos conoceremos todos”

Hugo W Arostegui


miércoles, 1 de febrero de 2017

Ser Uno Mismo


Sólo decir que soy como soy, nada más...

Y el que quiera saber más, tendrá que conocerme...;)

Caminamos por este mundo interrelacionándonos unos con otros, cada uno dentro de su propia esfera, orbitando su propio mundo, e irradiando su imagen a todos los confines, con la finalidad de establecer contacto, entablar un vínculo que nos permita compartir inquietudes, intercambiar nuestras experiencias de vida, como todos aquellos que se desprenden de lo mejor de sí, para recibir en una contrapartida no reclamada ni exigida lo mejor del otro en ese dar y recibir que enaltece nuestra existencia.

“La hipocresía, la falsedad o la mentira son comunes entre los humanos. En contraposición, se considera que alguien tiene autenticidad cuando no finge, no engaña y se presenta tal y como es en realidad.

Las personas auténticas se muestran a los demás en su verdadera dimensión personal, sin dobleces ni estrategias, diciendo la verdad aunque no sean comprendidas.

Alguien es auténtico cuando no le importa la opinión de las demás y quiere ser fiel a sí mismo. Esta actitud es loable pero no está exenta de un posible rechazo social, ya que ser fiel a unos principios y valores supone posibles enfrentamientos con algún sector de la sociedad.

Ser auténtico es una aspiración personal y la mayoría de individuos tiene una opinión favorable en relación con su grado de autenticidad. Sin embargo, las distintas formas de manipulación son consideradas útiles socialmente y, en consecuencia, las actitudes sinceras y honradas resultan en ocasiones perjudiciales para los intereses personales de cada uno.

Ser auténtico es no engañar a los demás y, sobre todo, no engañarse a uno mismo. Quien posee este rasgo de personalidad asume las consecuencias de sus actos y sabe que muy probablemente tendrá que ir contracorriente o pagar un elevado precio por ello”.


Hugo W Arostegui


La Indiferencia


“A veces, la indiferencia y la frialdad hacen más daño que la aversión declarada”. JK Rowling.

La indiferencia es un estado afectivo neutro. Solemos definir a una persona indiferente como alguien que “ni siente, ni padece”. Es un sentimiento que mantiene al margen a la persona que tiene esta condición. Sin embargo, cuando recibimos un zarpazo de indiferencia de alguien, sus garras nos producen heridas dolorosas.

Pensar en alguien indiferente es atribuirle una serie de adjetivos, que poco o nada tienen que ver con el ideal de una persona virtuosa. La indiferencia está asociada a la insensibilidad, el desapego o la frialdad, características que se presuponen son contrarias a la condición social que tenemos los seres humanos y que provoca que nos relacionemos unos con otros.

Ser indiferente implica que “nada nos importa”. Que no sentimos nada ante una situación o persona, que “todo nos da igual”. Aunque estemos seguros de que esto es así, habría que preguntarse si es posible conseguir aislar nuestras emociones de esta manera. Realmente, cuando mostramos indiferencia hacia algo o hacia alguien, lo que hacemos es acercarnos o alejarnos de esa persona o esa circunstancia.

LA INDIFERENCIA DUELE

La vida está llena de momentos y circunstancias en la que optar por la indiferencia no siempre es lo mejor. Puede importarnos más o menos, pero nunca podemos dejar de sentir. Es un recurso que nos permite elegir unos estímulos para sentirlos o simplemente para apartarlos de nosotros. Por tanto, la indiferencia absoluta, nunca es posible.

Dice la sabiduría popular que “la indiferencia es la respuesta más dura, aun cuando esperas poco”. Está demostrado que cuando hacemos gala de nuestra indiferencia hacia otra persona, esta actitud es una de las más agresivas y dolorosas que podemos proyectar. Mostrar nuestra indiferencia a alguien implica que estás retirando todo tus sentimientos, que no existe para ti.

Pero no siempre la indiferencia es negativa. También es un mecanismo de defensa al que nos agarramos para no sufrir continuas decepciones, antes las vicisitudes de la vida.

“Mantenernos al margen” o “no esperar nada de nada, ni de nadie” es una manera de protegernos. Si no tuviéramos la capacidad de recurrir a la neutralidad, si tuviéramos que dar una respuesta negativa o positiva a cada estímulo que recibimos, terminaríamos agotados.”


“No podemos obligar a las personas a que nos traten de una manera diversa y abandonen su actitud indiferente. Sin embargo, cuando se trata de alguien realmente importante y significativo para nosotros, podemos esforzarnos por conocerle mejor y poner en práctica comportamientos que hagan resonancia con su sistema emocional.

En muchas ocasiones las personas que se muestran indiferentes lo hacen porque otras, a su vez, lo han hecho con ellas. La indiferencia es la única manera de relacionarse que conocen. Otras veces se comportan de esta manera porque temen implicarse demasiado emocionalmente y salir heridas. En ese caso, el secreto radica en demostrarles que eres una persona de fiar, que no les defraudarás.

Sin embargo, en algunos casos la mejor estrategia consiste en establecer una distancia de seguridad y rodearte de personas positivas que realmente te valoren por tus cualidades y te hagan sentir bien. Recuerda que no puedes elegir a tu familia pero sí a tus amigos y, sobre todo, no olvides que solo tú tienes el consentimiento para darles poder sobre ti”.


Describiendo La Vida


En este hermoso día de febrero que estamos compartiendo seguramente ocurren cosas que nos involucran a muchos de nosotros, de no ocurrir así, algo deberá ser corregido, pues nadie puede de motu proprio,  “tirarse al costado del camino” y dejar que la vida continúe como si tal cosa, como si lo que hagamos, o lo que resulta peor, dejemos de hacer, no tuviera ninguna relevancia en el quehacer diario.

La vida continúa con o sin nosotros, quien nada hace simplemente no existe, la vida se le escurre como se escurre la arena entre nuestros dedos, pensar en una “automarginación”  voluntaria de lo mucho que podemos y debemos aportar es un derroche inconsciente  de las “muy pocas oportunidades” que podamos encontrar para poder integrarnos al accionar conjunto, nuestra vital inclusión a la “vida en sociedad” en la comunidad que integramos.

El cúmulo de los días como el de este primer día de febrero es el que constituye “la existencia humana” un regalo invalorable en el cual no se nos requiere retribución alguna, malgastar estas oportunidades, demuestran el grado de ingratitud y de ceguera existencial que no solamente nos excluye como individuos sino que, además, nos condena a continuar vegetando sumidos en la ignorancia.


Hugo W Arostegui