lunes, 1 de mayo de 2017

Nuestros Anhelos


El anhelo puede estar dirigido a cuestiones materiales o simbólicas. Una vivienda, un automóvil, cierta ropa o un teléfono móvil (celular) son algunos de los anhelos más frecuentes. Las personas que tienen estos anhelos se esfuerzan para reunir el dinero necesario y adquirir estos productos que, según creen, les aportarán satisfacción.

Vivir determinadas experiencias también es un anhelo de muchos individuos. Pasar las vacaciones en un lugar paradisíaco, obtener un título académico y crecer a nivel profesional están entre los deseos más habituales.

Los anhelos más profundos o intensos, de todos modos, suelen asociarse con lo afectivo. Para los padres, el principal anhelo suele ser que sus hijos crezcan sanos y felices. Una pareja de enamorados pueden tener como anhelo pasar la vida juntos.

Un ser humano comienza a anhelar algo cuando cree que, una vez conseguido aquello que anhela, experimentará una gran satisfacción. Lo que se anhela, de este modo, no se lo tiene, al menos en el presente. Por eso se orientan los esfuerzos en conseguirlo. Una vez que el anhelo se cumple, se convierte en un logro. La persona que anhelaba comprar una casa y consigue hacerlo sentirá una enorme alegría y dicho objetivo dejará ser un anhelo.

Frases:
No se puede poseer mayor gobierno, ni menor, que el de uno mismo.
 Leonardo Da Vinci

No hay alivio más grande que comenzar a ser lo que se es.
Alejandro Jodorowsky
Se necesita algo más que «pensamientos positivos» para mantener el control de tu cuerpo y de tu vida. Es importante para tu salud y tu bienestar que cambies tu forma de pensar y te concentres en los pensamientos vitales y positivos, además de eliminar los siempre presentes y extenuantes pensamientos negativos.
Bruce Lipton

Hoy he sentido de nuevo una gran admiración por ti. Y lamento mucho que hasta hoy no me haya dado suficientemente cuenta de lo maravilloso que eres.
Yoshinori Noguchi


El Mundo Que Percibimos


Desde pequeños recurrimos a las ilusiones para construir nuestro proyecto de vida, para diseñar nuestros sueños y fijar nuestras metas. Vivimos con ella porque es la fuerza que nos empuja a alcanzar nuestros objetivos. 

La ilusión es nuestra compañera de viaje. Con ella pensamos dónde nos gustaría ir, qué nos gustaría ser o a quien nos gustaría tener a nuestro lado. La ilusión nos ayuda a hacer realidad nuestros sueños.

RENOVEMOS ILUSIONES

La ilusión sirve para no rendirnos, para llenarnos de aliento y empujarnos a conseguir nuestros objetivos a largo plazo. Con el paso de los años parece como si el depósito de nuestras ilusiones se fuera agotando. Esta sensación está asociada a la experiencia. Las cosas no nos hacen la misma ilusión cuando las hacemos por primera vez, que cuando la repetimos muchas veces. Por eso las ilusiones hay que renovarlas.

El problema de las ilusiones llega cuando no sabemos conformarnos, es decir, cuando construimos nuestro objetivo sobre expectativas de las que dependen directamente nuestra felicidad o nuestra autoestima y que, si no las conseguimos, nos hacen sentir mal. Por eso, debemos motivarnos, ilusionarnos sin despegar mucho los pies del suelo.

La ilusión conecta con los sentimientos más positivos del ser humano y es contagiosa

Recurrimos a ella para sentirnos mejor, para alcanzar algo que nos hace feliz. Eduardo Punset argumenta que “en el hipotálamo del cerebro está lo que los científicos llaman circuito de la búsqueda. Este circuito, que alerta los resortes de placer y de felicidad, sólo se enciende durante la búsqueda y no durante el propio acto.

En la búsqueda, en la expectativa, radica la mayor parte de la felicidad”. Dice Gilbert Keith Chesterton que “hay algo que da esplendor a cuanto existe y es la ilusión de encontrar algo a la vuelta de la esquina”. La ilusión aviva nuestro sentimiento de felicidad por eso es algo que debemos cultivar.


Hugo W Arostegui

Yo Y Mi Circunstancia

Maite Larrauri

Cuando alguien te dice: “mira es que yo soy yo y mi circunstancia”, entendemos que nos está queriendo decir que no todo lo que le sucede depende de él, que él o ella no son del todo responsables porque también han influido las circunstancias.

Se trata de una famosa frase del filósofo español Ortega y Gasset. ¿Está el filósofo proporcionando una forma de excusarnos, de no ser del todo responsables de lo que somos?

Es increíble lo que sucede con algunas frases de la filosofía: cuando pasan al lenguaje cotidiano, cambian totalmente de sentido. Ortega decía que el “yo” era uno de los ingredientes de mi vida y que había otro ingrediente y este era “la circunstancia”.

Por “circunstancia” entendía literalmente lo que está a mi alrededor, “circum-stancia”, lo que me circunda. Somos un organismo vivo. Un organismo vivo tiene su medio, decimos que la vida de un organismo está formada por el propio organismo y su medio, forman una unidad, lo que quiere decir que si cambia el medio cambia al organismo y viceversa (esto es importante).

Ahora bien, aún siendo organismos vivos, en los seres humanos hay algo más. Los humanos tenemos logos, pensamiento, y por tanto buscamos sentido en las cosas. Nos preguntamos el porqué y el cómo de lo que somos.

Yo tengo mis circunstancias, mi paisaje por así decirlo. Pero puedo explicarlas, encontrarles un sentido, y de esa manera hacer un acto creador al transformarlas en discurso.

A Ortega le gustaba mucho la siguiente anécdota de Heráclito. 

Encontrándose Heráclito en su cocina (hecho insólito, supongo, en la Antigüedad), se aproximaron unos discípulos, en buena parte embarazados por encontrarse con el maestro en ese lugar. Heráclito los animó a pasar, diciéndoles: “Aquí también están los dioses”. O sea, también esta circunstancia tiene valor, también merece ser explicada mediante el logos.

“Yo soy yo y mi circunstancia” está muy lejos de ser una frase determinista. Es verdad que las circunstancias son limitadas, determinadas: yo soy un hombre nacido en  un medio agreste en medio de la nada, pero dentro de esa circunstancia existe un mundo, siempre y cuando yo entienda mi medio.

Esta famosa frase tiene una coletilla, una segunda parte que dice así: “si no la salvo a ella, no me salvo yo” (refiriéndose a la circunstancia). Si yo explico mi medio, lo salvo del silencio y del sin-sentido. A eso es a lo que nos invita Ortega y Gasset.

Hugo W Arostegui


El Devenir Humano


Es evidente que nuestro cerebro no se rige ni le conmueve nada que pueda tener algún tipo de relación con fechas o calendarios de los acontecimientos que generalmente ocupan nuestros primeros planos en la atención de todo aquello que el devenir de los hechos socialmente admitidos configuran con una trascendencia tal como para constituirse en memorables y merecedores de una particular atención para toda la sociedad en su conjunto.

Tal es el caso de este primero de mayo, el cual no obstante figurar en el calendario como una fecha de particular atención por la trascendencia del contenido de los acontecimientos en fechas que ya han sido, las cuales requieren ser rememoradas como hitos de singular significado en el devenir histórico de nuestra sociedad.

Es por eso, especulamos ante la evidencia, que en lugar de detenerse en su actividad y aprovechar la ocasión para simplemente entrar tan siquiera en un “coma inducido” lejos de incorporarse a la paralización general, continúa sin detenerse, y acucia con su imprudente desquicio, a su mente enviándole permanentes señales de que debe añadir a su capacidad de recordar, la necesidad de involucrar al intelecto en darle forma y sentido a lo que incesantemente acude a su pensamiento.

Cuando todo esto ocurre no nos queda otro remedio que atender lo que en forma de pensamiento nos llega a conmover, nos remueve, “disipa la modorra intelectual”  que suele adormecer nuestros sentidos predisponiéndonos a acatar el paro de actividades que nos indica el calendario, y muy solícitos obedezcamos a sus requerimientos de expresar todo aquello que entendemos que debemos manifestar un día como el de hoy, sin estar en nada pendientes a lo que nos puedan indicar las fechas explícitas en el calendario.

A nuestro cerebro le asiste la razón, la vida es una constante que como el agua cristalina que surca nuestros ríos y arroyos nos provee de cada vivencia que hace posible nuestra existencia, sin duda es un hermoso día, tenemos mucho para reverenciar y recordar, pero continuamos en nuestra órbita alrededor de los aconteceres que nos indican su permanente presencia.

Hugo W Arostegui  



Día De Los Trabajadores


El Día Internacional de los Trabajadores o Primero de Mayo es la fiesta por antonomasia del movimiento obrero mundial.

Es una jornada que se ha utilizado habitualmente para realizar diferentes reivindicaciones sociales y laborales a favor de las clases trabajadoras por parte, fundamentalmente, de los movimientos socialistas, anarquistas y comunistas, entre otros.

Desde su establecimiento en la mayoría de países (aunque la consideración de día festivo fue en muchos casos tardía) por acuerdo del Congreso Obrero Socialista de la Segunda Internacional, celebrado en París en 1889, es una jornada de lucha reivindicativa y de homenaje a los Mártires de Chicago.

Estos sindicalistas anarquistas fueron ejecutados en Estados Unidos por participar en las jornadas de lucha por la consecución de la jornada laboral de ocho horas, que tuvieron su origen en la huelga iniciada el 1 de mayo de 1886 y su punto álgido tres días más tarde, el 4 de mayo, en la Revuelta de Haymarket. 

A partir de entonces se convirtió en una jornada reivindicativa de los derechos de los trabajadores en sentido general que es celebrada en mayor o menor medida en todo el mundo.
Salud y muy feliz día trabajadores


Hugo W Arostegui

El Trabajo


El Trabajo es todo tipo de acción realizada por el hombre independientemente de sus características o circunstancias; significa toda la actividad humana que se puede o se debe reconocer como trabajo entre las múltiples actividades de las que el hombre es capaz y a las que está predispuesto por la naturaleza misma en virtud de su humanidad.

La necesidad de trabajar quizás tuvo su origen, hace milenios, en el instinto básico del hombre de sobrevivir y perpetuarse como especie. En aquel mundo solo y hostil, el hombre debió utilizar todas sus potencialidades para proveerse de alimentos, elaborar su ropa y vivienda, fabricar sus utensilios, herramientas y armas, para proteger a sus hijos.

Desde el punto de vista individual, el trabajo es todo lo que el hombre hace para su satisfacción, alegría y bienestar; toda la gama de actividades que satisfacen sus necesidades primarias, así como alcanzar la riqueza material y espiritual para el mismo, los suyos y su país.

Cuando una actividad que es común a todos, que no cesa y de la cual depende nuestro bienestar y seguridad; ella es “el mantenimiento y conservación” o “trabajo cotidiano”. Es imposible concebir la vida sin este trabajo; desde arreglar la cama cuando nos levantamos hasta cambiar un caucho del carro o acondicionar la mesa de trabajo.

El “trabajo social” es la ayuda que le prestamos a otro semejante sin otra intención que la ayuda misma; lo que significa otra forma de efectuar acciones en la sociedad que debe cada vez tomar importancia y ser parte del trabajo diario de cada miembro de la sociedad.

Hugo W Arostegui



La Dignidad Del Trabajo


En el mundo de hoy en día, defender la dignidad del trabajo es una batalla constante. El pensamiento económico predominante considera el trabajo un coste de producción, que en la economía mundial debe ser lo más bajo posible para resultar competitivo.

Considera a los trabajadores consumidores, que, debido a sus salarios relativamente bajos, necesitan acceder fácilmente al crédito para estimular el consumo y terminan teniendo deudas increíbles. En ningún lado se ve la importancia social del trabajo como base de la dignidad personal, como fuente de estabilidad y desarrollo de las familias o como contribución a la paz de las comunidades.

Este es el significado de “trabajo decente”. Es un esfuerzo por recordar que estamos hablando de políticas que se ocupan de la vida de seres humanos y no solo de cuestiones de costes y beneficios. 

Este es el motivo por el que la constitución de la Organización Internacional del Trabajo nos dice “El trabajo no es una mercancía”. Y sabemos que la calidad del trabajo define de muchas formas la calidad de una sociedad. En esto deberían consistir nuestras políticas: hacer que las personas sigan ocupando progresivamente mejores empleos con un salario que les permita vivir, respetar los derechos de los trabajadores, la no discriminación y la igualdad de género, facilitar la organización de los trabajadores y la negociación colectiva, la protección social universal, las pensiones adecuadas y el acceso a la atención médica.

Todas las sociedades se enfrentan a dificultades respecto al trabajo decente, especialmente en medio de una crisis mundial que todavía nos persigue. ¿Por qué es tan difícil? Hay numerosas explicaciones históricas y políticas convergentes, pero existe una causa firme: según los valores del mundo actual, el capital es más importante que la mano de obra. Se han visto señales por todas partes, desde el crecimiento inaceptable de la desigualdad a la proporción decreciente de los salarios en el PIB. Todos debemos reflexionar sobre las implicaciones para la paz social y la estabilidad política, incluidos quienes se benefician de una ventaja actual.

Pero las cosas están cambiando. Muchos países emergentes y en desarrollo han demostrado una gran autonomía política al definir su respuesta a la crisis, con la mirada puesta en el empleo y la protección social, como defiende el Informe sobre Desarrollo Humano 2014
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Las políticas que provocaron la crisis sobrestimaron la capacidad de los mercados para autorregularse; subestimaron el papel del Estado, la política pública y las normativas y devaluaron el respeto del medio ambiente, la dignidad del trabajo y las funciones de los servicios sociales y la asistencia pública en la sociedad. Llevaron a un modelo de crecimiento insostenible, ineficiente e injusto. Lentamente, hemos empezado a cerrar este ciclo político, pero no contamos con una alternativa predefinida preparada para ocupar su lugar.

Esto representa una extraordinaria oportunidad política y un reto intelectual para el sistema de las Naciones Unidas. La reunión en torno a una visión mundial creativa Post-2015 con Objetivos de Desarrollo Sostenible claros puede ser un primer paso hacia un nuevo ciclo de políticas públicas que analice cómo debería ser el mundo después de la crisis. Y fuera de las Naciones Unidas, tenemos que escuchar.

En muchas sociedades existe una gran desazón e inseguridad. Y por ello es tan importante la insistencia de este Informe en reclamar el papel del pleno empleo, la protección social universal y el camino hacia el trabajo decente. Se basa en el consenso existente en las grandes reuniones de Jefes de Estado y de Gobierno de la historia de las Naciones Unidas. En su cumbre de 2005, afirmaron que “Apoyamos firmemente una globalización justa y resolvemos que los objetivos del empleo pleno y productivo y el trabajo decente para todos, en particular las mujeres y los jóvenes, serán una meta fundamental de nuestras políticas nacionales e internacionales y nuestras estrategias nacionales de desarrollo, incluidas las estrategias de reducción de la pobreza, como parte de nuestro esfuerzo por alcanzar los Objetivos de “Desarrollo del Milenio”. Por consiguiente, al menos sobre el papel, el compromiso está ahí en términos claros.

Permítanme concluir con un ejemplo de los cambios necesarios sobre los que creo que existe un consenso generalizado. Las inversiones sólidas en la economía real, grandes y pequeñas, con una importante capacidad de creación de empleo deben desplazar a las operaciones financieras del mando de la economía mundial. 

La expansión de los beneficios a corto plazo en los mercados financieros, que refleja un escaso empleo, ha desviado recursos del horizonte a largo plazo de lograr empresas sostenibles en la economía real. 

El mundo está repleto de liquidez, que debe convertirse en inversiones productivas mediante un marco regulador que vele por que las entidades financieras cumplan su función original de canalizar ahorros hacia la economía real. Asimismo, la ampliación de la participación salarial en el PIB dentro de unas tasas de inflación razonables aumentará la demanda real y servirá como fuente de crecimiento del desarrollo sostenible.

Hugo W. Arostegui