domingo, 27 de agosto de 2017

La Imagen Pública


Decir que el manejo de la imagen pública para una organización o persona es importante no resulta nada novedoso. Sin embargo, son muchos los que aún no valoran el poder comunicativo que ésta tiene al momento de generar nuevos negocios, manejar una crisis o atraer inversionistas y por supuesto ganar o mantener clientes.

Como imagen pública entendemos la percepción que se tiene de una persona o institución por parte de sus públicos de interés, basada en estímulos visuales e información pública que recibe.

Para un empresario, director general o CEO de una organización, tener una imagen pública es inevitable, exista planeación o no, sea intencionada o no; sus públicos objetivo tienen una clara percepción sobre dicha persona. El simple hecho de existir, ubica a una persona en un plano de significación humana.

Sin embargo, para proyectar una imagen pública adecuada y exitosa se requiere tomar la decisión consciente de crearla, estimularla y manejar las percepciones que otros tienen sobre su persona.
La construcción y el manejo de la imagen pública abarca cinco factores importantes de proyección: la identidad, la actitud, el comportamiento, el discurso y finalmente la vestimenta.

Los anteriores 5 factores deben alinearse a una estrategia de imagen, para lograr proyectar de manera congruente la imagen del personaje en cuestión.

En lo que corresponde a la identidad, esta constituye la esencia del personaje público y el pilar para la construcción de la imagen. La identidad, entre otros factores, está constituida por su propia genética y hace que una persona sea irrepetible, además de las características psicológicas, sociales, económicas, educativas, culturales y espirituales que lo definen.

Al momento de construir la imagen pública, si ésta no respeta la identidad del personaje, la imagen obtenida resulta poco creíble y engañosa.

Puede ser importante, para el puesto en el que se encuentra, que un director tenga que proyectar una imagen de poder, de una persona fría, calculadora y autoritaria; pero sí en esencia se trata de una persona más amable, cercana y afable con las personas, habrá que encontrar el balance que permita respetar su identidad cálida pero generando una imagen de respeto ante los que lo rodean.

Para encontrar ese balance, la semiótica aquí nos permite construir el puente entre significados que dan balance y credibilidad a la imagen pública de un personaje, como en el ejemplo anterior, que por sus características resulte amable y cálido, pero sin perder la fuerza y el respeto que la imagen a proyectar tenga que imponer.


La definición de la imagen pública no resulta ser un proceso sencillo ni mucho menos simple, dependerá de factores tanto ambientales como personales y será posible establecerla analizando tanto la necesidad del personaje como las necesidades de su público de interés.

El Valor Del Esfuerzo


El esfuerzo, el empeño que ponemos en conseguir lo que queremos, es lo que le da valor a nuestros sueños. Porque cuando lo damos todo, cuando nos encontramos en ese momento en el que estamos dispuestos a perder sin que esto detenga nuestros pasos, entonces estamos preparados para llegar hasta donde nos propongamos.

Sin embargo, hay muchas barreras que tendremos que sortear. Piedras camufladas de errores, de conformismo, de miedo… Muchas ocasiones en las que saborearearemos la oportunidad de volver atrás, a nuestra zona de confort. Esa que nos llama a cada instante mientras busca justificar que regresemos a ella con cada problema que intuimos en el horizonte.

Dejar que tus miedos, que tus inseguridades y que por sistema lo que los demás digan te importe es un claro preliminar de un fracaso anunciado.

El esfuerzo que te recompensa
Seguro que has escuchado en más de una ocasión la típica frase que dice así: “si cuesta, es que vale la pena”. Este es un enunciado que pronunciamos, a veces sin darnos cuenta, con el fin de dar ánimos e impulsar a otros a no rendirse. Porque si cuesta, si te está haciendo sudar, si pone a prueba tu capacidad es que estás dando lo mejor de ti. Cuando las dificultades hacen acto de presencia no te están queriendo decir que no vales nada, ¡qué vuelvas para atrás porque no sirves! Todo lo contrario, 
te están retando…

“La actitud respecto a las dificultades va a depender de que las veamos como un reto o como una amenaza”

Todo esto es un reto. Si fuese tan fácil conseguir lo que quieres todo esto no tendría valor alguno. Estaría al alcance de cualquiera, pero esto no es así, ¿verdad? Solo unos pocos consiguen alcanzar cumbres altas.

Muchas personas dejan su trabajo estable por ir en busca de lo que realmente los llena y les hace feliz. Otras, se lanzan a la aventura con muy poco dinero en sus bolsillos. Puede que fracasen, que se den de bruces con una realidad mucho más dura de lo que esperaban. Sin embargo, esto no los para y, aunque así fuese, están felices de haberse arriesgado, de haberlo intentando.
“Nunca sabrás de hasta dónde puedes llegar, de lo que eres capaz o de si lo que está en tu mente se hará realidad si no te pones en marcha”



sábado, 26 de agosto de 2017

Las Razones Del Corazón


Desde que el racionalismo se impuso en Occidente, nos hemos acostumbrado a ver el mundo en pares opuestos. La mente o el cuerpo, como si fueran realidades separadas. El individuo o el medio, como si no formaran parte de la misma realidad. Y, una de las más frecuentes, el corazón contra la razón, como si se tratara de ámbitos excluyentes.

Desde la aparición de la ciencia se ha producido una notable sobrevaloración de la razón y un cierto desprecio por el mundo emocional. Aunque no haya ninguna norma establecida al respecto, parecería que “actuar con base en la razón” tiene un estatus superior a hacerlo “con el corazón”.
Es verdad que se trata de dos dimensiones diferenciadas (emoción y pensamiento). Lo que no es cierto es que se excluyan mutuamente, ni que debas elegir entre actuar con base en razonamientos fríos o emociones a flor de piel.

Razón y corazón
Pongámonos primero de acuerdo en algo: las emociones moldean el pensamiento y el pensamiento influye sobre las emociones. Ambas realidades tienen lugar en el cerebro y es virtualmente imposible separarlas del todo, por lo menos en un cerebro normal.

Por supuesto, hay niveles de pensamiento más desarrollados que generalmente se asocian a emociones también más evolucionadas, y viceversa. Ahora la pregunta es ¿cómo opera todo esto a la hora de tomar una decisión?

Si estás enamorado, por ejemplo, es claro que las emociones van a tomar un papel protagonista. El área del cerebro que las controla se halla fuertemente estimulada en esa circunstancia, y la intensidad de lo que sientes se impone sobre la calidad de lo que piensas. En ese caso, tus decisiones estarán fuertemente definidas por tus emociones, más que por tu pensamiento.

En otro tipo de situaciones, por más frialdad que tengas, o creas tener, siempre habrá un componente emocional que determina tus acciones y decisiones. Incluso cuando haces una operación matemática, tu buena o mala disposición influirá en el camino hasta encontrar la respuesta correcta.

De la misma manera, por más afectado emocionalmente que te encuentres, siempre llevarás a cabo alguna suerte de cálculo para actuar. Tu pensamiento nunca te abandona. Tus emociones tampoco. De ahí que resulte claro que la razón y el corazón son un matrimonio indisoluble.

Decisiones de la mente y del alma

Está muy popularizada la idea de que cuantas mayores dosis de racionalidad involucremos en una decisión, mejor será la calidad de la misma. Si lo miras en detalle, te das cuenta de que eso no es siempre cierto.

Interculturalidad


Tenemos que hacerles ver lo que supone emigrar, e inmigrar. Ante el “discurso social” que suele posicionarse en las “facilidades” que tienen los inmigrantes para vivir, recibir ayudas, o que nos quitan trabajo etc. (de nuevo conceptos adultos), sin entrar en la certeza o no de esas afirmaciones (que no viene al caso en lo educativo), hagámosles ver las dificultades, obstáculos y barreras que sufren al venir a nuestro país, y lo doloroso que tiene que ser dejar su país, sus costumbres, su familia, amigos…

Que vean cómo a veces se juegan la vida para venir a nuestro país y conseguir algo de comida, dinero… en una situación desesperada.

Intentemos que se pongan en su lugar, que entiendan lo difícil que lo deben de tener, para así poder comprenderles mejor, ayudarles y apoyarles, lo cual derivará en una interculturalidad y una interacción mucho más positiva y menos conflictiva que al posicionarles como “enemigos”, “ladrones”, “vividores”, etc.

Potenciar su “mente abierta”
Las muestras de racismo y temor u odio hacia lo diferente suelen ser propias de gente o sociedades cerradas, sin “abrirse” al exterior, creyendo firmemente que no necesitan hacerlo.

Mantener al niño/a en una “burbuja” social, cerrada al exterior, en la que todas las personas con las que interactúe sean muy similares, estará empobreciendo su vida, su cultura, su aprendizaje… y le estará inadaptando para una sociedad en la que habrá mucha diversidad.

Cuánto más formas diferentes de vida conozcan los niños/as, cuántas más costumbres diversas, formas de vivir, de hacer las cosas, de pensar… cuánto más avanzados estén en este sentido mejor se adaptarán a la sociedad del futuro, al mundo adulto.

Para ello resultará muy positivo contarles historias de otras sociedades, cuentos, leyendas, mitos, relatos históricos, anécdotas… que conozcan otras culturas, visitando museos, probando alimentación de otros países… y por supuesto viajando si es posible. Todo esto ayudará a que tengan la “mente más abierta” a ver qué otros tipos de vida son posibles, y que se puede convivir con ellos, y disfrutarlos.

Evitar generalizar y usar los tópicos
Es el gran rival a batir y el síntoma más claro del racismo: los tópicos y las generalizaciones.
Tener un conflicto con una persona de otro país no es ser racista, pero generalizar que todas las personas de ese país tienen los mismos rasgos negativos que la del conflicto sí lo es.

El “odio” o “menosprecio” a personas de otra raza o cultura lleva intrínseco, además del pensamiento obvio de que la otra cultura es negativa, que la nuestra “es mejor”, que “es superior”.
Intentemos que nuestro/as niños/as, sociedad del futuro, no caigan en el racismo de creerse “superiores” al resto de sociedad.
¿Cómo lo podemos hacer? Haciéndoles ver lo ilógico y lo injusto que es ser racista y/o nacionalista al extremo (es decir, sentirse “superior” a otra raza).

– Es ilógico.
Hay un discurso que los/as niños/as entienden muy bien. Este discurso consiste en hacerles ver cómo el racismo, o el nacionalismo, son ilógicos, absurdos, porque parten de que alguien se siente “mejor” que otros, por haber nacido en un sitio determinado y eso, el nacimiento, es un asunto de puro azar. 

Hagámosles ver que han nacido en España, pero perfectamente podrían haber nacido en cualquier otro país. Fue suerte que nacieran aquí, podrían haber nacido en cualquier otra parte. ¿Cómo sentirse orgulloso o mejor que otro por algo que es cuestión de suerte y que ellos/as no han tenido que hacer nada para conseguir? Sería como sentirse orgulloso o mejor que otro por ser moreno, o rubio… Absurdo. Uno puede sentirse orgulloso por ser buena persona, trabajador, generoso, cariñoso… ésas sí son buenas razones, pero ¿por ser moreno, español, alto…? Son cuestiones puras de azar.
Les sorprendería lo bien que comprenden estos razonamientos.

Y, a partir de aquí, podemos seguir debatiendo con ellos el por qué una persona que ha nacido aquí tiene más derecho a trabajar en un sitio que uno nacido en otro país… siguiendo el razonamiento anterior son ellos/as mismos/as los que se dan cuenta de que las razones por las que una persona es “buena” para un trabajo o lo que sea tendrán que ver con sus valores, capacidades… pero no con su “origen”, que es meramente cuestión de suerte.

Es un discurso que funciona y que ayuda a impedir los pensamientos racistas y de sentimiento de superioridad respecto a otras razas o culturas.
– Es injusto.
Además de incidir en lo ilógico que puede resultar el racismo y el sentirse mejor que otro solo por el lugar de nacimiento o el color de la piel, también es positivo hacerles ver la injusticia (obvia) que existe en esos pensamientos.

Hagámosles ver que dónde haya nacido una persona no tiene unas consecuencias claras en su comportamiento. Es decir, que no todo lo que haga una persona española está bien por el hecho de ser española, ni todo lo que haga un inmigrante es malo por ser inmigrante.

Ayudemos a que se den cuenta de que los valores están por encima de las personas, y de su origen.

Esto es dificilísimo, porque es la clave de la buena convivencia intercultural, pero al mismo tiempo resulta sencillo irlo trabajando desde el mundo infantil, donde las normas están muy marcadas y puede ser fácil que vean de forma negativa “romper una norma” o “hacer algo mal”, indistintamente de quién lo haga.

La clave es conseguir que vean que lo que está bien está bien, y lo que está mal está mal, sea quien sea quien lo diga o lo haga. Y esto, insisto, es algo que en el mundo adulto nos cuesta mucho conseguir (ante una idea, nos parece buena si la dice un/a amigo/a o mala si la dice alguien que nos cae mal, etc.), pero a los/as niños/as les podemos hacer ver que los valores, lo bueno, lo correcto, es igual para todos, y que lo negativo e incorrecto también. De esta forma condenarán o no estarán de acuerdo con las personas que hagan una mala acción, sean de dónde sean, y no con colectivos de personas por ser quiénes son, hagan lo que hagan.


La conclusión sería ésa: que condenen los malos actos, sea quien sea quién lo haga, y no a un grupo de personas, hagan lo que hagan.

Bienestar Social


En términos generales, la palabra bienestar permite designa aquel estado que atraviesa un individuo y que se caracteriza por la satisfacción y la felicidad.

También es habitual que se use el concepto de bienestar para referirse a la situación económica cómoda y holgada que dispone una persona y que por caso le permite mantenerse sin problemas y además por ejemplo realizar viajes, compras de bienes, entre otros.

Ahora bien, en este sentido es importante destacar que en la percepción del bienestar tendrá mucho que ver la subjetividad, es decir, no todos disponemos de los mismos gustos e inclinaciones y por tanto lo que a alguien le reporte bienestar a otro puede no significarle lo mismo.

Por Bienestar Social se designa al conjunto de factores o elementos que participan a la hora de determinar la calidad de vida de una persona y que en definitivas cuentas son también los que le permitirán a esta gozar y mantener una existencia tranquila, sin privaciones y con un constante en el tiempo estado de satisfacción.

Entre estos factores se incluyen, e incidirán casi de la misma manera, aspectos económicos, sociales y culturales. Si bien es cierto que lo que se entiende por bienestar posee una importante carga subjetiva que le imprimirá cada individuo con su propia y singular experiencia, porque es claro, lo que para uno es bienestar para otro puede no serlo, existen factores objetivos para determinarlo y que son los que nos permitirán hablar y distinguir cuando hay o no hay una situación de bienestar.

Entonces, básicamente, en la concepción del bienestar social se incluyen todas aquellas cosas que inciden de manera positiva para que un sujeto, una familia, una comunidad, puedan alcanzar el objetivo de tener una buena calidad de vida.

Un empleo digno, en el cual se respete la percepción de un salario acorde al trabajo, capacitación y esfuerzo que se desempeña, más el merecido lapso de descanso que le corresponda a cada cual por ley y por la tarea que realiza, recursos económicos para poder satisfacer las necesidades básicas como ser de educación, vivienda, salud, tiempo de ocio y entretenimiento, son las principales cuestiones que nos hablarán del bienestar o no en el cual vive una persona, una sociedad.

Existen diversas maneras para medir el bienestar, desde un punto de vista estrictamente económico, porque sin dudas más allá de cualquier tipo de consideración, a favor o en contra, es lo que nos permitirá acercarnos al logro de una situación de bienestar global en la que se incluyan todos los otros aspectos, el social, el cultural, entre otros, el Producto Interior Bruto (PIB) de una Nación será el que asociado con el nivel de distribución de la riqueza al cual haya llegado dicha sociedad, nos dirá si hay o no bienestar, porque un alto PIB con una real distribución en materia de riqueza, provocará que el bienestar este extendido en la sociedad, pero si por el contrario, el PIB no es significativo y la concentración de la riqueza en unos pocos es lo que manda, entonces, no podremos hablar de bienestar en la sociedad en cuestión.

Asimismo, los índices de precios, las canastas básicas, bien medidos, claro está, no los dibujos que muchos gobiernos hacen para favorecer sus gestiones y el índice de desempleo de una Nación, nos permiten saber del bienestar o no que existe en una sociedad. Porque por ejemplo, si en un determinado país, las estadísticas oficiales, nos dicen que una familia tipo (matrimonio y dos hijos) puede vivir con $ 2.000 mensuales, nos permitirá saber cuántas familias disponen de bienestar y cuántas no, porque fácilmente quienes no dispongan de ese valor en su bolsillo cada mes no dispondrán del mencionado bienestar, tocando la carencia.

Pero también y ya saliéndonos de lo estrictamente económico, hay otras formas para determinar el bienestar de una comunidad: la esperanza de vida al nacer, la tasa de alfabetización, la cantidad de libros que se publican al año, el número de personas que pueden acceder a la Universidad, la disponibilidad que existen de algunos bienes de consumo considerados no dentro de las necesidades básicas, como ser una computadora, un teléfono celular, entre otros.

En tanto, el responsable máximo que tendrá en sus manos que una sociedad logre el tan ansiado bienestar es el estado, quien, mediante diversas políticas y medidas tendientes a corregir los vicios y las inequidades que se suscitan, promueva el bienestar para cada uno de los habitantes de la nación y por eso, además, tendrá la exigencia de él mismo poder generar y multiplicar riquezas.

Distribuir eficientemente la renta y promover el desarrollo de servicios públicos que les garanticen a las personas la resolución de temas básicos como ser la salud y de manera gratuita, por supuesto que contribuirán ampliamente a implantar un contexto de bienestar social.

Mezquindades


Mezquino es un adjetivo que define la actitud de una persona ruin o hipócrita que comete acciones que pueden perjudicar a los demás sin hacerse responsable de sus actos. Una actitud mezquina está marcada por la arrogancia de vivir muy centrada en sí misma y no mirar con la misma actitud a los demás. Está llena de ego y de un yo muy inflado.

Una persona mezquina no tiene una autoestima alta sino inflada a partir de una imagen totalmente distorsionada de sí misma. Una persona mezquina puede ser muy creída en situaciones concretas, por ejemplo, en el éxito. En ese caso, puede colocarse en un rol de superioridad frente a los demás.
Un hombre o una mujer que miente con frecuencia a su pareja y juega con sus sentimientos, actúa con mezquindad. Conviene puntualizar que una persona puede ser mezquina en momentos puntuales cuando se comporta de un modo innoble, pero también puede serlo de un modo habitual por una vanidad del carácter.

La persona mezquina puede ser tacaña y egocéntrica no solo en el plano material sino también, en el ámbito emocional. Por ejemplo, a nivel anímico, una persona que se comporta de este modo no elogia fácilmente a sus compañeros de trabajo cuando han alcanzado un éxito ya que siente envidia por los triunfos ajenos. Este tipo de comportamiento produce infelicidad al propio mezquino que termina encerrado en sí mismo. Una persona mezquina es individualista y poco generosa al compartir su conocimiento con los demás porque teme que los demás brillen por encima de su propio ego.

Una persona también puede ser mezquina a nivel económico al gastar menos de lo que puede permitirse. La obsesión por el plano material puede llevar a gestos de mezquindad en ciertos momentos. Todo lo desea y lo anhela para sí mismo, por esta razón, sufre cuando da porque siente que con aquello que puede perder, puede hacerse pequeño y diminuto.

Por ejemplo, una persona miserable que pudiendo ayudar con su colaboración a una buena causa da una aportación mínima. Por ejemplo, también es posible utilizar este concepto para afirmar que una persona ofreció una propuesta mezquina por un piso que quería comprar.



Firmes En La Adversidad


"Si luchas, puedes perder. Si no luchas, estás perdido" A veces vale la pena arriesgarlo todo: Puedes ganar o perder. En tus manos está el resultado. Lucha por lo que quieres. Persigue tus sueños... Nunca te rindas.

“El que se pone de puntillas, no está firme.
El que avanza a grandes pasos, no puede tener paz.
El que alardea, no está iluminado.
El que presume de santo, no es respetado.
El que se jacta de las cosas, no consigue nada.
El que se envanece, dura poco.”

Siente más, piensa menos.
Hay veces que te tienen que guiar, y hacerte ver determinada serie de cosas que haces, que son contraproducentes para ti mismo. 

Lo único que quiero es CRECIMIENTO personal. Y como tal, sólo lo puedo ejercer yo, desde dentro hacia afuera, pero en mi persona. Nadie tiene porqué enterarse, ya que no busco fama, prestigio, ni reconocimiento social de ningún tipo.

Quiero estar en paz conmigo mismo, con las personas que me rodean, las personas que me quieren, o que me quisieron alguna vez y por diversas causas, ya no están "tan cerca" de mí como antes. Puede que fuese yo quien la alejase de mí, puede que no. Pensar no va a solucionar nada, pues, yo no tengo la respuesta.

Sólo me demuestro a mí mismo que soy fuerte en los momentos más delicados. El guerrero que hay en mí, en los momentos de luz, se encuentra tranquilo, sosegado, en paz...

 Busco la paz mental, y la fortaleza, en equilibro. No paz cuando hay luz, y en oscuridad, fortaleza.
He de lograr un perfecto equilibrio.

La vida es una constante lucha.
Amar la lucha, pues la lucha es el camino. Como la felicidad, no es una meta, sino una forma de vida Si haces que la lucha se encarnice de odio, al final, acabarás odiando la lucha.


Deja que el amor fluya por todo.