martes, 17 de julio de 2018

Si No Lo Haces ¿Quién Lo Hará?

Todo comienza con uno mismo. Desde la infancia empezamos a tener una imagen propia de quiénes somos, cómo lucimos físicamente, para qué tenemos capacidades, talentos y cuáles son nuestras debilidades.

Nos formamos esa autoimagen mental desde niños y le vamos dando forma gracias a todas las experiencias que vivimos y en gran medida “gracias” a la convivencia con los demás. Y digo gracias entre comillas porque lamentablemente le solemos dar demasiada importancia a lo que los demás dicen sobre ellos, sobre nosotros o sobre lo que se supone debería de ser, por lo que es muy frecuente que el concepto que tenemos de nosotros mismos lo dejamos en manos de otros, dándole valor a la opinión de los demás. Es entonces cuando auto saboteamos nuestra propia imagen y dudamos o dejamos de creer en nuestras capacidades, esas que nos hacen únicos y son la herramienta para lograr metas o deseos.

Gracias a lo que dicen los demás, dudamos de nuestras capacidades, actitudes, de nuestro comportamiento y perdemos la motivación. Por ende, nuestra autoestima baja y no encontramos motivos para actuar, seguir adelante persiguiendo nuestros sueños. Y bueno, como bien dicen, si no crees en ti mismo, entonces nadie tendrá una razón para hacerlo... si no crees en ti mismo, cualquier esfuerzo que hagas por superarte es inútil....

Esto sucede porque olvidamos que somos piezas maestras, porque te recuerdo -por si acaso lo has olvidado— que tú no eres parte del montón, no fuiste producido en serie, eres único, original, diferente, y si no me crees, mira que cada quien tiene su propio sello, nadie repite las huellas digitales. Todos hemos sido equipados con la personalidad apropiada, los regalos adecuados, los talentos adecuados y las conexiones adecuadas para hacer exactamente lo que sea nuestro propósito durante esta presencia humana en la tierra. La pregunta es: ¿reconoces ese tesoro que posees?

Todo en ti es único e importa cada detalle de ti, pero es posible que, al compararte con los demás, quisieras tener más dinero, una mejor casa, un auto del año, tener más estatura, verte mejor, tener tu ojos azules o verdes, tener más cabello o de otro color y un sin fin de tópicos que simplemente te pueden agobiar; por lo que te digo, es mejor que dejes de compararte, que dejes de mirar las realidades ajenas porque no son las tuyas y que, reconociendo tus bondades, bendiciones, habilidades, posibilidades, empieces a enfocarte en lograr todo lo que puedes, agradeciendo lo que tienes y sabiendo que eres perfectamente imperfecto, que eres una obra maestra.

Cuando reconoces esto, en primer lugar, por simple que parezca, abres tus caminos a nuevas posibilidades, nuevas puertas empiezan a ponerse en frente a ti y comienzan a abrirte. Como tú te ves y te amas, así te verán los demás y te amarán. Si tu te ves como poca cosa, que no vales, que nadie dará cinco centavos por ti y que ni al caso entender porque estás en esta vida, así te verán los demás. Pero si tú, en buen plan, empiezas a reconocer, asumir y por ende creerte todo lo que eres y con lo que vienes equipado y por lo cual nadie en este mundo puede competir contigo porque eres único, entonces crees en ti y los demás creerán en ti.

Debes sentir orgullo de la persona que eres, ya que, te repito, como bien dicen y es una verdad absoluta: de la forma que tú quieres que te vea el mundo así te observarán.

Cuando te amas, te aceptas, sabes que mereces lo mejor, lo asumes, lo crees y lo proyectas y es entonces cuando la vida, Dios, el universo, la fuente, trae hacia ti nuevas oportunidades y los sueños dejan de ser efímeros y se tornan realidades.

Si bien es cierto, no siempre nuestros días brindan lo que esperamos y a veces nuestra vida toma rumbos imprevisibles, más que preguntarte constantemente por qué tu vida se ha tornado como es ahora o por qué no es como la de tu semejante - llámese mejor amigo, conocido, familiar, compañero de trabajo— acepta el camino abierto que tienes por delante con todas tus capacidades para lograr lo que deseas.

Recuerda aquellos momentos atrás en los que superaste grandes dudas, conflictos, retos, en los que muchas de tus ahora realidades eran sueños, planes, proyectos, metas. Recuerda cuando triunfaste en algo que creías imposible. Tú eres esa misma persona, con esas mismas cualidades y dones, y continuarás venciendo e imponiéndote. No lo olvides, no lo cambies, no dejes de creer.

Cree en ti mismo y entiende que hay algo dentro de ti mayor que cualquier obstáculo. Todos tenemos adentro una brújula que nos conduce a donde anhelamos. No olvides confiar en tu brújula, consúltala a menudo, porque el conocer su presencia te dará fortaleza para lo que la vida te depare. No elijas permitir que te desvíen. Pídele la verdad a tu corazón, y te dará la respuesta y el discernimiento para tomar las decisiones que son para ti. Como bien dicen Wayne W. Dyer: “si crees totalmente en ti mismo, no habrá nada que esté fuera de tus posibilidades”. O bien, como ha dicho Cynthia Kersey: “cree en ti mismo y llegará un día en que otros no tendrán más remedio que creer en ti”.

Si tú crees en ti, no importa lo que diga el resto. Estas aquí para hacerlo, no para escuchar opiniones o mejor dicho: críticas. Si crees en ti mismo no necesitas q nadie apruebe tus decisiones y planes. La confianza en ti mismo es suficiente para emprender vuelo. No olvides que todo esfuerzo es inútil si no crees en ti. Intenta decir algo tan sencillo como: “Yo creo en mí mismo”. No siempre es fácil pero, si tú no crees en ti mismo, ¿quién lo hará?

Puedes tener éxito aun cuando nadie crea en ti, pero nunca lo tendrás si no crees en ti. Persigue tus sueños y siempre cree en ti. Pon tus ojos en las estrellas y la esperanza en tu corazón. Ocúpate de tu persona, sé tu propio maestro, cree en ti.



El Recurso De La Mentira


“En el mundo de la mentira, que no es más que nuestro propio mundo, funcionan dos máximas que debemos asumir antes de iniciarnos en esta provocadora disciplina: en primer lugar, somos muy malos detectores de la mentira y, en segundo lugar, todos somos unos mentirosos”

Casi todos somos unos pequeños mentirosos deshonestos, y unos pocos somos unos grandes mentirosos deshonestos. Aunque, en honor a la verdad, los costos para nuestra sociedad de los pequeños mentirosos son descomunales en relación a los costos de los grandes defraudadores.

Nos engañamos pensando que la mentira es necesaria para el funcionamiento eficaz de nuestra sociedad y que disponemos de una holgada capacidad para justificarnos: el "vivo" es el héroe de nuestra sociedad. 

Además, ni siquiera podemos confiar en nuestros mayores. Ni policías, ni jueces, ni personas con alta experiencia, tienen una capacidad para detectar mentiras. Es decir, no existen buenos detectores de mentiras en ninguna parte de nuestro mundo. De hecho, las investigaciones realizadas al respecto apuntan a una mayor fiabilidad de los "no expertos" que de los "expertos"

Ni taparse la boca, ni apartar la mirada, o cualquier otro estereotipo que venimos aceptando como cultura social, tiene validez científica para ser considerada como una mentira. Si bien es cierto que algunas personas pueden engañar mejor que otras, es conveniente conocer cuándo nos enfrentamos a buenos mentirosos potenciales para así abordar una estrategia.

Una estrategia empieza por desconfiar del extrovertido, alguien con una alta estabilidad emocional y una dosis de frialdad afectiva. Es decir, aquellos en los que acostumbramos a confiar.

La buena noticia es que no todo está perdido. Detectar mentiras es una tarea compleja, pero no imposible. Mentir es muy difícil y requiere de un trabajo extraordinario: el mentiroso debe planificar, saber de lo que miente, y crear una verdad alternativa; además de analizar si le creemos y controlar el miedo a que lo descubran. 

No es fácil y requiere un elevado despliegue de recursos que lo hace más vulnerable, especialmente si tenemos la posibilidad de controlar nuestra relación con él.

Existen demasiados condicionantes que pueden alterar el resultado de un análisis de credibilidad, como las razones que nos mueven a mentir y para qué mentimos. Algunos aspectos en la cultura de la mentira pueden ser válidos en algunos casos y ser muy diferentes en otros, como los tiempos de reacción a una pregunta que son superiores a lo normal (especialmente si alguien no está preparado para una entrevista). 

Hay mucho "ruido" en el mundo de la mentira. Los manuales para la detección de mentirosos son bastante decepcionantes, existen demasiados aficionados con fórmulas de lenguaje corporal sin validar que solo representan una ofensa a los equipos de científicos que trabajan validando investigaciones en muchas universidades.

Entonces, ¿debemos renunciar a mejorar nuestra capacidad para evitar el engaño? La respuesta es no, solo debemos ser conscientes de que no existen elixires mágicos y que este proceso requiere de un trabajo serio y avalado por profesionales.


La Dignidad Del Trabajo


El filósofo y economista Karl Marx ya lo anunció en el siglo XIX: “el trabajo dignifica al hombre”. Una frase que no puede tener más vigencia. Aunque quizás, eso sí, “el trabajo dignifica a las personas”, suene mejor en la actual coyuntura.

A día de hoy el trabajo se ha convertido en el principal factor de inclusión social y debe estar al alcance de TODOS, sin ningún tipo de discriminación por razón de sexo, edad, discapacidad… Sobran los motivos para argumentarlo y quizás pueden parecer obvios, pero conviene recordarlos brevemente.

Por qué el empleo dignifica a las personas

1)-  Porque nos diferencia de otros seres vivos. El desempeño de una labor cotidiana y remunerada es patrimonio exclusivo de la humanidad. A diferencia de otros seres vivos, las personas podemos modificar nuestra esencia, nuestra rutina y/o nuestra conducta con la realización de una actividad libre y constante. Cuando trabajamos, por tanto, nos sentimos parte activa de la sociedad de la que formamos parte.

2).-Porque es fuente de motivación y las personas no funcionamos sin ella. El trabajo no es sólo el entorno donde pasamos un tercio de nuestro día, sino que es motor de motivación; una motivación que todos necesitamos para ser felices. Sin motivación no hay acción y sin acción nos sentimos inertes.

3)- Porque nos brinda los mayores momentos de autoestima.  Es en el trabajo donde alcanzamos los mayores picos de realización personal. Comprobamos que, gracias a nuestros conocimientos o experiencia, podemos realizar una labor útil y remunerada. Esta remuneración nos permite, a su vez,  mejorar nuestra calidad de vida y la de nuestros seres queridos. Todo ello hace que nos sintamos socialmente reconocidos y valorados. Autoestima, en definitiva.

4)- Porque previene patologías mentales. Trabajar exige una rutina, una planificación y una constancia. Mantener la mente ocupada con los quehaceres del trabajo permite que aparquemos, aunque sea momentáneamente,  preocupaciones y quebraderos de cabeza. Así, focalizando nuestra atención en las tareas rutinarias (o no) del trabajo, mantenemos una equilibrada salud emocional y prevenimos trastornos como la depresión.
También previene de circunstancias indeseables como la violencia de género.

5).-Porque normaliza y combate la exclusión, equiparando a las personas, más allá de cualquier diferencia. Cuando atravesamos una situación difícil, discriminatoria o de especial vulnerabilidad, el empleo aporta  equilibrio para normalizar nuestra vida, consiguiendo que esas aparentes desventajas o limitaciones queden sepultadas bajo el desempeño de una actividad productiva y remunerada, que nos equipara a cualquier otra persona y demuestra nuestro talento, por encima de cualquier circunstancia que pueda estigmatizarnos.


lunes, 16 de julio de 2018

El Valioso Aporte De La Filosofía


En la Conferencia Mundial de Humanidades, celebrada en Bélgica en agosto de 2017, se fijaron principios rectores para la enseñanza de las humanidades.

La UNESCO se esfuerza por difundir esta visión y dar a conocer los nuevos usos que de unos años a esta parte revolucionan esta disciplina entre los más jóvenes, incluso fuera del contexto escolar, en los nuevos medios de comunicación, y la utilización que hacen hoy los filósofos del dibujo, la música y la cultura visual.

La directora general de la UNESCO recordó que, aún hoy, la filosofía es un baluarte contra la estrechez de miras, una forma de cultivar la distancia crítica ante la saturación informativa y los discursos simplistas que tienen por objetivo enfrentar a las culturas entre sí.

“Por ello urge convocar la filosofía, que si bien no da respuestas, permite hacer las buenas preguntas. Nos invita, como escribió el poeta Rabindranath Tagore, a “trascender los límites de nuestra sensibilidad y nuestra visión mental para acceder a una mayor libertad”.

“Esta es una oportunidad que hay que aprovechar: exhorto a todos los Estados Miembros a que den vida a este mensaje, que entronca con la esencia misma del mandato de la UNESCO”, concluyó.


El Desprendimiento


Desprenderse de todo lo que uno ha vivido duele, saber que en el camino tenemos que ir dejando a un lado a personas, momentos y lugares porque ya no nos pueden acompañar en nuestra vida, duele, y mucho.

Lo sabemos tan bien que preferimos ignorarlo para evadir un sufrimiento que es ineludible, pero necesario para nuestro crecimiento. Como saber que parte de ti muere todos los días y que, a pesar de ello, no estás preparado para morir; que la juventud es sólo un proceso y la vejez un resultado; que los cambios son inevitables al igual que las lágrimas y las risas; que perder y ganar pueden ser un gran equilibrio al final.
Sabemos que desprendernos duele porque es un proceso indispensable para nuestra evolución como seres humanos y, por lo tanto, es muy sano. Es una invitación para seguir adelante y para vivir mejor. Hoy es diferente de ayer y tienes que vivir con lo que haces hoy, no con lo que hiciste ayer.
El desprendimiento es un gran maestro. Se nos olvida que llegamos desnudos al mundo, nada nos pertenece. Nacemos empacando una maleta que nos acompañará a lo largo de nuestra vida, la cual tendrá que estar vacía al final, porque los equipajes pesados no se llevan cuando morimos, por salud espiritual.
Uno aprende la lección cuando se desprende del momento. A mí nadie me enseñó cómo se tiene que enterrar a un ser querido, lo aprendí cuando no tuve más opción. ¿Qué me enseñó? Que sigo vivo, enterré a otra persona, yo aún tengo batallas que librar porque lo único que no puedo perder, todavía, es la vida.
Nos enseñan a vivir, pero no a morir; a seguir lo que dicta la ley cívica, la moral y lo tradicional, pero nadie nos enseña a ser auténticos. Tenemos que ir lidiando y robando personalidades que no son la nuestra, hasta encontrarnos con nosotros mismos. Y el día que eso pasa nos desprendemos de todo lo demás, de todo lo que aprendimos y de todas las mentiras que creímos, porque ya no las necesitamos. De hecho, ya nos pesan en nuestro andar.
Puedo compararlo con la piel de una cebolla. Hay que ir perdiendo capas para llegar al corazón, a lo que importa para ser más ligeros y, con ello, más felices.
Desprenderse de las palabras; hablar menos, pero escuchar más. Soltar las críticas. Las opiniones de los demás son sólo eso, opiniones, y no son mías. ¿Por qué creerlas y conservarlas?
Que cada quien cargue con su cruz. Despréndete de los juicios.
Empieza el año, los proyectos, los finales y los comienzos. Llega el momento en que la toma de decisiones es fundamental, así que no tengas miedo a la hora de decidir algo nuevo o diferente. Admírate por tener el valor de tomar decisiones.
 No importa qué tan grandes o pequeñas sean, todas harán eco en tu vida. Pero, sobre todo, toma la decisión de desprenderte y… ¡asómbrate!, que ya verás lo que pasa a continuación. Muchos le llaman “libertad”.
Me gusta  retratar la vida diaria y los problemas que nos rodean.


Irse Al Garete


Cuando algo nos ha salido mal decimos que “se ha ido al garete”, pero también podemos usar esta expresión para indicarle a alguien que nos deje de molestar, diciéndole que se vaya al “garete”.

Al parecer y según el Diccionario de la Real Academia Española de la Lengua, la palabra “garete” viene de la construcción francesa “être égaré”, cuyo significado es “andar extraviado”.

Su uso comenzó siendo marinero, usándose para indicar que una embarcación andaba a la deriva, sin rumbo ni gobierno, y a merced de los vientos y corrientes marinas; evolucionando hasta el uso actual de tal expresión.

Al garete también puede utilizarse en locuciones verbales. En este sentido, irse algo al garete significa que ha fracasado o se ha estropeado. Por ejemplo: “El país se fue al garete”.

Andar al garete, por su parte, se refiere a llevar una vida desordenada, disipada, sin rumbo. Por ejemplo: “Desde que a Luis la esposa lo dejó, anda al garete”.

Estar al garete, asimismo, se usa para significar estar a la deriva, desorientado, sin propósito definido. Por ejemplo: “Cuando llegamos a la ciudad, el primer día sentimos que estábamos al garete”.

Por otro lado, quedar al garete se refiere a quedarse una embarcación a la deriva en el mar por algún desperfecto inesperado (haber perdido las anclas, tener una avería en las máquinas, etc.), de modo que queda a la voluntad de las corrientes o los vientos. 

Por ejemplo: “El capitán se dio cuenta de que se habían quedado al garete”.

Un sinónimo de la expresión al garete es a la deriva.


La Conquista De La Ilusión


La ilusión puede tener su origen en el sentimiento de incapacidad. Ella nace en este tiempo vacío de los pensamientos, y nos distrae del momento presente.

Cuando nos observamos a nosotros mismos, nos encontramos entre las ideas y sus formas. El ser humano es, en verdad, un pozo de dudas, que se convierten en miedos, estorbando su desarrollo, su crecimiento y su éxito, en todas las instancias de su vida.

Cuando nos encontramos, nos confrontamos con las potencias interiores y exteriores de nuestro ser provenientes de la naturaleza, y con nuestro propio dinamismo instintivo. La ilusión aparece en una fase precoz del desarrollo natural de los deseos, para hacer suceder lo que no es real.

Confundimos ilusión con sueños y deseos, pero las ilusiones se quedan en el vacío del ser humano, en cambio los sueños y deseos podemos realizarlos, pues muchos de ellos dependen sólo de nosotros mismos. Cada cual debe buscar las armas necesarias para su realización. Cuanto menos dañemos al prójimo, más nos acercaremos a la realización de un sueño duradero.

Cuando lleguemos a adquirir la fuerza de transformar las ilusiones en sueños, y los sueños en realidad, estaremos dominando las fuerzas que destruyen nuestros miedos y lanzándonos al mundo mágico de los deseos. En ese nuevo mundo, estaremos extrayendo de nuestro interior las energías necesarias para dominar las ilusiones exteriores, fruto exclusivo de nuestros pensamientos mal definidos.

Tenemos que mantener siempre la serenidad, de lo contrario seremos siempre incapaces de oponernos a tales energías. Por un movimiento racional, ella recurre siempre a afectos opuestos, a otras fuerzas emocionales, cuya función es dominar lo más perfectamente posible lo que escapa al control de la razón.


En ese proceso el ser humano desarrolla lo que podemos denominar “ilusión”, moldeándola de acuerdo a su propia experiencia individual en las primarias de la vida. Confrontándose con fuerzas peligrosas, primitivas e incomprensibles, se acuerda del tiempo en que se sentía seguro con la presencia de la madre o del padre, de sabiduría y poder superiores a los suyos, cuyo amor y protección podía conquistar mediante la obediencia y el respeto.