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domingo, 4 de febrero de 2018

Eres Mucho Más Que Eso

Tantas imágenes en Instagram, Facebook, y en cualquier plataforma social que encontremos, vemos constantemente casos de “éxito” cuando alguna persona logra bajar cinco, once o mil kilos y ahora es un palitroque, un modelo fitness o la tonificación hecha persona.

Muchas veces el “éxito” no tiene absolutamente nada que ver con el número que existe en la balanza, o con la cifra que muestra la cinta de medir, o la pinza del nutricionista que mide los pliegues. Amigos, si así lo piensan entonces no sé si van por el mejor camino.

Lo digo porque estuve mucho tiempo (y aún caigo en ello de vez en cuando) intentando buscar el “éxito” en ese cuerpo que me muestran las fotos, y no hablo exclusivamente de las revistas de moda que muestran a modelos esqueléticas u hombres musculosos, hablo también de los cuerpos de mujeres increíblemente tonificados y musculosos, de hombres delgados, de cuerpos con curvas y así, de todos. Quise ser muy delgado, quise también tener un six pack en mi abdomen, quise tener un trasero parado y pechugas de buen tamaño, quise tener bíceps y trapecios marcados, y también quise “ser eso” (¿qué es eso?). Siempre con la idea en la cabeza de que “si, cuando logre tener este cuerpo o me logre ver de esta forma, voy a estar feliz”.

En la búsqueda por este éxito entendí aquello que creo algunos aún no entienden. Entendí que ese éxito no existe. Al menos no de esa forma superficial. Uno no puede basar su felicidad y satisfacción en algo tan banal como la forma en que se ve nuestro cuerpo. Simplemente no se puede.

El verdadero éxito” lo encontramos cuando logramos hacer algo que antes nos costaba tanto y lo pensábamos imposible, en cualquier ámbito. La verdadera felicidad la encontramos cuando, por ejemplo, la pasamos bien entrenando, cuando logramos levantar un kilo más que antes, cuando logramos terminar alguna tarea o trabajo, cuando podemos lograr llevarle el ritmo a nuestros hijos y no morir en el intento. Entendí que el éxito propio, no dependía de cómo se iba a ver nuestro cuerpo, sino de lo que era capaz de hacer y aguantar, que en este caso la forma no sigue al fin.

Entendí que quizás para alguien, su éxito es lograr que sus piernas no sean tan débiles, independiente de cómo se vean, o quizás sea lograr terminar algo que decidió empezar. Es poder llegar a la casa y saber que no nos falta nada, y así el éxito o felicidad de otras personas probablemente lo logren con otras cosas o sucesos.

¿A qué voy con toda esta cháchara motivacional? A que nos aceptemos por quienes somos y no intentemos cambiarnos, nuestros cuerpos nunca nos van a definir, sino nuestras acciones y actitudes frente a la vida y al día a día. Los pequeños logros diarios son los que hacen que todo sea más entretenido.


Muchas veces eso es algo que se nos olvida constantemente, y casi que tenemos que ponernos un recordatorio en el celular para no caer en lo banal.

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