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sábado, 4 de agosto de 2018

La Ignorancia Por No Saber


La mayoría de las personas temen sentirse ignorantes, especialmente frente a los demás, pero también consigo mismos. Si en un momento dado se equivocan o actúan torpemente, suelen criticarse, se castigan con pensamientos como "que tonto soy", "eres un torpe"..., y sufren la ira asociada a estos pensamientos. Este tipo de autocrítica también obstaculiza el aprendizaje, no ayuda a entender.

El temor a sentirse torpe le apartará de situaciones en las que podría disfrutar aprendiendo, incluso en muchas ocasiones, le puede imposibilitar para entender cosas que son imprescindibles para resolver sus problemas.

Otra de las asistentes al curso nos abordó en la escalera.

- Hubiera querido intervenir para preguntar, pero es que me da terror. No me salen las palabras. Tengo miedo escénico. ¿Pero por qué razón me pasa esto?
- No se conforme con la etiqueta de "miedo escénico". Saber el nombre del problema no lo resuelve. Ese temor, como hemos explicado, es el efecto de otros, como el miedo a parecer torpe, al ridículo, a la crítica y al menosprecio. Ahonde en esos temores.

No saber algo no es ser despreciable
Es muy gratificante para una persona poder mostrar con sencillez que no sabe algo. Para poder actuar de este modo, hay que resolver el temor a que otras personas reaccionen negativamente ante esa muestra honesta de ignorancia. 

Puede ocurrir que otros traten de ridiculizar o sentirse superiores al que muestra que no sabe. En ese caso hay que ser consciente de que el problema es del otro, del que ridiculiza, y enfrentar la emoción que nos produce su actitud, para no caer en el mismo error que esa persona.

Para resolver el temor a que nos menosprecien por equivocarnos, también es necesario dejar uno mismo de juzgar o ridiculizar a los demás cuando se equivocan o no saben algo.

Estar al acecho de los posibles errores de los demás, es otro síntoma del temor a no saber, a sentirse torpe frente a los demás. Una mente censuradora nos aparta de los demás y cronifica el problema. Por el contrario, cuanto menos juzgue a los demás, incluido mentalmente, menor será el temor a ser juzgado.

¿Es realmente tan importante que alguien pronuncie mal una palabra, se tropiece o confunda a un escritor con un cantante, como para recriminarle o reírse de él? Son ejemplos simples, pero valdría lo mismo para cualquier error. ¿No es más importante tratarnos bien, y si hay que hacer ver un error, hacerlo con afecto?
Desde el punto de vista psicológico, el ser humano no está terminado, está en evolución, por lo tanto, está aprendiendo. 

Reconocer que uno no sabe algo produce un estado de apertura mental, genera la curiosidad necesaria para aprender. Por supuesto, esto no implica dejar de ver la realidad, al contrario, una mente sin temor es más capaz de percibir mejor la realidad tal cual es, podrá identificar lo que está mal y actuar con firmeza si es necesario para darle solución. Con firmeza pero sin odio, con inteligencia.

Resolver el temor a no saber, al menosprecio, le tornará más inteligente, amable y comprensivo, con usted mismo y con los demás.


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