viernes, 7 de septiembre de 2018

Habilidad Para Desarrollar Habilidades


Las habilidades se han posicionado como uno de los temas más importantes, sino es que el más importante, en el ámbito educativo, precisamente cuando se registra los niveles educativos más altos en la historia mundial.

Justamente porque los policymakers se dieron cuenta de que más años de escolaridad no necesariamente se traducen en un mayor aprendizaje, desarrollo de habilidades o crecimiento económico, muchos países empezaron a implementar de forma progresiva, principalmente en los años dos mil, reformas educativas con enfoque en competencias.

Sorpresivamente, estas reformas no siempre han logrado mejorar los resultados en aprendizaje, o al menos no al ritmo que se esperaba. Por ello, una pregunta relevante es ¿cómo podemos, en la práctica, enseñar habilidades en cada aula y asegurarnos de que lo que decide la autoridad educativa se traduce en resultados medibles en cada estudiante?


Nunca antes ha habido tantos informes disponibles sobre políticas para el desarrollo de habilidades. Sin embargo, la mayoría de ellos se enfocan en recomendaciones para identificar brechas de habilidades e implementar estrategias de habilidades, a nivel agregado. Desafortunadamente, la evidencia sobre lo que los policymakers pueden hacer para desarrollar habilidades en las escuelas es más limitada. En mi experiencia como policymaker dirigiendo un programa de desarrollo de habilidades a gran escala, un paso crucial para facilitar este proceso, por más sencillo y obvio que parezca, es invertir tiempo suficiente en definir las habilidades que se busca enseñar, tan preciso como sea posible.

¿Pero qué son exactamente las habilidades?

Las habilidades son la capacidad de hacer algo bien. Así como el conocimiento alude a la manera en que percibimos, entendemos y recordamos la información, las habilidades se refieren a la manera en que elegimos, utilizamos y aplicamos conocimiento en diferentes circunstancias, al enfrentar retos diversos y frecuentemente impredecibles. 

Pensemos, por ejemplo, en escribir correos electrónicos: las personas podrán saber cómo escribir, e incluso qué es un email, pero eso no significa que saben cómo escribir emails bien, mucho menos cómo escribirlos en diferentes contextos y para diferentes audiencias y propósitos. 

Es decir, poder escribir es distinto que tener habilidades de comunicación. De hecho, una definición más técnica de habilidades –o competencias– involucra conocimiento, habilidades, actitudes y valores, lo que significa que, en el ejemplo del email, no solamente se espera que las personas hagan un buen uso de la gramática sino que además muestren empatía y respeto.
  

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