jueves, 6 de septiembre de 2018

La Arrogancia

Que levante la mano quienes se sienten a gusto con las personas arrogantes.
Si hiciéramos esta pregunta en un grupo de 10, 100 o 1000 personas, no debería sorprendernos que nadie levantase la mano. 

A la mayoría de la gente no le gustan las personas arrogantes, entre otras cosas porque nos hacen sentir mal, nos menosprecian y generan la sensación de inferioridad. De hecho, la arrogancia es una creencia de superioridad y autoestima exagerada que se manifiesta con afirmaciones excesivas y presuntuosas. 

Sin embargo, la actitud arrogante se desarrolla muy temprano en la vida. Un estudio realizado en la Universidad de Yale descubrió que los niños pequeños de entre 5 y 7 años ya muestran cierto pensamiento arrogante pues creen que pueden saber más de los adultos. En algún momento a lo largo del desarrollo, abandonamos esa postura egocéntrica y nos formamos una imagen más objetiva de nosotros mismos y del mundo. 

Al parecer, la persona arrogante no da ese paso madurativo, sigue creyendo que puede ganar siempre y, lo que es aún peor, cree que merece ganar siempre. Esto nos indica que, en la base de la arrogancia se esconde una actitud infantil y un problema de autoestima. De hecho, creerse superiores suele ser un mecanismo de defensa que demuestra que en realidad esa persona no tiene tanta confianza en sí misma. Al respecto, Fulton John Sheen dijo que “la arrogancia es la manifestación de la debilidad, el miedo secreto hacia los rivales”. 

¿Cómo es una persona arrogante? 
La persona arrogante puede parecer atractiva y agradable al inicio ya que suele transmitir una imagen de seguridad y confianza. Por eso, es normal que caigamos en sus redes, hasta que nos damos cuenta de que todo comienza a girar a su alrededor y dejamos de sentirnos bien en su compañía ya que cada vez nos sentimos más pequeños y menospreciados. 

Un rasgo distintivo de la gente arrogante es que buscan constantemente la admiración de los demás. La arrogancia se alimenta de los halagos, por lo que estas personas siempre intentarán sacar a colación sus logros, ya sean reales o ficticios. 

Por eso, no les gustan las personas seguras que se muestran indiferentes y no caen rendidas a sus pies. 


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