Páginas

domingo, 9 de septiembre de 2018

Personas Tóxicas


A veces no nos damos cuenta de forma consciente, pero después de estar con determinada persona nos sentimos sin energía, con desánimo, como si hubieran absorbido nuestra vitalidad. Todos y todas conocemos a alguien que siempre está hablando de cosas negativas, que no acepta opiniones, que no escucha, que no sabe reconocer tus logros, que puede ser hiriente, actuar con agresividad y se exalta con facilidad cuando no se le da la razón. Normalmente, después de estar con estas personas nos sentimos con cansancio, con poca energía, de mal humor, a veces con dolor de cabeza… se trata de una “persona tóxica”.

Todas las personas tenemos momentos en que podemos actuar tóxicamente. El problema es permanecer en esa actitud de manera sostenida e inconsciente y provocando graves daños en quienes nos rodean.

La palabra “tóxico” proviene del griego “toxon”, que era el veneno que se aplicaba en la punta de las flechas contra el enemigo.

Sus actitudes son lo que hace tóxicas a algunas personas; pueden ser características permanentes de su personalidad o haber aparecido después de algún episodio puntual en sus vidas.

Las “personas tóxicas” no son muy difíciles de reconocer:
Siempre encuentran algo negativo en todo lo que sucede en su entorno
Siempre tienen la razón
Son hirientes, agresivos o agresivas, inflexibles y no aceptan que se les contradiga
Disfrutan de la humillación del otro o la otra.
Sólo hablan de sí mismas y no escuchan al prójimo, mucho menos se interesan por los problemas o necesidades ajenas
Necesitan constantemente la aprobación de los demás, sentirse importantes, ser reconocidos o reconocidas, a pesar de no tener logros relevantes en la vida
Buscan manipular con mentiras
Agreden innecesariamente y desvalorizan a la otra persona para sentirse bien.
Dañan con intención, sin jamás proponer una reparación
Incomodan con sus imposturas.
Critican incansablemente a los y a las demás, actúan con envidia y resentimiento.
Algunas veces son pasivos o pasivas y viven de la lástima ajena, buscando ayuda constantemente y aprovechándose de los demás.
Se sienten vacíos-as y buscan llenar ese hueco con nuestra amistad, tiempo o compañía, absorbiéndonos por completo, sin dar nada de sí a cambio.
Existen varios tipos de comportamientos tóxicos, pero los más comunes son dos: los hirientes y agresivos-as, que no se alegran de nada bueno que nos pase, con actitudes ofensivas, aunque siempre por nuestro bien claro está; o bien todo lo contrario los pasivos-as, necesitan de nuestra ayuda constantemente, intentan mostrar lástima, soledad. 
Estas personas se muestran desvalidas y aunque parecen más inocentes la toxicidad es la misma.

En el primer caso, encontramos a personas que en su interior solo hay negatividad, resentimiento, envidia, celos, frustración…y su forma de gestionarlo es provocando en los demás esa sensación de inferioridad. En el segundo caso, hablamos de personas que están vacías emocionalmente e intentan llenar ese vacío emocional con nuestra amistad, amor y compañía. 

Este tipo de personas desgastan muchísimo, porque toman de tu energía, tu ilusión y motivación de la que ellos carecen. Y toda esa energía al final es malgastada con pensamientos derrotistas. Estas características a la larga pueden terminar en patología.


No hay comentarios:

Publicar un comentario