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lunes, 1 de octubre de 2018

Educar Para La Paz

“El enfrentamiento violento puede eliminar el conflicto mediante la coerción y el dominio, pero puede destruirnos también física, espiritual y emocionalmente. De nosotros depende dar un giro en el camino y romper el círculo de la violencia”

“Para combatir la cultura de la violencia que se profundiza en nuestra sociedad, la generación futura necesita una educación radicalmente diferente; que no glorifique la guerra, sino que eduque para la paz, para la no-violencia y para la cooperación internacional”

Agenda de La Haya para la paz
La violencia es vista en nuestra cultura como una forma de solucionar conflictos. Se ha justificado que el hombre es violento por naturaleza y que lleva en su instinto la violencia como una necesidad genética. Sin embargo, aun cuando el hombre puede actuar violentamente, como respuesta a frustraciones y situaciones adversas; personales y sociales, el hombre tiene también la capacidad de ser constructivo, es decir, de servir, de ser solidario, de trabajar por la paz y la justicia; o sea, tiene la capacidad de amar.

La frase cliché: “la violencia engendra más violencia” tiene mucha fuerza, aún pues encierra una verdad no comprendida por todos, porque mientras no usemos la paz positiva y los medios alternativos de transformación de conflictos, éstos, por medio del enfrentamiento violento, se agudizarán, pagando después un alto costo. El enfrentamiento violento puede eliminar el conflicto, mediante la coerción y el dominio, pero puede destruirnos también física, espiritual y emocionalmente. De nosotros depende dar un giro en el camino y romper el círculo de la violencia.

Quizás esta sea una pregunta difícil de responder, sobre todo cuando la violencia se genera a partir de conflictos que buscan la solución por medios destructivos. Un primer camino es tomar conciencia (darnos cuenta) del grado de responsabilidad que nos corresponde a cada cual en un conflicto, y la actitud positiva y pacífica que adoptemos para una solución justa de las partes.

De acuerdo con algunas teorías de conflicto la violencia genera traumas y una manera de superar traumas, tanto en la víctima como en el autor, es mediante un proceso de reconstrucción de las relaciones que se puede obtener cuando las partes en conflicto deciden salir de los límites estrechos del conflicto y elevan sus  metas.

El teórico de la paz  de origen noruego J. Galtung (1930) desarrolló los conceptos de trascendencia y transformación de conflictos, que, en su carácter de finalidad, han de convertirse en lo esencial. Se vincularán a estos conceptos también los de Reconstrucción, Reconciliación y Resolución, siendo este último el que jugará un papel fundamental en el proceso, por cuanto no significará construir algo nuevo, sino la oportunidad de sacar las habilidades y capacidades potenciales de los actores del conflicto.

Pieza clave en estos procesos son las alternativas de transformación de conflictos que buscan de manera creativa y participativa la solución sin mediar la violencia. Esta opción alternativa exige hacer los esfuerzos necesarios para construir relaciones de paz, transformando situaciones violentas y destructivas en experiencias constructivas. Para conseguir avances sustantivos y aprendizajes colectivos en un proceso de paz, es importante tomar en cuenta los siguientes factores:

Desaprender las ideas, tradiciones y costumbres que han hecho de la violencia destructiva el único camino de solución.

Concienciarnos en la transformación de conflictos y en la pedagogía de la paz.
Hacer una opción por la no-violencia como filosofía de vida.
Eliminar las desigualdades artificiales que abren enormes distancias entre ricos y pobres.
Buscar maneras justas de compartir el poder y participar democráticamente en el desarrollo social, político y económico de la sociedad.

Buscar el bien común dejando a un lado la voluntad egoísta.
Una sociedad no puede construir una Cultura de paz, sin educación para la paz, por ello resulta necesario que la educación se convierta en un instrumento fundamental para la materialización de una cultura de paz que propicie el diálogo de toda la comunidad, como una expresión de la idea del Bien Común.

La educación para la paz, que busca el fruto de una Cultura de paz con la voluntad política de romper el círculo de la violencia, constituye un componente fundamental en la formación de los ciudadanos en una comunidad democrática y solidaria.


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