Para la concepción metafísica de la realidad los contrarios
son opuestos. Dos cosas contrarias no pueden existir a la vez.
Para la dialéctica, los contrarios no pueden existir uno sin
el otro y forman una unidad. Cada cosa es una unidad de contrarios y es la
contradicción o lucha interna entre esa cosa y su contrario lo que provoca el
cambio o movimiento de la materia.
Este principio de unidad de contrarios o principio de
contradicción es lo que da nombre a la dialéctica: Uno, se divide en dos y se
transforma en su contrario, fruto de la lucha interna entra “lo que es” y “lo
que va a ser.”
En cada cosa, en cada proceso existen siempre varias
contradicciones. Una de estas contradicciones será la contradicción principal
que determinará hacia donde se dirige el proceso en esas circunstancias. Si
cambian circunstancias la contradicción principal de un proceso también puede
cambiar.
En determinadas circunstancias se desarrollará la
contradicción que convierte a un huevo en pollito. En otras se
desarrollará la contradicción que lo convierte en alimento, y en otras la que
hace que el huevo se pudra.
Esto es porque dentro del huevo además de la contradicción
entre el huevo y el germen del pollito, existen otras contradicciones, como la
contradicción entre la materia orgánica y la inorgánica o entre la vida y la
muerte.
Ley de la relatividad de los contrarios
Según la ley de unidad de contrarios una cosa nunca existe
de forma absoluta sino de forma relativa a su contrario.
El huevo fecundado no es 100% huevo sino que cada vez en un
% mayor irá convirtiéndose en pollo, al completar su proceso de desarrollo y
llegar a ser gallina, está contendrá el germen de nuevos huevos, será en un %
gallina y en un % huevo.
Dos contrarios no existen de forma absoluta, sino de forma
relativa entre sí. Esta ley de relatividad de contrarios puede observarse en
todos los objetos de la realidad material:
Ignorancia y
conocimiento.
Materia y energía.
Luz y
oscuridad.
Espacio y tiempo.
Burguesía y
proletariado.
Vida y muerte.
Cada cosa es una unidad de contrarios.
Afirmar semejante cosa parece al principio un absurdo. “Una
cosa y su contrario no tienen nada en común” -tal es lo que se piensa
generalmente. Pero para la dialéctica toda cosa es, al mismo tiempo, ella misma
y su contrario, toda cosa es una unidad de contrarios, y esto debemos
explicarlo bien
.
Si tomamos el ejemplo de la ignorancia y de la ciencia, es decir, del saber, establecemos que desde el punto de vista metafísico estas son dos cosas totalmente opuestas y contrarias una a la otra. El que es ignorante no es un sabio y el que es un sabio no es un ignorante.
Si tomamos el ejemplo de la ignorancia y de la ciencia, es decir, del saber, establecemos que desde el punto de vista metafísico estas son dos cosas totalmente opuestas y contrarias una a la otra. El que es ignorante no es un sabio y el que es un sabio no es un ignorante.
Sin embargo, observando los hechos, vemos que no dan lugar a
una posición tan rígida. Sabemos que al principio reinó la ignorancia; luego
llegó la ciencia; y aquí verificamos que una cosa se transforma en su
contrario: la ignorancia se transforma en ciencia
.
No hay ignorancia sin ciencia, no hay ignorancia 100%. Por
ignorante que sea, un individuo sabe reconocer al menos los objetos, su
alimento; jamás hay ignorancia absoluta; siempre hay una parte de ciencia en la
ignorancia.
La ciencia ya está en germen en la ignorancia; por lo tanto, es
correcto afirmar que lo contrario de una cosa ya está en la cosa misma.
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