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martes, 15 de enero de 2019

Apetito Por La Lectura


Nuestra sociedad actual adolece de cierta desnutrición de literatura pese a la gran cantidad de títulos y obras que se encuentran a nuestra disposición. Esta deficiencia vitamínica se refleja en nuestro lenguaje, tendencias e incluso en nuestras decisiones.

Que los libros ejercen o pueden ejercer una poderosa influencia en nuestras vidas, es hoy un hecho incuestionable, no en vano, en el pasado, algunos gobiernos totalitarios y opresores los hicieron arder amontonados en las principales ciudades de Europa. La influencia positiva que incide la lectura de libros sobre nuestras vidas y facultades del pensamiento, el crecimiento personal y salud mental está ampliamente documentada por los estudiosos y eruditos modernos. 

Pero hemos de reconocerlo, no a todo el mundo le atrae la lectura. Para algunos es una tarea tediosa y forzada. Un ejemplo de ello lo encontramos en las listas de lecturas obligatorias para alumnos de diferentes cursos y especialidades. Los alumnos se sienten obligados a realizar esas lecturas porque forman parte del programa docente con el que se evalúan sus notas y no porque voluntariamente hayan escogido los títulos.

Según un reciente estudio realizado por el CIS en torno a la lectura, una buena parte de los entrevistados reconocía que no le gustaba la leer. La encuesta se realizó a 2.477 adultos mayores de 18 años en 237 municipios de 49 provincias españolas. El barómetro arrojó los siguientes resultados: La 44,9% dicen que no leen porque no les gusta, ni las interesa. Los que aducen falta de tiempo son el 24,8% y los que prefieren otras formas de ocio y por eso no leen son el 16,4%, los 13,90% restantes prefieren leer periódicos, revistas u otros formatos digitales. En resumidas cuentas, una numerosa parte de la población adulta no disfruta de la lectura de un libro.

Los motivos pueden ser diversos, la mayoría de las personas que viven en las grandes ciudades y que están rodeadas por una abundante y variada información audiovisual, subestiman profundamente la lectura. La mayoría prefieren ver la película antes que leerse el libro en el que se inspiraba el argumento y en nuestra mente insistimos en justificar esta elección, bien sea por que es más rápido, cómodo o por que leer nos da mucha pereza.

En una conocida web sobre opiniones y hábitos se ha elegido un sugerente título para hablar de esta realidad social: “El hábito de leer, una actividad para enamorarse”

Antes de nada debemos decir que muchas veces existe un desconocimiento de lo que se experimenta cuando un relato te atrapa, te envuelve y prácticamente te deja sin aliento hasta que finalmente completas su lectura. Cuando se crea este vínculo entre el lector y el libro, ya no hay lugar para el aburrimiento ni la fatiga de la lectura, ya no nos importa el sacrificio de abrir sus páginas, porque sencillamente nos encontramos tan fascinados con la narración que solo deseamos terminar nuestras rutinas para acudir de nuevo al abrigo de sus páginas.


Debemos esforzarnos en preparar lecturas que les dejen buen paladar, que les causen placer y satisfacción, sabiendo que el placer es indispensable para asumir el esfuerzo de subir nuevos peldaños, de hacer nuevas conquistas”.

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