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viernes, 18 de enero de 2019

El Impulso Vital


Elan vital o impulso vital es un término que Henri Bergson utiliza profusamente en su obra La evolución creadora, traduciéndose normalmente como “fuerza vital” o “impulso vital”. Es una conceptualización de la fuerza o impulso que ha causado la evolución de los seres vivos y que existe en cada organismo originando su desarrollo.

Para Bergson el impulso vital tiene que ver directamente con nuestra percepción y en concreto con nuestra percepción del tiempo. Bergson huye de la idea de que el espacio es externo y objetivable y el tiempo interno y subjetivo. Solo existe el presente unificado en la percepción, el pasado es memoria y el futuro anticipación. Esta unidad de la percepción en el ser humano procede precisamente de su fuerza vital. Idea esta utilizada en psiquiatría y en las distorsiones de la percepción, especialmente en la esquizofrenia, que es un trastorno que rompe la unidad perceptiva.

La unidad de percepción no puede proceder de la inteligencia porque «la inteligencia, se caracteriza por una incomprensión natural de la vida… la inteligencia deja escapar lo que es nuevo en cada momento de una historia. No admite lo imprevisible. Rechaza toda creación. Concentrada entonces en lo que se repite, preocupada en unir lo mismo con lo mismo, la inteligencia se desvía de la visión del tiempo. Repele lo fluyente y solidifica todo lo que toca. No pensamos el tiempo real, pero lo vivimos…» (La evolución creadora).

En nuestro lenguaje no es la razón la que es creativa, la que capta lo nuevo, las posibilidades, sino que el impulso vital es lo que nos permite crear. Es el sistema emocional el que apareciendo de un modo intuitivo en la percepción hace aparecer la novedad. La razón es un instrumento al servicio del impulso vital y de su conexión con la vida. La vida es impulso vital.


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