viernes, 3 de mayo de 2019

Calidad Humana

No se puede empezar a escribir sobre calidad sin tener en cuenta que los pilares donde se asienta la CALIDAD con mayúsculas son las personas. Sin éstas, la calidad no adquiere un significado real. 

Las cosas pueden TENER calidad (texturas, sabores, confort, etc.) los lugares pueden TENER calidad (amplios, acogedores, luminosos, etc.) y todo ello está bien. Pero solo  SER de Calidad si el factor humano interviene en ellas.

Cuando hablo de calidad humana me refiero a los valores que una persona debe poseer. Hablo  de respeto, de educación, de espíritu de sacrificio, de espíritu de servicio, de bondad, de amabilidad, de responsabilidad, dulzura, paciencia, compromiso, lealtad, cariño,  etc.

Si pensásemos en el prójimo como aquellas personas que directa o indirectamente reciben el impacto, sufren o gozan en mayor menor medida las consecuencias o repercusiones de nuestros actos, deberíamos ser más cautelosos y más humanos a la hora de realizarlos.

Básicamente todos necesitamos las mismas cosas: alimento para el cuerpo y alimento para el alma. Las necesitamos de forma distinta, es cierto, pero todo se reduce a eso. Y  en la forma en la que recibimos ambos alimentos se encuentra las mil y una diferencias que nos diferencian. Y es en la manera que damos ambos alimentos donde se muestra nuestra condición de humanos.

La Calidad Humana se muestra siempre al DAR y al RECIBIR. Todos somos actores y espectadores al mismo tiempo. 

De todo. Así pues todos hemos de mejorar.


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