jueves, 9 de mayo de 2019

Sentimientos Encontrados

La humana es una especie compleja, diversa y siempre en constante investigación. No todo está tan definido, o se sabe tanto como se quisiera, de las personas en sí, como sociedad y como individuos. A veces, se encuentran las zonas grises, esas que no se sabe bien cómo encasillarlas, o de qué forma reaccionar ante ellas. Y aquí es donde aparecen los sentimientos encontrados.

Sabes que X no te gusta, pero H sí. Y luego hay cosas en tu escala de “me gusta-no me gusta” que tienes en claro. Pero entonces viene T, que no es malo pero tampoco es bueno, o es bueno pero malo a la vez, o te gusta pero no te gusta... Porque no es algo del tipo blanco sobre negro. No tienes pautas para definir si te agrada o no, y por eso no sabes cómo sentirte al respecto.

Los sentimientos se clasifican en simples (interés, alegría, angustia, enojo, miedo, ansiedad, sorpresa y disgusto) y complejos. Los simples son universales e innatos, los complejos tienen elementos cognitivos, y pueden variar de cultura a cultura, o de persona a persona.

Imagina que has estado trabajando en algo por años. En principio te gustaba, y tu familia quería que lo lograses, pero con el tiempo las cosas se fueron complicando y terminó siendo una carga demasiado pesada. De golpe y porrazo, a ese algo se lo lleva un huracán y no hay forma de recuperarlo. Sientes alivio, tristeza, rabia, alegría, culpa, sorpresa... todo a la vez. Y no sabes qué es más fuerte de todo eso
.
A toda tu familia le gusta G, pero a ti no. No entiendes por qué: te han dicho toda la vida que debería gustarte, pero a tí, simplemente, no te agrada para nada. Y eso te genera sentimientos varios, a veces mezclados de forma tal que no sabes bien qué estás sintiendo, o si deberías de sentirte así. Lo mismo pasa cuando te gusta algo que te dicen que no deberías sentir.

Hay temas delicados, en los que algunas personas tienen fuertes opiniones, mientras que otras no se han definido (no es lo mismo si no les interesa). Analizando los pros y contras, o lo que dicen quienes apoyan y quienes se oponen, no sabes bien en dónde entra la moralidad o el “deber ser”: no hay instructivos claros, o los que hay no te parecen aplicables. No hay línea guía válida.

En psicología, se utiliza “disonancia cognitiva” para referirse a los sentimientos encontrados. Se refiere al estado psicológico de tener necesidades, pensamientos y deseos contradictorios. Es muy común cuando una persona a la que tenemos en muy alta estima hace cosas que consideramos repudiables o negativas.

En lengua común, a los sentimientos encontrados se los define como ambivalencia. Puede que seas una persona muy segura de ti misma, pero eso no te librará de tener sentimientos encontrados. Es algo que le sucederá a toda persona, porque cambias con cada día, aunque sea de forma casi imperceptible, y el mundo cambia a tu alrededor.

Antes las cosas eran distintas. Quizás te acostumbraste a tu vida, y luego apareció algo, o alguien, o salió a la luz algo que sucedía hacía mucho y llegó al punto de quiebre. ¿Qué te depara ahora? ¿Qué pasa si haces A pero no B, o viceversa? Cada opción tiene sus pros y sus contras, y no sabes cuál te gusta más. Estás en un punto en donde debes de elegir, o dejar que la gravedad te empuje hacia un lado, que puede no ser el que más te gustaría.


Que las drogas son malas, pero fumar marihuana es legal ahora. Que beber es malo, pero tus amistades te dicen que no se divierten sin un par de cervezas en el cuerpo. Que te ames como eres, pero que adelgaces, compres ropa incómoda y zapatos caros. Que la felicidad es tener hijos, pero luego no esperes poder hacer tu carrera, recibirte, o dormir. 

Todo esto genera sentimientos encontrados, porque la vida no es, ni de lejos, simple y sencilla como te la contaron.

No hay comentarios:

Publicar un comentario