miércoles, 8 de mayo de 2019

Superar Retos Del Día A Día


Encarar los retos del día a día en tiempos inestables, supone un arte al cual tenemos que ejercitarnos.

Nada es imposible con un poco de visión y voluntad. ¿Pero que necesitamos para ese desafío?

Muchos ingredientes entran en línea de juego: reflexionar, tener una visión clara de sus objetivos y de cómo lograrlos, poner en marcha un plan de acción, preparar un plan B por si las cosas no salen como uno quisiera, perseverar, y lo que es más importarte conservar la motivación hacia lo que uno desea.

La motivación es un estado en el cual uno se “auto inspira” sin depender de las circunstancias. Para ello necesitamos una buena dosis de optimismo y confianza en nosotros mismos, en los demás y en las circunstancias para asegurarnos de que la “fijeza” de ciertas situaciones puede variar.

Aunque no lo parezca, el uso que hacemos de nosotros mismos, nuestro lenguaje corporal con toda su vivencia intrínseca, tiene mucho que ver con la manera en la que nos relacionamos con nosotros mismos, con los demás y también en la manera de actuar.

¿Te sientes erguido frente a las circunstancias de tu vida diaria o poco a poco vas perdiendo fluidez y capacidad de responder con soltura a los diferentes retos cotidianos? ¿Cómo mantienes tu vitalidad para tu acción cotidiana? La fatiga es menester cuando van pasando las horas de nuestro tiempo laboral pero siempre necesitamos un capital energético importante, para hacer frente a improvistos cotidianos.

¿Cuántas personas acaban sus jornadas con dolencias de todo tipo? Dolor de espalda, cuello y cervicales, dolor ocular, cansancio prematuro, migrañas. No querría pintar un cuadro demasiado oscuro de la situación pero si alentar a la toma de conciencia del cuidado personal. Necesitamos cuidar nuestro cuerpo para poder responder con frescura y aliento a las diferentes solicitaciones que se nos presentan.

Hablando en términos de psicofísica, nuestra relación a la gravedad, es el cimiento que determina la fluidez o la pesadez de nuestras acciones y sedimenta la capacidad de mantenernos erguidos frente a cualquier tipo de circunstancia. Nuestra estructura corporal está diseñada para la adaptación y nuestro sistema nervioso, maneja los artilugios necesarios para ello. Cuando se impone un cambio o un desequilibrio, nos permite el arraigo necesario para la supervivencia.

Aprender de ello, no es solo preservar su capital salud, manteniéndose en forma, sino desarrollar habilidades nuevas de adaptación frente a contextos y entornos dispares.


Recuperar los mecanismos naturales de nuestro organismo, clarificando la percepción de uno mismo en la acción, son termómetros que permiten una autorregulación sana y equilibrada en el día a día.

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