martes, 4 de junio de 2019

Superación Y Trascendencia



La condición humana es tan compleja que su análisis y estudio, ha sido, es y será, una de las tareas ineludibles de todas las civilizaciones. En la tentativa de encontrar lo que mueve la voluntad de los individuos y sociedades para la acción, se han planteado una serie de teorías que pretenden definir su esencia. ¿Qué impulsa la acción de personas y sociedades?

Algunos plantean que la búsqueda del poder es la esencia de la acción, de la cultura y de las civilizaciones. Desde este enfoque, sería la violencia, el fundamento de la condición humana. Otros defienden la tesis de que el verdadero fundamento de la acción es la búsqueda de valores o ideales morales, manifestando que la utopía ética es el norte que guía y alimenta los objetivos humanos. 

Como en todos los aspectos que se relacionan con la psique, no es posible explicar la conducta desde una única propuesta, pues es la complejidad la que caracteriza a la condición humana y por lo tanto, para entender nuestras acciones, debemos hacerlo desde la amplitud del asombro y la seriedad del análisis de todas las posibilidades de explicación.

Las personas somos criaturas complejas y extraordinarias. La especie humana ha recorrido un poderoso camino de evolución y desarrollo, sin duda no tan pulcro ni aséptico como se podría pretender, sino más bien tortuoso, desgarrador y probablemente autodestructor. Sin embargo hemos evolucionado y creado una civilización que avanza y se proyecta, desde una dinámica inercia producto de la necesidad imperiosa de hacer y actuar en todos los aspectos de la vida. 

Una de las posibilidades de explicación de la acción personal puede ser la necesidad de reconocimiento. Se hacen cosas para que los otros aprecien la iniciativa y el logro y así nos aprecien a nosotros. Todos requerimos el reconocimiento de los otros, de nuestra familia y de las personas con quienes nos relacionamos. La individualidad se afirma cuando nos sentimos apreciados, respetados y considerados socialmente. Y así, desde esa motivación, nos superamos y trascendemos. 

También se puede plantear la posibilidad de buscar una armonía tranquila y bucólica. Seguramente esta es una posición más sabia y sostenible, pero la otra faceta de la condición humana, la de innovar, deslumbrar, demostrar que si se puede, ha sido la que ha primado en la historia de la humanidad. El afán de superación y trascendencia, no es en suma, sino el cumplimiento de una esencia profunda y específica de nuestra especie.

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