sábado, 6 de julio de 2019

Cultivar La Cultura


“El término cultura, que proviene del latín cultus, hace referencia al cultivo del espíritu humano y de las facultades intelectuales del hombre.
Su definición ha ido mutando a lo largo de la historia: desde la época del Iluminismo, la cultura ha sido asociada a la civilización y al progreso.”
 Desde este punto de vista, el de la asociación de la cultura con la civilización y el progreso, es que abordamos el tema, cuando nos referimos a la cultura lo hacemos en el entendido de que todo aquello “que se cultiva” requiere de quien lo realiza amor y dedicación para poder “impregnarle” a su esfuerzo de la constancia  en el tiempo con la cual pueda retroalimentar todo el ciclo que implica, la siembra de la nueva vivencia adquirida en el surco de su intelecto y la posterior constatación de las bondades del fruto obtenido.
No puede ser comparable la cantidad de cultura que podamos haber adquirido con, digamos como simple y burda comparación, con la cantidad de combustible que tengamos en el tanque de nuestro vehículo, por la simple razón de que la cultura adquirida requiere de la aplicación constante de un ciclo que no se detiene y por ende es inagotable, no estamos pendientes de la cantidad de cultura que tengamos en reserva ni tampoco encontraremos “las estaciones de servicio” donde comprar lo que nos pueda faltar, como ocurre con el combustible del automóvil.
A la cultura la sentimos como una parte integral e insustituible de nuestro propio ser, forma parte del “nosotros mismos”  y cuando aplicamos “lo que somos” en cada una de nuestras acciones diarias resulta obvio que ella, la cultura, se manifiesta.
Es a esa cultura a la que nos referimos.



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