Cambiar las circunstancias de la vida pasa por cambiarnos a nosotros
mismos porque todo cambio auténtico se procesa de dentro afuera, y no al
contrario. Cada uno podríamos encontrarnos de algún modo dentro de las
circunstancias que vivimos, en ellas debemos mirarnos porque somos nosotros
mismos.
La vida de cada cual es el resultado de su forma de pensar por lo que
modificando nuestros pensamientos nuestra vida cambiaría.
Sin embargo esta modificación no es tan sencilla como pudiera
entenderse superficialmente. La fuente de la auténtica creación mental se
encuentra dentro del ser humano pero no es la mente común y cotidiana.
El único medio que nos permite crear a voluntad y modificar
circunstancias es la mente consciente.
Cambiar simplemente un pensamiento por otro, repetirnos una y otra vez
las llamadas “afirmaciones positivas”, puede servirnos para generar estados más
deseables, pero pasajeros; a la larga no produce el resultado
deseado.
Llegar a establecer la mente consciente pasa por cambiar nuestra
forma de pensar para que los pensamientos cambien.
Mientras sigamos pensando como siempre lo hemos hecho, con las mismas
creencias, conceptos y prejuicios, reaccionando mentalmente de la misma forma
ante los mismos estímulos, la transformación no tendrá lugar.
Sólo se producirá un cambio efectivo en nuestros pensamientos cuando
estos sean el resultado de una mente nueva.
Se trata de tomar conciencia la actividad que
nuestra mente desarrolla. Pensamos continuamente, pero muy pocas veces somos
conscientes de que pensamos y por qué lo pensamos.
Es el medio de transformar la mecanicidad y los
hábitos de pensamiento en reacciones conscientes y se lleva a cabo a través de
la auto observación. Requiere adoptar una actitud interior de “observar” sin
reprimir y sin dejarnos arrastrar por lo observado, es decir, sin reaccionar.
Dominar el diálogo interno. Modificando
conscientemente nuestros diálogos interiores se puede transformar la realidad,
eliminar la mecanicidad en la forma de pensar.
El control del que hablamos no es represión ni
imposición, sino la consecuencia normal que surge cuando los procesos mentales
se van desarrollando a la luz de la conciencia.
El diálogo interior tiene “protagonistas” que vamos
descubriendo, comprendiendo, y transformando.
El diálogo interno es producto de múltiples
voces interiores que protagonizan diversas historias y tienen diferentes
intereses y objetivos. Son los habitantes de nuestro mundo interior que tienen
la capacidad de plasmarse y hacerse visibles atrayendo las circunstancias que
vivimos, el tipo de relaciones que mantenemos, conformando nuestro entorno.
Aprender a Visualizar En cada instante del día, recorren por nuestra
mente como pequeños ratoncitos, infinidad de pensamientos de todos los
“tamaños”, “colores” y en todas las velocidades y direcciones.
Los pensamientos son energías creativas poderosas, que cada vez que
pasan por el pensamiento, ya sean ideas, recuerdos, palabras, razones, etc., es
como si se regaran pequeñas semillas en el terreno de nuestra mente que pueden
germinar en nuestra realidad, si les damos las condiciones para que crezcan. ¿Y
cómo es que crecen estas semillitas? Con nuestra atención.
Es cuando prestamos atención a alguna de estas “semillas” o pensamientos
y lo mantenemos visualizándolo en nuestro lóbulo frontal y la semilla empieza a
crecer, a germinar, a concentrar energía. Y si lo mantenemos visualizándolo
el tiempo suficiente, este se convertirá “en realidad”
La mente que normalmente utilizamos nos ha llevado a crear lo que somos.
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