martes, 7 de abril de 2020

No Repetir Lo Mismo


En algún momento, esa estrategia, recurso o solución que estás aplicando ahora a ese problema o dificultad te sirvió para obtener buenos resultados. En aquel momento, en el que estabas perdido, desolado y casi sin recursos para seguir, apareció de la nada, la aplicaste y funcionó. Por eso, has decidido utilizarla de nuevo ante esta dificultad, aunque ahora parece que los resultados no son tan exitosos.

Si bien es cierto que muchos problemas pueden solucionarse con las mismas estrategias que ya te dieron buenos resultados, hay otros en los que precisamente esta opción los complica. Así, repetir el procedimiento que ya nos sacó de una situación complicada es una forma de proceder inteligente.

Lo es siempre y cuando no lo hagamos de manera automática y contemos con que va a funcionar. Siempre que sepamos parar a tiempo y busquemos una alternativa cuando observemos que no funciona. Así, en este artículo, te propongo una visión diferente para observar tus problemas. Tú decides si seguir haciendo más de lo mismo o probar cosas distintas. Reflexionemos.

“Levantamos primero la polvareda y luego nos quejamos de no poder ver”
-Berkeley-

No hay mayor experto en un problema que la persona misma a la que le corresponde, ¿te suena raro o puede que te encaje? La persona que tiene un problema es la mayor experta en el mismo porque suele ser la que más tiempo ha convivido con esa dificultad o malestar. Incluso, la que sin querer a veces ha mantenido la situación a través de sus intentos de soluciones ineficaces, con el propósito de hacer desaparecer cuanto antes la experiencia o los resultados desagradables.

Tú eres el mayor experto en tu problema, la persona que más sabe sobre él, aunque quizás no te habías dado cuenta.

En ocasiones, quedamos “atrapados” en intentos de soluciones pasados, que quizá alguna vez surtieron efecto, pero que en otras situaciones, aunque creamos similares no tienen tanto éxito. La cuestión es que no nos damos cuenta y ahí nos estancamos

Lo hacemos repitiendo de manera sistemática lo que creemos que puede ser efectivo, pero que resulta inútil para resolver el problema en su forma actual. Inmersos en un círculo vicioso difícil de romper.
Así, hay casos en los que los problemas comienzan cuando una solución ineficaz se hace reiterativa en el tiempo y, lejos de encontrar la solución, lo que ocurre es que se perpetúa el problema y los resultados insatisfactorios.

Te propongo que observes al problema como si mantuvieras con él una relación de pareja. Cuando hay dificultades o discusiones, ¿qué sueles hacer para obtener resultados diferentes: seguir actuando de la misma manera o intentar llegar a un pacto o negociación con tu pareja? Normalmente, la opción es la última y ¿qué suele implicar este pacto? Algún cambio… ¡Pacta con tu problema!

De esta manera, si te paras un momento y reflexionas sobre lo que ocurre podrás identifica qué es lo que llevas intentando durante tanto tiempo y que a pesar de ello, no ha resuelto nada. Por lo tanto, en lugar de mantenerlo, puedes modificarlo o descartarlo.

Prueba a relacionarte con tu problema. Me refiero a observar y analizar tu forma de actuar. Te descubrirás en muchas ocasiones atrapado en el mismo agujero generado por hacer siempre lo mismo. Por ejemplo, si tienes un problema y siempre te quejas, ¿crees que solucionarás algo?, ¿no crees que existen varias alternativas como para enfocarte siempre en la misma?

Haciendo más de lo mismo, no esperes resultados distintos. Dale una vuelta, ¿no sería mejor optar por realizar algo diferente? Piénsalo… ¿O es que esperas que por quejarte de que las cosas no son como deberían la situación cambie por arte de magia? Cuando haces un bizcocho y se te quema, 

¿seguirás poniéndolo a la misma temperatura la próxima vez?

“Si lo que haces no funciona, no creas que eres incapaz, simplemente prueba a hacer algo diferente y observa lo que ocurre” 
-Giorgo Nardone-



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