lunes, 4 de mayo de 2020

Dudas Y Certezas


El ser humano busca certezas, pero no lo puede lograr sino a través de la duda. El dardo de la duda es el acicate que estimula la reflexión y permite hacer preguntas esenciales y poderosas, como demostró ampliamente Sócrates con su Mayéutica, o Descartes con su propuesta de la duda metódica. Quien no duda no se pregunta, quien cree tener la verdad completa obstruye la senda del conocimiento.

“Dudar permite frenar la precipitación del juicio y las acciones que son mera reacción. Quien duda considera y reconsidera, pesa y sopesa, discierne y distingue, en una palabra, hace que su vida sea resultado de la elección y no esa inercia de quienes se pierden en el coro aborregado de la sociedad”, expresó Óscar de la Borbolla en su libro El arte de dudar.

 “Dudar de uno: no creerse capaz o no creerse digno le quita al ser humano esa apariencia feroz que ostentan las locomotoras o la gente dogmática cuando, seguras y potentes, van a toda velocidad hacia donde los inmóviles rieles del destino las guían”.

Del filósofo chino, Hu-Ssong, se cuenta la siguiente anécdota mientras hablaba con sus discípulos. Le dijo uno: “Maestro: tengo muchas dudas. Aprenderás bastante - le respondió Hu-Ssong. Otro le dijo: Maestro: no tengo ninguna duda. Jamás aprenderás nada - le indicó el maestro. Y explicó: El que duda busca; el que no duda piensa que lo ha encontrado todo ya, y entonces deja de pensar. 

La incertidumbre del que duda enseña más que la certeza del que cree saberlo todo. La duda nos hace humildes; de la absoluta certidumbre nace la soberbia. 

Tienes razón - dijeron los alumnos. Y Hu-Ssong contestó: Lo dudo”.

 ¿Practico el arte de la duda? ¿Planteo preguntas esenciales y poderosas? ¿Me encierro en dogmatismos?



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