domingo, 14 de junio de 2020

Nuestras Expresiones

Los célebres experimentos del psicólogo Paul Ekman sobre la universalidad de las expresiones del rostro humano abrieron el camino a estudios sobre el reconocimiento de las emociones.



Las emociones constituyen un aspecto fundamental de la vida humana. 
Sin embargo, hasta hace pocas décadas eran un tema de escaso interés para la psicología biológica, especialidad que prefería no enfrontar con temas de estudio tan sutiles y difíciles de definir. Por ello, dejaba el asunto al psicoanálisis y la psicoterapia.

Pero todo cambió gracias a los experimentos de Paul Ekman, psicólogo estadounidense que durante más de cuarenta años se dedicó al estudio de las expresiones faciales, la manifestación exterior más tangible de las emociones.

Registró más de 10.000 variedades de contracciones de los músculos de la cara. Doctorado en psicología clínica por la Universidad Adelphi en 1958, pensaba dedicarse, en un inicio, a la psiquiatría. El motivo era una vivencia familiar trágica: su madre sufría depresiones y, siendo él todavía un muchacho, se suicidó.

A través del trato con sus pacientes, Ekman empezó a percibir el peso que las emociones tenían en las manifestaciones de los trastornos mentales. 

También se percató de lo importante que era para un médico aprender a reconocerlas. 

En 1954 inició su estudio de las expresiones faciales y los movimientos corporales, relacionándolos con la semiología y con la etología.

Esta investigación dio lugar a dos descubrimientos esenciales: la universalidad de las expresiones faciales y la existencia de las microexpresiones, es decir, de manifestaciones exteriores fugaces de emociones reprimidas voluntaria o involuntariamente.


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