No siempre damos lo mejor de nosotros mismos. En demasiadas ocasiones, tú
y yo sabemos que no estamos al 100%, que nos dejamos energía en la recámara, y
cuando eso ocurre, no aprovechamos todo nuestro potencial. Las razones para no
hacerlo son muchas, y el hecho sólo de no estar dándolo todo ya es un indicador
de nuestra falta de motivación en algún sentido. Lo que te falta para dar lo
mejor de ti mismo es ese plus, esa milla extra que tienes que correr…
Si algo sale a medias, sino funciona como tú querías, no culpes a nadie,
ni siquiera a ti mismo/a. En su lugar, responsabilízate, hazte cargo de que las
cosas salgan bien. Si no están saliendo bien es porque estás a medio impulso.
Merece la pena poner toda nuestra energía en lo que hacemos, ya que,
desde ese lugar de entrega es más fácil que todo ocurra, que todo suceda.
Está más que demostrado que podemos conseguir resultados
extraordinarios, está más que probado que nuestra mente no tiene los límites
que creíamos hasta ahora. Y sin embargo, seguimos pensando que ya no podemos
más, que ya ha llegado nuestro límite.
Uno tiene que caminar por la vida sabiendo tomar decisiones,
las mejores decisiones. El inmovilismo y el exceso de análisis nos paralizan
frente a la toma de decisiones. Si algo no funciona como hasta ahora esperabas,
puedes hacer dos cosas: o te esfuerzas más porque funcione o cambias de tema.
Quedarte quieto sin hacer nada no es una solución.
Conozco personas que han dejado pasar sus vidas esperando que algo se
arreglara, que todo funcionara mejor.
Las cosas no van a funcionar mejor, eres tú quien hará que
funcionen mejor.
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