jueves, 2 de julio de 2020

Mente E Información


En el curso de la historia, la humanidad se ha preocupado por transmitir valores, actitudes y habilidades de una generación a otra. Estos tres tipos de conocimiento ya se enseñaban tiempo antes de que se inventara la escuela formal. Aun en la actualidad, es evidente que la familia, la religión, los compañeros, los libros, los medios de comunicación y entretenimiento, y las experiencias generales de la vida son las principales influencias que determinan las opiniones de la gente acerca del conocimiento, el aprendizaje y otros aspectos humanos. 

La ciencia, las matemáticas y la tecnología en el contexto de la escolaridad también pueden desempeñar un papel clave en el proceso, ya que se erigen sobre un conjunto claro de valores, reflejan y responden a los valores de la sociedad en general y tienen una influencia creciente en la conformacormaciónión de riqueza cultural compartida. Así, en el grado en que la escuela se preocupe por valores y actitudes un asunto de gran sensibilidad en una sociedad que aprecia la diversidad cultural y la individualidad, y es cautelosa con la ideología, debe tomar en cuenta valores y actitudes científicos al preparar a los jóvenes para la vida fuera de la escuela.

De manera similar, hay ciertas destrezas de pensamiento asociadas con la ciencia, las matemáticas y la tecnología que las personas jóvenes tienen que desarrollar durante sus años escolares. Se trata, principalmente (pero no de manera exclusiva), de habilidades matemáticas y lógicas, que son herramientas esenciales para el aprendizaje formal e informal y para un tiempo vital de participación en la sociedad como un todo. En conjunto, estos valores, actitudes y destrezas se pueden considerar como hábitos de la mente porque todos ellos se relacionan de manera directa con la perspectiva de una persona sobre el conocimiento y aprendizaje, y las formas de pensar y actuar.

La educación en la ciencia debe contribuir al conocimiento de las personas de los valores compartidos de los científicos, matemáticos e ingenieros; el refuerzo de los valores sociales generales; la inculcación en los individuos de creencias informadas y equilibradas sobre el valor social de la ciencia, las matemáticas y la tecnología en el desarrollo de actitudes positivas en la gente joven hacia el aprendizaje de estas disciplinas.

La ciencia, las matemáticas y la tecnología incorporan valores particulares, algunos de los cuales son diferentes en tipo o intensidad de los de otras empresas humanas, como negocios, leyes y artes. Para comprender aquellas disciplinas es esencial estar pendiente de algunos de los valores que las sustentan y les dan carácter, y que son compartidos por la gente que trabaja en los tres campos. revolucionaría y conservadora. 

El conocimiento que genera obliga en ocasiones a cambiar incluso a descartar creencias añejas sobre la humanidad misma y su función en el gran esquema de las cosas. Las revoluciones que se asocian con Newton, Darwin y Lyell han tenido mucho que ver con el sentido de humanidad, lo mismo que con el conocimiento de la Tierra y sus habitantes. Además, el conocimiento científico puede sorprender, incluso causar problemas, especialmente cuando se descubre que el mundo no es como se percibe o como se desearía que fuera. Por ejemplo, el descubrimiento de que la Tierra tiene miles de millones de años (en vez de sólo miles) de haberse formado. Tales hallazgos pueden ser tan angustiantes que puede tomar años o la sociedad como un todo varias generaciones adaptarse al nuevo conocimiento. 

Parte del precio que se paga para obtener el conocimiento es que éste puede incomodar a la gente, al menos inicialmente. 

Darse cuenta de la repercusión del desarrollo científico y tecnológico en las creencias y los sentimientos humanos, debe ser parte de la educación científica de cualquier individuo.


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