“Tanto nuestras pertenencias, como nuestros hábitos de compra, nos
pueden dar información acerca de creencias distorsionadas acerca de nosotros
mismos. Al observarnos, podemos detectar áreas de nuestra vida abandonadas o
desequilibradas.”
Nuestras pertenencias y adquisiciones nos permiten caer en cuenta de
algunos extremos malsanos en los que nos podemos estar moviendo.
Si tenemos muchas cosas nuevas que no hemos usado, podemos ser
compradores compulsivos.
Si compramos cosas que nunca usaremos o no sabemos para qué sirven
simplemente porque nos atrajo el precio, probablemente somos compradores
compulsivos.
Si la mayoría de nuestras posesiones son de segunda mano, o conservamos
utensilios dañados o ropas raídas, probablemente vivimos en la privación. Eso
trae consigo una serie de creencias negativas acerca del mundo y de uno mismo,
tales como: “No hay suficiente”, “No voy a poder proveer en el futuro”, “Hay
escasez” o “No me lo merezco”.
Si pedimos a otros que hagan las compras por nosotros porque no tenemos
tiempo para comprar, probablemente somos trabajadores compulsivos.
Si compramos mucha comida, probablemente somos comedores compulsivos.
Si nos toma mucho tiempo o invertimos mucho dinero en conseguir
alimentos saludables, podríamos tener un problema de ortorexia.
¿Cuál es tu tendencia?
¿Compras mucha comida?
¿Compras mucho alcohol?
¿Compras cosas que no necesitas?
¿Siempre compras en promoción?
¿Siempre buscas en los canastos de ofertas, saldos y segundas?
¿No compras nada para ti y muchas cosas para los demás?
¿No compras nada? ¿No te das gustos? ¿Vives en la privación?
¿A pesar de tener el dinero, no tienes tiempo para comprar y pides a
otros que hagan las compras por ti?
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