sábado, 8 de agosto de 2020

Nuestros Errores

Sabemos que errar es humano, sin embargo a la hora de hablar del tema es más fácil poner la vista afuera que mirarnos a nosotros mismos. ¿Cuál es la importancia de registrar nuestras equivocaciones? ¿Por qué es tan difícil aceptarlas? Preguntas y respuestas de un dilema que nos cuesta a todos.


Cuántas veces repasamos situaciones una y otra vez, sin poder ver en qué nos equivocamos, más allá de la herida narcisista que implica darnos cuenta que hicimos algo mal, miles de pensamientos entran en juego al momento de enfrentarnos a nuestros errores. Esa lupa que usamos para marcar las equivocaciones ajenas se vuelve bastante borrosa cuando se trata de las nuestras, y más de una vez terminamos haciendo la famosa vista gorda en lugar de detenernos a reflexionar sobre una situación que nos resultó conflictiva.

No podemos decir que ver nuestros errores duele, pero de lo que sí estamos seguros, es que nos genera un malestar, nos pega en el medio del ego. Esa resistencia a aceptarlos, muchas veces, es la que funciona como venda para poder revertir situaciones. Hablamos de ese instante en el cual sentimos que algo no está bien, pero nos quedamos inmóviles sin poder descifrar qué es exactamente lo que nos está molestando.

Está claro que llegar a decir esta expresión implica un largo camino, a nadie le gusta enfrentarse con su lado vulnerable, y tal vez esa sea la razón, por la cual nos resulta tan difícil aceptar los errores. En el fondo, hay una especie de lectura latente de que equivocarse nos vuelve débiles, chiquitos, ante un mundo perfecto que no está hecho para perder el tiempo en reparar errores. Esta visión errónea del error, valga la redundancia, muchas veces nos lleva a querer ocultarlos, como si ignorándolos pudiéramos corregir aquello que hicimos mal.

Es necesario comprender que empezar a trabajar nuestros errores, no sólo tiene que ver con poder aceptarlos ante un otro, sino que el objetivo principal es poder reconocerlos ante nosotros mismos. Lo que en psicología se suele llamar #INSIGHT, ese "darse cuenta" de nuestro propio accionar es la pieza fundamental de este tema. Desarrollando nuestro grado insight podemos encontrar la manera de llegar a percibir los errores cometidos. Lo cual implica sincerarnos frente a nuestro ego, y empezar a construir autocríticas.

La única manera de no volver a caer en ellos es entender en qué nos equivocamos. Solo se aprende aquello que se entiende, si pasamos por alto una equivocación, es muy probable que sea la antesala a repetirla una y otra vez, poder registrar aquello que hicimos mal nos abre un abanico de lecturas diferentes de las cosas, nos ayuda a reflexionar sobre cómo mejorarlas y que podemos cambiar desde nuestra conducta.

Muchas veces el no poder aceptar un error repercute en nuestros vínculos. No hay nada más perjudicial en las relaciones humanas que el querer defender una equivocación bajo capa y espada, por el solo hecho de no querer sentirnos débiles frente al otro. Debemos entender que reconocerlos, poco tiene que ver con la debilidad, no hay imagen de persona más fuerte, que aquella que aceptó el error, lo enfrentó y lo superó no solo las virtudes hablan de nosotros, también nuestras equivocaciones nos describen. 

Podemos crecer si nos aceptamos con todo el combo. Se trata de conocernos a nosotros mismo porque únicamente de esta manera podemos lograr llevar adelante cambios importantes.


Por lo tanto hay una realidad: ¡¡a nadie le gusta equivocarse!! ¡¡¡No nos gusta para nada!!! Pero la vida es intentar, y el intentar muchas veces trae implícito equivocaciones. Si las reconocemos, el aprendizaje obtenido es un pasaporte a la superación de las mismas, si en cambio, las ignoramos, no hacemos más que dilatar el tiempo de tener que enfrentarnos, tarde o temprano, nuevamente con la misma situación. 

Por eso, retomando nuestra frase inicial, todos sabemos que errar es humano, lo que debemos aprender es que persistir o no en el error, ya depende de cada uno de nosotros.


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