Este día es la fiesta anual de Sudáfrica, así como su día nacional de la
mujer. Hoy se rememora la marcha de mujeres de 1956, cuya causa fue la
exigencia de que la población
negra portase un pase especial para acceder a áreas urbanas reservadas
para los blancos. En un primer momento solo se aplicaba a los hombres (1950),
pero posteriormente se comenzó a aplicar a las mujeres (1956).
El 9 de agosto de 1956, veinte mil mujeres convocadas por la Federación
de Mujeres Sudafricanas se manifestaron frente a la sede del gobierno
sudafricano en la ciudad de Pretoria para exigir la abolición de la Ley de
pases, pues reivindicaban no verse limitadas en su libertad. Otra de sus
preocupaciones a raíz de los arrestos a hombres, extendidos después a las
mujeres, era el ingente número de niños/as desprotegidas y solas que quedarían.
Esta marcha tuvo gran simbolismo en Sudáfrica, pues representó la
valentía, la fuerza y el coraje de las mujeres en ese momento tan delicado de
la historia, en pleno contexto de apartheid. Namibia, del mismo modo, sufrió la
violencia del apartheid sudafricano, pues estuvo bajo su control hasta que se independizó
en 1990.
Precisamente la lucha de la población negra contra el racismo se ha
centrado en gran medida en la figura del hombre (con líderes masculinos
reconocidos como Nelson Mandela en Sudáfrica o Martin Luther King en Estados
Unidos), por lo cual reivindicamos la figura de todas aquellas mujeres
invisibilizadas y doblemente oprimidas. Oprimidas por el capitalismo en tanto
que relegadas históricamente a un segundo plano por su raza, siendo explotadas
o esclavizadas; también oprimidas por el heteropatriarcado, en tanto que
mujeres, y más aún si tenían una condición sexual distinta a la norma (Angela
Davis). No podemos olvidar que la resistencia y la lucha por la consecución de
sus derechos fue desempeñada en muchos casos por activistas mujeres: Albertina
Sisulu, Lillian Ngoyi, Thenjiwe Mtintso, o Rosa Parks.
El ejemplo de su lucha contra la desigualdad social, la segregación
racial institucionalizada y la miseria perpetuada a lo largo de la historia son
una inspiración para la lucha feminista actual, que debe ser lo más inclusiva e
interseccional posible como condición indispensable para destruir los cimientos
del heteropatriarcado, que son también los que sostienen al capitalismo.
“…por una Sudáfrica democrática, participativa y no racista para
todos(as)”– Albertina Sisulu
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