jueves, 3 de mayo de 2018

El Mito Ética Y Política

En ética y en política todos los avances pueden perderse rápidamente, en un abrir y cerrar de ojos, casi sin que nadie se aperciba de ello. Por lo tanto, estamos de acuerdo con Mongardini en que “mientras que en ciencia y en tecnología el avance acumulativo humano no sólo es posible sino que también real (es un hecho), en ética y en política es, en buena medida, un mito”.
Tzvetan Todorov 

En el epílogo Todorov identifica tres posibles amenazas que parecen confirmarse a medida que nos adentramos en este nuevo siglo.

La primera es el populismo, el nacionalismo (nosotros matizaríamos: nacionalismo excluyente), la política de la identidad excesiva, que reacciona contra —todo aspecto de— la globalización, contra la Unión Europea o contra el laicismo, crispándose sobre los valores identitarios o religiosos.

La segunda es la deriva moralizante, o la tentación del bien, donde la política imperial se pretende un medio para imponer el bien en el mundo entero; identifica un eje del mal, se autoproclaman los jefes de la misión y por fin el bien se impone por doquier.

La tercera amenaza es la deriva instrumental, que simplemente estriba en que los países democráticos olvidan los fines para centrarse en los medios.

El mejor ejemplo de eso es la atención exclusiva a la economía, al éxito, cuando la economía es sólo un medio para mejorar la vida de las sociedades
.

Estos tres problemas que enumera Todorov componen la perversión política que, sin duda, amenaza al siglo XXI, “ya que la multiplicidad de los procesos sociales, su aceleración y la diferenciación de los centros de poder social no permiten ni una visión unitaria ni la posibilidad de definir una dirección política de gobierno”.

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