martes, 11 de junio de 2019

Cuando Duelen Los Palos


 “Tiene que ver con las galeras y los galeotes. Remes o no remes, te darán latigazos. Hagas o no hagas, palos te darán: siempre habrá alguien que te critique por lo que hagas o dejes de hacer.. 

Apreciaciones:

“Que nunca están de acuerdo... “

“Se oponen a que se haga una cosa
y si no se hace te critican por no hacerlo “

“O sea, hagas lo que hagas o dejes de hacer lo que dejes de hacer, siempre habrá alguien que te critique”
“Que nunca están de acuerdo...”

“Que no importa lo que hagas.
Siempre te criticaran, que es tirar palos remes, o no remes.”

Anoche al contestar algunas consultas que se habían acumulado en mi casilla de correo, encontré, como perdida entre los recibidos, la consulta de un joven lector en la cual me manifestaba su desazón  por las injusticias que le deparaba el hecho de ser muy joven y encontrarse inserto, por imperio de las circunstancias, conviviendo  en medio de personas mayores que él, aparentemente muy ocupadas en sus respectivas actividades y totalmente ajenas a lo que pudiese estar aconteciendo con un joven que apenas podían notar en medio de lo abrumadora de sus actividades.

Al leer el contenido de las expresiones de este joven lector confieso que mi primer impulso fue el de solidarizarme  con lo que se exponía ante mis ojos, contener en la madurez de mi análisis  esa reacción natural que nos lleva a pensar en los múltiples  casos de violencia, que diariamente son denunciados, en los cuales se puede apreciar como aquellos que manejan una mayor porción de un mal entendido poder, ejercen un injusto dominio sobre quienes consideramos como más débiles.

Creo que esta vez se accionaron “los frenos de la conciencia”  para evitar una colisión que a nada conduce entre la pasión que generan estos hechos enervantes y la necesaria mesura que debe primar a los efectos de aportar un enfoque que nos permita retrotraernos a los valores fundamentales que deben estar siempre vigentes y ser prevalentes en las relaciones entre humanos falibles, aportar a una convivencia pacífica hacen del hombre un “ser social” por excelencia.

Lo cierto es que situaciones como las descriptas son el caldo de cultivo para quienes se refugian “en dejar pasar”  los acontecimientos, quienes  hemos asumido alguna vez la responsabilidad de tomar decisiones hemos recibido  los consabidos “palos” tanto cuando acertamos o cuando aquello que hemos hecho no satisface a los consabidos “espectadores”  de todo lo que hacemos o dejamos de hacer.


Como puedes apreciar, joven amigo, esta es mi respuesta, nadie de los “hacedores” de algo está exento de los consecuentes palos, a lo largo de la historia, todos los hombres y mujeres que nos han  legado su valioso aporte, no se han librado de ser receptores de la reacción de sus contemporáneos, algunos, por no decir, todos ellos, han pagado el precio de su propia vida por ser coherentes con su pensamiento y sobre todo por no claudicar ante “las presiones” de quienes prefieren el uso de la crítica destructiva que solo destruye y apenas puede ocultar lo grosero de su mediocridad.

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