jueves, 3 de enero de 2019

La Capacidad De Disentir


“Admiro a los hombres y mujeres que han desarrollado un espíritu inquisidor, que  no temen a las nuevas ideas pues son peldaños hacia el progreso. Debemos, por supuesto, respetar las opiniones de otros, pero no debemos tener temor de disentir – si estamos informados. Las ideas y expresiones compiten en el mercado del pensamiento, y en esa competencia la verdad emerge triunfante. Sólo el error teme a la libertad de expresión”.

La profesora de sicología, Charlan Nemeth, de la Universidad de Berkeley ha escrito un interesante libro: In Defense of Troublemakers: The Power of Dissent in Lifeand Business (En Defensa de los Alborotadores: El Poder del Disenso en la Vida y los Negocios). Si bien en él no se acerca al tema religioso, sus observaciones son más que interesantes. Asegura que las personas, en general, no están muy abiertas al cambio en sus creencias e intentan exponerse únicamente a aquella información que confirma lo que ya creen (Hemos analizado en este blog anteriormente la idea de “disonancia cognitiva” y su implicancia en la Iglesia, donde sólo tendemos a escuchar argumentos “promotores de la fe”, aunque tengan un origen falso, antes que una idea novedosa y contradictoria, aunque sea verdadera). El “pensamiento mayoritario” tiende a ser equivocado porque en la práctica no involucra en absoluto el pensamiento. No necesitamos pensar. Simplemente aceptamos el consenso generalizado, como lo hacen casi todos los humanos. En ese proceso, dejamos de lado cualquier información que no apoye el punto de vista de la mayoría.

La investigadora está segura de que el disenso nos ayuda a pensar mejor, pues nos obliga a volver a mirar la evidencia con mayor detención y a hacernos preguntas más difíciles. Nos abrimos a nuevas estrategias para resolver los viejos problemas. Aún un solo disidente puede hacer una gran diferencia si logra romper la barrera del pensamiento consensuado. Y lo que encuentra muy importante es que el disenso es valorable aún en los casos en que se logre demostrar que el disidente está equivocado, pues el proceso de asimilación de la nueva idea y de intentar contradecirla nos obliga a más profunda reflexión y llegamos a un acuerdo de las mayorías de un modo más lógico y bien informado.

                             

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