En ocasiones, la literatura funciona como un espejo donde se reflejan muchos de los rasgos de una sociedad, por ejemplo las novelas costumbristas. Pero también, algunas publicaciones pueden servir como modelo a seguir, como en el caso de los libros de autoayuda.
Así pues, en esta
relación se produce una retroalimentación de doble sentido: especular y
modelar. La literatura es un reflejo de la sociedad que revela varios de sus
valores y deficiencias. A su vez, la sociedad siempre ha reaccionado e,
incluso, ha cambiado sus patrones sociales gracias a un despertar de conciencia
producto de la literatura.
Precisamente, la más evidente relación
entre literatura y sociedad es esa función correctiva.
Muchos autores
intencionalmente reflejan los males de la sociedad para que los seres humanos
se den cuenta de sus errores y hagan las correcciones necesarias. De igual
manera, pueden proyectar las virtudes o los buenos valores para que la gente
los emule.
Por otro lado, la literatura se constituye en una
simulación de la acción humana. Con frecuencia, sus representaciones reflejan
lo que la gente piensa, dice y hace en la sociedad.
En literatura, las historias están diseñadas para retratar
la vida y la acción humana. Este retrato se hace a través de las palabras,
acción y reacción de los distintos personajes.
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