Seguramente se preguntarán, que significado podrá tener el
título de este artículo, que es eso de la lengua calva, lo que pasa es que han
sucedido algunos acontecimientos, que nos han dejado un tanto perplejos, que
para intentar desarrollar algún tipo de
comentario sobre los mismos nos obliga a decir lo que pensamos sin pelos en la
lengua, y una lengua sin pelos, no es
otra cosa que lo que define el título.
Hay veces en que se hace necesario preguntarse ¿qué diablos
está sucediendo a nuestro alrededor? Parafraseando
a Eduardo Galeano en su libro: El Mundo Al Revés, nos sumamos a la solicitud de: por favor, “paren el mundo
que me quiero bajar” pag.326, es que todo parece indicar de que ya no existen
parámetros inteligibles que nos puedan orientar en cuánto al comportamiento
socialmente aceptable de ciertos personajes que suelen marcar la agenda de los
acontecimientos que nos sacuden diariamente.
Hace unos días atrás, mi intención era la de referirme a la
situación imperante en las economías de los países desarrollados, con los EE.UU.
saturando con billetes carentes en
absoluto de respaldo a todos los Bancos
Centrales del mundo, con la exportación
de una nueva especie de “comodities” de
primera necesidad, tales como: la lucha contra el terrorismo y sus derivados
directos e indirectos, que les ha permitido dar ocupación a miles de jóvenes en
sus ejércitos, impulsar la industria bélica, y surtir los mercados del mundo
con toda una amplia gama de “sistemas de seguridad”.
Sus “aliados europeos” que también están convalecientes,
unos , y en franca bancarrota, otros, se les han unido, con Francia, Inglaterra
e Italia, a la cabeza, en la búsqueda de alternativas que mitiguen la creciente
tensión social generada por los obligados recortes que debieron realizarse al
explotar la burbuja financiera que
saturó sus economías, creando un enorme agujero negro donde se han esfumado los
ahorros de millones de incautos que han creído que es posible satisfacer sus
cada vez mayores ansias de consumo sin equilibrar adecuadamente su capacidad de
producción y la sustentabilidad de sus ingresos.
Y esa alianza estratégica, alentada por la imperiosa
necesidad de “hacer caja” cuanto antes, le ha puesto ojo a los yacimientos
petrolíferos de algunos países caídos en desgracia, a los cuales les han
retirado su apoyo, no obstante haber sido aliados incondicionales, cuando no
les interesaba dar oídos a los reclamos de sus poblaciones oprimidas, como se
dice vulgarmente, ahora las cosas han cambiado, antes los aliados podían pagar
las facturas en las cuentas secretas de
los dictadores que ostentan el poder, pero ahora, la necesidad, que siempre
tuvo cara de hereje, les obliga a invocar “los derechos de los ciudadanos “ de
esas naciones “oprimidas” a manifestarse
y reclamar libertades nunca antes admitidas.
Es entonces que comienza la función, en una primera
instancia se informa a la opinión
pública de la honda preocupación que existe por la violencia represiva
de los ahora “crueles tiranos” se difunden profusas escenas que dan cuenta de
la multitud de muertos y heridos y se exhorta al Consejo De Seguridad de Las
naciones Unidas, que se reúna para analizar la situación y determinar las
acciones a realizar para “proteger a la población civil indefensa”.
En forma simultánea, se bloquean los cuantiosos fondos
depositados en la banca internacional cuyos titulares son los tiranos de turno,
para supuestamente: impedirles que huyan y los dilapiden, para que no puedan
comprar armas, o para que no contraten mercenarios, etc .etc.
En realidad lo que se logra es una expropiación de estos
fondos, de los cuales se destinarán
grandes sumas con el pretexto de poder
financiar los cuantiosos gastos que demandaran, el abastecimiento de víveres
para la población civil, la compra de medicamentos para los atiborrados
hospitales y solventar todas las acciones que la comunidad internacional deba
realizar para proteger a los civiles indefensos, ancianos, mujeres y
niños, de las acciones bélicas
resultante de los enfrentamientos entre las fuerzas represoras y los rebeldes
armados.
La consecuente suba del barril de crudo, nos obliga a todos
a contribuir en el financiamiento de las hostilidades, las multinacionales que
vierten suculentas sumas a las arcas de los países del primer mundo a las que
pertenecen, alivian la presión sobre sus devaluadas divisas, todos los Bancos
Centrales del mundo sin importar su grado de desarrollo, también salen al
rescate de la moneda americana, si el dólar de devalúa , tambalean sus
economías y la competitividad de sus productos exportables se desvanece.
En medio de este clima de incertidumbre surgen los restauradores,
los garantes de la paz universal, los que se autoproclaman defensores de los
derechos humanos, y exigen que se declare la guerra, para defender los valores
de la democracia, para salvar la vida de los justos que padecen por las
maldades del terrorismo internacional, hay que bombardearles sus ciudades,
destruir sus hogares, sus mujeres y sus niños, futuros terroristas como sus
padres.
Como al principio, nos preguntamos ¿Vuelven las naciones
dominantes a reivindicar las superadas épocas del colonialismo?
En medio de todas estas manifestaciones de comportamiento
absurdo del “homo sapiens” debemos agregarle otra perla a nuestro collar, el
componente emotivo, sin duda somos criaturas sensibles a los cuentos de hadas,
con sapos que se tornan apuestos príncipes y doncellas puras y castas que son
llevadas al altar en carruajes tirados por hermosos caballos, mientras el
pueblo acude formando multitudes a su paso y son felices y comen perdices, para
siempre en sus imponentes palacios…
Entonces, para mitigar las tensiones, que son como el pan
nuestro de cada día, la crisis económica de la gran mayoría de los países de
Europa, el alto nivel de desempleo, la suba de los precios al consumo, la
violencia, las deportaciones a indocumentados, los muertos en los campos de
batalla y sigue… y sigue…
¡Aleluya! Tenemos una Boda Real,” Habemus Papa” se casan Guillermo y Catalina, luego de ocho
largos años de amorosa convivencia, he aquí un breve resumen de tan
trascendental acontecimiento:
“El príncipe
Guillermo y Kate Middleton dieron el sí en una glamorosa
y tradicional boda real que
transcurrió en la milenaria abadía de Westminster, ante
los ojos del mundo entero.Kate, ahora princesa Catalina, llegó acompañada por su padre, Michael Middleton. Guillermo llegó con su hermano Enrique, que fue su padrino, en una limusina.
Los nuevos duques de Cambridge dieron el sí frente al altar principal de la abadía y el arzobispo de Canterbury les declaró marido y mujer.
La novia usó un elegante y sencillo vestido color marfil de la firma Alexander McQueen, diseñado por su actual directora creativa, Sarah Burton.
En tanto, el hijo mayor de Carlos y Diana de Gales vistió el uniforme escarlata de la Guardia irlandesa, de la que es coronel honorario. Enrique llevó el uniforme de capitán del regimiento de caballería Blues and Royals, con las medallas del Jubileo de Oro y la Campaña de Afganistán, donde combatió.
En medio de la pompa, hubo un detalle de color: cuando Guillermo quiso deslizar en el dedo anular izquierdo de Kate la alianza matrimonial, confeccionada por joyeros galeses que usaron una pepita que la reina Isabel II le había entregado al príncipe tras el compromiso, en noviembre, se encontró con un problema: el anillo no le entraba a la novia. Según trascendió, Kate había mandado a achicar la alianza y a eso, probablemente, se sumó el nerviosismo típico que produce en una mujer su boda.
Guillermo había decidido antes de la boda, de común acuerdo con su prometida, no usar alianza”
Y luego de este compendio de “real frivolidad” nosotros, los plebeyos, les seguimos intercambiando nuestras riquezas por espejitos de colores.
Finalizando con esta serie de “acontecimientos” que han estado golpeteando en mi cabeza estas últimas semanas, voy a referirme al “juego de video games” realizado en alguna sala de la Casa Blanca, en Washington DC, donde un Premio Nobel de la Paz, que además ostenta el título de presidente de la nación más poderosa de nuestro mundo, en compañía de sus asesores de confianza y por control remoto, seguían con indisimulada atención, las maniobras que un conjunto de asesinos de élite, con la sacrosanta aprobación gubernamental, realizaban, con la finalidad de dar caza y abatir “ipso facto” a su enemigo público número uno, nos referimos a Osama Bin Laden.
Este anuncio hecho público por el propio presidente de la nación, dirigiéndose a su nación y por extenso a todo el planeta, nos ha rediseñado la escala de valores que ha caracterizado a nuestro mundo, el llamado occidental y cristiano, regido por los principios de las enseñanzas bíblicas de la religión judeo-cristiana y el pensamiento democrático de la antigua Grecia.
Ahora, amigo/a lector/a, el fin justifica los medios, la captura y asesinato de Osama Bin Laden, fue lograda a través de informaciones extraídas mediante la tortura a los prisioneros encarcelados en terroríficas prisiones que nos hacen recordar las fortificaciones donde la “santa inquisición” martirizaba a los “herejes”.
Por ende, la matanza de enemigos podrá realizarse en cualquier lugar del planeta, asistimos al fin de la soberanía e inviolabilidad de las naciones, ahora las garantías de un juicio justo, solamente serán válidas para aquellos a quienes el imperio determine, la venganza tiene rango institucional y nada podrá detener las sangrientas represalias para quienes osen enfrentar los designios del régimen dominante.
Una vez, en el meridiano de los tiempos, el imperio se dirigió a las multitudes para poner a su consideración a cual prisionero liberarían de la muerte en la cruz, y se les dijo:
A quién queréis que liberemos, a éste , Llamado Jesús, a quien sus seguidores llaman el Hijo de Dios y Rey de los judíos, o a Barrabás, condenado por asaltante y asesino, la multitud, enfervorizada a instancias de quienes ejercían el poder, responde a viva voz, a Barrabás, a Barrabás.
Hugo W Arostegui
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