jueves, 30 de noviembre de 2017

Intensamente


Esta reflexión para vivir intensamente nos permitirá entender que muchas veces andamos haciendo las cosas sin darnos cuenta sea por instinto, por rutina, por cumplimiento, por necesidad y al fin y al cabo sin realmente sentir lo que hacemos. Este es un estado que si reflexionamos nos daríamos cuenta de que estamos viviendo a medias cuando realmente la vida es demasiado grandiosa para vivirla así.

La vida ha de ser para sentirla a todo su potencial. Es para que si queremos a alguien lo sintamos, se lo digamos y se lo demostremos. Por ejemplo, amamos nuestra pareja y sabemos que nos ama también, pero quizás la relación esta algo fría, por el día a día, las circunstancia, las complicaciones lo que causa que ambos estemos distraídos y no nos demos cuenta de todo lo que nos amamos, por lo que haría falta ponerle intensidad a la relación lo que haría nuestras vidas más gratificantes y al mismo tiempo nos daría más fortaleza y motivación para sobreponernos a nuestras adversidades.

Del mismo modo si queremos a una hermana, hermano o amiga, amigo, a nuestros padres a nuestros primos, por qué no decírselo y demostrárselo sin reservas, sin ataduras, es algo sencillo pero que realmente no tiene precio y es totalmente gratis. Aunque la otra persona no estaba necesitando o esperando esta confirmación de cariño, podemos tener por seguro que esa persona lo apareciera y si lo está necesitando podríamos hacer una gran diferencia positiva en esa persona que es importante para nosotros.

Además no podemos distraernos en perseguir sueños y fantasías menospreciando todo lo valioso que ya tenemos. Hay que evitar flojeras y distracciones que nos alejan de sentir las cosas que realmente queremos, Si nos dejamos distraer puede que solo podamos reaccionar al momento de la verdad cuando alguna circunstancia no nos deja otra opción que hacer lo mejor que podemos y debemos.

Cada día es un día para estar vivo. Aprovechemos este día para dar el cien por ciento, completamente y totalmente. No hay por qué dar menos de lo mejor que podamos dar de nosotros mismo. En cada momento de esta vida, podemos decidir vivir con un objetivo, con pasión, con riqueza y alegría.

De vez en cuando tomemos un momento para contar nuestras bendiciones y luego procurar ocuparnos en seguir aprovechando esa bendiciones. Seguramente hay muchos motivos absolutamente válidos para que estemos negativos. Pero esto no significa que tengamos que abrazar esos motivos negativos. Todo lo contrario, por qué no decidirnos por estar positivamente inspirados por todo lo que vemos, oímos y experimentamos. Dejemos que esa inspiración nos empuje con cuidado y alegremente a encontrar los modos de hacer una diferencia para nuestro mundo, para nosotros mismo y la gente alrededor de nosotros.
La vida cada día es un regalo que no tiene precio, porque no abrimos este regalo con entusiasmo y aprovechamos al máximo esa gran oportunidad que tenemos de crear algo de gran valor y significado.

Por qué solamente procurar y tratar por lo que valoramos, vivámoslo.


Por qué desear y hablar de nuestros sueños trabajemos por ellos.

miércoles, 29 de noviembre de 2017

Longevidad


La redefinición del umbral de inicio de la vejez está adquiriendo protagonismo por sus implicaciones en el diseño de políticas públicas y en la propia percepción social de la vejez. Mantener como hasta ahora la edad fija de los 65 años (edad cronológica) tiene indudables ventajas: es un umbral arbitrario pero generalmente aceptado; sobre él se ha fundamentado el cómputo de personas definidas como mayores y se ha definido el proceso de envejecimiento demográfico; todos los estudios, planes y previsiones lo han estado utilizando durante décadas sin apenas discusión; además,  es fácil de calcular y tiene la ventaja indudable de que todo el mundo conoce su edad y si ya ha traspasado ese umbral.

Pero tiene inconvenientes. Provee una imagen incompleta del envejecimiento y puede ser causa del diseño de políticas poco acertadas. La edad cronológica no tiene en cuenta que se están produciendo progresos en las condiciones de vida, de salud, de habilidad funcional y de esperanza de vida de la personas. Con la utilización de esa edad fija no se valoran bien los cambios internos en la distribución por edad de la población, ni los costes sanitarios, debido a que la mayor parte de éstos ocurren en el tramo final de la vida, tramo que es cambiante pues la esperanza de vida sigue aumentando y se espera que continúe esta tendencia en el futuro. Tampoco hay una evidencia biológica que apoye ese umbral.

Algunos científicos predicen que el primer humano que llegará a cumplir 1.000 años ya ha nacido. Otros, sin llegar a afirmaciones tan provocadoras, afirman que la mayoría de los niños y niñas nacidos actualmente llegarán a soplar más de 100 velas. Lo cierto es que ninguna otra dinámica social ha mostrado tal constancia en su evolución a largo plazo, como lo ha hecho la longevidad. Durante el último siglo y medio, hemos ganado 6 horas de vida por cada día que sobrevivimos. En la España de 1900, la esperanza de vida de un recién nacido era de casi 35 años. En la actualidad hay que esperar a cumplir 50 años, para tener por delante la misma expectativa de vida de un recién nacido de entonces. Cabría preguntarse si, en términos de expectativas de vida, estamos envejeciendo o rejuveneciendo.

La extraordinaria prolongación de las trayectorias de vida individuales nos está transformando en sociedades más añejas. Sociedades no solo con población de más edad, sino también de más edades, transitando por períodos de vida apenas explorados por generaciones previas. Son los centenarios y supercentenarios los grupos de edad que más están aumentando. Este escenario ofrece algunos de los más sugestivos retos a los que se enfrenta la investigación científica en la actualidad. Una de las grandes cuestiones es la relativa a los límites de la vida humana. ¿Hasta dónde podemos seguir ganando vida?  Sabemos que la longevidad humana se encuentra entre la de Zeus -eterno- y la del salmón -que muere tan pronto como se reproduce-. Pero tenemos pocas más evidencias al respecto, aunque sí muchas hipótesis y algunos debates apasionantes.

A primero de enero de 2017 viven en España 12.183 centenarios, dieciséis veces más que en 1970, según los datos provisionales publicados por el INE (Cifras de población, 29-6-2017). Su evolución se ha mantenido estable hasta principio de este siglo, pero en los últimos años aumenta notablemente, y lo hará aún más en las próximas décadas. En 2066, fecha máxima de la última proyección de población del INE, habrá 222.104 centenarios (Figura 1). A partir de 2050, el número de centenarios crecerá fuertemente como consecuencia de la llegada de las cohortes del baby-boom (los nacidos entre 1958-1977), y de las cohortes previas que también eran voluminosas.


El nuevo informe An Aging World: 2015 del Instituto Nacional del Envejecimiento (NIA, por sus siglas en inglés) prevé que el porcentaje de personas mayores aumente hasta casi el 17% de la población mundial para el 2050 (1.600 millones).

El Saber Decir


Filosofía

El hombre, animal retórico
Cinco principios fundamentales, que yo llamaría aspectos o caminos de investigación, propone Jørgen Fafner para lograr una comprensión amplia y adecuada de la retórica: la concepción de lo humano, la concepción de lo que es el lenguaje, la credibilidad (pístis), la habilidad (que yo llamo arte) y la oralidad (Fafner [1997]). Es un esquema muy útil al que me adhiero sin reservas. 

El primer principio o aspecto, el principio antropológico de la retórica, encaja bien con la concepción que yo sostengo de la retórica como disciplina fundamental. La tesis de partida para esta concepción antropológicamente fundamentada de la retórica puede encontrarse en un lugar tan leído como mal meditado y analizado de la Política de Aristóteles {1253a 7-18}:

«Está claro por qué razón el ser humano es un animal social en mayor medida que cualquier abeja o cualquier animal gregario: la naturaleza no hace -como es usual decir- nada en vano y entre los animales solamente el ser humano está en posesión de logos. El sonido producido por la voz es signo de dolor y de placer y por eso también los animales lo tienen, pues su naturaleza les permite sentir dolor y placer y dar a conocer ese sentimiento entre ellos; pero el logos permite manifestar lo provechoso y lo nocivo, así como lo justo y lo injusto siendo atributo exclusivo del ser humano, a diferencia de otros animales, el tener conocimiento de lo bueno y lo malo, lo justo y lo injusto, etc. Y la participación en estas cosas es lo que da su origen a la sociedad doméstica y a la sociedad civil.»
Este pasaje central representa el punto de partida de una antropología y de una teoría de la acción comunicativa que puede medirse con la de Habermas aventajándola. 

El logos griego, que significa tanto la acción de pensar como la de hablar (ratio et oratio, como diría Cicerón, jugando con las palabras, para reconstruir el viejo concepto griego que la ratio latina convierte en unilateralmente cognitivo) es lo que caracteriza y distingue al hombre del animal, por un lado, y de Dios por otro. Estudiar la facultad discursiva del ser humano es lo mismo que estudiar al propio ser humano, pues la facultad de palabra es la diferencia específica del ser humano y comprender al hombre es comprender lo que supone el hablar. Con esto se constituye la retórica, 
concebida como la investigación científica  del uso de esa facultad, en lo que Jørgen Fafner llama una ciencia fundamental (Fafner [1997]), yo diría que el más fundamental de nuestros conocimientos teóricos.

Aun cuando Aristóteles comienza su tratado de retórica señalando que la retórica es la contrapartida (antístrofos) de la dialéctica -siendo la dialéctica, junto con la analítica, los nombres que Platón y Aristóteles utilizaran para referirse a lo que llamamos lógica- la tradición ha querido asociar la retórica a la poética más bien que a la lógica. 

Se ha dicho que la concepción occidental de la racionalidad y de la ciencia habrían sido muy diferentes si los escritos retóricos de Aristóteles hubieran sido clasificados entre los escritos que Andrónico de Rodas denominó Órganon, es decir entre sus escritos lógicos. Yo creo sin embargo  que la explicación que cabe es justamente la inversa: la concepción de la ciencia, la racionalidad y la lógica dominante en Occidente, una concepción en la que la inspiración platónica ha mantenido una influencia decisiva hasta nuestros días, ha influido también en los compiladores que clasificaron los escritos aristotélicos. El desprecio platónico de la mera opinión cotidiana (dóxa) y su admiración por el pensamiento exacto de la matemática siguen vigentes en nuestra cultura. La retórica, que parte de la actitud lingüística espontánea del hombre en su entorno, era menospreciada por Platón.


Se nos ha enseñado a considerar a Aristóteles como el padre de la lógica y del lenguaje científico; pero cuando el Estagirita, en el pasaje citado, describe al logos (entendido no ya como mera racionalidad, sino como facultad de expresar el pensamiento en palabras) como la propiedad diferencial del ser humano, no habla para nada de un conocimiento «verdadero». 

La capacidad del logos supone en ese pasaje central la capacidad de distinguir entre lo justo y lo injusto, entre lo provechoso y lo perjudicial, más bien que entre lo verdadero y lo falso, a lo cual no alude explícitamente. Con esto, por lo menos en el pasaje citado, el logos aparece unido para Aristóteles no a la razón teórica, sino a la razón práctica, a una forma de pensamiento que no se dirige a la consecución de ningún conocimiento exacto o científico, sino a un conocimiento que oriente al ser humano en la elección de sus actos. 

Las Palabras Adecuadas



El uso de las palabras es todo un arte, de ello depende como quieres que reaccione tu interlocutor, o que sensación quieres provocar, por ello debes saber elegir con mucho cuidado lo que deseas decir, recuerda que toda persona ganadora no es otra que un gran comunicador.

Te voy a poner de ejemplo un cuento corto, para que aprendas a como una misma situación     (el sueño de un Sultán) puede ser interpretada de un mismo modo ( por los sabios correspondientes ), pero la diferencia puede estar en la forma de comunicar lo que se ha supuesto. .Es ahí que está  toda la clave…

…Un Sultán soñó que había perdido todos los dientes. Después de despertar, mandó llamar a un Sabio para que interpretase su sueño.

¡Qué desgracia Mi Señor! - exclamó el Sabio - Cada diente caído representa la pérdida de un pariente de Vuestra Majestad.

¡Qué insolencia! - gritó el Sultán enfurecido - ¿Cómo te atreves a decirme semejante cosa? ¡Fuera de aquí!

Llamó a su guardia y ordenó que le dieran cien latigazos.

Más tarde ordenó que le trajesen a otro Sabio y le contó lo que había soñado.

Este, después de escuchar al Sultán con atención, le dijo:

¡Excelso Señor! Gran felicidad os ha sido reservada.
El sueño significa que sobrevivirás a todos vuestros parientes.

Se iluminó el semblante del Sultán con una gran sonrisa y ordenó que le dieran cien monedas de oro.

Cuando éste salía del Palacio, uno de los cortesanos le dijo admirado:
¡No es posible! La interpretación que habéis hecho de los sueños es la misma que el primer Sabio.

No entiendo porque al primero le pagó con cien latigazos y a ti con cien monedas de oro.

Recuerda bien amigo mío - respondió el segundo Sabio - que todo depende de la forma en el decir... uno de los grandes desafíos de la humanidad es aprender a comunicarse.

De la comunicación depende, muchas veces, la felicidad o la desgracia, la paz o la guerra. Que la verdad debe ser dicha en cualquier situación, de esto no cabe duda, mas la forma con que debe ser comunicada es lo que provoca en algunos casos, grandes problemas.

La verdad puede compararse con una piedra preciosa. Si la lanzamos contra el rostro de alguien, puede herir, pero si la envolvemos en un delicado embalaje y la ofrecemos con ternura ciertamente será aceptada con agrado


martes, 28 de noviembre de 2017

La Opción Del Misticismo


Filosofía

Cuestionarse el origen de todo, el objetivo último de nuestras vidas, el más allá y todo lo que de ello se deriva, ha formado siempre parte de la existencia humana, más o menos pensante. 

Para ello, históricamente se han abierto siempre dos caminos divergentes, dos caminos que han separado durante siglos, dramática e irreconciliablemente, a la humanidad: el místico, puramente mágico, especulativo, irracional, intuitivo, ingenuo, feliz y esperanzador de las religiones, y por otro el cognitivo, experimental, científico, pensante, laborioso, mucho mas frustrante, de la filosofía. 

Dos concepciones opuestas, aun cuando tantos que pretenden jugar a dos bandas se empeñen en hacerlos compatibles, algo filosóficamente imposible ya que por concepto, si algo hay contrario a la ciencia es la fe, al menos en este campo. Para la fe la existencia de Dios es incuestionable, para la ciencia es simplemente desconocida.

La vertiente religiosa en el ser humano parece tener su origen hace al menos unos 60.000 años, sobre todo en cuanto a la relación de los vivos con sus antepasados, con otras vidas y en la existencia de un ente superior que dé salida a todos sus interrogantes.

Un ser todopoderoso, temible, a quien conviene calmar en su ira hacia los humanos, evitando así las catástrofes que permanentemente les asolan. Religiones politeístas o monoteístas de corte primario, como los adoradores del sol, casi todos relacionados con aspectos cosmológicos, justificaban e incluso impedían otra búsqueda más racional a sus preocupaciones.

Hacia 1.500 a.c., en Mesopotamia, concretamente en Ur, a orillas del golfo pérsico, un personaje llamado Abraham dice haber firmado un pacto con Dios que habría de convertirse en el nacimiento del judaísmo, la religión monoteísta de la que nacerían el cristianismo y el islamismo, las tres religiones más asentadas una vez descartada por el conocimiento cualquier creencia divina de tipo cosmológico.

En el fondo del Mediterráneo, el amplio mundo que hoy conocemos como la culta Grecia, que abarcaba entonces hasta Persia, duda y comienza a hacerse preguntas desde otra vertiente, desde la del conocimiento, desde la sabiduría, desde la libertad de sus pensadores, desde la filosofía, buscando explicaciones menos mágicas a las preguntas eternas, iniciando con ello un camino que poco a poco irá rompiendo tabúes, el camino de la razón, aportando a la humanidad por esa senda los mas amplios logros del conocimiento, la convivencia y la cultura.

Ciento cincuenta años antes, alrededor del 600 a.c. y en un corto periodo de 50 años, nacen en oriente Lao-tsé, Buda y Confucio, cuando en Persia imperaba el mazdeismo, la religión monoteísta-dualista (bien y mal) de Zoroastro.

Grecia, Roma, India, China y Persia, protagonizaron los inicios de la filosofía, el auge de los pensadores. A partir de ahí, paso a paso, el mundo mágico empieza a perder fundamentos en pro de la experimentación, el estudio y el conocimiento, dando con ello explicación, no sin grandes sacrificios, a la mayor parte de los dogmas hasta entonces acuñados.

La ciencia, una mezcla de observación, hipótesis, experimentación y teoría a través de la lógica y la razón, comienza a ser el instrumento para tratar de comprender y explicar el mundo que nos rodea. 

El mundo mágico, cargado de mitos, leyendas, tradiciones orales, las mas de las veces sin el mínimo rigor histórico, aun ejerciendo un poder extraordinario, empieza a dar paso al pensamiento racional, floreciendo así la filosofía, la mas alta manifestación de la capacidad del ser humano, un camino abierto a las distintas ciencias que han posibilitado que la humanidad, en un soplo de su existencia, haya florecido infinitamente mas que en los miles de años de su aparición en la tierra.

Desde entonces, religión y filosofía se han paseado por la historia en discordante vecindad, con errores, intransigencias mutuas, abiertas batallas las más de las veces y millones de víctimas de la intolerancia en el camino.

Ahora que todos nos deseamos lo mejor para nuestro futuro cercano, bien estaría que ello nos llevara a respetarnos más y a respetar las opciones personales de cada uno en mayor medida.

La religiones son una opción para muchos que todos debemos respetar, al igual que han de hacer quienes se sienten creyentes de algo o de alguien hacia quienes no ven en la fe la solución a sus inquietudes. Algunos se sienten tan afortunados por su carencia de fe en Dios alguno, como otros lo son por su absoluta e inquebrantable fe en su Dios. 

Si la historia no hubiera girado en torno a la intolerancia de unos y de otros, hoy el mundo sería más humano.

Mis mejores deseos de un mundo más libre y tolerante para todos.


Los Fantasmas Que Traemos Dentro


Pensar en una huida muchas veces es para todos una forma de sentirnos a salvo en otra parte. Desear alejarse de lo que nos hace daño, nos agobia y nos acorrala por dentro es un deseo que puede ser bastante corriente en nosotros. Sin embargo, si te identificas con ello, sabrás muy bien que huir nunca fue la solución.

Lo dice la canción, la huida no es la respuesta, puesto que siempre que deseamos huir lo hacemos de algo o de alguien, y cualquiera de las dos cosas siempre viene con nosotros allá donde vayamos. Si es algo que nos ha ocurrido, necesitaremos superarlo. Si es alguien lo que nos ha ocurrido, necesitaremos saber qué podemos hacer por nosotros mismos.

Reconocerlo es querer afrontarlo: los miedos, los cambios vertiginosos o las decepciones nos hacen sentirnos cobardes, inseguros y débiles. Querer huir, reconocerlo, es el primer paso para seguir adelante.

“No llames cobarde a alguien que tiene miedo, 
solo abrázalo y dile que, 
al revés de todo, 
los monstruos existen hasta que les pones nombre: 
solo los valientes lo hacen.”
-Elvira Sastre-

Así que tú, que has sentido alguna vez que querías marcharte y desaparecer en el mundo, eres un valiente. Has comenzado a afrontar el problema y pronto te darás cuenta de que aplazarlo, ignorarlo y huir de él solo va a posponer el enfrentamiento directo con aquello que duele.

En el momento en el que te das cuenta de que quieres dejar algo atrás e ir a otro lugar, te das cuenta de que no buscas alejarte del lugar donde estás, sino de los recuerdos que tiene dicho lugar. Sin embargo, aprenderás que los recuerdos van contigo y empapan las ciudades donde estés. 

No puedes huir de ti mismo, y si tratas de huir de alguien es porque en esa relación solo quedas tú.

Quizá puede que estés pensando que muchas veces posponer el enfrentamiento también nos ayuda a tomar aire y cambiar de perspectiva, pero entonces deja de ser una huida y se convierte en un periodo de reflexión y supervivencia: habrá que volver allí de donde queremos irnos y hacer lo que no habíamos hecho.

De hecho, lo normal es que, cuando la huida es de algo externo, no lo necesitemos realmente: superamos el problema sin mayor complicación. La que es realmente difícil es la huida de los fantasmas que tenemos dentro

A esos fantasmas nunca los vamos a ganar si no les plantamos cara y les ponemos nombre.



Las Vidas De Nuestra Vida


Filosofía

Los embates de la vida, con sus glorias y derrotas, ocasionan que a veces perdamos el camino. Ante la eterna duda de qué es aquello que motiva nuestra propia existencia y preguntas que rayan en los pensamientos de Meursault en El Extranjero, los seres humanos recurren a aquello que les da una certidumbre. Sea en la religión, la auto-ayuda, el hedonismo o la filosofía, cada uno de nosotros cuenta con un bote salvavidas que alivia esos cuestionamientos, aunque en esta ocasión nos ocuparemos de la filosofía.

Aunque apelemos al reduccionismo para comprender un poco mejor la esencia de los textos filosóficos, ello no demerita el poderoso conocimiento que estos esconden.

La obra de Friedrich Nietzsche puede dividirse en dos capítulos de su vida: el periodo negativo y el positivo. En el primero, el filósofo prusiano critica el cristianismo y los valores promovidos por esta doctrina religiosa, mismos que serán suplantados por la construcción de nuevos valores, en los que Nietzsche ahonda durante la segunda parte de su vida, y en la cual destaca la obra: “Así habló Zaratustra.

En cambio, como parte de su periodo negativo, Nietzsche escribió La gaya ciencia, un título en el cual aborda el concepto de poder, pero sobretodo del 'eterno retorno'; una concepción retomada por múltiples corrientes filosóficas que plantea una repetición del mundo en el cual éste se extingue para volver a crearse.



"¿Qué ocurriría si un día o una noche un demonio se deslizara furtivamente en la más solitaria de tus soledades y te dijera: 'Esta vida, como tú ahora la vives y como la has vivido, deberás vivirla aún otra vez, innumerables veces, y no habrá en ella nada nuevo; sino que cada dolor y cada placer, pensamiento, suspiro, y cada cosa pequeña y grande de tu vida deberá retornar a ti, y todas en la misma secuencia y sucesión -y así también esta araña y esta luz de luna entre las ramas y así también este instante y yo mismo-.¡La eterna clepsidra de la existencia se invierte siempre de nuevo y tú con ella, granito de polvo!?' ¿No te arrojarías al suelo, rechinando los dientes y maldiciendo al demonio que te ha hablado de esta forma? ¿O quizá has vivido una vez un instante infinito, en que tu respuesta habría sido la siguiente: 'Tú eres un dios y jamás oí nada más divino'? Si ese pensamiento se apoderase de ti, te haría experimentar, tal y como eres ahora, una transformación y tal vez te trituraría; la pregunta: '¿Quieres esto otra vez e innumerables veces más?' pesaría sobre tu obrar como el peso más grande. O también, ¿cuánto deberías amarte a ti mismo y a la vida para no desear ya otra cosa que esta última, eterna sanción, este sello?"

El planteamiento de Nietzsche no versa respecto a la sensación de ver tu vida pasar al final de tu vida, sino que la repetirás eternamente. Resultado de esa condición tras la muerte, ¿repetir tu vida es una condena o un regalo? En función de la respuesta, una persona podrá valorar su vida como buena o mala. Sin embargo, dicha valoración no reside en función de la felicidad, el bien hecho o el deber cumplido, sino en la experiencia de la vida como un gran instante enorme. 

Nietzsche ahonda en el planteamiento de que todo sucede siempre al mismo tiempo, no hay presente, pasado o futuro. En realidad, el logro de la felicidad humana consiste en no querer que nada de tu vida sea diferente, de ninguna etapa. Según el filósofo bávaro, cuando aceptas y amas el momento, es que has triunfado. Cada acción y decisión de tu presente determinará un evento que se repetirá eternamente. ¿Disfrutarías repetir aquello que vives hoy? He ahí el cuestionamiento.

Con los Ojos Abiertos


¿Dónde está la Verdad del ser humano? ¿Dónde está la Verdad de la Vida? Una como otra es una continua búsqueda, donde el ser humano siempre está comprometido. 

El alma humana siempre va unida a la muerte, con constantes renacimientos. Muertes que acompañan a la vida existencial del ser humano, trascendiendo a su Realidad, a la Verdad. 

En el proceso de la vida hay que discernir entre la multitud, con quien compartimos nuestra trayectoria, quienes nos halagan o quienes nos critican, eludiendo cualquier contrariedad: 
simplemente ser uno mismo. 

Cada ser humano debe protegerse y ser él ante cualquier circunstancia, sin engañarse ni dejarse influenciar por nadie. 

La calidad de su corazón es muestra de su naturaleza espiritual, aunque su irracionalidad e imperfección a veces le desorienten y desordenen. 
Pero, ¿qué es más hermoso que un corazón con luz? 

El ser humano debe permanecer vigilante ante su propia evolución: silencioso, discreto, sigiloso y avanzar atento de sí mismo. Debe estar en alerta de su contienda permanentemente, y encontrará su fruto y luz interior. 

lunes, 27 de noviembre de 2017

Los Libros Humanos


Unos “libros humanos”, de carne y hueso, están contando sus historias de vida a estudiantes de secundaria de la República Checa que quieren tener información de primera mano sobre la migración y la discriminación, y ahuyentar los prejuicios generados por los estereotipos nocivos.

Erase una vez un niño que vivía en un país muy, muy lejano. Este niño se vio obligado a realizar un peligroso viaje a través de mares y tierras, hasta la República Checa. Ahora ya es un hombre y está sentado aquí, como “libro humano”, contando su historia a un grupo de estudiantes que se informan sobre su viaje y ponen rostro a la migración. Ese país lejano existe, es Angola; y el héroe del cuento, una persona real llamada Leonardo Teca.
Cuando le propusieron ser un “libro humano”, Leonardo aceptó y se lo tomó como una aventura: “No solo estoy dando algo, también estoy recibiendo mucho de esta experiencia: los niños y niñas tienen mucho interés en conocer mi historia y entender por qué vine a la República Checa. Me encanta contarles mi cultura y romper estereotipos. Además, tengo la oportunidad de aprender de otros “libros”, nos hemos convertido en un gran grupo de amigos”, afirma Leonardo.
En la escuela aprendimos que los libros son una fuente inagotable de conocimiento. La vida también nos ha enseñado que podemos aprender igual, o más, conversando con otra persona con curiosidad y respeto. Amnistía Internacional República Checa ha unido lo mejor de ambos mundos en los “libros humanos”, cuenta cuentos como Leonardo que participan en las actividades de bibliotecas vivas que se realizan en los centros escolares.

Cada “libro humano”, una persona con una extraordinaria historia de vida que contar, pertenece a una minoría y vive en la República Checa. Según Jiří Bejček, coordinador de Educación sobre Derechos Humanos de AI República Checa, este país tiene precedentes de discriminación hacia las minorías y, a menudo, las personas discriminadas son de origen romaní, refugiadas, musulmanas, con discapacidad, o extranjeras en general. Las actitudes contra la población romaní son especialmente frecuentes entre los estudiantes de secundaria.
Un buen día de noviembre de 2014, propusieron a un grupo de miembros de Amnistía pertenecientes a distintas minorías que sufren discriminación que fueran a un colegio de Praga para contar sus historias de vida sobre desplazamiento y dolor, pero también sobre activismo y esperanza. Leonardo, al igual que muchos otros “libros humanos”, participó en la actividad.

Los estudiantes, en pequeños grupos, pasaron 20 minutos con cada “libro humano” para que les contara su historia personal. A pesar de estar en un ambiente constructivo, Leonardo les explicó cómo algunas personas no llegan a “vivir felices para siempre” y otras tienen que dejar su tierra para buscar una vida mejor.
Tras participar en la actividad, Ágata, de 14 años, se animó a decir que ya entendía lo duro que había tenido que ser para los refugiados cruzar fronteras para huir de los importantes problemas que había en sus países de origen.

Según Jiří Procházka, otro “libro humano”, “los adolescentes no heterosexuales corren un considerable peligro de suicidio y, gracias a esta actividad, ahora luchamos juntos contra este problema

Ágata dice que ya identifica las actitudes subyacentes tras el racismo y la discriminación, y que entiende su efecto sobre las demás personas. ”Me alegra haber conocido a extranjeros a través del taller Biblioteca Humana; ya no me da miedo hablar con ellos”, añade.
La idea de las bibliotecas humanas se probó primero en unos pocos centros escolares y, tras los primeros éxitos, se ha integrado en un programa educativo más amplio que se implementa en más de 20 colegios del país.

El programa consta de cuatro talleres en los que se conversa con estudiantes sobre las consecuencias nocivas de los estereotipos.

A lo largo de los dos últimos años, Amnistía ha reunido un “catálogo” de más de 40 “libros humanos”, tanto de sus propias redes como en colaboración con otras organizaciones no gubernamentales, que participan en estos talleres.

El año pasado el programa contó con la participación de 10 centros escolares, a los que se han sumado otros 10 durante la primavera de 2015.

Humanos Solidarios



En general, cuando hablamos de solidaridad, surge la idea de ayuda económica: dar dinero a los necesitados. O cuando menos de ayuda material: dar comida, vestimentas, etc. Pero estas ideas, aunque sí forman parte de la solidaridad, no lo hacen de forma completa. Hay tantas formas de actuar solidariamente como problemas humanos existen, y en cada uno de esos problemas humanos nos podemos entregar para colaborar y tomar por propias las cargas del otro.

Decir que la solidaridad es, en esencia, ayuda material, sería el equivalente a afirmar que todos los problemas se resuelven de esa manera; que el hombre sólo tiene necesidades materiales. Y el ser humano tiene realmente necesidades que no son materiales, como aquellas afectivas, espirituales, morales o sociales. 

Por lo tanto para estas necesidades, también puede y debe existir una actitud solidaria. Por ejemplo: es posible, si no podemos dar dinero para educación, que demos una parte de nuestro tiempo para educar a niños de escasos recursos; o que favorezca la integración social de una comunidad marginada.

Nadie puede amar a otro si no experimenta el amor a sí mismo, y nadie puede estimar a otro si no experimenta primero la necesaria dosis de autoestima; igual que nadie puede respetar la dignidad de los demás si no sabe defender la propia dignidad.



El Síndrome Del Caracol


Es temerario hacer un elogio de la lentitud. Vivimos en la sociedad de la eficacia, somos personas eficaces. Optimizamos el tiempo, el ordenador, la vida; seleccionamos, filtramos, descartamos, 
comparamos, gestionamos; todo es susceptible de ser ajustado en orden a mejorar nuestra productividad. Planificamos las vacaciones, la familia, las relaciones, el ocio. 

Todo responde a estrategias, objetivos, métricas e indicadores que nos tensionan en un proceso de mejora continua: más sano, más guapo, más rico, más divertido y, sobre todo, más rápido. 

Nos incomodan los tiempos muertos, los descansos y los entreactos, atemperados rápidamente con las melodías, concienzudamente personalizadas, de los mensajes de nuestro móvil, mientras nos quejamos resignados del enésimo jajaja del enésimo grupo al que pertenecemos y al que nos obligamos a responder con el emoticón más original y divertido de nuestro repertorio. 

Somos personas rápidas, brillantes, chisposas y resolutivas, de mente ágil y clara. Nuestras revisiones nunca contemplan la equivocación o el fracaso; siempre hay algún paquete de medidas para el reajuste vital que nos siga haciendo cumplir los objetivos.

Es temerario hacer un elogio de la lentitud, pero al final ni con la ayuda de los consultores de la felicidad nos sale positivo el balance del negocio de la vida. Queda en nuestro debe la imposibilidad de vivir las cosas importantes, siempre ocupadas en dar salida a los asuntos urgentes, que casi nunca son los que más nos importan.

No hay tiempo para llorar a nuestros muertos, para madurar nuestros amores o para ver crecer a nuestros hijos. En la contabilidad de nuestro corazón no termina de cuadrar la caja. La felicidad y el sentido de nuestra vida siguen siendo un plan estratégico a largo plazo.

Es temerario hacer un elogio de la lentitud, pero en 1986 ya éramos conscientes de que no se trata de ir rápido, sino de saber a dónde ir. Cuando el periodista Carlo Petrini asistió a la apertura de un establecimiento de una famosa cadena de comida rápida en la Plaza de España de Roma, se hizo consciente de que algo no iba bien. Había nacido el movimiento slow, cuyo símbolo sería un caracol.

A partir del slow food han ido surgiendo toda una serie de armónicos que configuran la filosofía slow y que constituyen todo un elogio de la lentitud:




Percibir Lo Exterior


Una persona empática es altamente sensible a los sentimientos, intenciones y motivaciones de los demás. Sienten la energía de otras personas en un nivel profundo que muchos no entienden. Alguien que es empático puede simpatizar con la manera en cómo se sienten los demás, pero ser un empático es más profundo que eso. Una persona sensible de esta manera, puede percibir la energía a su alrededor y sentir las emociones de los demás, quieran o no. Es algo sobre lo que no tienen control.

Señales de que eres capaz de percibir la energía a tu alrededor
Estas son 10 señales de que puedes ser una persona sensible a la energía de los demás y no te has dado cuenta.

1. Eres alguien que piensa demasiado
A menudo puedes encontrarte completamente convencido de que hay algo más profundo que no se puede ver. Esto es porque estás recogiendo las motivaciones, las intenciones y los sentimientos de otros que la mayoría de la gente no son tan sensibles.
2. Siempre te sientes cansado
Es más probable que estés desgastado de todas las emociones que experimentas diariamente. Experimentar los sentimientos de otros más que los tuyos, es a menudo muy agotador.
3. Eres un pacificador
Eres un pacificador natural ya menudo terminas haciendo un compromiso con tus propias necesidades o sentimientos para mantener a los demás felices. Te obligas a mantener tus sentimientos personales en el interior para centrarse en cambio en la felicidad de los demás.
4. Tienes emociones mezcladas
Puedes ser muy sensible en el interior, pero distante y reservado en el exterior. Anhelas intimidad con otros, pero rara vez te permites acercarte a alguien.
5. Eres un solucionador de problemas
Cuando identificas un problema, estás buscando una solución casi de inmediato. Odias ver a otros en el dolor o desesperación. Sientes la necesidad de encontrar una manera de cambiar o arreglar el problema para hacer felices a todo el mundo.
6. Eres creativo
Te atraen las formas creativas de muchas maneras. Ya se trate de la escritura, la pintura, la música o el baile, anhelas una manera de expresar tus emociones. Ser creativo te permite dejar de lado algunas de las emociones que te pesan y te das la oportunidad de relajarte y sentirte libre, incluso por un corto tiempo.
7. Vives experiencias Deja Vu
Experimentas extrañas coincidencias más que la persona promedio y que a menudo tienen la sensación de deja vu. Esto sucede porque tienes la habilidad de percibir la energía de tu entorno y a menudo notas cosas que otros no.
8. No estás cerca de muchas personas
Incluso si tienes una familia grande o un gran grupo de conocidos abundante, estás únicamente cerca de sólo un puñado de personas. Quieres estar más cerca de los demás, pero manejar los problemas y emociones de demasiadas personas puede llegar a ser abrumador, por lo que mejor te juntas con unos pocos elegidos que te entienden.
9. Te sientes en casa en medio de la naturaleza
Estar al aire libre te hace sentir en paz. La luz del sol, la hierba alta, los bosques profundos y los sonidos de la naturaleza relajan tu mente y nutren tu espíritu.
10. Estás constantemente buscando respuestas
Te encuentras siempre buscando un significado más profundo. Constantemente buscas maneras de mejorarte a ti mismo o aprender algo nuevo. Anhela una comprensión profunda de muchos temas diferentes debido a tu impulso interno por el crecimiento personal.


domingo, 26 de noviembre de 2017

Superación


La superación personal es un proceso de cambio a través del cual una persona trata de adquirir una serie de cualidades que aumentarán la calidad de su vida, es decir, conducirán a esa persona a una vida mejor.

 Esta vida mejor no debe entenderse como una vida con más comodidades materiales, aunque éstas también pueden aparecer como un subproducto del cambio personal. Lo que el individuo trata de hallar a través de la superación personal es, en cambio, un estado de satisfacción consigo mismo y con las circunstancias que lo rodean.

 Son muchos los factores que conspiran en contra de un estado de esta naturaleza. Es frecuente encontrar personas que viven oprimidas por sentimientos de angustia, temor o incluso ira contra sí mismas o contra los demás. La causa de esto son creencias erróneas acerca de lo que es la vida, por ejemplo, la creencia de que la manera de alcanzar la felicidad es tener más y consumir más.

 Durante el proceso de cambio la persona en busca de la superación trata de conseguir la liberación de esas creencias erróneas para así poder estar en condiciones de afrontar la vida con otro enfoque, bajo otra perspectiva. Esto se llama el proceso de liberación o de despertar. A esa persona que ha conseguido ese objetivo se la puede llamar una "persona evolucionada", dado que ha experimentado una evolución en su actitud frente a la vida.

 Llegar a convertirse en una persona evolucionada no es un proceso fácil. Implica dejar atrás muchas formas de comportamiento que se han ido adquiriendo como consecuencia de la vida en sociedad y que ya se han convertido en parte integrante de ti. De hecho, lo que se te está pidiendo es que te conviertas en otra persona diferente de la que eras. Por eso a este proceso algunas veces se lo denomina "renacer".

 Ante la magnitud del esfuerzo que esto implica, es comprensible que algunos decidan seguir siendo como son, a pesar de todos los inconvenientes que ello les ocasiona. Para otros es imposible seguir en las condiciones en que se encuentran y solamente les queda tratar de cambiar si es que la vida ha de tener algún significado para ellos.

 La seguridad que proporciona lo conocido y la inseguridad que provoca lo desconocido, son algunos de los motivos por los cuales las personas se resisten al cambio. También es cierto que las cualidades de la persona evolucionada no son precisamente las que promociona la sociedad. 

Generalmente asumir una actitud evolucionada representa enfrentarse con la manera de pensar de la mayoría y esto no suele ser grato para nadie.

 En realidad, iniciar el camino de la superación personal implica tener la intención de adoptar formas de pensamiento que han sido características de las grandes personalidades de la humanidad. Estas grandes personalidades no lo fueron precisamente por haber seguido las instrucciones de algún libro sobre cómo conseguir amigos e influir en las personas.

El camino de la superación personal no es para todo el mundo, sino solamente para aquellos que han decidido hacer el esfuerzo porque están convencidos de que no les queda otra alternativa que aplicarlo en sus  vidas.


Superficialidad


Es visible en los días de hoy la superficialidad en los vínculos afectivos. No se crean lazos profundos y se acaba por no vivir experiencias afectivas de calidad, ya sea con hijos, padres, cónyuge, acompañantes, amigos. La superficialidad aparece en el “quedar” de los adolescentes, puede estar también en los altos índices de divorcios, separaciones y quizá, en el aumento de las relaciones no oficializadas que existen hoy día, como las “parejas de hecho” o en otras varias formas de unión.

Existe, sí, una apertura social, que por una parte es positiva, que nos favorece a todos, ofreciendo nuevas posibilidades en las varias configuraciones parentales y familiares, en los vínculos afectivos, en fin… Tenemos por lo tanto mayor libertad para elegir cómo queremos relacionarnos. Por otra parte, ¿no estaremos perdiendo algo bueno en este cambio?

Si profundizamos más, cada uno de nosotros tenemos motivaciones, no conscientes, en cada elección que hacemos a todo momento. Y no siempre elegimos lo que sería mejor para nosotros.

Y más grave aún, muchas veces percibimos que nunca somos felices, considerando que es por simple falta de suerte o por karma. En el universo profundo de nuestro psiquismo, sentimos que queremos una relación profunda y sana, y más que eso, que la necesitamos, es una necesidad. Con todo, nunca logramos una relación como la que hemos idealizado, y nos frustramos con ello, perdiendo la esperanza.

“-¡Ah! Yo no tengo suerte en el amor, no sirve de nada…”

En el meollo de esta cuestión, puede anidar una actitud auto-saboteadora no consciente, que nos impide crear vínculos fuertes con otras personas, y acabamos por echar la culpa a los demás.

Es ciertamente una forma de narcisismo, lo cual no aceptamos. “No confío en las personas, nadie es digno de confianza.” Por detrás de esta actitud puede ocultarse un miedo a “vivenciar nuevamente” algo desagradable, vivido en algún lugar de nuestro pasado; y así, no nos vinculamos, para alejar la posibilidad de volver a sentir la angustia. Aunque por otra parte, puede ser tan solo una forma de desviarnos de posibilidades de vínculos más estrechos.

Es como si algo muy desagradable, vivido anteriormente, hubiese quedado grabado en nuestra memoria, escondido, y retornase en situaciones parecidas, haciéndonos sentir la ansiedad y el miedo a revivirlo. De esta forma, sin saberlo (racionalmente), muchas veces estamos alejándonos de lo que realmente queremos, o sea, un vínculo bueno, fuerte y de calidad.

Como ejemplo, podemos pensar en una persona que haya tenido alguna experiencia de traición y que ahora, como defensa, no profundiza en el vínculo emocional y afectivo en otra relación, pues está siempre a la espera de que la traición vuelva a ocurrir. Es la ansiedad (defensa natural) que sentimos al acercarnos a algún peligro. O bien, la “creencia” introyectados en la infancia, de que “el matrimonio no sale bien”, por experiencias dolorosas vivenciadas o incluso testimoniadas del fracaso en la relación de los padres.

Frases como: “El matrimonio es una utopía”, “¡Ningún hombre (o mujer) vale nada!” o “el matrimonio es una institución fallida”, delatan que hay normas, leyes, que rigen algo simbólico en nuestro subconsciente y por ende influyen sobre nuestro modo de pensar y de actuar. Son las creencias arraigadas en nuestro mundo mental, que nos rigen en nuestro pensar.

En la práctica, protestamos por no ser posible hoy día crear un vínculo amoroso bueno, unas amistades fuertes que podrían tener efectos muy saludables en nosotros, pero caemos siempre en el mismo lugar (donde nos ponemos), aquello de que nadie es digno de confianza; y por eso nos protegemos detrás del “escudo” de la timidez, de la ansiedad, de la indiferencia, de la desconfianza, y otras muchas. Observa que de esta forma nos colocamos distantes de lo que queremos.

Todos necesitamos vivenciar vínculos afectivos de calidad, vínculos fuertes, profundos, y no solo necesitamos sentirnos aceptados, sino además percibir el afecto espontáneo de las demás personas que nos rodean. Crear vínculos de calidad y disfrutar de una vida mejor, son los resultados buscados (y conseguidos) por el desbloqueo de estos patrones psíquicos.

Nos liberamos así de estas creencias, que ocasionan en nuestra vida un tipo de auto-sabotaje. Comprender lo que nos pasa, conocernos a nosotros mismos, y localizar dónde está situado ese miedo, cuál es el sentido de esos bloqueos, (pues cada ser humano es único) es un trabajo arduo y penoso, pero siempre compensador, pues aporta una mejor condición en la vida afectiva, y mucha más calidad. No importa la edad, clase social o momento de vida que se esté atravesando, siempre es posible y necesario iniciar el proceso del cambio.



Hablar Con Responsabilidad


Cada uno tiene sus propios problemas y es responsable de su resolución.

En principio nuestros problemas son individuales, nos afectan solo a nosotros.

Cuando formas una familia, cada uno de los miembros asume la responsabilidad, compartida, de los problemas comunes. La familia, como unidad, asume los problemas de todos y se compromete a colaborar en la superación de estos.

El funcionamiento de una familia dependerá del grado de implicación de cada uno de los miembros.
El ser humano, como animal social que es, organiza sus grupos sociales imitando este comportamiento. La tribu, sea cual sea su tamaño, obliga a sus miembros a realizar tareas que repercuten en el buen funcionamiento de esta.

Al igual que en la familia, cada miembro realiza una labor que acaba siendo específica de él. El cazador, el agricultor, el ganadero...Cada uno con su función y cada uno con su responsabilidad. El patriarca, político, asume el papel de gestor y líder del grupo dentro de la organización tribal, y por lo tanto, asume la resolución de los problemas de la tribu.

Si llegas a la política, este debe ser tu compromiso. Como el compromiso de un padre o una madre.

Cuantas veces el amor a nuestros hijos nos hace prohibirles algo, o no dejarles hacer lo que realmente quieren. No por el hecho de negarle un placer sino por prevenir un error.

Muchos políticos, con la idea de perpetuarse en un sillón que no se merecen, toman la postura del padre o madre permisivo, que no niega nada para no enfrentarse a su hijo o parecer un padre enrollado.

Los que somos padres sabemos que este comportamiento lleva a nuestros hijos a cometer errores que, a la larga, resultan más perjudiciales que el placer que reciben.

Tantos años de permisividad, de dejar a los vecinos construir viviendas ilegales, el primero el amigo del político, de dar servicios y de aquí no pasa nada, hicieron creer a los vecinos que la ley terminaba en la entrada del pueblo.

El político tranquilo, durmiendo en su sillón y soñando en que no lo perdería.

Hoy, el político, irresponsable, durmiendo en otro sillón, tranquilo, a él no le pasa nada, no le duele nada.

Hoy he tenido que decir a un vecino, con una multa de seis cifras, que lo suyo no tiene arreglo, que tiene que pagar. Hoy, un vecino, no dormirá tranquilo. Ni él ni su familia. Ni hoy ni en mucho tiempo.

Yo si dormiré. Y me despertaré más de una noche pensando en él. Les aseguro, no es agradable.



Otros, mientras, haciendo hoyos para seguir enterrando vecinos y de camino, escalar al sillón con el que sueñan en sus plácidas noches.