miércoles, 29 de abril de 2020

Se Define Practicando


Nos pasamos intentando definir el amor. Lo desmenuzamos según categorías o tipos para intentar entenderlo mejor. Dividimos lo indivisible. Leemos sobre la pareja, la amistad, los vínculos de familia. Nos preguntamos, ¿qué es el amor? ¿Qué es la amistad? Nos guía el anhelo de develar misterios para lograr mayor bienestar. Intuimos que en algún lugar de esas definiciones se encuentra la llave para sentirnos más felices. Sabemos que es ahí, en el encuentro con el otro, en la manera de vincularnos, donde podemos aprender a vivir una vida más plena.

Tal vez sea ese afán de definirlo lo que nos sigue limitando a la hora de expandirlo: nos mordemos la cola como los perros pretendiendo explicaciones teóricas y nos distraemos demasiado explorando definiciones sobre el amor. 

Después de todo, cada uno se ha forjado su propio diccionario a partir de los primeros vínculos. Aprendimos a "amar" -por llamarlo de algún modo- de acuerdo a aquellas primeras pautas y modelos de nuestra niñez. 

Cada uno, desde su historia y sus condicionamientos, podría armar su propio tratado del amor y de los vínculos y su manual de necesidades e instrucciones para "buscarlo" eternamente. Pero, como dijo alguna vez el psiquiatra chileno Claudio Naranjo: "Puede ser una trampa buscar el amor. Porque cuando uno más intensamente lo busca, más se distrae de la posibilidad de ejercerlo". Entonces: ni buscarlo, ni definirlo: practicarlo.

Para ejercerlo hay una palabra clave, cotidiana, que se da en todas nuestras relaciones y en la comunidad a la que pertenezcamos: familiares, laborales, deportivas, etc. La palabra es compañerismo. Al definir compañerismo no hay manera de caer en abstracciones. No hay forma de distraernos.

El término compañero tiene sus raíces en el latín, en la palabra "cumpanis" que significa compartir el pan. Lo mismo que la palabra compañía y acompañar. No hay comida más básica y universal que el pan. Desde el principio de los tiempos.

Llevado el compañerismo al amor de pareja, hasta en la pobreza la frase considera suficiente el "contigo pan y cebolla".


martes, 28 de abril de 2020

El Color De Tu Vida

Cuando alguien pregunta qué es la vida, hay respuestas de todos los colores. Pero la mayoría son planteadas como afirmaciones irrevocables, no hay vuelta de hoja, es así. Cada persona la ve y la vive de una manera completamente diferente, porque las circunstancias de cada una son completamente diferentes a las de los demás.

«La vida no es un problema para ser resuelto, es un misterio para ser vivido»
Anónimo-

A continuación me gustaría compartir con ustedes algunas de las respuestas que me he encontrado en Internet acerca de esta cuestión. Estas son visiones completamente diferentes, algunas tal vez complementarias, otras radicalmente opuestas:

Es un delicado equilibrio entre tomar buenas decisiones y evitar peligros.

Es confiar en nuestros sentimientos, enfrentar retos, encontrar felicidad, valorar los recuerdos y aprender del pasado.

Es algo tan corto que si la echas a perder se acaba más rápido.

Es como el sofá de los Simpson; nunca sabes qué va a pasar. 

Es una aventura: vívela, siente, ama, ríe, llora, juega, gana, pierde, tropieza, pero siempre levántate y sigue.

Es vivir el momento y hacer de este lo mejor posible, sin saber qué va a pasar después.

Es una cámara de tortura, de la cual sólo saldremos muertos.
 
Es saber aguantar el paraguas cuando llueve.

«No cambies lo que más quieres en la vida por lo que más deseas en el momento, porque los momentos pasan pero la vida sigue»
Anónimo-

Estas son solo unas pocas frases a modo de ejemplo, pues ya adelantaba que definiciones de lo que es la existencia puede haber tantas como personas, y de eso se trata. Porque aquella persona que cree que es una tortura no se equivoca, pues si eso es lo que piensa, si eso es lo que cree, eso es lo que es para ella. Si para otra es aguantar los chaparrones que caigan, eso será su vida.

Mi definición de la vida

Y es que si tuviera que decir mi definición de lo que es la vida sería: «es lo que tú quieres que sea», ni más ni menos. Porque aunque todos seamos seres humanos, no todos vemos lo mismo, aunque estemos uno al lado de otro.

Pongamos un ejemplo. Dos personas ven a un perro muy cariñoso, una de ellas cree que simplemente es un perro muy dócil, mientras que la otra puede pensar que ha sufrido algún maltrato y por ello reacciona de ese modo. Tanto uno como otro pueden estar en lo cierto, o quizás ninguno de ellos lo esté.

Cada persona ve la realidad, lo que ocurre y lo que le sucede de una manera propia.

«¿Qué es la vida? Un frenesí.
¿Qué es la vida? Una ilusión,
una sombra, una ficción,
y el mayor bien es pequeño:
que toda la vida es sueño,
y los sueños, sueños son»
Fragmento de Monólogo de Segismundo, de Calderón de la Barca-

Y si la vida es sueño, ¿no sería maravilloso poder escoger qué soñar? Está claro que aquel que tenga una vida de ensueño nunca piensa que la existencia es aguantar pesares, torturas o calumnias. Piensa que la vida es el mejor regalo que podría haber recibido.

Al contrario, quien viva constantes infortunios creerá que no vale la pena. Y no confundan riqueza económica con felicidad, pues hay muchos «pobres» felices y muchos millonarios desgraciados. La vida es lo que creemos que es, y cuanto más esperemos de ella más nos dará.

Ahora tómense un tiempo para pensar qué es la existencia para ustedes. Porque la vida puede tomar diferentes cauces pero somos nosotros quienes elegimos como encararlos. Claro que siempre tendremos problemas a los que enfrentarnos, pero… ¿acaso esto marcará el sendero que vamos a recorrer a partir de ahora?

Podemos elegir sentirnos víctimas o tomarnos los problemas como retos para mejorar, crecer y apreciar la vida de una manera mucho más intensa. No vivamos sumidos en el sufrimiento, creyendo que estamos condenados. Disfrutemos.

«El destino es el que baraja las cartas, pero nosotros somos los que jugamos»
William Shakespeare-






El Valor De La Experiencia

“Para cambiar de verdad, hay que cambiar de conducta y no solo la actitud”, es uno de los principios que conforman “El método” (Grijalbo) de estos dos psicoanalistas norteamericanos. Phil Stutz es psiquiatra y Barry Michels es licenciado en derecho y master en sociología. Se conocieron en Los Ángeles, donde llevan años practicando su metodología, que aseguran, ha servido a muchas personas, donde incluyen al mundo del espectáculo hollywoodiense.

Entre ambos acumulan 60 años de experiencias terapéuticas y es justamente, ese carrete el que les han permitido discernir cinco problemas esenciales, que afirman, son los que impiden a la gente vivir como desea. “La felicidad y la satisfacción que obtengas en la vida dependerán de hasta qué punto logres liberarte de esos problemas”, dicen. Lo que entregan en este libro es una guía de herramientas que funcionan en la acción y cuando se unen a ciertas fuerzas superiores, las que explican, provienen del “mundo superior” o espiritual, y son la base para resolver los problemas, pero sin caer en dogmas asfixiantes. “El primer paso es aprender a tener miedo sin la imagen mental del temido acontecimiento futuro”. Y más que centrarse en un problema, la atención debe estar puesta en la solución. “Es tomar a los problemas no como obstáculos sino como oportunidades para entrar en aquel mundo de posibilidades sin explotar”, expresan.

De esta manera, proponen sacar partido a cada problemática que se enfrenta en la vida diaria, mediante sus técnicas que describen como poderosas pero simples y las que cualquier persona, que quiera ser protagonista activo de su vida, puede echar mano. La idea es salir del dogma asfixiante de la psiquiatría tradicional y aprender a manejar el dolor, los miedos, superar fracasos y volver a hacer aquellas cosas que nos benefician en vez de abandonarlas.

Combatir el miedo “La inversión del deseo” es la que encabeza las enseñanzas y va acompañada de la fuerza superior, “La progresión”. En esta, abordan los excesos de comodidad en que se cae por el temor al sufrimiento y por lo que la capacidad de movimiento e interacción se restringen. “Elige algo que odies: viajar, conocer gente nueva, las reuniones familiares….¿cómo organizas tu vida para poder evitarlo? Imagínate que esas pautas son un lugar donde te escondes: es tu Zona de comodidad. ¿Qué sensación te produce?”, cuestionan. Los analistas describen que tener este tipo de conductas coartan las posibilidades de experimentar y además, cierran las motivaciones y lo que es peor, dicen, “no podrás estar del todo vivo”. Para salir de estos cuadros proponen la progresión y el negarse a vivir una vida limitada, superando el dolor, rechazo, el fracaso y hasta momentos breves de vergüenza y ansiedad.

Esta conducta que ejemplifican de no evitar nada e ir en pos de aspiraciones más altas, afirman, estaría bajo el alero de una fuerza superior de progresión, que daría paso para ir superándose en cada momento de la vida. La herramienta, entonces, que presentan es en otras palabras, la “búsqueda del dolor” o desear el dolor. “Has escogido tu deseo normal de evitar el dolor y le has dado la vuelta: lo has convertido en deseo de enfrentarte a él”, enfatizan. No es masoquismo sino armarse de coraje para enfrentar los dolores que sean necesarios. “¿Qué más puede suceder? Y si ocurre algo peor, también pasará y lo que es mejor, te liberará y éste empequeñecerá.” Para recordar qué hacer, describen los siguientes pasos: “Venga”, “Me encanta el dolor”, “El dolor me libera” y cuando se adquiere la seguridad en su manejo se habrá dominado el miedo al dolor. Aparecerá, señalan, la fortaleza, la valentía, la fuerza interior. “El miedo casi siempre está ligado a la imagen de algo horrible que sucede en el futuro. ¡Cómo diga lo que pienso, me despedirán’. ‘Si monto mi propia empresa, lo perderé todo’… cuanto más se convierta esta imagen futura en una fijación más nos paralizará y no podremos actuar hasta tener a certeza de que sí se producirá; pero esa certeza es imposible”, advierten.

Aunque resulte difícil admitirlo, sentencian Phil Stutz y Barry Michels, toda nuestra cultura se basa en la mentira de que se puede estar seguro del futuro. El adquirir y practicar esta herramienta servirá para ampliar el círculo profesional y social, ejercer la autoridad, superar fobias, desarrollar capacidades para las que es necesaria una implicación disciplinada a largo plazo y abrir nuevas perspectivas sobre la dinámica familiar. Las otras cuatro claves “El amor activo” está pensado cuando una persona nos enfurece y uno no se la puede quitar de la cabeza, se repite mentalmente lo que te hizo y se pasan fantasías de la venganza, todo eso es lo que los autores llaman el “laberinto que deja tu vida en suspenso mientras el mundo sigue adelante sin ti”. A su juicio el origen de este comportamiento se debe a una idea infantil de que la gente “te trate justamente y te niegas a seguir viviendo hasta que se haya hecho justicia, y como esto último rara vez ocurre, no sales de la trampa”, anotan. La herramienta, por tanto, está pensada en abrir el corazón hasta tal punto que permita abrazar sutilmente a la otra persona y enviarle todo el amor posible sin guardarse nada. La fuerza superior que está detrás de esta herramienta es la “efusión, que es la fuerza que lo acepta todo como es”. A esta, le sigue la tercera herramienta: “La autoridad interior” y que está pensada para enfrentar situaciones en las que cueste la expresión y la relación con los demás, “para esos momentos en que te bloqueas y te quedas rígido, incapaz de expresarte con naturalidad y espontaneidad”, explican. La herramienta permitiría vencer la inseguridad y ser tú mismo. Para ella, la fuerza interior que usa es la “Expresión personal”. Esta, dicen, nos permite revelarnos de forma veraz y auténtica, sin que nos importe la aprobación ajena. “En los adultos, esta fuerza queda sepultada en la Sombra. Conectándote con esta última, la herramienta te permite resucitar la fuerza y hacer que fluya a través de ti. Trabajo personal “El flujo de la gratitud” es la cuarta técnica para salir de las preocupaciones, desprecio hacia uno mismo o cualquier otra forma de pensamiento negativo. “Si es ocurre es que se ha apoderado de ti la Nube Negra, que limita lo que puedes hacer con tu vida y priva a tus seres queridos de lo mejor de ti”. La herramienta propone enumerar en silencio las cosas concretas que puedes agradecer, sobre todo las que normalmente se dan por sentadas. Se pueden incluir las “malas” y hay que hacerlo despacio para sentir la gratitud y dejar de pensar. La fuerza superior que jala es la “Fuente”. “Hay en el universo una fuerza superior a la que no solo no somos indiferentes, sino que nos creó y sigue estrechamente vinculada a nuestro bienestar. La experiencia de su poder avasallador disuelve cualquier negatividad, pero sin la gratitud no podemos percibir la Fuente”, anotan. Como sello de oro y para usar en caso de emergencia está la quinta herramienta “El Riesgo”, pues se deberá usar cuando ninguna de las anteriores se ha tomado en serio. Es la alarma que hace poner freno a la tontera humana, por llamarlo de alguna forma. Se usa contra la ilusión de poder conseguir por magia la solución a todos los problemas. Es decir, sin esfuerzo, trabajo ni dedicación. 

La herramienta es en pocas palabras: “Te ves a ti mismo en tu lecho de muerte. Este yo más viejo, al que ya se le ha acabado el tiempo, te grita que no desperdicies el presente”. La fuerza superior que llama es la “Fuerza

lunes, 27 de abril de 2020

La Mentira Como Recurso


No me gustan las mentiras que consuelan, ni las medias verdades ni aún menos las falsedades enteras. Prefiero la verdad, aunque duela. Aunque me parta el alma, porque al menos seré libre de tomar el camino que desee y sanar mis heridas con el tiempo.

De niños, lo habitual es que nos eduquen para decir siempre la verdad. Ahora bien, al final, siempre llega un momento en que hacemos un primer uso de la mentira: por evitar un castigo, para conseguir un objetivo, para adaptarnos a una situación…

En ocasiones, basta una sola mentira para poner en duda todas las verdades. Es ahí cuando lo perdemos todo, ahí cuando se desvanece nuestra integridad, nuestra valía…

Queda claro que todos nosotros hemos hecho uso de esas “medias verdades” en alguna ocasión. No obstante, si hay algo que tenemos claro es que existen distintos grados de mentiras y que la naturaleza de muchas depende de la situación en la que nos encontremos. No pasa nada si cuando nos preguntan “cómo estamos” respondemos con un “estupendamente”. Aunque sea mentira y estemos pasando una mala época, comprendemos que es un simple formalismo sin mayor relevancia.

La falsedad adquiere su matiz más negativo, si con ella dañamos a quienes nos rodean. Hay quien hace uso de la mentira porque teme que la verdad cause demasiado dolor o que las consecuencias le afecten de un modo no deseado.

La mentira hace prisioneros y nos condena a mantener vidas vacías, falsas y carentes de autenticidad. A todos nosotros, sin duda, nos duelen esos comportamientos, esas actitudes de quienes dicen querernos pero nos ponen un velo en los ojos mientras nos repiten que todo está bien. Que no pasa nada…

Una mentira piadosa o una mentira que busca ofrecer consuelo, jamás será tolerable. Ninguno de nosotros tenemos derecho a actuar de un modo tan paternalista como para pensar que la otra persona no es “válida” o no es merecedora de conocer la verdad.

Lo que duele no son las mentiras o las falsedades pronunciadas con admirable entereza. Lo que hiere, lo que sangra en nuestra alma, son las verdades que se callan y las palabras que se guardan.

Dicen que la verdad duele, que la mentira mata y que la duda desespera. Todas son pulsiones, emociones humanas que hemos vivido en carne propia. Nadie es inmune a ellas.

No te preocupes si me haces llorar con la verdad, lo prefiero a que me destruyas con la mentira y que sigas disimulando como si no pasara nada, como si todo fuera bien.


La mentira y la falsedad tienen siempre fecha de vencimiento, pues necesitan de muchas circunstancias para sostenerse. Esto acaba convirtiéndose en una espiral de enormes dimensiones que el mentiroso no puede manejar.

domingo, 26 de abril de 2020

Nos Perturba


La conciencia perturba, yo creo que en Occidente ha de haber una conciencia que molesta y perturba, una especie de mala conciencia. Digo esto porque creo que no en vano, el siglo XX es el siglo del totalitarismo, del estalinismo, del nazismo; del fascismo, el siglo de la miseria del "tercer mundo", el siglo del hambre del "tercer mundo". Es el siglo donde la muerte por el hambre ha azotado a muchos países pobres y Occidente contempla todo ello, Europa contempla todo esto y por su puesto sin hacer nada.


¿No habrá en Occidente, en Europa una conciencia que perturba?, ¿una conciencia que grita diciendo que la historia de occidente es una historia sacrificial, una historia construida con sacrificios humanos, una conciencia de que la paz del occidente se ha construido sobre víctimas?

Todo lo que pasa en Occidente, no es un accidente, sino que pertenece a la lógica del desarrollo, a la lógica interna del despliegue de occidente. Porque Occidente se ha autopercibido a sí mismo como el territorio del intelecto y, por ende, tiene la autoimagen de ser el continente de la razón, donde la razón se expresa, donde la razón ha madurado, donde la razón dice lo mejor de lo que el hombre es.

Occidente es el continente de la razón y del saber, de un saber universal y necesario y porque es un continente de la razón, del saber, de la verdad, del conocimiento, del intelecto, de la universalidad y de la necesidad; el continente de la ciencia y de la técnica, es un continente entonces, que rompe lo antiguo, que forja la verdad y, por ende, este continente se concibe a sí mismo como portadora de una misión. ¿Qué misión?

Occidente es el continente que cree que en él ha acontecido la objetividad y por eso mismo piensa que tiene la misión de expandirse, de colonizar, de dominar y enseñar. 

Occidente por siglos ha asumido la tarea, gracias a la autoimagen que tiene de sí mismo, de realizar la cruzada cultural; desde allí dicen que hay que leer el proceso de civilización; la idea de civilización es europea y cuando digo europea digo euro-céntrica. Civilización significa Europa auto designándose, autonombrándose, el proceso civilizatorio es expansión del occidente. El proceso de civilización se formula como colonialismo y se formula como imperialismo. 

Nos decía claramente Levinas: "Uno puede extinguir lo mismo del otro". La historia de civilización es la historia del occidente expandiéndose por el mundo negando la diferencia y la alteridad. De otra manera, lo mismo anulando lo otro, absorbiendo lo otro; civilización es igual a la negación y reducción de la alteridad, es decir, significa lo otro asimilado en uno mismo. Proceso de expansión, de progreso, de civilización es Occidente absorbiendo y convirtiendo lo otro en lo mismo. En ese proceso de voluntad de poder, de dominación violento, de anulación de la diferencia se fue gestando lo que luego será la mala conciencia del Occidente. 

América es un continente descubierto, no importa que haya tenido una población extensa habitándolo. Occidente piensa que ella descubrió América, porque solo existe lo que ella conoce, ya que Occidente es la medida y el parámetro. Por eso el descubrimiento de América no es un descubrimiento sino un encubrimiento, no es un encuentro sino un desencuentro, en otras palabras es lo mismo anulando lo otro, es la alteridad siendo sometida. 

La lógica del desarrollo occidental es la lógica de integrar a la historia a los que no son parte. Historia por siglos se escribió con mayúsculas. Había que integrar a la historia a aquellas personas quienes han nacido en la parte equivocada del mundo y, por lo tanto, Occidente durante siglos sintió que tiene la misión de la ética, porque civilización tiene un correlato epistemológico y la civilización se expande por que Occidente es el continente de la verdad y porque fuera de la verdad no hay nada, por lo tanto hay que reducir, conquistar y dominar.

No entiendo por qué hay una conciencia que perturba en Occidente; en otras palabras, no entiendo por qué justamente allí se desarrolló el nazismo y el fascismo. ¿Pura casualidad o pura causalidad?

sábado, 25 de abril de 2020

En El Mismo Pozo


Muchas veces me siento un sapo de otro pozo.

En especial cuando estoy en situaciones que me son ajenas, generadas por gente con la que no tengo mayor afinidad pero con la que por algún motivo tengo contacto.

Parecería que como alguien allegado tiene una persona que es amiga, vecina o familiar, ese tercero también debería comenzar a formar parte de nuestro círculo, o tendríamos que sentirnos muy bien en su presencia.

Pero esto no siempre es así.

Es que cada uno de nosotros tiene la capacidad de ver y de sentir cosas diferentes a las de los demás.

Y si alguien no nos cae del todo bien, no hay por qué esforzarse: así como no todos nos quieren, no podemos elegir a todo el mundo por el simple hecho de que vengan “recomendados”.

Quizá esa persona no termina de cerrarte (o ni empieza a hacerlo) porque se trata de alguien a quien le gustan los juegos de poder, o manipular. Hay quienes disfrutan de intentar sacarles la energía a los demás y así sienten que reinan.

Tal vez es alguien que no saca lo mejor de nosotros o, simplemente, no nos da gusto tenerlo cerca.

No hay por qué aceptar a toda la gente que se nos acerca y quiere ser parte de nuestro círculo de amistades, aunque se traten de conocidos de larga data.

Y así uno comienza a sentirse un sapo de otro pozo. A no pertenecer a ese sitio, a esa compañía o a ese entorno.

A veces el motivo es bastante aparente (una persona gritona o de malos modos, actitudes que nos son extrañas o nos molestan) y otras no lo es tanto. ¡Pero es muy bueno que esto suceda! Solo nosotros sabemos qué nos hace felices y quiénes nos potencian positivamente. Esto varía en cada uno, por lo que no se puede generalizar. Que alguien cercano disfrute de ciertos seres o situaciones no implica que a nosotros también nos haga bien o nos guste.

 Siempre tenemos la posibilidad de decidir las compañías con las que deseamos estar. No elegir estar con alguien no implica necesariamente la soledad, sino hacer una elección saludable, para nuestro bienestar.

Lo Que Se Debe Buscar


Todos saben que la vida es breve como un soplo, pero muchas personas viven como si la vejez y la muerte no fuesen a llegar.

Corren desesperadamente en busca de la felicidad y procuran la satisfacción de sus deseos a cualquier precio.

Pienso que cuando nuestros ojos se ponen borrosos debido a la miopía de las futilidades y no consiguen ver muy bien cómo son las cosas, podemos ver el mundo a través de los ojos de alguien que ve y discierne más allá de nosotros.

Además, tenemos muchísimas historias de vida que nos enseñan lo que no debemos hacer y lo que no debemos hablar jamás, y sabios son los que logran asimilar y cambiar sus pensamientos y perspectivas.

Todos los hombres son iguales, y basta tener éxito en algo para sentirse mejor que los demás y con la sensación de que durará para siempre. Si el ser humano no está atento a su corazón, rápidamente se convierte en un vano delante de las conquistas. Y vivir ante esa vanidad es vivir en el “espacio vacío, más vacío todavía”. Esa fue la conclusión del rey Salomón, que vivió en el apogeo de la gloria humana, del lujo, de los placeres y hasta de la cúspide de la sabiduría.

Luego al tratar dar sentido a esas cosas, él termina su vida con la conclusión de que todo es vanidad. Su aprendizaje fue tan grande que él repite varias veces en el libro de Eclesiastés que todas las cosas “bajo el sol” son distracciones inútiles y temporales. Todo es ventajoso por un tiempo, pero luego pierde la gracia y cae en la monotonía.

El real valor de la vida está en vivir la fe, y la solución para que jamás alguien se sienta más de lo que realmente es, es mantener la concentración en la Palabra de Dios.

Todos siguen el mismo rumbo: envejecer y morir. Y nuestro propio cuerpo nos enseña. Cada año disminuyen las fuerzas, las canas se instalan peleando con la juventud, la memoria y la voz empiezan a cambiar…

Para no frustrase, comprenda el propósito de su vida en este mundo y ponga toda su fuerza en la búsqueda de la eternidad con Dios. ¡La satisfacción de tener paz con Él es incomparable! La belleza y la fuerza que vienen de Él, el tiempo no roba. Y ser elegido en Su corazón nos hace el más feliz de los hombres.


¡Esa es la única gloria que vale la pena buscar!


jueves, 23 de abril de 2020

El Hechizo De La Pôesía


LA POESÍA ES UN ARMA CARGADA DE FUTURO

(De "Cantos iberos", 1955)

Cuando ya nada se espera personalmente exaltante,
mas se palpita y se sigue más acá de la conciencia,
fieramente existiendo, ciegamente afirmando,
como un pulso que golpea las tinieblas,

cuando se miran de frente
los vertiginosos ojos claros de la muerte,
se dicen las verdades:
las bárbaras, terribles, amorosas crueldades.

Se dicen los poemas
que ensanchan los pulmones de cuantos, asfixiados,
piden ser, piden ritmo,
piden ley para aquello que sienten excesivo.

Con la velocidad del instinto,
con el rayo del prodigio,
como mágica evidencia, lo real se nos convierte
en lo idéntico a sí mismo.

Poesía para el pobre, poesía necesaria
como el pan de cada día,
como el aire que exigimos trece veces por minuto,
para ser y en tanto somos dar un sí que glorifica.

Porque vivimos a golpes, porque a penas si nos dejan
decir que somos quien somos,
nuestros cantares no pueden ser sin pecado un adorno.
Estamos tocando el fondo.

Maldigo la poesía concebida como un lujo
cultural por los neutrales
que, lavándose las manos, se desentienden y evaden.
Maldigo la poesía de quien no toma partido hasta mancharse.
Hago mías las faltas. Siento en mí a cuantos sufren
y canto respirando.
Canto, y canto, y cantando más allá de mis penas
personales, me ensancho.

Quisiera daros vida, provocar nuevos actos,
y calculo por eso con técnica, qué puedo.
Me siento un ingeniero del verso y un obrero
que trabaja con otros a España en sus aceros.

Tal es mi poesía: poesía-herramienta
a la vez que latido de lo unánime y ciego.
Tal es, arma cargada de futuro expansivo
con que te apunto al pecho.

No es una poesía gota a gota pensada.
No es un bello producto. No es un fruto perfecto.
Es algo como el aire que todos respiramos
y es el canto que espacia cuanto dentro llevamos.

Son palabras que todos repetimos sintiendo
como nuestras, y vuelan. Son más que lo mentado.
Son lo más necesario: lo que no tiene nombre.
Son gritos en el cielo, y en la tierra, son actos.

Construir La Vida

Un carpintero ya en edad de jubilarse informó a su jefe que tenía planes de dejar el trabajo y llevar una vida más reposada en compañía de su esposa. Expresó que extrañaría la paga, pero que igual se las arreglarían para subsistir.

El contratista se lamentó de que un empleado tan valioso abandonara la empresa y le pidió que construyera una última casa, como un favor personal.

El carpintero accedió, aunque pronto se hizo evidente que no estaba poniendo el corazón en lo que hacía. Trabajó chapuceramente y con materiales de mala calidad. Fue un desafortunado colofón de una vida de gran dedicación.

Cuando terminó su trabajo, el empleador fue a inspeccionar la vivienda. Seguidamente le entregó al carpintero la llave de la casa y le dijo:

—Esta es su casa. Acéptela como un regalo de mi parte.

El carpintero quedó perplejo. ¡Qué pena! Si hubiese sabido que la casa iba a ser para él, la habría construido con una mentalidad muy distinta.

Lo mismo nos ocurre a nosotros. Edificamos nuestra vida día tras día, pero muchas veces sin esforzarnos como debiéramos. Al final, consternados, descubrimos que nos toca vivir en la casa que hemos construido.

Si tuviésemos otra oportunidad, lo haríamos todo con una disposición muy distinta. Pero no podemos dar marcha atrás.

Cada uno construye su vida. Cada día ponemos un clavo, colocamos una tabla o levantamos una pared. Con las actitudes y decisiones de hoy edificamos la casa que tendremos mañana. ¡Hagámoslo sabiamente!



Lo Que Nos Compete

Nos han vendido la sociedad del éxito, de la competencia, de la idealización del liderazgo con sus objetivos, resultados y rendimiento, pero lo que estamos sufriendo es la sociedad del cansancio. Nadie explica la real dimensión de la gestión del poder, ni las “cualidades” indiscutibles que se necesitan para alcanzarlo. 


Desde la escuela se nos enseña que tenemos que estudiar para “aprobar”, prepararnos para moldear nuestro carácter y personalidad a fin de asumir e interiorizar nuestra esclavitud al servicio del actual sistema. 

El mismo cuento de siempre; la sociedad necesita líderes “competitivos” y “mesiánicos” que dirijan nuestros pensamientos y a poder ser nuestros actos. Por el contrario saben, que enseñar la conciencia y la práctica de la libertad puede ser un ejercicio peligroso y poco dado a la subordinación.

El filósofo coreano Byung-Chul Han, afincado en Berlín describe la situación actual de la siguiente forma: “El hombre contemporáneo ya no sufre de ataques virales procedentes del exterior; se corroe a sí mismo entregado a la búsqueda del éxito. Un recorrido narcisista hacia la nada que lo agota y lo aboca a la depresión". 

Desde el primer momento se nos condena a una carrera sin fin y en solitario, donde la única recompensa (con suerte) es pagar las facturas. El hombre y la mujer de hoy se han visto finalmente abocados al sometimiento. 

En realidad ya no existen alternativas. Si quieres formar parte del circo, debes pagar el peaje.

¿Qué hace que la impostura de la sumisión sea tan bien considerada? ¿Por qué no analizamos el éxito y lo que representa? ¿Vale la pena todo ese esfuerzo sólo por conseguir una buena imagen y ver tu nombre en unos titulares? ¿Son en algún momento conscientes de su propia ficción?

El error no es conocer gente. Hoy no somos nadie sin contactos. El error es forzarlos de una forma poco espontánea y buscarlos sólo con la intención de que nos sirvan para medrar.  Pues a esta clase de personas, - que aparecen en cualquier entorno social- el poder acaba por hacerles perder el criterio. 

Sin duda, son el paradigma de la expresión: “El soldado menos inteligente obedece mejor.”

El escritor Byung-Chul Han subraya: “El narcisismo te hace perder la distancia hacia el otro. Dejamos de percibir su mirada. Frente al enemigo exterior se pueden buscar anticuerpos, pero no cabe el uso de anticuerpos contra nosotros mismos. 

Y es que este modelo de poder controlador, patriarcal, autoritario, competitivo, ciego de envidia y miedo de perder visibilidad y reconocimiento, no sólo se alimenta de quienes lo ponen en práctica, sino de quienes con su silencio y complicidad, en su posición de esclavitud, avalan su existencia."


Formamos parte de un sistema político, económico y social, enemigo de la equidad y la justicia. El neocapitalismo ha ganado la batalla enmascarado de democracia formal, pero torticera, desmemoriada y quebradiza. 

Ocurra lo que ocurra, debemos tomar conciencia de qué queremos ser. Y que nos está pasando.  ¿Existimos con el único fin de producir al servicio del sistema? ¿A qué precio?


miércoles, 22 de abril de 2020

Inquietudes


Filosofía
Inquietudes Humanas
Ha de entenderse que la filosofía no es un cuerpo de doctrina de estándares ciertos e infalibles. Y ¿qué viene a ser la filosofía si no ofrece ningún tipo de conocimiento, ni contiene verdad alguna sobre el mundo o la realidad?
¿Cuál es la naturaleza de sus elucubraciones y de cómo le sirve al hombre en los asuntos de orden práctico?

Llama la atención en la actualidad el uso que se hace de la filosofía. A veces se tiñe del color de las necesidades e inquietudes humanas en el sentido de que sirve para paliar en algo el sufrimiento por la pérdida de un ser querido o por la angustia del desenlace que trae consigo una enfermedad terminal (un grupo de profesionales hace terapia emocional a un grupo de pacientes, con enseñanzas filosóficas, por ej.).  Nadie discute la utilización de la filosofía con fines positivos. Se corre el riesgo de un uso espurio y agresivo con intenciones de manipulación y engaño, como sucede en ocasiones.

No se sabe hasta dónde la proliferación de filosofías contribuye a la solución de problemas de vida. Sin embargo, se piensa que en la medida en que sugieran indicaciones útiles y se ajusten, en cada caso, a situaciones particulares pueden contribuir a la mejor comprensión de los procesos. No existe proyecto educativo, institucional, empresarial o político que no lleve por justificación una filosofía que traza el perfil de lo se quiere y de cómo conseguirlo. Una filosofía que señala los límites de lo que se puede y las restricciones a tener en cuenta para no incurrir en arbitrariedades o en acciones que desdigan de los propósitos. 

En estos casos la filosofía interviene para señalar los grandes y perentorios asuntos que atañen con el desarrollo libre y sin condicionamientos del individuo.
Lo clave está en observar que todo enunciado que se haga en términos filosóficos de por sí es problemático. 

La expresión “desarrollo libre y sin condicionamientos” plantea cuestiones de fondo sólo abordables desde la filosofía y respecto a las cuales debe hacer claridad sobre la naturaleza, el uso de esos conceptos y el significado que les damos. ¿En qué consiste el desarrollo libre del individuo? O de forma tradicional ¿está dotado el hombre de libre albedrío? Así, en cuanto a niveles de reflexión, se comprende mejor el papel de la filosofía. No basta con atribuirle a alguien un valor determinado —por ejemplo, la libertad— o hacer una declaración de intenciones en relación con ese valor.

Se trata de apuntalar mejor la cuestión y de dilucidar de qué se trata. Por ser un ejercicio racional y de compresión conceptual, que conlleva una crítica de las formas en que se puede incurrir en error, esta actividad de dilucidación no es cualquier cosa. 

Y porque en el caso de la libertad, que no se queda meramente en lo abstracto de una definición sino que tiene consideraciones prácticas, es de observar el llamado de Espinoza, que resume la calidad del problema, al decir: “Los hombres luchan por la servidumbre como si se tratara de la libertad”.

 Una advertencia de ese tipo ha de estar asistida de una reflexión muy profunda del ser del hombre y de todas aquellas pasiones que afectan su condición, por lo que la filosofía además de dar claridad sobre las cuestiones, ayuda también a elegir el camino.


Complejidad De La Mente


Tradicionalmente, la educación que transcurre entre las cuatro paredes de un aula se ha comprendido como un proceso de transmisión de conocimientos. Sin embargo, en las últimas décadas algo comenzó a cambiar y ahora más que nunca la educación se enfrenta a un dilema trascendental que puede determinar su derrotero: ¿seguir transmitiendo cada vez más conocimientos o enseñar a aprender y, sobre todo, enseñar a ser
?
En la sociedad moderna el conocimiento caduca cada vez con mayor rapidez por lo que las grandes empresas ya no solo se preocupan por contratar a un profesional que domine determinadas habilidades y posea ciertos conocimientos, les interesa más que ese profesional sea versátil, que se adapte a los cambios y que tenga la capacidad para desarrollar nuevas competencias. 

La empresa moderna mira cada vez más al futuro mientras que algunas escuelas se han quedado rezagadas en el pasado limitándose a transmitir una serie de conocimientos que quedan obsoletos en poco tiempo. Sin embargo, un buen sistema de enseñanza podría marcar la diferencia entre una “mente llena” y una “mente plena”.

La mente llena
Un hombre que había dedicado toda su vida a leer sobre la filosofía budista, se enteró de que en la ciudad había un Gran Maestro y fue a conocerlo para recibir la iluminación. El gurú lo invitó a entrar y sentarse a su lado. El hombre le contó todo lo que había aprendido en los libros, exponiendo sus opiniones.

Al cabo de un rato, el Maestro le brindó un poco de té y comenzó a verter el líquido en la taza. Sin embargo, una vez que estuvo llena, el Maestro no se detuvo, siguió vertiendo el té hasta derramarlo por la mesa y el suelo. 

En cierto punto, el hombre, que no podía creer que un gran gurú fuese tan descuidado, le espetó: “¡Basta! ¿Acaso no te das cuenta de que estás derramando el té? La taza está llena.”

En ese momento el maestro se detuvo y le dijo tranquilamente: “Al igual que esta taza, tu mente está llena de ideas preconcebidas y de opiniones. ¿Cómo es posible que aprendas algo si no vacías tu taza?"

Tener la “mente llena” puede ser un fardo muy pesado que nos impide descubrir nuevos problemas y apreciar aristas más enriquecedoras. Cuando asumimos como verdaderas muchas de las teorías que nos han transmitido en la escuela, le cerramos el paso a la duda y, por ende, a la creación. 

De hecho, los mayores descubrimientos del mundo se han llevado a cabo porque alguien no se dio por satisfecho con las respuestas de la ciencia y decidió explorar más allá del punto al que había llegado la comunidad científica.

La persona con una “mente llena” es aquella que maneja muchos datos pero no es capaz de darles un sentido, es la que lee mucho pero la lectura no le cambia la vida, la que se mantiene informada leyendo todos los diarios a su alcance pero no reflexiona sobre las noticias… Es una persona que se convierte en espectadora de su propia vida, que sabe pero no conoce.

La mente plena
La creación implica vaciar la mente de estereotipos e ideas preconcebidas, implica mirar la realidad desde otra perspectiva y encontrar conexiones inéditas que a los demás se les habían escapado. Una mente plena no está vacía, al contrario, atesora mucho conocimiento pero se trata de un conocimiento significativo y siempre está dispuesta a cambiar sus teorías. 

La mente plena es aquella que sabe discernir entre lo verdaderamente importante y las nimiedades, la que le da un sentido a lo que aprende y la que cambia con cada aprendizaje.


Obviamente, las diferencias entre la “mente llena” y la “mente plena” van mucho más allá de una simple variación en el adjetivo. Se trata de un cambio radical porque implica una actitud diferente ante el aprendizaje, ante la vida y, por supuesto, ante la manera de impartir la enseñanza.