jueves, 16 de abril de 2020

Elevar Tu Valor


No puedes lograr que los demás te respeten si primero no tienes una idea clara de qué es el respeto. Es más fácil entender lo que significa este valor si traemos a nuestra conciencia recuerdos, a modo de ejemplos, en el que se manifieste. En este sentido, respetamos a alguien cuando le reconocemos como un igual y lo aceptamos como es.

Esto quiere decir que toda conducta dirigida a menospreciar a otro es una falta de respeto. Como también lo es cualquier acción destinada a rechazar, negar o anular lo que piensa o siente. Es posible no compartir, o no estar de acuerdo con ello. Pero de ahí a tratar de desvalorizarlo o de cambiarlo hay un gran trecho.

No puedes lograr que los demás te respeten, si primero no te respetas a ti mismo. Esto significa que debes percibirte como igual a los demás, en términos de valor. En otras palabras, no sentirte ni más, ni menos que nadie. También, por supuesto, aceptarte. Sentir que vales como eres y por lo que eres.

“Siempre es más valioso tener el respeto que la admiración de las personas”.
-Jean Jacques Rousseau-

La aceptación y la valoración de uno mismo se expresan a través de actitudes y acciones. No son una realidad abstracta ni tienes que decirlo para que otros sepan que eso es lo que sientes. Quien se respeta a sí mismo tiene tres cualidades: autoestima, asertividad y autenticidad.
La autoestima, si queremos definirla de manera sencilla, es tener una buena opinión de uno mismo. Tiene muy poco que ver con el narcicismo. Se trata simplemente de “caerse bien”. Sentir simpatía por lo que piensas, dices y haces, sin que eso signifique pensar que eres mejor que los demás. Tan especial como solo tú eres y tan igual como lo es cualquier ser humano.

La asertividad, por su parte, tiene que ver con ser capaz de defender tus derechos y de expresar tus opiniones. Es especialmente importante cuando estamos rodeados de un contexto poco favorable, en el que pensamos lo contrario a lo que piensa la mayoría o la figura de autoridad. Por otro lado, este atributo es hijo directo de la autoestima y una condición necesaria para lograr que los demás te respeten.

Además, la autenticidad se refiere a el hecho de mantener nuestra esencia, valores y creencias, aunque egoístamente no sea lo mejor para nosotros en esa situación. Esto es, expresar lo que piensas y lo que sientes en cualquier contexto.

No simular o falsearte para causar una determinada impresión. Actuar de forma espontánea. Piensa que solo puedes ser auténtico si tienes conciencia de tu valor como persona.

Lograr que los demás te respeten no es un objetivo que se consiga a corto plazo, especialmente si ya te has faltado al respeto en numerosas ocasiones. Necesitas la decisión firme de conseguirlo y una voluntad férrea para mantenerte en ese propósito. Sin embargo, vale la pena. 

La falta de respeto solo trae males mayores y muchos sufrimientos innecesarios.
No puedes lograr que los demás te respeten si primero no tienes una idea clara de qué es el respeto. Es más fácil entender lo que significa este valor si traemos a nuestra conciencia recuerdos, a modo de ejemplos, en el que se manifieste. En este sentido, respetamos a alguien cuando le reconocemos como un igual y lo aceptamos como es.

Esto quiere decir que toda conducta dirigida a menospreciar a otro es una falta de respeto. Como también lo es cualquier acción destinada a rechazar, negar o anular lo que piensa o siente. Es posible no compartir, o no estar de acuerdo con ello. Pero de ahí a tratar de desvalorizarlo o de cambiarlo hay un gran trecho.

No puedes lograr que los demás te respeten, si primero no te respetas a ti mismo. Esto significa que debes percibirte como igual a los demás, en términos de valor. En otras palabras, no sentirte ni más, ni menos que nadie. También, por supuesto, aceptarte. Sentir que vales como eres y por lo que eres.

“Siempre es más valioso tener el respeto que la admiración de las personas”.
-Jean Jacques Rousseau-

La aceptación y la valoración de uno mismo se expresan a través de actitudes y acciones. No son una realidad abstracta ni tienes que decirlo para que otros sepan que eso es lo que sientes. Quien se respeta a sí mismo tiene tres cualidades: autoestima, asertividad y autenticidad.
La autoestima, si queremos definirla de manera sencilla, es tener una buena opinión de uno mismo. Tiene muy poco que ver con el narcicismo. Se trata simplemente de “caerse bien”. Sentir simpatía por lo que piensas, dices y haces, sin que eso signifique pensar que eres mejor que los demás. Tan especial como solo tú eres y tan igual como lo es cualquier ser humano.

La asertividad, por su parte, tiene que ver con ser capaz de defender tus derechos y de expresar tus opiniones. Es especialmente importante cuando estamos rodeados de un contexto poco favorable, en el que pensamos lo contrario a lo que piensa la mayoría o la figura de autoridad. Por otro lado, este atributo es hijo directo de la autoestima y una condición necesaria para lograr que los demás te respeten.

Además, la autenticidad se refiere a el hecho de mantener nuestra esencia, valores y creencias, aunque egoístamente no sea lo mejor para nosotros en esa situación. Esto es, expresar lo que piensas y lo que sientes en cualquier contexto.

No simular o falsearte para causar una determinada impresión. Actuar de forma espontánea. Piensa que solo puedes ser auténtico si tienes conciencia de tu valor como persona.

Lograr que los demás te respeten no es un objetivo que se consiga a corto plazo, especialmente si ya te has faltado al respeto en numerosas ocasiones. Necesitas la decisión firme de conseguirlo y una voluntad férrea para mantenerte en ese propósito. Sin embargo, vale la pena. 

La falta de respeto solo trae males mayores y muchos sufrimientos innecesarios.


No hay comentarios:

Publicar un comentario