Hoy en día generar acuerdos es un verdadero reto. En un mundo donde
pareciera que el desacuerdo es “el pan cotidiano”, nos matamos por nuestras
diferencias y competimos en vez de colaborar, ¿será realmente posible “poner
juntos los corazones”?
¿Qué hace que nuestros corazones se separen? ¿Qué hace que tomemos
diferentes rumbos? Pienso que es la atención a nuestras necesidades.
Es posible que entremos en conflicto cuando nuestras necesidades son
diferentes y queremos satisfacerlas, pero los recursos con que contamos no
pueden satisfacer ambas de manera simultánea.
Por ejemplo, queremos entregar en tiempo y cuidar los costos. O quizá
tener excelentes resultados y cuidar la calidad de vida del personal. ¿Es
posible?
Comparto algunas ideas generales que pueden ser útiles:
1.- Todas las necesidades tienen el mismo valor.
Si en lugar de priorizar, damos valor a todas las necesidades de la
misma forma, es posible que encontremos alternativas para que todas sean
satisfechas.
2.- Todos los participantes tienen el mismo derecho de ser escuchados
Si cada persona tiene un lugar, es vista, escuchada y puede aportar, las
probabilidades que “ponga su corazón” y contribuya a la organización se
incrementan considerablemente.
3.- Estar dispuesto a que mi solución no sea la alternativa
seleccionada.
Para acordar requerimos estar dispuestos a construir juntos, no a ganar.
Hay una gran diferencia entre lo primero y lo segundo. Lo primero nos
posibilita para crear alternativas nuevas, posibilidades no exploradas. Lo
segundo, limita las alternativas a una opción y generalmente cierra las
posibilidades.
4.- Contribuir desde el corazón.
Muchas ocasiones consideramos que si devaluamos al otro, lo criticamos,
lo enjuiciamos o lo denigramos “vamos a ganar”. Muchos no nos damos cuenta que
esto sólo contribuye a que ambos “paguemos” altos precios individuales y en
colectivo. ¿Qué sucedería si aprendiéramos a hablar desde el corazón? Es decir,
desde mí, desde mis necesidades, desde lo que deseo, desde lo que puedo aportar
y desde lo que me gustaría recibir.
5.- Recordar nuestra suficiencia
Cómo dice Michael Blumenstein: “Suficiencia es la certeza interna
de que puedo manejar la incertidumbre”. Muchos de nosotros no estamos
dispuestos a abrir el corazón porque tenemos miedo de que si no controlamos
todo y es cómo nosotros creemos que debe ser el resultado, no será el adecuado.
Quizá nos sorprenda que desde la certeza de nuestra posibilidad de manejar el
futuro sin control, seamos más capaces de generar nuevas y en muchas ocasiones,
mejores alternativas.
Poner los corazones juntos o acordar, es un arte a aprender, es un reto
de la sociedad moderna, es una necesidad en la organización actual. ¿Será que
estamos dispuestos a aprender?
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