sábado, 8 de octubre de 2011

La Pax De Los Escogidos

Una vez más, asistimos a la puesta en escena de un espectáculo mediático, cuyos principales actores son los viejos conocidos de siempre, los imperios defienden sus ancestrales raíces, raíces, que se han enquistado en nuestro colectivo imaginario, succionando en su avidez todo vestigio de censura, a los arrebatos de violencia y xenofobia de caprichosos dioses, los cuales han determinado desde el principio de los tiempos, que la humanidad en su colectivo, es decir, la que denominamos “plebe”,  ha sido creada como mera “materia prima” para ser puesta al servicio y disposición de aquellos que por “voluntad divina” han sido designados con el pomposo título de “pueblo escogido”  entre todas las demás naciones del mundo.
La representación, como otras tantas veces, se está realizando con la presencia de las máximas autoridades de las ciento noventa y tres naciones, que constituyen el “foro autorizado” de todas las naciones del mundo y con la consecuente atención de un público ávido de respuestas que,  por mucho que se busquen y se exijan, difícilmente puedan romper la barrera antepuesta por las naciones poderosas, cuya aparente misión no es otra que ser los garantes del “orden universal” impuesto, aceptado, e implícito, por los dictadores , primero, y redactores  después, del Antiguo y EL Nuevo Testamento.
Hablando de testamento, sabido es que quienes recurren a este argumento, vale decir, a la lectura de un legado escrito, lo hacen con el pleno conocimiento , de que están expresando la voluntad  manifiesta, de quienes han sido impedidos, ya sea por muerte, impedimento físico o mental, o algún otro tipo de confinamiento,  para poder manifestarse por sí mismos, lo que nos lleva a la terrible conclusión de que quienes dejan por escrito su voluntad,  ya nada más pueden  hacer por los que continuamos vivos, sus mensajes llegan a nosotros como manifestaciones de ultratumba; nos preguntamos : ¿quienes se han quedado con las llaves de sus majestuosos sepulcros?
El asunto en cuestión al que hacemos referencia,  es la aspiración manifiesta por la Autoridad Palestina, de ocupar el asiento 194 en la Asamblea General de la ONU, derecho  que le ha sido denegado en innúmeras oportunidades, alegando que aún no se ha podido avanzar en un acuerdo de paz con sus vecinos israelitas, situación ésta que les condena a continuar como ciudadanos de segunda clase, parias sin patria ni estado reconocido ,confinados en un espacio cada vez más reducido por el empuje brutal y asfixiante de los que pretenden “la reconquista” de la tierra prometida  por Jehová a sus patriarcas y a la cual no está en sus planos  renunciar y mucho menos compartir.
El reconocimiento de los derechos del pueblo palestino a vivir en la tierra que le han legado legítimamente sus ancestros debería estar fuera de toda discusión, pero sucede que quienes nos han transmitido la historia oficial han incorporado a nuestros principios fundamentales sobre el derecho universal entre los humanos, la mano firme de la Torah de Moisés, que establece que “por intervención divina” a través de un pacto sagrado, la actual palestina le ha sido adjudicada a la descendencia de Abraham, Isaac, y  Jacob -Israel, por lo que las demás naciones no tienen cabida y deberán ser expulsadas  sin contemplación alguna.
 Esta es una realidad que nadie asume, el Estado de Israel, creado el 14 de mayo de 1948, poco después de finalizada la segunda guerra mundial, lejos de ser un acto de reparación a la nación judía por los terribles sucesos del nazismo y el holocausto de seis millones de víctimas inocentes, traía además consigo la carga histórica de despojos y persecuciones que han sido una constante a lo largo de los siglos, el regreso , más que un retorno de los expulsados fue un llamado al recogimiento, un intento de reconstrucción de los sucesos relatados por Moisés desde su salida del cautiverio en Egipto.
No es posible que pretendamos incursionar por los caminos del entendimiento entre todas las naciones del mundo cargando las pesadas mochilas de la intolerancia a lo distinto, a la represión y destrucción de “los dioses ajenos” a los que “han sido marcados” por el color de su piel a sufrir los tormentos del infierno, a los que “no han sido escogidos” como lo hemos sido nosotros, a los que no aceptan “lo verdadero”, “la única verdad revelada que nos pertenece “solamente a nosotros”  a los que son maldecidos por “infieles” o haber pactado con el diablo.
En términos de derechos humanos, ya no es posible apelar a los anacronismos, en pleno siglo veintiuno de la era cristiana, aún en los estrados judiciales, de muchísimas naciones, se toma juramento poniendo la palma de la mano del declarante sobre la biblia, sin importar el grado de convicción y conocimiento que tal individuo pueda tener sobre su contenido y significación.
Como ejemplo de esto que menciono, insertaré un pasaje de los escritos de Moisés, cuya lectura refiere a los acontecimientos previos al cruce del rio Jordán,  y es un tema obligado en el estudio de la torah, y poderoso medio de adoctrinamiento en las sinagogas, en colegios, en seminarios religiosos, en las fuerzas armadas, etc. etc.
Desde entonces, Israel ha  asociado su destino a los designios provenientes  de la voluntad divina, sus escrituras exigen obediencia y sacrificio absoluto con la convicción de que “el fin justifica los medios”  cuando lo que está en juego es la conquista de una porción de tierra por la que han hecho juramento solemne de preservar a toda costa, las eventuales acciones que permitan expulsar a los intrusos de sus dominios será  un deber moral y patriótico que estará fuera del alcance y atribuciones de la justicia ordinaria.
En este clima se vive en Palestina y hasta que no se aborde esta cuestión en el marco del “derecho internacional” y el Estado de Israel, reconozca que está dispuesta a prescindir de sus escritos bíblicos con sus consecuentes exhortos a la violencia sectaria y excluyente , no habrá cabida para una paz sustentable en medio oriente.
La Declaración Internacional De Derechos Humanos, considera imprescriptibles los crímenes de lesa humanidad,  de manera que los acontecimientos que narraremos bien que podrían ser presentados ante la corte internacional, con el agravante de que los pasajes citados no son los únicos descriptos por Moisés en situaciones similares y recurrentes donde se exige a su pueblo la ejecución de acciones tan duras y terribles como la propia ley del talión aún no revocada.
La humanidad en su conjunto se merece superar, de una vez y para siempre, todo vestigio de intolerancia y barbarie y asumir que no todo lo que está escrito en nuestros libros sagrados nos enaltece y edifica, las pasiones humanas, cuando intentan poner en la boca de sus dioses sus particulares estados de ánimo deberían considerar esta advertencia:
“Por esto, mis amados hermanos, todo hombre sea pronto para oír, tardo para hablar, tardo para airarse; porque la ira del hombre no obra la justicia de Dios”  Santiago 1: 19 -20
Es hora de reconocer que como humanos, somos falibles, tan falibles, como la infalibilidad del Papa.
He aquí, el texto bíblico que ponemos en consideración, el cual transcribimos en forma textual:
“Jehová habló a Moisés, diciendo:
Haz la venganza d los hijos de Israel contra los madianitas; después serás recogido a tu pueblo.
Entonces Moisés habló al pueblo, diciendo: Armaos algunos de vosotros para la guerra, y vayan contra Madián y hagan la venganza de Jehová en Madián.
Mil de cada tribu de todas las tribus de los hijos de Israel, enviareis a la guerra.
Así fueron dados de los millares de Israel, mil por cada tribu, doce mil en pie de guerra.
Y Moisés los envió a la guerra; mil de cada tribu envió; y Finees hijo del sacerdote Eleazar fue a la guerra con los vasos del santuario, y con las trompetas en su mano para tocar.
Y pelearon contra Madián, como Jehová lo mandó a Moisés, y mataron a todo varón.
Mataron también, entre los muertos de ellos, a los reyes de Madián, Evi, Requem, Zur, Hur y Reba, cinco reyes de Madián; también a Balaam hijo de Beor mataron a espada.
Y los hijos de Israel llevaron cautivas a las mujeres de los madianitas, a sus niños, y todas sus bestias y todos sus ganados; y arrebataron todos sus bienes, e incendiaron todas sus ciudades, aldeas y habitaciones.
Y tomaron todo el despojo, y todo el botín, así de hombres como de bestias.
Y trajeron a Moisés y al sacerdote Eleazar, y a la congregación de los hijos de Israel, los cautivos y el botín y los despojos al campamento, en los llanos de Moab, que están  junto al Jordán frente a Jericó.
Y salieron Moisés y el sacerdote Eleazar, y todos los príncipes de la congregación, a recibirlos fuera del campamento.
Y se enojó  Moisés contra los capitanes del ejército, contra los jefes de millares y de centenas que volvían de la guerra, y les dijo Moisés: ¿Por qué habéis dejado con vida a todas las mujeres?
He aquí, por  consejo de Balaam ellas fueron causa de que los hijos de Israel prevaricasen  contra Jehová en lo tocante a Baal-peor, por lo que hubo mortandad en la congregación de Jehová.
Mat ad, pues, ahora a todos los varones de entre los niños; matad también a toda mujer que haya conocido varón carnalmente.
Pero  a todas las niñas entre las mujeres, que no hayan conocido varón, las dejaréis con vida.
Y vosotros, cualquiera que haya dado muerte a persona, y cualquiera  que haya tocado muerto, permaneced fuera del campamento siete días, y os purificaréis al tercer día y al séptimo, vosotros y vuestros cautivos.
Asimismo purificaréis, todo vestido, y toda prenda de pieles, y toda obra de pelo de cabra, y todo utensilio de madera.
Repartición del botín
Y el sacerdote Eleazar dijo a los hombres de guerra que venían de la guerra: Esta es la ordenanza de la ley que Jehová ha mandado a Moisés: Ciertamente al oro y la plata, el bronce, hierro, estaño y plomo, todo lo que resiste al fuego, por fuego lo haréis pasar, y será limpio, bien que en las aguas de purificación habrán de purificarse; y haréis pasar por agua todo lo que no resiste el fuego.
Además lavaréis vuestros vestidos el séptimo día,  y así seréis limpios: y después entraréis en  el campamento.
Y Jehová habló a Moisés diciendo:
Toma la cuenta del botín que se ha hecho, así de las personas como de las bestias, tú y el sacerdote Eleazar, y los jefes de los padres de la congregación; y partirás por mitades el botín entre los que pelearon, los que salieron a la guerra y toda la congregación.
Y apartarás para Jehová el tributo de los hombres de guerra que salieron a la guerra; de quinientos, uno, así de las personas como de los bueyes, de los asnos y de las ovejas.
De la mitad de ellos lo tomarás; y darás al sacerdote Eleazar la ofrenda de Jehová.
Y de la mitad perteneciente a los hijos de Israel tomarás uno de cada cincuenta de las personas, de los bueyes, de los asnos, de las ovejas, y de todo animal, y los darás a los levitas, que tienen la guarda del tabernáculo de Jehová.
E hicieron Moisés y el sacerdote Eleazar como Jehová mando a Moisés.
Y fue el botín, el resto del botín que tomaron los hombres de guerra, seiscientas setenta  y cinco mil ovejas, setenta y dos mil bueyes y un mil asnos.
En cuanto a las personas, de mujeres que no habían conocido varón, eran por todas treinta y dos mil.
Y la mitad, la parte de los que habían salido a la guerra, fue el número de trescientas treinta y siete mil quinientas ovejas; y el tributo de las ovejas para Jehová fue seiscientas setenta y cinco.
De los bueyes, treinta y seis mil; y de ellos el tributo para Jehová, setenta y uno.
Y de las personas, dieciséis mil; y de ellas el tributo para Jehová, treinta y dos personas.
Y dio Moisés el tributo, para ofrenda elevada a Jehová, al sacerdote Eleazar, como Jehová lo mandó a Moisés.
Y de la mitad para los hijos de Israel, que apartó Moisés de los hombres que habían ido a la guerra (la mitad para la congregación fue: de las ovejas, trescientas treinta y siete  mil quinientas; de los bueyes treinta y seis mil, de los asnos, treinta mil quinientos y de las personas, dieciséis mil) de la mitad, pues,  para los hijos de Israel, tomó Moisés uno de cada  cincuenta, así de las personas como de los animales, y los dio a los levitas, que tenían la guarda del tabernáculo de Jehová, como Jehová lo había mandado a Moisés.
Vinieron a Moisés los jefes de los millares de  aquel ejército, los jefes de millares y de centenas, y dijeron a Moisés: Tus siervos han tomado razón de los hombres de guerra que están en nuestro poder, y ninguno a faltado de nosotros.
Por lo cual hemos ofrecido a Jehová ofrenda, cada uno de lo que ha hallado, alhajas de oro, brazaletes, manillas, anillos, zarcillos y cadenas, para hacer expiación por nuestras almas delante de Jehová.
Y Moisés y el sacerdote Eleazar recibieron  el oro de ellos, alhajas, todas elaboradas.
Y todo el oro de la ofrenda que ofrecieron a Jehová los jefes de millares y de centenas fue  dieciséis mil setecientos cincuenta ciclos.
Los hombres del ejército habían tomado para sí.
Recibieron, pues, Moisés y el sacerdote Eleazar el oro de los jefes de millares y de centenas, y lo trajeron al tabernáculo de reunión, por memoria de los hijos de Israel delante de Jehová.
Tomado  textual de lo expresado en Números a lo largo de todo el capítulo treinta y uno.
Se nos podrá decir que el castigo era merecido y necesario,  que eran idólatras y pecadores, que no merecían ser dignos de consideración, en respuesta a esta alternativa de justificación escuchemos la opinión del Divino Maestro:
“En aquel tiempo, Jesús se retiró al monte de los Olivos. Al amanecer se presentó de nuevo en el templo y todo el pueblo acudía a él, y, sentándose, les enseñaba.
Los letrados y los fariseos le traen una mujer sorprendida en adulterio y, colocándola en medio, le dijeron:
—Maestro, esta mujer ha sido sorprendida en flagrante adulterio. La ley de Moisés nos manda apedrear a las adúlteras. Tú, ¿qué dices?
Le preguntaban esto para comprometerlo y poder acusarlo. Pero Jesús, inclinándose, escribía con el dedo en el suelo. Como insistían en preguntarle, se incorporó y les dijo:
—El que esté sin pecado, que le tire la primera piedra.” Evangelio de Juan Cap. 8


El Sanedrín, los celosos guardianes de la Ley de Moisés, exigieron a un representante del emperador extranjero e incircunciso, Poncio Pilatos, que ejecutara a Jesús por blasfemo.


Hugo W. Arostegui




lunes, 12 de septiembre de 2011

Conócete A Ti Mismo


Intentaremos, con la elaboración de este artículo, abordar una temática de muy difícil acceso, cuyo planteamiento  en profundidad, requerirá incursionar en los dominios de las distintas dimensiones  en las cuales se desarrollan y manifiestan las acciones que hacen a nuestra condición de seres poseedores de una inteligencia  en vías de desarrollo, afirmación que mencionamos,- vías de desarrollo-  partiendo de la base de que aún tenemos mucho que recorrer, ¡gracias a Dios! en este aspecto.

Este agradecimiento, para ser honestos, sería muy mezquino  si nos limitáramos solamente al desarrollo intelectual alcanzado, ser o considerarse inteligente, no implica que esta condición se manifieste espontáneamente en todas nuestras acciones,  el comportamiento de nuestra especie es un mosaico de contradicciones donde la báscula oscila de un extremo al otro, los notorios avances en ciencia y tecnología se contraponen con otros en los cuales todavía estamos a medio camino o en aquellos otros donde francamente nos hemos estancado,  o peor aún,  nos introducimos, voluntariamente  en una ciénaga rodeada de arena movediza.

Estas contradicciones a las que hacemos referencia se manifiestan o adquieren cierta forma tangible, en los resultados obtenidos como fruto de nuestras acciones,  la vida es en sí misma un acto creativo, de manera  que  resulta utópico pensar que lo que hagamos, o lo que dejemos de hacer, pueda pasar desapercibido en el constante devenir de los acontecimientos.

Se pueden construir nuevos horizontes  plenos de esperanza, pero recordemos y tengamos muy  en cuenta, que la autodestrucción, también se construye, no es acto involuntario y casual del cual estemos exentos de cierto grado de responsabilidad.

Éstos, los resultados, son los indicadores del rumbo que hemos tomado, de la órbita sobre la cual nos desplazamos y hacía donde nos dirigimos, cuando analicemos en profundidad nuestra hoja de ruta y la comparemos con las expectativas de desarrollo que nos hayamos formulado, el trazado de las coordenadas nos indicarán el punto exacto del grado de desarrollo humano  que hemos alcanzado.

De todos los seres vivos que habitamos este planeta, el hombre es el único que pareciera  que necesita orientación en cuanto a la razón, si es que la hubo, por la cual ha nacido, de dónde se cree que ha venido  y hacia dónde se dirige, la búsqueda de respuestas a estas incógnitas, han sido desde siempre  el mayor acicate a su intelecto y el punto de partida de todas sus especulaciones.

Lo cierto es que el hombre natural, el que se conduce por la vida inmerso en la vorágine de sus múltiples actividades, se comporta en cuánto a los valores éticos inherentes a su especie como si fuese un trashumante  de rumbo incierto que busca a tientas una senda, siguiendo un imperativo  de superación constante impulsado por aquellos que desde el fondo mismo de la historia le han ido transmitiendo de generación en generación sus impresiones.

Conócete a ti mismo, esta frase atribuida a Sócrates, resume en sí misma la síntesis de de todas las respuestas referentes a la analogía del hombre con el universo, todo lo que existe´, la historia de la creación y desarrollo de todas las inteligencias, puede concentrarse en el análisis de una simple gota de sangre humana.

Intentaremos ampliar este concepto con el siguiente agregado:

“La idea de naturaleza (physis), como aquello que las cosas son, y que desde ellas mismas determina su modo de comportarse, es la idea fundamental que preside en su mayor amplitud el pensamiento griego.
Tal y como hemos podido conocer en algunos artículos anteriores, aquellos en donde hemos estado estudiando concienzudamente la propia historia de la Filosofía en Grecia, hemos analizado el supuesto fundamental que esta idea ocupa, tanto en el surgimiento mismo del pensamiento racional (logos) como en el conjunto de diversos modelos de interpretación del universo que alumbró y dio origen a la filosofía griega.
La idea de naturaleza, de physis, constituye a su vez el hilo conductor de la reflexión de los griegos con respecto del hombre.
Esto no podía ser de otro modo por dos razones fundamentales: en primer término, porque los griegos conciben al hombre como un ser natural, como un ser cuyo sitio está en el universo, aunque ciertamente él es un viviente “racional”, dotado de logos, y, por ello, es el único ser del universo capaz de comprenderlo e interpretarlo.
En segundo lugar, porque para decidir qué normas de conducta son las más adecuadas y deseables, teniendo en cuenta tanto la comunitaria como la propiamente individual, es necesario conocer previamente la naturaleza humana, pues, en efecto, únicamente conociendo qué es el hombre y qué pautas de conducta son las que su ser favorece, es posible decidir acerca de lo que más le conviene.

La pregunta por el hombres es, pues, para los griegos la pregunta por la naturaleza humana.”

Sócrates centró su interés en la problemática del hombre, al igual que los sofistas, pero a diferencia de ellos, supo llegar al fondo de la cuestión, como para admitir que era un sabio en esta materia:

“Por la verdad, ¡oh! atenienses, y por ninguna otra razón me he ganado este nombre, si no es a causa de una cierta sabiduría. ¿Y cuál es esta sabiduría? Tal sabiduría es precisamente la sabiduría humana (es decir, aquella que puede tener el hombre sobre el hombre): y con esta sabiduría es verdaderamente posible que yo sea sabio”.

¿Cuál es la naturaleza y la realidad última del hombre? ¿Cuál es la esencia del hombre? Son las preguntas que trata de responder Sócrates.

Finalmente se llega a una respuesta precisa e inequívoca: el hombre es su alma, puesto que su alma es precisamente aquello que lo distingue de manera específica de cualquier otra cosa.

Sócrates entiende por alma nuestra razón y la sede de nuestra actividad pensante y ética.
En pocas palabras: el alma es para Sócrates el yo consciente, es decir, la conciencia y la personalidad intelectual y moral.

En consecuencia, gracias a este descubrimiento “Sócrates creó la tradición moral e intelectual de la que Europa ha vivido siempre, a partir de entonces”

(A. E. Taylor). Uno de los mayores historiadores del pensamiento griego ha precisado aún más:
“la palabra alma, para nosotros, debido a las corrientes espirituales a través de las cuales ha pasado a lo largo de la historia, siempre suena con un matiz ético y religioso”

Es evidente que si el alma es la esencia del hombre, cuidar de sí mismo significa cuidar no el propio cuerpo sino la propia alma, y enseñar a los hombres el cuidado de la propia alma es la tarea suprema del educador, que fue precisamente la tarea que Sócrates consideró haberle sido encomendada por el Dios, como se lee en la Apología:

“Que ésta… es la orden del Dios; y estoy persuadido de que para vosotros no habrá mayor bien en la ciudad que esta obediencia mía al Dios. En verdad, a lo largo de mi caminar no hago otra cosa que persuadiros, a jóvenes y viejos, de que no es del cuerpo de lo que debéis preocuparos ni de las riquezas ni de ninguna otra cosa, antes y más que del alma, para que ésta se convierta en óptima y otra cosa, antes y más que del alma, para que ésta se convierta en óptima y virtuosísima; y que la virtud no nace de la riqueza, sino que la riqueza nace de la virtud, así como todas las demás cosas que constituyen bienes para el hombre, tanto para los ciudadanos individuales como para la polis”.

Uno de los razonamientos fundamentales realizado por Sócrates para probar esta tesis es el siguiente.

Uno es el instrumento del cual nos valemos y otro es el sujeto que se vale de dicho instrumento.

Ahora bien, el hombre se vale del propio cuerpo como de un instrumento, lo cual significa que son cosas distintas el sujeto –que es el hombre- y el instrumento, que es el cuerpo.
A la pregunta de ¿qué es el hombre?, no se podrá responder que es el cuerpo, sino que es aquello que se sirve del cuerpo, la psyche, el alma (la inteligencia) es la que se sirve del cuerpo, de modo que la conclusión es inevitable:

“Nos ordena conocer el alma aquel que nos advierte “Conócete a ti mismo”. Sócrates llevó esta doctrina suya hasta tal punto de conciencia y de reflexión crítica, que logró deducir todas las consecuencias que lógicamente surgen de ella, como veremos en seguida.

En griego lo que nosotros llamamos “virtud” se dice areté y significa aquella actividad y modo de ser que perfecciona a cada cosa, haciéndola hacer aquello que debe ser. (Los griegos hablaban, por lo tanto, de una virtud de los distintos instrumentos, de una virtud de los animales, etc.; por ejemplo, la virtud del perro consiste en ser un buen guardián, la del caballo, en correr con rapidez, y así sucesivamente). En consecuencia la virtud del hombre no podrá ser más que lo que hace que el alma sea como debe ser, de acuerdo con su naturaleza, es decir, buena y perfecta.

En esto consiste, según Sócrates, la ciencia o conocimiento, mientras que el vicio será la privación de ciencia y conocimiento, es decir, la ignorancia.

De este modo Sócrates lleva a cabo una revolución en la tabla tradicional de los valores.

Los verdaderos valores no son aquellos que están ligados a las cosas exteriores, como la riqueza, el poder o la fama, y tampoco aquellos que están ligados al cuerpo, como la vida, la fuerza física, la salud o la belleza, sino exclusivamente los valores del alma que se hallan todos incluidos en el conocimiento.

Por supuesto, esto no significa que todos los valores tradicionales se conviertan en antivalores, sin más; 1
significa sencillamente que por sí mismos carecen de valor.

Sólo se convertirán en valores si se utilizan como lo exige el conocimiento, es decir, en función del alma y de su areté.

Fuente de información: Johannes Hirschberger  Historia de la filosofía. Barcelona:                                          Editorial Herder, 1981.

El pensamiento Socrático a llegado a nosotros a través de filósofos de la Grecia clásica, especialmente Platón, que han inmortalizado  sus enseñanzas, cabe agregar, que tal como ha sucedido con grandes personajes de nuestra historia, como lo pueden ser, entre tantos otros, figuras como:  Melquisedec, Rey de Salem,  El Patriarca Abraham, o el propio Jesucristo, el hijo Unigénito de Dios, no nos han dejado ninguna enseñanza de su propio puño y letra, sus acciones han sido recogidas por sus discípulos y dadas a conocer al mundo con posterioridad mediante los escritos que hoy conocemos.

Estas enseñanzas que mencionamos, han marcado con su huella indeleble, el acervo espiritual y cultural de toda la humanidad y no obstante la indiscutible grandeza y profundidad de sus conceptos , bueno es considerar que lo que nos han transmitido, lo han recibido de sus predecesores, que ellos han profundizado un surco ya iniciado anteriormente y , sobre todo, que la tarea encomendada se seguirá construyendo con el aporte de cada individuo con su pensar y su sentir, en la ardua y asombrosa tarea del descubrimiento de uno mismo.

Las grandes religiones, los predicadores que hoy se atribuyen la posesión  en exclusividad de la verdad revelada, los que arguyen que todo lo que el hombre debe saber sobre sus orígenes y su destino, ya les han sido revelados y que nada más hace falta conocer, deberían sumergirse en lo profundo de la humildad, desterrar la soberbia  de sus corazones y retomar el camino de aquellos que aún emprenden la senda buscando y practicando, tal cual lo menciona el poeta:

Caminante, no hay camino, se hace camino al andar.

Hugo W. Arostegui
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viernes, 26 de agosto de 2011

Un Día En Nuestra Historia



Nuestro país, La República Oriental Del Uruguay, cumple en el día de hoy, un nuevo aniversario.
Al irme enterando de los cálidos mensajes recibidos por parte de mis nuevos amigos, me refiero  a mis colegas literatos, compatriotas en esta nueva nación virtual que todos conformamos en el aporte de nuestra riqueza expresiva, un vínculo de unión y solidaridad que se nutre y crece en la tierra fértil de nuestra diversidad de pensamiento creativo.
Valiosos comentarios se han vertido con motivo de este evento, nuestra fiesta patria,  opiniones diversas que me han incentivado  a reflexionar sobre su contenido.
Es posible, que este día, tal cual ha sido mencionado, quizás no sea el más indicado para definirnos como nación libre e independiente,  que quizás, o tal vez, sin quizás, nuestro advenimiento como nación al mundo, podría haber sido, sin duda alguna, en otra fecha y en otras circunstancias.
Me pregunto: ¿todos los nacimientos de quienes venimos a este mundo, lo hacemos en el momento ideal para acontecer? ¿Nacemos en las condiciones programadas por los llamados “padres de la patria? ¿No será?, que nuestra madre patria latinoamericana, en la mocedad de sus  orígenes, como suele acontecer  en la mocedad de nuestras propias vidas, atraída por el encanto del conquistador  y seducida por los acontecimientos, hayan sido éstos, genuinamente elaborados,  o el fruto de la pasión libertaria que cual volcán en erupción no sabe de tiempos ni oportunidad para acontecer,  nos ha ido gestando en su vientre generoso y nos fue pariendo en las formas y circunstancias que hoy, pasado el tiempo recordamos y festejamos.
Soy el mayor de diecinueve hermanos, cuando nos encontramos en familia y observamos los cambios que el transcurso del tiempo ha ido provocando en nuestros rostros, nos sorprendemos por el parecido asombroso, que hemos ido adquiriendo, con quienes han sido nuestros ancestros, lo mismo acontece con nuestros hijos, nietos y sobrinos, tengo una nieta  cuyos ojos plenos de vivacidad, nos recuerdan el origen de nuestras razas, el crisol de identidades que se han fusionado , para darnos lo que hoy somos, ella, mi nieta, tiene los rasgos inconfundibles de su bisabuela, Cándida Acosta, una india guaraní de Misiones, Entre Ríos, Argentina, el país Vasco de mis abuelos, Las Islas Canarias, origen del esposo de Cándida, están en nosotros, como seguramente lo estarán  en sus historias personales, los ancestros de todos mis hermanos latinoamericanos.
De manera que decimos ¡feliz cumpleaños!  Nuestros documentos de identidad, tienen nombre y apellido, fecha de nacimiento, nacionalidad, etc. esto nos identifica como individuos, es sin duda un dato valioso, un punto de referencia,  nuestras patrias son jóvenes aún, muchas cosas han ocurrido y otras tantas ocurrirán, festejemos en la confianza de mejores tiempos, de consolidar el derecho de todos y cada uno, pero recordemos que lo que vendrá, lo que anhelemos que acontezca, nos compromete a todos, en el  aquí y en el ahora, sin exclusiones.

Hugo W Arostegui

miércoles, 17 de agosto de 2011

Esta Mañana De Domingo


Esta mañana de domingo me he levantado observando mi entorno, desde las cosas que conforman mi guarida humana, la cual está impregnada de vivencias propias y extrañas, hasta las apenas perceptibles señales de innúmeras presencias que desde el mundo exterior nos dejan sus huellas como recordatorio de que no estamos solos en el despertar de cada día.
De pronto, una noticia irrumpe poniendo un paréntesis en nuestra matinal abstracción, todos los noticieros nos centran la atención en Noruega, un terrible atentado “terrorista” había causado la muerte de decenas de personas, esta información nos llega acompañada de imágenes impactantes, seguidas de comentarios, que vinculaban  este hecho, al terrorismo islámico, por supuestas represalias de éstos, por la permanencia de tropas noruegas en la ocupación de Afganistán.
De manera que todos quedamos estimando  a este anuncio, como uno más, de los tantos que se atribuyen diariamente al “fanatismo de los extremistas islámicos”, como vemos,  los medios de prensa, antes de presentar  “sus noticias” en sociedad, las pasan por la sala de “maquillaje informático”  para que su aspecto cumpla con los requisitos exigidos,  por los “rectores”  que definen, con  absoluta precisión, todo lo que puede decirse,  y cómo debe decirse.
Con el pasar de las horas, comienzan a develarse  diversos aspectos que cambian sustancialmente la noticia original, ya no se trataba de un atentado, provocado por  alguna  célula perteneciente al denominado “eje del mal” del terrorismo internacional, ahora, lo que se muestra al mundo, es la imagen de un joven rubio, de origen noruego, una especie de Silas, (como aquel del Código Da Vinci) un sicario, que alertaba mediante este terrible atentado, los temibles peligros  que significaban para “el mundo occidental y cristiano”, ideologías diabólicas como: el comunismo, los musulmanes, los inmigrantes, negros, gitanos, latinos, etc. etc..
Estas señales del mundo exterior, que han irrumpido, bruscamente, cual si fuesen un vendaval que abrió con su fuerza los ventanales de mi mente,  esparciendo por doquier,  una sucesión de acontecimientos  pasados, que sin lugar a dudas, tenían una estrecha interrelación, con este hecho abominable que los noticieros de  todo el mundo anunciaban,  como si formaran parte de un macabro puzle, que, una vez armado, pondría al descubierto,  el trazado de  un plan sutilmente elaborado.
Ahora, en realidad, hay momentos en que me cuestiono, si valdrá la pena continuar con el desarrollo de este artículo,  tal como me ha pasado con tantos otros que he escrito anteriormente, ¿saben el motivo?  La cuestión estriba en que para poder unir las diferentes partes de este puzle que menciono, es absolutamente necesario conocer y sortear los mensajes subliminares, que se han introducido en nuestra conciencia colectiva, a través de innúmeras citas,  que se introducen como mojones, para marcan los límites establecidos entre “lo permitido” y “lo prohibido”.
 Como esto insume tiempo  y el crédito de atención, que tu ficha de lector tiene incorporado,  es limitado, mucho me temo que no podamos continuar, tu, tu, tu, tu, tu…haló…¿estas ahí?  Tu, tu, tu, tu, tu….haló…haló….se ha cortado.
Hugo W. Arostegui

miércoles, 13 de julio de 2011

La Espiritualidad Del Ser


“El eterno Ensueño nació sobre las alas de la Luz sempiterna que rasga el velo de lo informe y atraviesa el Tiempo urdiendo incesantes modelos de Ser.

Mudo permanece el misterio, el sentido de éste peregrinar, infinita aventura de la existencia, cuyo correr a lo largo del cielo enciende innumerables círculos de senderos, hasta que al fin de la tiniebla brota el conocimiento en lo infinito del humano espíritu; y en ese alborear indeciso, sin romper su mudez, por entre el claro de la bruma contempla la visión de la Vida y el Amor, surgiendo del tumulto de penas y alegrías profundas. ” 
Santiniketan, 16 de setiembre de 1929.

En esta mañana, leyendo el periódico, me entero que en el día de mañana, en el marco del Día Internacional de Acción por la Salud de las Mujeres, diputados y senadores oficialistas presentarán un proyecto de ley de salud reproductiva que habilita el aborto legal hasta las doce semanas de embarazo.

Sin duda este es un tema trascendente, de impostergable debate y posterior resolución que nos permita enfrentar este verdadero flagelo que golpea fuertemente en la vida de cada habitante, no digo solamente de este país sino de todo el planeta.

En el caso de nuestro país, la República Oriental del Uruguay, nación que cuenta con una bajísima tasa de natalidad, las estadísticas oficiales nos indican que nacen en el país aproximadamente unos cuarenta y siete mil niños por año y que la cantidad de abortos por el mismo período asciende a unos treinta y tres mil.

Con estas cifras, que reflejan una cruda realidad, los proponentes del mencionado proyecto de ley se animaron a asegurar que la legislación actual es “absolutamente ineficaz para desestimular la práctica del aborto.”
                                                           Diario la república, edición del 29/05/2006

Cabe agregar que este es un tema recurrente que prácticamente ha divido a la opinión pública en posturas radicalmente opuestas en cuánto a considerandos de carácter: ético, religiosos, científicos, económicos, etc. etc.

La postura del gobierno actual, coincidente con la de gobiernos anteriores, es de que el presidente de la República, que tiene el poder del veto, es la de oponerse a toda legislación que pretenda legislar sobre el aborto en el país.

Hace apenas algunas horas el tema fue abordado en una amena charla en familia, esta vez, el enfoque estaba dirigido a un intento de establecer, “el preciso momento” en que el espíritu se aloja dentro de un niño engendrado, aunque éramos apenas unas pocas personas las que interveníamos en la discusión – en el sentido estricto del término – las posturas asumidas por cada uno diferían sustancialmente unas con otras, no obstante recurrir cada uno a las mismas fuentes informativas para fundamentar su postura.

Confieso que el tema me atrapó en el sentido de que salí presuroso a buscar elementos adicionales en respaldo de mi teoría, y, al encontrarlos, intenté usarlos rápidamente, como si estuviese jugando una partida de truco, para retrucarle a mi supuesto adversario, y de esta manera, ganarle la partida.

Luego de reunirme con mis amigos y plantearles el tema en cuestión, al escucharles desarrollar sus argumentos, inmediatamente me vino a la mente las palabras proferidas por Sócrates “yo sólo sé que no se nada” mi percepción y mi intelecto me pusieron en la perspectiva de que yo no era más que un mísero gusano pretendiendo escalar una montaña.

Mi amigo Agabo nos dijo: Amigos míos, este es un tema que está situado muy lejos del alcance de nuestro nivel de desarrollo, intentar abordarlo con los elementos que están a nuestra disposición es como pretender alcanzar la luna remontando una cometa.

Hay veces que me parece que estoy observando las investigaciones científicas de tres científicos ciegos que han logrado acceder a distintas partes de un elefante.

El primero de ellos, dedicó años de estudio a la oreja de un elefante que era el único elemento que había encontrado del mismo, y al concluir su teoría dijo solemnemente:
“el elefante es como una enorme sábana corrugada”

El segundo discrepó vehementemente, contra ésta, para él, insólita  teoría, había estado también mucho tiempo estudiando una pata de elefante que era lo único que había podido encontrar de tal animal, su veredicto también fue contundente, y dijo:
“el elefante es como el tronco de un árbol”

El tercero, se reía de la ignorancia de sus dos contrincantes, él había estudiado la trompa de un elefante, que era lo único que había podido encontrar, y les dijo con gran autoridad: “el elefante es como una serpiente muy grande”

Cuando le llegó el turno a Shulem él nos dijo que no obstante ser un tema difícil de abordar, no necesariamente nos condenaba a la ignorancia, ocurre con este tema lo mismo que con la lectura del lenguaje de los símbolos, el enigma desaparece cuando aprendemos a observarlo desde la óptica correcta, la principal característica de un símbolo, es de que oculta a la vista del profano, la información que está implícita en su contenido.

En el caso de todas las creaciones de Dios, la información que pretendemos alcanzar está inserta en cada una de ellas, como si fuese un sello indeleble e inmodificable, toda la información requerida se encuentra en sí misma y es perfectamente reproducible si se cumple con las condiciones previstas en su preconcepción.

Gabriel nos invita a escuchar lo siguiente;

“Y ahora bien, he aquí, te digo que éstos son los orígenes del cielo y de la tierra, cuando fueron creados, el día en que yo, Dios el Señor, hice el cielo y la tierra;

y toda planta del campo antes que existiese en la tierra, y toda hierba del campo antes que creciese.

Porque yo, Dios el Señor creé espiritualmente todas las cosas de que he hablado, antes de que existiesen físicamente sobre la faz de la tierra.

Pues yo, Dios el Señor, no había hecho llover sobre la faz de la tierra.

Y yo, Dios el Señor, había creado a todos los hijos de los hombres; y no había hombre todavía para que labrase la tierra; porque los había creado en el cielo; y aún no había carne sobre la tierra, ni en el agua, ni en el aire;”
                                                                                              Moisés    3: 5

Continuamos:

“Y de la tierra, yo, Dios el Señor, hice crecer físicamente todo árbol que es agradable a la vista del hombre; y el hombre podía verlos.

Y también se tornaron almas vivientes.

Porque eran espirituales el día que los creé; pues permanecen en la esfera en que yo, Dios, los creé, sí todas las cosas que preparé para el uso del hombre; y este vio que eran buenas como alimento.”
                                                                                              Moisés   3: 9

Estas escrituras que les he citado tienen como finalidad encontrar bases sustentables sobre las cuales podamos avanzar en nuestro análisis.

La creación de todos los seres vivos que conformarían el hábitat de los hijos de Dios
fueron creados primero espiritualmente y luego físicamente, en la creación espiritual de las especies se incluyo algo que es esencial en todo ser creado espiritualmente, y ese algo, es la inteligencia.

Sin el componente esencial de la inteligencia ningún ser puede ser creado espiritualmente ni estaría en condiciones de obedecer un mandato claro y terminante:

“Y yo, Dios, dije: Produzcan abundantemente las aguas seres vivientes que se muevan, y aves que vuelen sobre la tierra en el amplio firmamento del cielo.

Y yo, Dios, hice las grandes ballenas y todo ser viviente que se mueve, según su especie, los cuales las aguas produjeron en abundancia, y toda ave alada, según su especie; y yo, Dios, vi que todas las cosas que había creado eran buenas.   

Y yo, Dios, los bendije, diciendo: Fructificad y multiplicaos, henchid las aguas del mar; y multiplíquense las aves en la tierra.

Y yo, Dios, dije: Produzca la tierra seres vivientes según su especie: el ganado, y lo que se arrastra, y las bestias de la tierra, según su género y fue hecho.

Y yo, Dios, hice las bestias de la tierra según su género, y el ganado según su género, y todo lo que se arrastra sobre la tierra, según su especie; y yo, Dios, vi que todas estas cosas eran buenas.”
                                                                                              Moisés 2: 20 – 25

Hablemos algo sobre las inteligencias, las inteligencias son gnolaum, es decir, eternas, Dios el Padre las organizó según su esfera y a aquellas grandes que le eran semejantes en potencia, les creó cuerpos espirituales mediante la fusión de los polos masculinos y femeninos del Olimpo, a decir de los griegos, al referirse a Kolob, la mansión de los Dioses.

Leamos:

“También el hombre fue en el principio con Dios. La inteligencia, o sea, la luz de verdad, no fue creada ni hecha, ni tampoco lo puede ser.

Toda verdad es independiente para obrar por si misma en aquella esfera en que Dios la ha colocado, así como toda inteligencia; de otra manera, no hay existencia.”
                                                                                  Doctrina y Convenios 93: 29 – 30

Haciendo un breve resumen podemos declarar;

El término inteligencia tiene varios significados, tres de los cuales serían los siguientes:

1 – La luz de la verdad que da luz y vida a todas las cosas del universo.

2 – El vocablo inteligencia también puede referirse a los hijos espirituales de Dios.

3 – En las escrituras también se menciona la inteligencia como el elemento espiritual que existía antes de que fuéramos engendrados como hijos espirituales                                                                                                                 Guía de Estudio página 99

De manera que la información genética de cada especie está implícito en cada una de las criaturas creadas por Dios, y sin ese componente no puede haber existencia.

Esta conciencia de género existe en las esferas inferiores, reinos: animal, vegetal, mineral, etc. en forma colectiva, es decir cada especie tiene el componente de inteligencia que le permite transmitir esta información a cada nuevo ser engendrado.

Pero si bien cada nuevo individuo de la especie posee la información necesaria para desarrollarse en su esfera, no tiene conciencia individual de ser, la información es de la especie y a ella retorna una vez cumplido el ciclo vital, algo así como una gota de agua que retorna nuevamente a la fuente que le dio vida.

Este principio, ha llevado a confusión a muchos pensadores de la antigüedad los cuales han sido los fundadores de las grandes religiones del Oriente.

Los budistas anhelan alcanzar mediante la transmigración por varias vidas, el estado de santidad que les permita ingresar al Nirvana, donde la conciencia deja de ser un pesado Karma individual, para integrarse en el todo de la deidad.

De manera que cuando se dan las condiciones programadas en la información genética, surge como consecuencia una nueva vida, esta podrá alcanzar su plenitud, puede este proceso truncarse por circunstancias adversas, puede incluso modificarse a través de la ingeniería genética, pero nada de lo que suceda constituye una creación de vida, no debemos confundir creación con modificación, el hombre como inteligencia superior podrá lograr mutaciones de vida, pero la vida sólo la puede dar Dios.

A este principio que regula la multiplicación de las especies, nosotros los humanos la conocemos y designamos, casi sin darnos cuenta de su tremendo significado “Madre Naturaleza.”

“¿No se venden dos pajarillos por un cuarto? Con todo, ni uno de ellos cae a tierra sin vuestro Padre.

Pues aún vuestros cabellos están todos contados.”
                                                                                              Mateo   10: 29 – 30

Ahora hablemos de nosotros, las inteligencias organizadas y engendradas en cuerpos espirituales, como hijos e hijas de Dios.

¿Que es lo que sucede con nosotros?

“He aquí esto constituye el albedrío del hombre y la condenación del hombre; porque claramente le es manifestado lo que existió desde el principio, y no reciben la luz.

Y todo hombre que no recibe la luz está bajo condenación.

Porque el hombre es espíritu. Los elementos son eternos; y espíritu y elemento, inseparablemente unidos, reciben una plenitud de gozo;

y cuando están separados, el hombre no puede recibir una plenitud de gozo.

Los elementos son el tabernáculo de Dios, a saber templos; y el templo que fuere profanado, Dios lo destruirá.

La gloria de Dios es la inteligencia, o en otras palabras, luz y verdad.”
                                                                       Doctrina y Convenios  93:  31 - 36    

Al desencadenarse el proceso de gestación de una criatura humana, ya sea por la fecundación del óvulo materno mediante la relación de los sexos, o por métodos de manipulación desarrollados por la ciencia, una vez iniciado, para obtener un embrión en cualquier etapa de su formación, se requiere de la inteligencia con la cual fue organizada su especie, de otra manera no puede haber existencia.

Ahora, esta inteligencia no opera en forma colectiva, como en los reinos inferiores, esa inteligencia es individual e indivisible, pertenece a un hijo espiritual de Dios.

Este proceso de gestación, una vez iniciado, puede ser interrumpido, en cualesquiera de sus etapas, mediante el aborto espontáneo o inducido, por maniobras de ocultamiento tirándolo en el inodoro, en la basura, quemándolo, etc. etc.

Puede mantenerse en Vitro, o en cualquier otra forma de conservación, no voy a detenerme a  enumerar las diversas formas de manipulación genética que la ciencia de los humanos a alcanzado a desarrollar o la que pueda desarrollar en el futuro, todo esto que mencionamos puede hacerse y negarlo sería un burdo acto de ignorancia.

Pero lo que no puede hacerse es destruir la vida contenida en el  embrión humano, el hombre puede interrumpir el proceso en cualquiera de sus etapas, incluso, una vez nacido a la vida puede ser interrumpido su desarrollo, ya sea por mala praxis, por algún tipo de accidente, por malformaciones genéticas, por las hambrunas, la guerra, la contaminación ambiental, etc. etc.

Puede llegar a crecer aprender a caminar, correr, alcanzar la vida adulta o bruscamente morir por causas no esperadas, todo eso puede suceder, pero leamos nuevamente las escrituras:

“Así que, no los temáis; porque nada hay encubierto, que no haya de ser manifestado; ni oculto, que no haya de saberse.

Lo que os digo en tinieblas, decidlo en la luz; y lo que haz oís al oído, proclamadlo desde las azoteas.

Y no temáis a los que matan el cuerpo, mas el alma no pueden matar; temed mas bien a aquel que puede destruir el alma y el cuerpo en el infierno.

¿No se venden dos pajarillos por un cuarto ? Con todo, ni uno de ellos cae a tierra sin vuestro Padre.

Pues aun vuestros cabellos están todos contados.

Así que, no temáis; más valéis vosotros que muchos pajarillos.”
                                                                                                          Mateo 10: 26 – 31

Una de nuestras mayores preocupaciones son las referidas a las expectativas de vida de la humanidad, se han logrado avances sustanciales en cuánto a la calidad de vida que puede alcanzarse con el avance científico y tecnológico, pero en contrapartida, millones de niños nacen para lamentablemente morir, víctimas de la hambruna, las guerras, la radiación, los desastres naturales, enfermedades, plagas, etc. etc.

Estas desigualdades, donde unos viven en medio de la opulencia, y otros, los más, nacen y mueren en condiciones infrahumanas, son el motor que enciende los reclamos, a los gobiernos, los sistemas, las organizaciones, las corporaciones de diverso tipo, a las religiones y por supuesto a Dios.

Hay quienes aducen de que la tierra está superpoblada, que la marginación y la miseria ha de crecer en forma proporcional a la escasez de recursos para abastecerlos a todos, se proponen planificaciones que limiten el crecimiento, uso de anticonceptivos, ligaduras de trompas, esterilizaciones, y toda una gama de recursos lícitos e ilícitos, incluidas las masacres, los genocidios y la destrucción masiva.

Para no desviarme del tema de fondo, pero también para no dejar “colgado” un pronunciamiento obligado sobre estas profundas desigualdades que hoy nos agobian, es que voy a hacer una ligera referencia al apóstol Santiago, sin duda este es un gran tema que debería ser tratado en profundidad, pero no ahora, donde lo que estamos exponiendo, si bien tiene mucho que ver, no hace a la cuestión de fondo que estamos intentando desarrollar.

Leamos a Santiago:

 ¡Vamos ahora, ricos ! Llorad y aullad por las miserias que os vendrán.

Vuestras riquezas están podridas, y vuestras ropas están comidas de polilla.

Vuestro oro y plata están enmohecidos; y su moho testificará contra vosotros, y devorará del todo vuestras carnes como fuego. Habéis acumulado tesoros para los días postreros.

He aquí clama el jornal de los obreros que han cosechado vuestras tierras, el cual por engaño no les ha sido pagado por vosotros; y los clamores de los que habían segado han entrado en los oídos del Señor de los ejércitos.

Habéis vivido en deleites sobre la tierra, y sido disolutos; habéis engordado vuestros corazones como en día de matanza.

Habéis condenado y dado muerte al justo, y él no os hace resistencia.”
                                                                                              Santiago  5: 1 – 6

Volvamos ahora a nuestro tema central, todo esta exposición que estamos desarrollando, obedece a que alguien nos ha hecho la siguiente pregunta ¿ en qué momento se produce el ingreso del espíritu, al cuerpo que está siendo organizado, ya sea en el vientre materno, en la probeta, o en algún otro método científico de manipulación genética ?

La respuesta que voy a formular, es contundente, no se trata de una simple sugerencia o de un ejercicio de especulación teológica o filosófica, es la respuesta que está implícita en el código genético que cada uno de nosotros porta aun sin saberlo.

Sin el espíritu, no es posible la existencia de ningún ser vivo cualquiera sea la etapa de su evolución, la vida no le pertenece a la madre ni al científico, la vida sólo puede provenir de Dios, el cual es el dador de la vida.

Esto es algo muy difícil de comprender y mucho menos de aceptar pero no obstante confío en la capacidad de reflexión de cada uno, veamos lo siguiente:

Podemos alegar, por ejemplo, que nos parece inaceptable el considerar a un espíritu que mora en la presencia de Dios, que acepte participar de una experiencia de gestación que puede ser interrumpida en cualquier momento ya sea, a través de un acto involuntario o por que se ha tomado la decisión de interrumpirlo por razones científicas, económicas, presiones familiares, temores o simplemente por desinterés.

Ahora, sigamos adelante en el razonamiento, ¿ que es lo que pueda ocurrir ? lo que puede ocurrir es que por las razones expuestas o por cualquier otra que se nos venga en mente, se decida interrumpir el proceso, eso es lo único que puede ocurrir.

Si se interrumpe el proceso, ¿ que es lo que realmente sucede ? el proceso sin duda puede interrumpirse a voluntad del hombre, pero no puede destruirlo, sólo puede interrumpirlo, como se puede interrumpir una vida mediante una ejecución, por ejemplo.

La existencia humana es la existencia de los hijos de Dios, el proceso interrumpido por la razón que sea, puede ser retomado nuevamente una vez en que se cuenten con los medios que el Padre de todas las ciencias ha previsto, y cuando eso suceda, esa existencia provista de inteligencia y espíritu, continuará su evolución hasta alcanzar la medida de su creación.

El hombre no tiene posibilidad alguna de destruir la vida, puede alterar, interrumpir, detener, aun la puede adulterar o manipular, pero no la puede destruir, las consecuencias de la acción del hombre no logran destruir el plan de Dios, sólo puede distorsionarlo, hasta que llegue el momento oportuno en el cual la ciencia del Creador corregirá esas alteraciones y recuperará todas las cualidades de la especie.

De manera que aunque nos encontremos ante una célula, un embrión, un feto incompleto, una malformación genética, un discapacitado física o mentalmente impedido, nada escapa a los ojos de Dios, ese espíritu impedido de lograr su plenitud tiene la certeza, de que a su debido momento, su Creador corregirá toda alteración, y restaurará su perfecta forma.

Recordemos de que hablamos en términos de eternidad, el tiempo carece en absoluto de importancia, nosotros los que vivimos al ritmo que marcan las horas, no cuesta entender la eternidad, como nos cuesta entender que nada se pierde, que se transforma por variadas razones pero que conserva latente la información necesaria que hace posible su restauración.

No creo necesario extenderme mas en la consideración de este asunto, lo que correspondería agregar, son las consecuencias en las que incurren todos aquellos que de una manera u otra han tomado la decisión de interrumpir una vida.

No siempre la decisión de interrumpir un proceso de gestación es un acto pecaminoso, una acción de carácter delictivo o una desviación a las normas divinas, existen circunstancias muy particulares que deben ser debidamente consideradas, cuando peligra la vida de una madre, cuando se constatan malformaciones o daños a los cuales la ciencia no puede resolver, entiendo de que es válida la interrupción.

Una interrupción que no significa decidir sobre la vida o la muerte, eso claramente nos está impedido de realizar, aunque quisiéramos hacerlo, lo que yo diría estando en un momento en que debo tomar una decisión semejante, es lo siguiente:

Amado Padre que estás en los cielos, permíteme dejar en tus manos esta interrupción que las circunstancias adversas me obligan a realizar, encomendándote Señor que en su debido tiempo, cuando tú lo estimes conveniente, permitas que puedan ser superadas las actuales dificultades y retome su desarrollo hasta alcanzar su perfecto estado.

Hay incontables situaciones a las cuales solo podemos dejar en las manos de Dios, y  no se nos es permitido juzgar, cuando hay un aborto, un suicidio, cuando nos enteramos de que la ciencia incursiona en el campo de la ingeniería genética, cuando oímos hablar de clonar y reconstruir vidas, recordemos de que la gloria de Dios es la inteligencia y que ningún hombre podrá salvarse en la ignorancia.

Recuerdo una vez, que un hombre de Dios, un profeta, condenó vehementemente los nuevos pantalones que usarían los hombres en sus tareas; éstos pantalones venían provistos de una bragueta abrochada al frente, un verdadero adelanto de la moda, pero que facilitaba enormemente el cerrar y abrir los pantalones, un engendro “satánico” para tentar a los hombres a recurrir a este procedimiento en sus relaciones con el sexo opuesto.

La voz de alarma, alertó a las madres para que cuidaran a sus hijas, a sus hijos y a sus propios maridos e impidiesen la adopción de una prenda que atentaba contra la moral, la modestia, y las buenas costumbres.

No existe ninguna duda de que el mundo evoluciona y las costumbres y procedimientos cambian,  no les parece?  

    
Hugo W. Arostegui


viernes, 1 de julio de 2011

El Laberinto Del Minotauro



Leemos en las Sagradas Escrituras, que Dios creó al hombre a su imagen y semejanza,  varón y hembra, los creo, esta aseveración ha sido desde entonces, el punto de partida, la piedra angular que sostiene todo el andamiaje, sobre el cual se ha construido, el pensamiento religioso judeo cristiano que basa su fundamento teológico en las escrituras mencionadas.

Partiendo entonces de este principio bíblico y a juzgar por los relatos subsiguientes que van desglosando, paso a paso,  los distintos relatores que han asumido la representatividad autorizada del Dios del universo, todo parece indicar, que una vez que fuimos creados y puestos en el Paraíso, la desobediencia  y el pecado subsecuente , han puesto en evidencia que tal como sucede en nuestros tiempos,  con nuestros propios hijos, nos hemos envuelto en una  conflictiva y un tanto escabrosa relación,  que según nos lo cuentan, siempre ha existido, entre el Padre que mora en los cielos y sus pecaminosos y expulsados hijos, que deambulamos errantes, carentes de su lenguaje original,  desde  que en nuestra soberbia pretendimos construir una torre que nos condujese, sin  aparente permiso previo, al hogar celestial desde el cual se nos había enseñado que habíamos venido.
Ahora, yo me pregunto, y me formulo a la vez, como quién piensa en voz alta, algunos  inquietantes ¿por qué?
No será que nos están envolviendo en una telaraña que nos atrapa e inmoviliza con la saliva que sale de la boca de todos los llamados “intérpretes de la voluntad divina”
Porque: Los primeros libros que nos hablan de nuestros orígenes, provienen de un autor  que no obstante ser hebreo de nacimiento tuvo la particularidad de ser criado como un miembro de la realeza , educado, desde su niñez hasta su vida adulta, por los grandes maestros de la cultura egipcia la cual mantenía lazos muy estrechos con los cretenses  y los helenos, de manera que no resulta descabellado suponer que su formación intelectual – como la de sus contemporáneos israelitas que vivieron más de cuatrocientos años  de sometimiento – estuviese altamente influenciado por la cosmogonía de los egipcios.
Seguramente, a esta altura, muchos me harán notar, que el panteón de los dioses egipcios como el de los helenos y cretenses que hemos citado, eran politeístas y que el Dios de Moisés, el que le visitó en la zarza ardiente y le instruyó con sus revelaciones, era El Gran Creador de todas las cosas, por lo que tendríamos que admitir que su concepción de la deidad difería sustancialmente de las culturas mencionadas, pues  bien, en ese aspecto tienen razón, aunque no toda la razón.
Veamos:
El propio Moisés al relatar las distintas etapas de la creación, cuando hace referencia a la creación del hombre, nos dice:
“Entonces dijo Dios: Hagamos al hombre a nuestra imagen,  conforme a nuestra semejanza; y señoree en los peces del mar, en las aves de los cielos, en las bestias, en toda la tierra, y en todo animal que se arrastra sobre la tierra” Génesis 1: 26
“Y dijo Jehová Dios: He aquí el hombre es como uno de nosotros, sabiendo el bien y el mal; ahora, pues, que no alargue su mano, y tome también del árbol de la vida, y coma, y viva para siempre”  Génesis 3: 22
Se puede apreciar  en la lectura, que el Jehová de Moisés no estaba solo, los términos: Hagamos – nuestra imagen – nuestra semejanza  - uno de nosotros – refiere a la participación de una pluralidad de dioses, en la gran tarea  de la creación del hombre y su hábitat.
La influencia de otras culturas en los escritos de Moisés  puede apreciarse claramente en la torah, la ley que rigió férreamente entre los israelitas, se puede apreciar, en su concepción, cierta similitud con el códice de Hammurabi, Rey de Sumer y Akkad, quien  unos mil ochocientos antes del nacimiento de Cristo, declaró a sus súbitos que había recibido del dios Morduk, un conjunto de leyes que tenían el propósito de fomentar “el bienestar entre las gentes”, he aquí la transcripción de algunas de las primera treinta.
  • Si un señor acusa a (otro) señor y presenta contra él denuncia de homicidio, pero no la puede probar, su acusador será castigado con la muerte.
  • Si un señor imputa a (otro) señor prácticas de brujería, pero no las puede probar, el acusado de brujería irá al río (y) deberá arrojarse al río. Si el río (logra) arrastrarlo, su acusador le arrebatará su hacienda. (Pero) si este señor ha sido purificado por el río saliendo (de él) sano y salvo, el que le imputó de maniobras de brujería será castigado con la muerte (y) el que se arrojó al río arrebatará la hacienda de su acusador.
  • Si un señor roba la propiedad religiosa o estatal, ese señor será castigado con la muerte. Además el que recibió de sus manos los bienes robados será (también) castigado con la muerte.
  • Si un señor roba un buey, un cordero, un asno, un cerdo o una barca, si (lo robado pertenece) a la religión (o) si (pertenece) al estado, restituirá hasta treinta voces (su valor); si (pertenece) a un subalterno lo restituirá hasta diez veces. Si el ladrón no tiene con qué restituir, será castigado con la muerte.
La Torah de Moisés, llamada Ley del Talión, expresa lo siguiente:
“ Más si hubiere muerte, entonces pagarás vida por vida, ojo por ojo, diente por diente, mano por mano, pie por pie, quemadura por quemadura, herida por herida, golpe por golpe.”
Éxodo 21: 23 – 25
“El que hiere a algún animal ha de restituirlo, animal por animal.
Y el que causare lesión en su prójimo, según hizo, así le sea hecho; rotura por rotura, ojo por ojo, diente por diente, según la lesión que haya hecho a otro, tal se hará a él.”
Levítico 24: 18 – 20
“El profeta que tuviere la presunción de hablar palabra en mi nombre, a quien yo no le haya mandado hablar, o que hablare en nombre de dioses ajenos, el tal profeta morirá”
Deuteronomio 18: 20
Esto que exponemos, no tiene como finalidad cuestionar o poner en tela de juicio, la autoridad de Moisés, ni siquiera manifestamos dudas sobre su condición de relator de la voluntad de su Dios, simplemente nos resistimos a aceptar a un Moisés erudito, sin que en su erudición, no haya influenciado el enorme caudal de conocimiento, adquirido en las aulas donde estudiaban los miembros de la casa real de faraón, rey de Egipto.
Su comprensión lectora y su capacidad narrativa son por demás elocuentes.
Tampoco debemos ignorar la intervención de su suegro, Jetro, sumo sacerdote de Madián, quién poseía el Sacerdocio de Melquisedec, autoridad incuestionable por provenir del autor de las grandes enseñanzas esotéricas transmitidas de “mano en mano” por los grandes maestros de la Kabbalah, nos referimos a Melquisedec, el Rey de Salem, poseedor de las “llaves” del Santo Sacerdocio Según el Orden del Hijo de Dios.
Para no desviarnos de la línea argumental de este artículo, invitamos a nuestros lectores que sientan interés en incursionar sobre el tema Melquisedec, que lean la epístola del apóstol Pablo a los Hebreos.
Nuestra intención, es la de intentar incursionar en un fenómeno de apropiación de los atributos de Dios, por quienes se han autoproclamado como sus representantes, y digo autoproclamados, porque en ninguna instancia, Dios, nuestro padre, los ha presentado en sociedad al resto de los mortales en forma personal y específica.
En este punto , vale la pena recordar las enseñanzas del Salvador, el se atribuyó, la legitimidad de su relación con su Padre y asumió sobre sí su representatividad, como tal , como el unigénito del padre, no tomó para sí el poder y la gloria, sino que declaró al mundo cual era su cometido, cuando nos manifestó “ Yo soy el camino, la resurrección, y la vida, nadie viene al padre si no es por mi”  agregando: Vosotros orareis así, Padre nuestro Que estáis en los Cielos…
También Santiago, el apóstol en su epístola nos manifiesta “Si alguno tiene falta de sabiduría demándesela a Dios quien da abundantemente y no zahiere” Santiago 1:5
De manera de que la criatura humana no necesita de intermediación alguna para comunicarse con su creador, lo que sucede, es que de aquellos primeros tiempos, a que refieren los relatos, se ha producido una tremenda metamorfosis,  de los escritos hemos pasado al dogma, del dogma a la liturgia, de la liturgia  a la organización, de las organizaciones a las corporaciones, de las corporaciones a redes multinacionales de cultos, de los simples pastores de ovejas descarriadas, a los profesionales de la comunicación religiosa.
Se han apoderado de la imagen de Dios, han registrado su marca, su grifa tiene derechos reservados, entre el pecador arrepentido y su redentor existe una telaraña de redes que cotiza en los mercados de la religión el valor del perdón y los costes inherentes, hoy en día “limpiar nuestro nombre” sacarlo del “clearing de pecadores “nos obliga a recurrir a los financistas, al pago de cuotas que nunca terminan de saldar la deuda contraída, sin duda las “indulgencias” vendidas en la edad media, se han transformado en lucrativas fuentes de riqueza y poder.
Es por esto que describimos que hemos titulado este artículo, como vemos los llamados “mitos”  de la antigüedad son una fuente inagotable de inspiración, cuenta la mitología de los cretenses, Que Minos, hijo de Zeus y de Europa, pidió a Poseidón ayuda para suceder al rey Asterión de Creta, en su disputa por el trono con sus hermanos Radamantis y Sarpedón.
Accediendo a su pedido, Poseidón hizo surgir de los mares un hermoso toro blanco con el propósito de que Minos, en señal de agradecimiento, lo sacrificara en su nombre.
La belleza del toro blanco, era tal, que Minos lo ocultó y sacrificó en su lugar, un toro de sus rebaños, como la mentira y el engaño tienen patas corta s, Poseidón en venganza, hizo despertar en Pasífae, la esposa de Minos, una incontrolable atracción sexual por el toro blanco, como consecuencia, Pasífae engendró un monstruo con cuerpo de hombre y cabeza de toro.
Debido a su ferocidad y a que sus hábitos alimenticios eran de comer carne humana, recurrieron a un artesano llamado Dédalo, para que buscara la forma de encerrarlo, este artesano ingenió un laberinto donde enceraron al llamado “Toro de Minos”, lo intrincado del laberinto hacia que aquellos condenados a servir de alimento al toro, una vez entrados en el, deambulaban perdidos por sus senderos sin poder encontrar la salida, de más está decir, el triste final de estos infelices.
La historia es interesante y lo que expongo es una síntesis muy escueta, confieso que al leerla, no pude evitar asociar al laberinto construido por Dédalo, con los intrincados caminos creados por la ingeniería humana, para encerrar la imagen de Dios y volverla inescrutable, lo mismo ha sucedido con nuestro Salvador y Redentor, los que le buscan deben internarse en el mismo laberinto, en el cual han pretendido esconder vanamente a su Padre;  sobre los constructores de tamaña confusión pesan  las siguientes palabras:
“Luego que hubo hablado, le rogó un fariseo que comiese con él; y entrando Jesús en la casa, se sentó a la mesa.
El fariseo, cuando lo vio, se extraño de que no se hubiese lavado antes de comer.
Pero el  Señor le dijo;: Ahora bien, vosotros los fariseos limpiáis lo de fuera del vaso y del plato, pero por dentro estáis llenos de rapacidad y de maldad.
Necios, ¿el que hizo lo de fuera, no hizo también lo de adentro?
Pero dad limosna de lo que tenéis, y entonces todo os será limpio.
Mas ¡ay de vosotros fariseos! Que diezmáis la menta, y la ruda, y toda hortaliza, y pasáis por alto la justicia y el amor de Dios. Esto os era necesario hacer, sin dejar aquello.
¡Ay de vosotros fariseos! Que amáis las primeras sillas en las sinagogas, y las salutaciones en las plazas.
¡Ay de vosotros, escribas y fariseos, hipócritas! Que sois como sepulcros que no se ven, y los hombres que andan encima no lo saben.
Respondiendo uno de los intérpretes de la ley, le dijo: Maestro, cuando dices esto, también nos afrentas a nosotros.
Y él les dijo: ¡Ay de vosotros también intérpretes de la ley! Porque cargáis a los hombres con cargas que no pueden llevar, pero vosotros ni aun con un dedo las tocáis.
¡Ay de vosotros, intérpretes de la ley! Porque habéis quitado la llave de la ciencia; vosotros mismos no entrasteis, y a los que entraban se lo impedisteis.
Diciéndoles él estas cosas, los escribas y los fariseos comenzaron a estrecharle en gran manera, y a provocarle a que hablase muchas cosas; acechándole, y procurando cazar alguna palabra de su boca para acusarle.”
Lucas 11: 37 al 46, 52, 53
El camino al calvario en la cruz, ya empezaba a recorrerse.
Hugo W Arostegui