domingo, 30 de diciembre de 2018

Metafísica De La Luz Y El Color


Entonces, si la luz está presente tanto en el mundo exterior que percibimos como en nuestro propio organismo ¿dónde surge el color, en qué rincón emerge? El mundo que vemos ¿está ahí fuera? ¿está dentro? ¿fuera o dentro de qué o de quién? ¿del cuerpo? ¿del yo? ¿Dónde está el límite, la frontera, entre lo interior y lo exterior? El color nos ayuda a vivir ese tránsito constante entre los mundos, a recordarnos, desde el ámbito fronterizo e imaginal, que hay una corriente de intercambio energético que no se detiene, que desborda los límites. La luz y el color están allí, ahí y aquí, nos hacen recordar argumentando nuestra visión, haciendo legible y comprensible nuestra experiencia del mundo, del acontecer, y nuestra propia naturaleza de claroscuro.

Todo ello nos lleva inevitablemente a reconocer que son muchos los ámbitos donde acontece el fenómeno del color pero también que, independientemente de dónde se produzca su brotación, podemos decir que el color es primariamente inflexión, información, señal, y que, como todo código de señales, el lenguaje cromático ha de comprender una lexicografía, una gramática, una sintaxis, una semiología y una hermenéutica. En el marco de las culturas occidentales modernas, los primeros ámbitos han suscitado más interés que los últimos, y, de éstos, el más relegado hasta hoy ha sido seguramente el ámbito hermenéutico, por la imposibilidad del pensamiento moderno más tardío de utilizar marcos interpretativos unitarios, un serio problema epistemológico del que hablábamos al comenzar este ensayo.

La hermenéutica, en este caso aplicada al color, requeriría de una actitud y una visión holísticas que trascendiesen el marco lógico y analítico de la física y la biología —e incluso el más aparentemente subjetivo de la psicología— como ciencias separadas e independientes, y se abriesen a una dimensión más insegura y vulnerable, a un ámbito de experiencia interdisciplinar donde pudiesen vislumbrarse, además de las diferencias y especificidades, los vínculos y señalamientos, las homologías y correspondencias. Esta actitud y esta visión más allá del análisis mecanicista han eclosionado en la contemporaneidad durante las dos últimas décadas, por lo que aquel olvido resulta aún comprensible. 

Hoy hablamos ya de Biofísica y de Biofotónica, como campos de investigación holística que tienen en cuenta los diversos aspectos del fenómeno lumínico/cromático.
La voluntad hermenéutica siempre aspira a alcanzar el manantial de los significados, ese ámbito polisémico donde entran en contacto los datos de nuestra experiencia sensible y el mundo abstracto de la lógica y de las ideas, mediante la visión imaginadora, la meditación y la experiencia conceptual más extrema. Quizás sea este el ámbito que pueda sernos de más utilidad a la hora de abordar un estudio unitario y holístico del color desde una perspectiva fenomenológica.


El recorrido y los aconteceres de la luz en la creación son, al mismo tiempo que vibración escueta, señales llenas de sentido, estaciones alumbradoras de la conciencia. Darse cuenta de ello es asistir al fenómeno de la transmutación incesante, de una creación constante y recurrente. Las experiencias cromáticas que vivimos a diario, en su mayoría inconscientes o poco conscientes, conforman literalmente nuestra visión interior, colorean por así decirlo nuestra imaginación conceptual, componiendo un entorno formal favorable al conocimiento, a la comunicación y a la co-creatividad, soportando en gran medida los diversos lenguajes que utilizamos.

El Silencio Interior


Cada año parece que necesitamos más la llegada de las vacaciones. Las prisas y la acumulación de tareas es una constante en el hombre y la mujer actual. La acción, el movimiento, el ruido se han convertido en compañeros de viaje inseparables en nuestro quehacer diario. Sin embargo, las doctoras Montserrat Noguera y Padma Solanas, autoras de «La fuente de la salud» advierten que hay que cultivar el silencio interior, convertirlo en un hábito y practicarlo a diario. 

Se puede hacer «cómodamente sentados, por ejemplo, o bien al caminar de una forma consciente. También la contemplación de la belleza y la grandeza de la naturaleza es una forma inmejorable de hacerlo».

Otra forma de cultivar el ser es educar el sentido del asombro «que yace adormecido en nuestro interior ante la predecible tiranía de la cotidianeidad. En cierta manera —matizan— la felicidad del ser humano está íntimamente vinculada a la capacidad de asombro» porque la mirada rutinaria de las cosas nos enferma».


En su opinión estamos hiperestimulados, de ahí que se hable del síndrome del agotamiento profesional, «burn out», una patología severa relativamente reciente que está estrechamente relacionada con el ámbito laboral y el estilo de vida que se lleva. «Pagamos un altísimo precio por dicho ritmo trepidante de vida, la salud y nuestra felicidad. 

Es preciso que haya una gestión natural del estrés».


sábado, 29 de diciembre de 2018

El Arte De Hablar Y Decir


Hablar y decir no es lo mismo, aun cuando son interdependientes. Hablar es actuar, un acto intransitivo; decir es hacer, que supone transitividad. De la diferencia entre hablar y decir se derivan dos concepciones complementarias de la retórica. El autor de este artículo afirma que el «arte de hablar» exige una perspectiva fundamentalmente antropológica. La retórica se convierte así, en competencia con la filosofía, en una ciencia fundamental que influye en todo conocimiento humano de cualquier índole, pero especialmente el conocimiento práctico que supone la deliberación sobre nuestras actuaciones y el planteamiento y resolución de nuestros problemas.

Después de más de un siglo de incomprensión y desprecio asistimos desde hace dos decenios a lo que podría llamarse el renacimiento de la Retórica. El interés por la vieja disciplina aumenta día a día a ritmos diferentes según los países. Nuevas instituciones, actividades y publicaciones que propugnan la restauración de los estudios retóricos van surgiendo en estos momentos de transición tanto secular como histórica entre la sociedad postindustrial y lo que llaman sociedad de la información. Vivimos sin embargo en unos tiempos en que la chrêmatistikê, el espíritu financiero, y la retórica del Mercado dominan nuestra vida y nuestro pensar de una manera inevitable. Como en el siglo de la Sofística, estamos expuestos a un uso de la retórica de variopintas intenciones.

El dar nombre a algo no implica sin más que ese algo conlleve una descripción o una definición clara y unívoca. Cuanto más frecuente es el uso de una denominación concreta, más probabilidad hay de que vaya adquiriendo sentidos diferentes. La denominación de retórica no se aplica a algo que pueda definirse o delimitarse sin más. La retórica es un lugar, un topos -por usar un término retórico-, una especie de hogar que reúne en su torno narraciones diferentes, o un parque de recreo en el que cada uno juega su juego. El filólogo noruego Øivind Andersen publicó en 1995 uno de los mejores libros sobre la evolución y los diferentes aspectos de la retórica que hayan visto la luz durante los últimos años. 

Ha dado el autor nórdico a su libro el sugestivo título de "En la pradera de la retórica» (I retorikkens hage, Andersen [1995]). La comparación entre la retórica y una pradera en la que proliferan plantas y flores de diversas especies y en donde muchos tipos diferentes de actividades pueden tener lugar, es sumamente acertada y ha inspirado el subtítulo de este artículo.

Nuestras Elecciones


“Aceptar la responsabilidad de los errores, fracasos y principalmente las consecuencias, prepara a la persona a entender el para qué de lo que ocurre en su vida

Los seres humanos, algunos en ciertas etapas, otros en todas las etapas de desarrollo de la personalidad, presentamos un patrón de comportamiento mediante el cual tendemos a evadir y no asumir responsabilidad sobre las consecuencias de nuestros actos, adjudicando dicha responsabilidad a otras personas.

Cuántas veces hemos sido testigos de situaciones en las cuales un(a) estudiante, independiente del nivel que curse, cuando las calificaciones son bajas o reprueba, se justifica argumentando que él o la docente le tenía inquina o no explicaba bien. En vez de reconocer que no había estudiado o no dedicó la atención debida a la clase, recurre a la justificación y responsabilizar al o la docente.

Cuando una persona no tiene empleo, quizá busca y no encuentra, o cuando es despedida de su trabajo, en ambos casos muy difícilmente acepta que ello se debe a que no cumple los requerimientos del cargo que busca, o no llenaba las expectativas de los empleadores. En estas circunstancias recurre a señalar a otras personas, argumentando que gestionan para que no les den empleo o para que los despidan.

Los ejemplos son innumerables, porque este patrón de comportamiento se manifiesta independiente de raza, credo religioso, sexo, edad, capacidad económica, preparación académica, etc., es decir, no tiene fronteras. Pareciera que tiene raíces genéticas y es afinado en la vida cotidiana.
           
Dicho patrón de comportamiento está presente desde siempre; la Biblia, en el libro de Génesis 3:11-13, relata que cuando Adán desobedece a Dios y Este le pregunta "¿qué has hecho?", él responde: la mujer que me diste por compañera me dio del fruto prohibido, y entonces yo comí. No asumió su responsabilidad, por el contrario, recurrió a culpabilizar primero a quien le había dado la vida, y luego a la mujer que era sangre de su sangre y huesos de sus huesos.

En la vida las decisiones que se toman y las acciones que se ejecutan son innumerables, y en muchas de ellas se rehúye asumir responsabilidad sobre las consecuencias y se opta por achacar culpabilidades a terceras personas, muchas veces por temor a señalamientos, represalias o castigos.

Culpabilizar no permite enmendar errores, en el tanto, es un mecanismo mediante el cual las personas se tapan los ojos para no ver y negarse a aceptar la autoría de los desaciertos cometidos.

Cada quien es responsable por su presente y su futuro. Hay que tener presente que las actuaciones, correctas o incorrectas, no son más que una siembra, la cual, a la corta o a la larga, dará fruto bueno o malo.

Aceptar la responsabilidad de los errores, fracasos y principalmente las consecuencias, prepara a la persona a entender el para qué de lo que ocurre en su vida, así mismo, fortalece el carácter con humildad y  crea condiciones para nuevos retos y ser asertivo(a) en lo que se emprende.


Si se pidiera que levanten la mano quienes han presentado ese patrón de comportamiento, posiblemente la gran mayoría las levantaríamos. Por lo tanto, dispongámonos al cambio y erradicarlo de nuestro comportamiento y para cambiar, sustituyéndolo por uno nuevo que nos edifique para asumir las consecuencias de nuestros actos y entonces ser mejor persona.

El Ser Solidario


“Un hombre sólo tiene derecho a mirar a otro hacia abajo, cuando ha de ayudarle a levantarse.”

¿A qué nos estamos refiriendo cuando hablamos de ser solidarios? Nos referimos a esa actitud, a esa disposición del ánimo, de la mente y del cuerpo a estar presentes y comprometidos con el otro en todas nuestras acciones. Con mayor precisión, estar presentes y comprometidos con el otro significa acudir y tratar de solucionar las urgencias de nuestros semejantes, empoderándolos y capacitándolos para salir adelante frente a una situación desfavorable.

Nos encontramos frente a una situación desfavorable cuando un cercano padece condiciones que reducen, estrechan y degradan sus derechos a vivir una vida digna; cuando no es posible para el prójimo o se le hace cuesta arriba alimentarse, educarse, gozar de salud, de posibilidades de empleo, de seguridad social, de trato igualitario, respetuoso y justo de su entorno social, a fin de cuentas, cuando carece de oportunidades de crecimiento a corto, mediano y largo plazo porque en vez de oportunidades sociales lo que recibe de su sociedad son exclusiones y discriminaciones sociales.

El padecimiento de la exclusión y de la discriminación social se vive como un sentimiento de grandísima injusticia social por parte de aquellos que sufren la negación de la sociedad en sus múltiples formas. Por poner un ejemplo, una de las negaciones sociales más repetidas a diario en Latinoamérica, extensivo a otras regiones del planeta,  tiene que ver con el empleo

Esto es así porque se vive como una grandísima injusticia social que la remuneración que se obtiene del trabajo no permita alimentarse, educarse, tener salud y vivienda dignas, no obstante los esfuerzos y sacrificios realizados en capacitarse.


En esta dirección, imagínense, entonces, cuán grande se debe sentir la injusticia social cuando ni siquiera un empleo es posible porque toda la economía ha convertido en números la maquinaria social de oportunidades y se ha olvidado que son personas y familias enteras las que están detrás de las demandas laborales. 

Esto por poner un ejemplo en el campo de las oportunidades laborales y de las economías que no buscan el bienestar social y la inclusión social justa, favoreciendo a unos y negando a otros.

Sociedad: Los Emblemas




Esta exposición muestra una amplia selección de los libros de emblemas que forman parte del Fondo Antiguo de la Universidad de Navarra. Este grupo de obras conforma un panorama que resume de un modo bastante completo lo que fue la historia de este original género del Renacimiento y del Barroco y que aún pervive en cierta manera en la moderna publicidad.

El título elegido, tomado de la empresa v de Saavedra Fajardo, resume tanto la intención final de esta exposición, como uno de los propósitos más importantes del propio género: enseñar deleitando.

En este breve comentario se desglosan, como si de una clase puntual se tratara, algunos aspectos básicos de la emblemática con la intención de ayudar a que estos hermosos libros puedan hablar por sí solos.

Un emblema es una composición artística que transmite un pensamiento, una enseñanza, mediante una combinación de imagen y texto que se amplifican y enriquecen mutuamente.

Estas composiciones reciben su nombre de la obra Emblematum liber de Andrea Alciato —publicada en 1531— en que aparecieron por primera vez, y fueron cultivadas por numerosos autores en multitud de soportes —libros, cuadros, arquitecturas efímeras…— a lo largo de los siglos xvi, xvii y xviii, casi hasta la Revolución Francesa. 


Por la forma podemos distinguir tres tipos de composiciones emblemáticas:

a. Los emblemas propiamente dichos: formados por una frase lapidaria—el llamado mote o lema— que compendia la idea y da pie a la composición , y un poema —el epigrama— y una imagen —la pintura— que la glosan y desarrollan.

b. Las empresas —que derivan formalmente de las insignias caballerescas— están formadas sólo por el mote que expone la idea y la pintura que lo glosa, por lo que suele ser necesario el ingenio del observador para desentrañar la relación entre ambos. En los libros de empresas a menudo se les acompaña de «declaraciones» que aclaran esta relación.

c.Los jeroglíficos, inspirados en la escritura egipcia, formados únicamente por la imagen que tiene el pensamiento implícito, y que hay que desentrañar. Normalmente el sentido del jeroglífico es develado por una declaración, sea del autor en un libro, sea en el discurso del orador o predicador que lo emplea como recurso.

viernes, 28 de diciembre de 2018

La Expansión Del Universo


El universo solo tiene un destino, la soledad. Y no es poesía, es cosmología: el universo se expande. Es más, la presencia de energía oscura hace que esa expansión sea a un ritmo cada vez más acelerado.

Eso significa muchas cosas, pero, sobre todo, que nos quedaremos solos.

En los próximos 100 mil millones de años, todas las estrellas que no formen parte de nuestra galaxia irán cayendo una tras otra más allá del horizonte cósmico. Las galaxias permanecerán juntas por la fuerza de la gravedad, pero el resto será solo oscuridad y silencio

A efectos prácticos, eso no solo hará que el resto de galaxias sean inobservables, sino que también las harán virtualmente inaccesibles. No se podría extraer energía de ellas, no se podrá viajar a ellas, no sabremos si quiera si siguen existiendo.

Dan Hooper, investigador del Fermi National Accelerator Laboratory, ha estado pensando sobre esto en los últimos años. Sobre todo, ha estado pensando en lo que debería hacer una civilización avanzada para sobrevivir, en cómo se estaría preparando para el futuro.

La respuesta de Hooper es interesante. Él piensa que la civilización se daría cuenta de este problema y se expandiría rápidamente, construiría esferas de Dyson y usaría esa energía para acelerar esas estrellas cerca del centro de la civilización donde poder seguir usándolas. 
Además, según Hooper, es algo que deberían hacer cuanto antes.

A nosotros, los humanos, mover una estrella nos parece algo demasiado complejo, pero Hooper está convencido de que ese es un problema central para asegurar la subsistencia a largo plazo depende de ello. No deja de ser una de esas teorías extravagantes que se publican de vez en cuando en astrofísica. Aunque, curiosamente viniendo de un científico que trabaja en el Fermi, son las implicaciones para otra actividad.


Y por eso mismo, es posible que sea un proceso que ya está en marcha. Así que podríamos orientar la búsqueda de vida inteligente a saber si ya está sucediendo. La evidencia podría estar ahí, en estrellas que parezcan moverse de una galaxia a otra o rastreando el cielo en busca de estrellas que han desaparecido. Una aguja en un pajar, sí. Pero un enfoque interesante.

Construir El Futuro

Toda imagen de futuro exige dimensionar la complejidad social en la que un determinado actor social está inserto. No es posible pensar ni pensarse de manera aislada. Toda construcción del futuro demanda una mirada que aborde el espacio de la sociedad en su conjunta para delinear allí el lugar propio de cada actor social, de cada organización, considerando también sus alianzas y oposiciones. 

Un actor se define siempre en relación. La identidad de un actor es una identidad en relación. Es el resultado de una construcción siempre compleja entre los propósitos, las capacidades y los recursos propios, y la multiplicidad de relaciones que se constituyen como alianzas y como resistencias con otros actores, en medio de un escenario que les genera a todos ellos posibilidades, oportunidades y también limitaciones. 

La prospectiva entonces no se puede limitar a mirar uno solo de los actores, aislado del contexto y de sus relaciones. Y la mayor riqueza estará siempre en la posibilidad de que esa construcción de imágenes de futuro se haga en alianza con aquellos que son considerados aliados, evaluando las divergencias con otros actores y sus posibles resistencias (todo lo cual enriquece la mirada y las perspectivas propias) y atendiendo a las capacidades y recursos de los que se dispone, lo que incluye el desarrollo de nuevas tecnologías.

Construir el futuro no es adivinarlo
La finalidad de la prospectiva no es adivinar el futuro, no es anticiparlo. Es asumir que el futuro se abre ante nosotros como múltiples posibilidades, como una suerte de desafío que nos convoca para generar caminos por los que estamos invitados a transitar. Por lo tanto, la prospectiva tiene que ser entendida como una herramienta metodológica y promotora de la creatividad que invita a la construcción de ese futuro partiendo de la base de que nada está decidido y todo está por crear. 

El futuro, sostiene la prospectiva, está en nuestras manos. Está en nosotros, en nuestra voluntad, en nuestra decisión libre y en el uso adecuado de nuestras capacidades, crearlo de la manera que deseamos..


La prospectiva estudia el futuro para comprenderlo mejor  y poder incidir sobre él.  La intención es es idear el mejor futuro posible, aún cayendo en el espacio de lo que algunos, también de manera peyorativa, puedan calificar de utópico. Tiene sentido, en un mundo cargado de escepticismo posmoderno, rescatar el valor de lo utópico. No se trata tampoco de ciencia ficción. 

No es pura imaginación ni se trata de inventar un mundo futuro totalmente desconectado con el presente. La pretensión es siempre comprender de mejor manera el presente para poder actuar, para mejorar nuestras acciones. El pasado se ubica en la dimensión de los hechos cumplidos. Allí nada podemos cambiar. El pasado puede ser objeto de estudio y de conocimiento, puede ser referido y evocado, puede dar lugar a añoranzas o desasosiegos, pero son hechos rigurosos e inmodificables para nosotros. El futuro, por el contrario, todavía no existe, nadie lo ha predeterminado. 

En ese sentido el futuro es espacio de libertad y, al  mismo tiempo, un lugar donde es posible ejercer cierta cuota de poder asociada a la voluntad y a las condiciones, también posibles de crear, en las que tendremos que movernos.

Vocación De Servicio


Cuando alguien tiene el convencimiento y la pasión por ejercer una actividad profesional se dice que tiene vocación. Por otra parte, la idea de servicio en un sentido general se refiere a la acción de servir, es decir, mantener una actitud de empatía hacia los demás. Consecuentemente, el concepto de vocación de servicio se refiere a la inclinación profesional orientada a satisfacer las necesidades ajenas.

Se trata de un concepto aplicable a cualquier actividad u oficio. Así, un médico, un recepcionista, un peluquero o un funcionario público pueden considerar que su quehacer profesional está guiado por la vocación de servicio. Esto implica que su motivación se basa en la satisfacción de sus clientes, en atenderles amablemente y de manera honesta y, en definitiva, en el ejercicio de su profesión con criterios profesionales y, al mismo tiempo, éticos.

El concepto de vocación de servicio no siempre está relacionado con el trabajo remunerado, sino con aquellas actividades que se realizan de manera altruista y con espíritu solidario. Los voluntarios que colaboran con ONGs lo hacen sin recibir a cambio una recompensa económica y su principal motivación es la propia satisfacción personal y sentirse útil para los demás. En otras palabras, su tiempo y sus energías se orientan a una causa noble que está directamente relacionada con el concepto de vocación de servicio.

La vocación de servicio como planteamiento ético
Un profesional tiene que cumplir unas obligaciones laborales con la mayor eficacia posible y a cambio recibe un salario. A partir de esta premisa general pueden darse, grosso modo, dos planteamientos posibles:

1) el profesional intenta cumplir con su responsabilidad porque así lo establece el contrato y porque, de lo contrario, tendría consecuencias negativas (por ejemplo, sería despedido) y

2) el profesional intenta cumplir porque considera que es su obligación moral. En este último caso, su motivación va más allá del salario que recibe o de unas cláusulas contractuales.

El planteamiento ético en la vocación de servicio consiste en actuar no porque alguien lo imponga desde fuera (por ejemplo, un jefe que da una orden) sino porque uno mismo tiene el convencimiento moral que le obliga a actuar de una determinada forma.

La llamada de Dios
En el mundo cristiano algunas personas afirman que su vocación religiosa surgió de la llamada de Dios. De esta manera, quien recibe el mensaje o la señal de Dios siente que su vida debe orientarse en una dirección: el amor por los demás, inspirado en el amor a Dios. Esta motivación religiosa se fundamenta igualmente en una vocación de servicio.

Lo Que Nuestros Ojos Ven


Si de nuestros ojos dependiera, con el paso de los años los colores del mundo que vemos perderían intensidad como en una foto antigua, hasta virar casi a blanco y negro. Y todo porque los receptores que perciben el color, llamados conos, pierden sensibilidad con la edad y se vuelven menos eficaces. Por suerte contamos con el cerebro, que evita que nuestra imagen del mundo adquiera un tono vintage y compensa este deterioro para que sigamos percibiendo cielos de un azul rabioso y praderas con tonos verdes intensos durante toda la vida. “El cerebro visual se recalibra a media que envejecemos“, explica Sophie Wuerger, coautora de un estudio que publica PLoS ONE.

Y es que la percepción del color es subjetiva. Tanto que los colores se aprecian más grises y azulados (con menos componente amarilla) si nos sentimos tristes y deprimidos que si nos encontramos en situaciones emocionalmente neutras, como daba a conocer Psychological Science.

EL OJO BIÓNICO FUNCIONA
A principios de 2015, Allen Zderad, que había quedado completamente ciego hace una década por una retinosis pigmentaria, recuperó su visión gracias a un ojo biónico que le implantaron en la clínica Mayo. No era el primero en someterse a esta operación. A estas alturas ya son más de un centenar los invidentes que han vuelto a ver gracias a estos implantes, formados por una serie de chips y electrodos colocados en la parte de atrás del ojo que reciben imágenes de una cámara microscópica situada en las gafas que emplea el paciente.

Aunque suele pasarnos desapercibido, nuestros ojos no paran de hacer pequeñas y veloces correcciones de la dirección en la que miran. Estos movimientos, llamados microsacádicos, se producen del orden de 3 a 4 veces cada segundo, más rápido que los latidos del corazón. Hasta ahora se desconocía con qué fin se hacían estas correcciones. Pero científicos de la Universidad de Tübingen (Alemania) parecen haber dado con la clave.

Según los investigadores, en cada instante solo un área muy pequeña de nuestro campo de visión se percibe clara y enfocada. Con los movimientos rápidos redirigimos el ángulo de visualización a los distintos puntos de interés que parecen interesantes. El cerebro une después estos puntos y construye una imagen completa. Además, los reajustes constantes de la mirada nos permiten tener mayor visión periférica, y mantenernos ojo avizor incluso cuando concentramos la mirada en algo, por si surgen amenazas.

SE PUEDE VER CON EL OÍDO

¿Qué pasa con la corteza visual del cerebro de un ciego? Pues que lejos de quedar en desuso por la falta de vista, las neuronas se reciclan y se dedican a agudizar otros dos sentidos: el sonido y el tacto. A falta de estímulos visuales, la plasticidad del cerebro permite que se usen estas células para analizar los datos recibidos de otros sentidos, según un estudio realizado con resonancia magnética funcional que publicaba la revista Neuron 

Dicho de otro modo, si los ojos no dan información, el cerebro recurre a un plan B y recopila los datos del tacto y el oído para construir una imagen mental espacial del mundo que les rodea.

Nuestro Compromiso


¿Qué es el compromiso? Mejor aún, ¿Cómo impacta el compromiso en nuestras vidas?
El compromiso es la capacidad de seguir con algo mucho después de la emoción inicial que nos motivó a dar el primer paso. El compromiso es una decisión de seguir con un proyecto, idea, relación u objetivo, incluso cuando no es fácil.

¡Nada se puede lograr sin compromiso!


Sin embargo, el compromiso no es fácil. En un mundo donde todo y todos parecen ser reemplazables, puede ser muy fácil abandonar personas, objetivos y proyectos sin realmente darle un esfuerzo genuino. ¿Funcionarán todas las relaciones, proyectos, planes y metas? ¡Por supuesto no! ¡Ni siquiera de cerca! Pero con compromiso sabemos que dimos todo lo que podíamos.

jueves, 27 de diciembre de 2018

El Valor De Una Vida


Tenemos un valor incalculable; no somos el resultado de la evolución, de un accidente cósmico o una forma de vida biológica elevada que por casualidad adquirió conciencia. Fuimos creados como seres racionales, con moralidad, voluntad y discernimiento, únicos sobre la tierra con cuerpo, alma y espíritu, capaces de obrar para bien. Somos obra de un creador que con sabiduría e inteligencia nos hizo con un propósito, que no consiste en acumular posesiones o riqueza, sino en que tengamos como prioridad el cuidado y desarrollo integral de todo ser humano desde el momento de su concepción, utilizando para ello todos los recursos disponibles.

La racionalidad y moralidad nos da la capacidad de obrar para el bien, no solo para sí mismo, sino también para los demás. ¿Qué ha ocurrido entonces que hemos desvalorizado la vida, perdiendo la sensibilidad ante la necesidad y el dolor ajeno? Los grandes desafíos que tenemos en nuestro país, como la desnutrición infantil, carencia de atención en salud primaria y preventiva, el hambre y la miseria, el analfabetismo, la violencia que produce muerte y dolor a millares de familias o la desintegración familiar, exigen de cada uno de nosotros una respuesta concreta, comenzando con los gobernantes, puesto que han sido puestos en autoridad para servir, para buscar el bien común, no el beneficio propio.

Con frecuencia argumentamos que somos un país pobre, dependiente y limitado para enfrentar estos desafíos. Sin embargo, somos un país rico en recursos y potencial humano, con capacidad de generar oportunidades para el desarrollo integral de todos sus habitantes. El verdadero problema radica en que no estamos valorando la vida en la dimensión correcta, nos hemos vuelto indiferentes ante el drama de nuestros semejantes. Esto se evidencia, por un lado, en la forma como se administran y distribuyen los recursos públicos (actos de corrupción o en la priorización de cosas que no buscan satisfacer las necesidades primarias de la población) y por el otro, en la negativa o evasiva de cumplir a cabalidad la responsabilidad de pagar impuestos. Tanto lo uno como lo otro es inmoral y condenable.

La valoración del ser humano es un desafío ético para todos los que formamos parte de la sociedad. La riqueza y las posesiones son instrumentos que deben servir para el beneficio de los demás, no para fines egoístas.


Evaluemos nuestro actuar, cumpliendo de manera justa y honesta con el rol que nos corresponda y en cuanto tengamos la oportunidad y la posibilidad ayudemos al necesitado, recordando que aquel que sabe hacer el bien y no lo hace, le cuenta como pecado, porque pudiendo hacer algo por sus semejantes y no lo hizo, se hace parte del problema, no de la solución. 

Una Forma De Ser Y Estar


La felicidad es una forma de ser y estar en este mundo, y el ser humano tiene como fin la búsqueda de esa felicidad, pero es importante saber que ser feliz NO es equivalente a no tener problemas.

Ser feliz es sentir que eres capaz de llevar las riendas de tu vida, que aunque el camino sea tortuoso tienes un objetivo que quieres alcanzar, que aunque tienes miedos y ansiedades eres capaz de apoyarte en tus fortalezas para vencerlos, que aunque por tu cabeza aparezcan pensamientos negativos producto de creencias limitantes, puedes detectarlos, reflexionar sobre ellos y darlos la vuelta para seguir avanzando…

Ser feliz es ser capaz de disfrutar esas pequeñas cosas que pasan desapercibidas pero que en el fondo son la sal de la vida: una sonrisa, un gesto amable, el abrazo de un amigo, ver jugar a tus hijos,…


La felicidad no está en tener lo que se desea si no en disfrutar de lo que se tiene

El Ser Inteligente


La inteligencia no es solo un don, es también una práctica. Una práctica que se ejercita como se ejercitan los músculos o la memoria. La única diferencia es que su entrenamiento es algo más complejo, porque para desarrollarla hay que aprender a combinar muchos componentes a la vez: imaginación, lógica, retentiva, cultura, reflexión, experiencia…

Pero tratando de resumirlos todos, podría decirse que la inteligencia se desarrolla a través del desligamiento. Uno debe separarse de quien se supone que es, del lugar que ocupa en el mundo, de lo verosímil y de lo esperable. Todo al mismo tiempo. Y también debe cuestionar las explicaciones más inmediatas pues estas tienden a ocultar las más distanciadas, que son, precisamente, las que ejercitan la inteligencia.

García Márquez contaba que en una ocasión un pequeño ratoncillo salió de su escondrijo y vio por primera vez un murciélago sobrevolando la zona. Extasiado, entró corriendo en la guarida en busca de su madre y le gritó: «¡Mamá, mamá, he visto un ángel!».

No es que el ratoncillo fuera tonto, es que aún no se había ejercitado lo suficiente como para llegar a asociaciones menos inmediatas.

Otro aspecto fundamental que desarrollar es la conciencia del punto de vista. Es decir, el asumir siempre que lo que vemos no es la realidad, sino tan solo una parte. Y que deberemos utilizar la inteligencia para completar la imagen. A este respecto hay otra historia interesante. 

Dos profesores de ciencias exactas paseaban por el campus de la universidad en la que trabajaban cuando un tranvía se les cruzó por delante. Al verlo, uno de ellos le comentó al otro: «¿Se ha fijado, estimado colega? Han pintado los tranvías de amarillo». A lo que el segundo le respondió de inmediato: «Sí, cuando menos por el lado de acá».

Desligarse de lo probable y lo inmediato nos hace crecer en inteligencia. Y solo cuando incrementamos esa capacidad es cuando somos capaces de alcanzar niveles de disrupción que nos permiten evolucionar, como individuos y como especie.

Un caso muy claro son los análisis no disruptivos que hacemos de la realidad inmediata. Cuando vemos, por ejemplo, que el petróleo se va a acabar, calculamos cuánto queda y llegamos a la conclusión de que todos los coches serán eléctricos en el plazo de 40 años. Pero ese es un análisis lineal que no tiene en cuenta el hecho disruptivo. Las cosas sucederán mucho más deprisa y por otros motivos.

Porque si revisamos el pasado, vemos que cuando el hombre descubrió el cobre enseguida comenzó a utilizarlo en lugar de las piedras. Y no lo hizo porque las piedras estuvieran desapareciendo del planeta, sino porque el cobre era más eficiente. Lo mismo sucedió con la llegada del automóvil. 

La gente tampoco sustituyó a los caballos por coches porque los caballos fueran a extinguirse. Lo que sucedió en ambos casos es que tanto el cobre como el motor de explosión interna fueron aportaciones de mentes más inteligentes que se alejaron de lo evidente para llegar a soluciones disruptivas.

Sin embargo, cuando estas mentes aparecen, la realidad se transforma a una velocidad vertiginosa. La inteligencia actúa como un catalizador que todo lo revierte. Volviendo a los coches, Tesla Motors lanzó al mercado su primer vehículo cien por cien eléctrico hace tan solo ocho años, y en estos momentos ya tiene una enorme cantidad de futuros compradores en su lista de espera. Ninguno de ellos ha aguardado, en contra de lo que pensaban otros fabricantes de automóviles menos disruptivos, a que el petróleo se acabara para comprarse un Tesla.

Tu Opinión Es Importante

Tener acceso a internet nos permite dar nuestra opinión sobre cualquier tema. Poder expresar los propios gustos y disgustos es importante para nosotros mismos porque nuestra opinión es algo que nos define y separa del resto. Opinar por internet significa poder expresar lo que pensamos y así compartir nuestras experiencias y explicar el porqué de nuestras opiniones con otros usuarios.

Al mismo tiempo, es importante también porque dar nuestra opinión significa darle al otro la posibilidad de cambiar, mejorar o revisar lo que no nos agrada.

 Hay muchas maneras de expresar tu propia opinión en internet:
1. Muchas personas tienen blogs sobre argumentos que los apasionan, para comentar o criticar hechos recientes en la industria en la que se especializan.
2. Otros comunican sus opiniones en redes sociales como Twitter o Facebook, así ayudando a otros usuarios con sus sugerencias o creando discusiones o charlas entre consumidores.
3. Algunos deciden expresar lo que piensan acerca de servicios o productos de empresas respondiendo a encuestas remuneradas por internet.

Al fin y al cabo lo importante no es el medio, sino el hecho de poder expresarnos sobre argumentos que nos interesan. Y hoy en día, teniendo acceso a todo tipo de discusiones por internet, ¡la verdad que no tenemos excusa para no compartir lo que pensamos!

Muchas personas tienen miedo de que expresar la propia opinión pueda influir negativamente sobre ellos. La mayor preocupación es que dar una opinión pueda tener consecuencias negativas en la vida laboral, si esta no coincide con la de la empresa o empleador. Este es un miedo comprensible ya que prácticamente todo lo que está en internet puede ser encontrado en los motores de búsqueda.

Pero es importante saber que hay muchos modos para lograr expresar lo que pensamos de manera completamente anónima, sobre todo cuando usamos métodos que están afuera de lo que son las redes sociales.


Tener una voz en capítulo y saber que de alguna manera podemos contribuir a mejorar comportamientos, productos o servicios que nos afectan en manera personal o como consumidores, es algo que deberíamos aprovechar más seguido y lo cual beneficia tanto al otro como a nosotros.

miércoles, 26 de diciembre de 2018

Necesidad De Respuestas

Filosofía
Necesidad De Respuestas
La primera fuerza o necesidad que el hombre experimenta ya desde su adolescencia, es la de encontrar un sentido a su propia vida. La voluntad de placer, de gozar de la vida, no es la fuerza fundamental del hombre, no es la que puede explicar toda la historia de la humanidad y de cada hombre en particular. Tampoco la voluntad de afirmarse y de ser alguien en la sociedad es la última y más importante tendencia del hombre.

Lo que en realidad el hombre más necesita es encontrar un sentido a su existencia, ubicarse en el mundo del porque y saber si todo tiene un sentido, o en cambio es solo una promesa que nunca se realizara.

El hombre es capaz de vivir e incluso morir por sus ideales y principios, pero no puede inventar el mismo estos ideales. No podemos como nos propones Sartre, inventar nosotros el sentido de nuestra vida. Podemos descubrirlo, no inventarlo.

La vida del hombre no es, pues, un estado de satisfacción, sino una tensión, un conflicto, una lucha para descubrir una solución al problema fundamental.

El hombre es esencialmente esta tensión entre el tedio y el deseo. Experimentar el vacío la pérdida del sentido de la vida es lo que constituye la angustia existencial del hombre..

A veces, el hombre quiere huir de esta realidad y compensarla con el dinero, con el sexo, la droga, el poder, la actividad frenética.

Pero la pregunta existencial: "Vale la pena todo esto...? ", vuelve a inquietar siempre al hombre. Vale la pena encarar este tema y buscar las pistas de solución


El Avance Impredecible

Lo que vemos hoy es algo ya alucinante pero nadie se asombra de lo que está por venir con el cambio tecnológico. Empezamos a estar curados de espanto.

Nos encontramos en el umbral de una revolución que altera nuestra forma de vida, trabajo y relaciones. Probablemente ante unos cambios nunca experimentados – si cabe aún más – que van a transformar a la humanidad.

La primera revolución industrial utilizó el agua y el vapor para mecanizar la producción, la segunda la electricidad para la producción en masa y la tercera la electrónica e informática para su automatización. Estamos ahora ante ¿una cuarta? caracterizada por la revolución digital que bordea los límites entre lo físico, lo biológico y desde luego la digitalización.

Seguramente la transformación viene de la mano de la velocidad y su impacto en todos los sistemas y lo hace de forma exponencial transformando los sistemas de producción, administración y gobierno.
Hoy ya las posibilidades de billones de personas interconectadas a través de teléfonos móviles con una capacidad de proceso inimaginable, capacidad de almacenamiento y acceso al conocimiento son casi ilimitadas. Y estas posibilidades se expanden en campos como la inteligencia artificial, robótica, vehículos autónomos, nanotecnología, biotecnología… etc
.
La pregunta que nos hacemos es cómo nos afectará en lo general y en lo particular. Esta nueva era industrial va a cambiar no sólo lo que hacemos sino cómo somos. Afectará a nuestra identidad y a todo lo asociado a ella: la privacidad, la noción de propiedad, las forma de consumo, el tiempo dedicado al ocio y al trabajo, en definitiva a nuestras relaciones, en una lista interminable de posibles, sólo limitado por nuestra imaginación. Nos encontramos ante cambios imprevisibles.

Y también, las nuevas tecnologías van a incidir en la forma de gobernar empresas y naciones posibilitando a los ciudadanos enlazar con Gobiernos, manifestar sus opiniones, coordinar esfuerzos e incluso supervisar directamente la gestión de los asuntos públicos de igual forma que los Gobiernos podrán incrementar su control sobre la población mediante sistemas de vigilancia y el control de la infraestructura digital.

Sin duda, la capacidad de los sistemas de gobierno para adaptarse a todo este entorno es lo que va a determinar su supervivencia. En esta nueva era de rápidos cambios los legisladores y gobiernos tienen ante sí el reto de adaptarse o fenecer.

Por supuesto que también afectan estos cambios a la naturaleza de la propia seguridad y defensa, en conflictos en los que lo “hibrido” se acentúa combinando las técnicas clásicas de la guerra con actores no estatales produciéndose una bruma entre lo que es guerra y paz, combatiente y no combatiente, o incluso violencia o no violencia, como es el caso de la guerra cibernética. A medida que este proceso se impone y las nuevas tecnologías, como por ejemplo, las armas biológicas se hacen más fáciles de usar, al alcance de individuos y pequeños grupos, la cooperación entre Estados se hace perentoria para evitar daños masivos.

Para evitar males imprevisibles se hace necesario desarrollar una visión global y compartida de todo cuanto he expuesto y cómo afecta a nuestras vidas modelando nuestra evolución social, cultural y humana. 

Nunca ha habido seguramente tales tiempos de esperanza o de peligro descontrolado como ante el que nos enfrentamos.


martes, 25 de diciembre de 2018

Despertar Al Dolor


Estar vivo es estar despierto

Y despertar es sentir, no sólo el dolor, no sólo el gozo, sino la experiencia en sí;
con todo lo que trae y todo lo que es, en todo  en cada instante, en todo lugar ,cada segundo.
Estar vivo es sentir tu cuerpo y tus emociones, es estar en ti mientras caminas, sentir tus pies y tu equilibrio, gozar de cada inhalación, saborear cada bocado, dejar que el viento toque tu piel, conectar con el otro, subir la mirada y dejarte asombrar.

Es perderte en lo que te llama, soltar lo que te atrapa, dejar ir el momento que pasó y adentrarte en el que estás ahora…aquí… ahora… en este instante…absorbiendo el aprendizaje rompiendo tus esquemas dejándote evolucionar.

Así es que no te duermas pues dormido no vivirás apaga la televisión despídete del somnífero, actívate por ti mismo, suda… ¡siente el frío! no te duermas con sustancias, no te duermas con adicciones no te distraigas de ti mismo, habita tu propia piel, sé tú mejor compañía…que contigo basta y sobra, contigo es más que suficiente…

Así es que despierta y ¡vive! que vivo ya estás, sólo necesitas darte cuenta.


Convivencia Humana


En la historia de la Humanidad, la capacidad de convivir con otros seres humanos no ha sido solamente importante sino que también ha sido necesario. El ser humano es un ser gregario que no puede vivir solo fácilmente. Es por eso que la convivencia entre los distintos individuos es un pilar básico y elemental de la vida humana.
Convivir es conocer al otro y saber reconocerse como un individuo social.

Una parte importante de nuestro crecimiento es aquel momento en el que nos damos cuenta que estamos rodeados de otros seres humanos. Este proceso se da en los primeros años de vida y es un momento de gran valor ya que es la primer experiencia que tendremos de una vida que será netamente social.


El reconocernos como seres sociales es un elemento central para conocernos mejor y luchar día a día por lograr establecer una convivencia armoniosa y pacífica. Aunque esto es complicado, las sociedades han siempre buscado establecer normas y leyes que permitan evitar o prevenir conflictos así como también sancionarlos en el caso de que existan. La convivencia entonces ha necesitado estar enmarcada por distintos soportes legales y de valores sociales que nos educaran en la tolerancia o el respeto hacia el otro. De todos modos, nunca estos valores se aplican en su totalidad ya que las sociedades humanas son de por sí conflictivas.

Aunque los conflictos entre nuestros pares o aquellas personas que conviven con nosotros siempre existen y han existido, en la actualidad estamos presenciando una época de extremo individualismo que hace que muchas veces el satisfacer mis propios deseos y necesidades haga que deje de tener en cuenta los de los demás. 

Además de esto también es común la indiferencia hacia lo que el otro siente, vive o piensa y esto suma problemas a la posibilidad de vivir armoniosamente.


El Tiempo De Nuestro Tiempo

La riqueza se mide en tiempo y no en dinero. Al contrario de lo que muchas personas creen, el tiempo es más valioso que el dinero. El dinero en nuestra vida va y viene. Podemos pasar épocas de escasez económica pero también de abundancia. Sin embargo, el tiempo se va y no regresa. Cada día que pasa es un día menos que estarás en el planeta Tierra. El tiempo de tu vida se agota y se va para no volver jamás. ¿Qué vas a hacer con él?

Nuestro tiempo tiene la característica de ser finito y limitado. Todos nosotros disponemos de 24 horas al día, y por mucho dinero que tengamos no hay manera de poder aumentar esas horas. Por ese motivo tenemos que aprovechar y utilizar de la mejor manera posible el tiempo que tenemos.

¿Quién es más rico?
Te voy a poner un ejemplo que derriba el mito de que es más rico el que tiene más dinero:
Si te dijera que una persona A gana 1000 euros mensuales y otra persona B gana 2000 euros mensuales, y te preguntara: ¿quién es más rico de los dos?. ¿Qué dirías?

Evidentemente la persona A está ganando la mitad al mes por lo que la respuesta que damos intuitivamente es la persona B. Sin embargo, ¿es más rico el que gana más dinero?
Pues depende. Si te dijera que la persona A dedica tan solo 2 horas diarias de trabajo a conseguir esos 1000 euros, y la persona B dedica 10 horas diarias para conseguir los 2000, y te vuelvo a preguntar ¿quién es más rico?, ¿qué dirías esta vez?.
En esa situación es posible que cambies de opinión. Por supuesto que la persona B tiene más cantidad de dinero, pero la persona A tiene más tiempo libre y, en consecuencia, una mejor calidad de vida.

Como ves, este ejemplo rompe con el paradigma socialmente aceptado de que se es más rico cuanto más dinero se tiene. Una persona verdaderamente rica es aquella que dispone del tiempo suficiente para llevar la vida que desea. Por tanto la riqueza no se mide en dinero, la riqueza se mide en tiempo.
En el libro de Adam J. Jackson “Los diez secretos de la riqueza abundante” un sabio anciano chino le dice a un joven en apuros económicos lo siguiente:


“¿Puede considerar prospero a un acaudalado hombre de negocios que gana un salario enorme pero cuya carga laboral le impide disfrutar de sus hijos? ¿Quién es más rico, un millonario con cáncer o un hombre sin dinero en el banco pero con una excelente salud?. La verdadera riqueza solo puede juzgarse por la calidad de vida. 

Sólo una persona que puede vivir su vida de la manera que desea es realmente rica”.


lunes, 24 de diciembre de 2018

Dentro De Nuestras Mentes

Se trata de una idea que me resulta interesante, aunque puede sonar obvia, loca, o para alguno bastante rara o absurda. Bueno la idea surge de preguntarme de dónde vienen los números, ¿Quién inventó los números? ¿Existieron desde siempre? ¿Están implícitos o son un reflejo de la naturaleza? Una posible respuesta podría ser que el ser humano los invento por necesidad de contar las cosas, y a partir de ahí las matemáticas se fueron desarrollando. ¿Pero las matemáticas se inventan o se descubren? Otra posibilidad es que el ser humano aprendiera matemáticas observando la naturaleza, sus formas y simetrías, ya que dicen que las matemáticas son su lenguaje.

Aunque no llego a comprender exactamente las matemáticas como el lenguaje de la naturaleza, hace tiempo se me ocurrió que las matemáticas, al igual que el resto de conocimiento que conoce el ser humano, no han sido inventadas a partir de la observación o como resultado de múltiples pensamientos ideas que una o varias personas pudieron crear, sino, que planteo la posibilidad que esas ideas o pensamientos originales que dieron como resultado los conocimientos matemáticos, son ideas descubiertas, son ideas que desde siempre se albergan en nuestra mente y lo que conseguimos es contemplarlas.

Es decir, entiendo que el conocimiento es algo innato y que ya tenemos en nuestra inteligencia pero que está oculto, como si se encontrara en la oscuridad y no pudiéramos acceder a ello; y lo que ocurre cuando alguien hace algún avance en algún campo de las matemáticas, es des-cubrir un conocimiento que ya formaba parte de nuestra inteligencia pero que no habíamos accedido previamente. Se trataría de conseguir iluminar una idea que estaba en nuestra inteligencia, pero que permanecía en la oscuridad y no nos era visible. En otras palabras, cada nueva fórmula matemática, cada avance que se hace con los números, que sirven para explicar un poco más cómo es el mundo en el que vivimos, no son invenciones, sino descubrimientos, pequeñas ideas que conseguimos extraer de lo más profundo de nuestra mente. Habría que entender que todo el conocimiento se halla ya dentro de nosotros, nos viene de serie; lo que significaría que tenemos que indagar en nuestros límites de nuestra mente para destapar o acceder a nuevos conocimientos para traerlos en forma de idea a nuestra consciencia.

Descartes dijo: "Pienso, luego existo". Era de lo único que estaba seguro, de su capacidad de pensar, puede que sus pensamientos fueran todos falsos, que no hubiera ninguna verdad entre ellos. Él no sabía si lo que pensaba era realmente cierto, pero sabía que podía pensar, que podía visualizar ideas en su cabeza, como diciendo: no sé si estoy seguro de lo que pienso, pero estoy seguro que si hay pensamientos dentro de mi cabeza. Puede que Descartes pudiera apoyar la idea de que los pensamientos están ahí en nuestras mentes y sólo hay que descubrirlos. Lo que le preocupaba a Descartes era que no podía distinguir cuáles eran ciertos y cuáles no, pero quizá ese sea el objetivo de pensar y razonar, el saber distinguir de entre todo el conocimiento que alberga nuestra inteligencia, aquel que nos revela alguna nueva verdad.

Dijo un filosofa española, que no existe la verdad como tal, sino que toda las verdades son invenciones humanas. Nosotros decidimos que es verdad y que no lo es. Quizá, de entre todo el conocimiento que albergamos, nosotros tenemos la capacidad de "inventar" que es la verdad, porque nunca podremos saber que es cierto y que no, y quizá al descubrir ciertos conocimientos en nuestra mente demos a este la categoría de verdad, en ese caso la estamos inventando, porque interpretamos que una nueva idea extraída de nuestra mente es algo verdadero.

Al igual que el conocimiento está dentro de nosotros, la felicidad también lo está, y controlando nuestros pensamiento llegamos a reconocer donde se encuentra. Es un hecho común entre todas las personas intentar buscar la felicidad en los demás, en las cosas, en lo externo. Y en parte así es, porque las cosas que me ofrece la vida me aportan en ocasiones la sensación de bienestar, pero no se puede disfrutar de lo externo sino empiezo a hacerlo desde dentro. 

La felicidad se halla dentro de mí, porque aunque tenga acceso a disfrutar con multitud de cosas de la vida, si no poseo un control de mi interior, no podré disfrutar de ello.

A continuación incluyo unas notas de Abraham Lincoln sobre este aspecto sobre el cual reflexiono:
"Nadie ni nada nos puede aportar felicidad, no tiene el poder de hacernos felices. Este poder tan sólo está en nuestras manos."

"Nuestra verdadera esencia es infinita. La felicidad, no es algo que debemos buscar fuera si no que constituye nuestra verdadera esencia. Ya somos eso que buscamos ser. [...] Siempre andamos buscando que algo externo nos haga felices: una casa, otra pareja, otro libro, otro curso... sin darnos cuenta, sin aceptar, que ya estamos completos que ya somos esa felicidad que buscamos.".

Y ahora me pregunto, si según esta teoría el conocimiento está dentro de nuestras mentes al igual que la felicidad, ¿podría ser que la felicidad y conocimiento sean lo mismo? De esta manera, vuelvo a pensar en mi teoría del conocimiento que se basa en que el conocimiento es lo que realmente nos permite disfrutar de una vida de continua felicidad.


Por lo tanto entiendo que existe la posibilidad que todo el conocimiento, verdad, felicidad está dentro de mi mente; y a mí solo me queda tener la intensión de pensar para descubrirlo todo. Está en mí, por tanto, saber cómo vivir. Otra vez puedo recurrir a Lincoln que una vez dijo: "La mayoría de las personas son tan felices como deciden serlo".

Saber Que Se Sabe


“¿Es esta calle o la anterior?”. “Creo que es la anterior”. “¿Seguro?”. “No, seguro no”. ¿Quién no ha tenido nunca una conversación así? Un intercambio banal y cotidiano que subraya la importancia práctica que tiene no sólo saber, sino saber que se sabe; no sólo conocer, sino confirmar que se posee ese conocimiento. A veces saber que se sabe puede ser más importante incluso que saber.

Uno puede no conocer la etiología y patología de la gripe, pero no hace falta conocerlas para saber que los antibióticos no la curan, porque se trata de un virus. No hace falta saber cómo funcionan los mecanismos exactos de la inmunización; basta con saber que las vacunaciones funcionan. 

No es necesario poder calcular las ecuaciones de una órbita terrestre para estar seguro de que la Tierra es un esferoide y los satélites artificiales dan vueltas a su alrededor. Cuando analizamos muchas teorías científicas ‘alternativas´ lo que falla no es necesariamente el saber, sino el saber lo que sabemos; no se trata de falta de conocimientos, sino de una profunda desconfianza hacia la noción misma de conocer.

Los partidarios de la Tierra Plana son capaces de prodigios de la gimnasia mental para explicar dentro de sus parámetros algunos fenómenos fácilmente observables: el conocimiento no les falta, más bien les sobra. Lo que no admiten es que la Tierra esférica sea una realidad comprobada y sólida: lo que rechazan es la idea misma de que esté comprobada. Lo mismo ocurre con la eficacia de las vacunas, o de terapias como la homeopatía, o la idea de que misteriosos poderes utilizan estelas de aviones para fumigar a la población: no se trata de fracasos del conocimiento, sino de negativas a aceptar un conocimiento aceptado.

Lo curioso es que esta idea de rechazar el conocimiento aceptado también forma parte intrínseca del modo cómo funciona la ciencia, un ámbito en el que se anima a perseguir y abatir a las vacas sagradas y en el que en principio ningún saber es imbatible o eterno. 

Cuestionar los conocimientos adquiridos es una buena y sana costumbre que favorece el avance del conocimiento. Pero hasta esto se puede hacer en exceso: cuando se decide poner en cuestión lo ya conocido sin más razón que la desconfianza y el rechazo estamos rechazando la misma idea de saber que se sabe. Que es tan importante como saber, o incluso más.


El Ser Ingenuo

A menudo la gente, o incluso la vida misma, no te aconsejan ser ingenuo. “No seas ingenuo”, seguro que te han dicho esta frase más de una vez, acompañada de una leve sonrisa y una apropiada caída de ojos. “No seas ingenuo”, te dicen, perdonándote la vida. La verdad es que no soporto que me perdonen la vida. En ningún caso.

Creo que una pizca de ingenuidad es importante. De otro modo, la existencia se empobrece. Se hace más triste.

Por eso, yo diría: “Sé ingenuo”, porque significa que vives sin malicia.

A pesar de los múltiples golpes de la vida, hay que resistir y vivir sin malicia. La ingenuidad nos permite abrirnos al mundo y a su incerteza. Sin la ingenuidad, uno no puede de verdad aceptar que no controla nada.

Es cierto, por otro lado, que un ingenuo es más frágil. Un ingenuo es vulnerable porque se muestra tal y como es, sin segundas intenciones, sin pliegues. En potencia, un ingenuo puede llevarse más golpes, puede tener más problemas, puede llevarse más desilusiones…

En definitiva, puede potencialmente sufrir más.

Por eso, buscando la seguridad, pronto aprendemos que la ingenuidad no es buena y que más bien es peligrosa. Así que la abandonamos. Cerramos esa puerta, porque la incertidumbre que encierra es posible que nos traiga padecimientos. Mostrarse sin malicia al mundo y a los demás no siempre conlleva cosas buenas.

Y, sin embargo, cerrando esa puerta nos perdemos muchas cosas. Cosas que tal vez sean las más importantes. La verdadera ingenuidad, la ingenuidad cuyo significado alude al linaje libre, a la nobleza espíritu, exige valentía.

Ser ingenuo y exponerse a los golpes de la vida puede ser una experiencia que nos permita conectar más con otras personas, experimentar la vida de forma más cercana a nosotros mismos.

Por eso hay que ser valientes para llevar una existencia vivida con sinceridad, con sencillez. Una existencia ingenua y con pureza de ánimo.

¿Que es difícil, que sufriremos?

Pues claro. La ingenuidad es cosa de valientes.