También se haya sumamente extendido que en nuestro idioma empleemos la palabra referente para dar cuenta de aquella persona que por x situación o circunstancia sobresale en alguna actividad, profesión o tarea y por caso se convierte en el mejor o el gran exponente de la misma, siendo presentado como un ejemplo a seguir, a imitar, por quienes transitan la misma actividad.
Así, un escritor especializado en poesía, que ha recibido una importante cantidad de distinciones y premios por sus obras será considerado un referente de precisamente ese género literario. En tanto, un tenista de elite como puede ser el suizo Roger Federer, que ha ganado decenas de competencias de grand slam, asimismo, será considerado como un referente dentro de la práctica deportiva del tenis y un ejemplo a imitar por quienes recién están dando los primeros pasos en el deporte.
Ahora bien, tal cuestión también puede trasladarse a nuestra vida cotidiana, a nuestras relaciones sociales, en donde asimismo resulta totalmente posible la presencia y aparición de referentes que de alguna manera se terminan convirtiendo en nuestros guías ante decisiones importantes o a la hora de llevar a cabo diversas tareas y también en modelos en quienes nos inspiramos para actuar.
Nuestros padres primero, como ese primer núcleo con el cual interaccionamos, luego los maestros en la escuela y porque no también otros adultos mayores con los que nos vinculamos, pueden asumir ese rol de referentes e influenciar muchísimas de nuestras acciones o decisiones.
Y a instancias de la lingüística el referente será aquello a lo cual se refiere el signo lingüístico.
Entre los sinónimos que pueden emplearse para esta palabra nos encontramos con el de relativo, término que justamente nos permite indicar a aquello que se encuentra referido a algo.
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