Probablemente, más
de una vez hemos deseado decir la palabra precisa en el momento oportuno,
comunicarnos de forma abierta y sincera, sentirnos libres para expresar lo que
deseamos pero respetando a los demás, discrepar con otras personas sin
herirlas... En realidad, todo esto se refiere a comportarse de forma asertiva.
En otras palabras, se entiende por asertividad la habilidad que nos permite
expresar nuestros sentimientos, deseos, opiniones y pensamientos en el momento
idóneo, de la forma adecuada y sin negar ni desconsiderar los derechos de los
demás.
Cada persona tiene
un estilo de relacionarse con los demás que depende de factores como la
personalidad y las experiencias previas. Podemos decir que existen tres estilos
de comunicación, entre los que se encuentra el asertivo. Si bien es cierto que
habitualmente no se es al cien por cien de uno u otro:
- Pasivo o
inhibido: no dice nada sobre el comportamiento que le molesta, evita actuar por
miedo, aborda la situación usando caminos indirectos que denotan inseguridad.
- Agresivo: demanda
un cambio inmediato en los demás, usa la intimidación, el sarcasmo, o apela a
la violencia física. Aparecen conductas de pelea, acusación y amenaza. -
Asertivo: un estilo adecuado porque ayuda a realizar sus objetivos
interpersonales. Expresa lo que quiere, de modo directo y honesto, indica
claramente lo que desea de la otra persona pero mostrando respeto por ella. Ser
asertivo no significa llevar la razón, sino expresar nuestras opiniones y
puntos de vista, sean o no correctos.
Estos tres estilos
quedarán más claros con el siguiente ejemplo: usted va a cenar a un restaurante
y le sirven la bebida caliente cuando la ha pedido fría. Los tres estilos
serían los siguientes:
- No decir nada y
tomar la bebida caliente aunque a disgusto. Estilo pasivo.
- Armar un gran
escándalo en el local y decir al camarero que nunca volverá a ir a ese
establecimiento. Estilo agresivo.
- Llamar al
camarero y pedirle que por favor le cambie la bebida. Estilo asertivo.
La asertividad es
una actitud intermedia o neutra entre una actitud pasiva o inhibida y otra
actitud agresiva. Esta actitud intermedia es la idónea. Sin embargo, no debemos
olvidar que hay situaciones en la vida en las que no se puede ser asertivo como
por ejemplo sufrir un robo o ser atacado con peligro de muerte. Saber encontrar
el momento adecuado para decir las cosas es también una habilidad.
Las habilidades
sociales, y más concretamente la asertividad, pueden mejorarse a través de un
aprendizaje adecuado. Disponemos de técnicas que pueden ayudarle a mejorar su
asertividad. Sólo tiene que practicarlas y ensayarlas. Algunas de ellas son las
siguientes:
- Disco rayado.
Repetición de palabras que expresen nuestros deseos, una y otra vez y sin
alterarnos, ante la insistencia de los otros por lograr los suyos. Ejemplos:
«No, gracias». «Entiendo, pero no me interesa».
- Banco de niebla.
Ante una crítica manipulativa, buscar algún punto limitado de verdad en lo que
nos dicen pero manteniendo nuestra postura. Ejemplos: «Es posible que lleves
razón, pero...». «Es cierto, a veces no tengo buen gusto».
- Enunciados en
primera persona. Para solicitar un cambio de conducta es muy útil seguir el
siguiente procedimiento: describir la conducta concreta no deseada del otro,
expresar el propio sentimiento negativo, explicar la conducta deseada, comentar
las consecuencias beneficiosas del cambio deseado y, si éste no se produjera,
las consecuencias negativas de tal posibilidad. Ejemplo: «Cuando estamos con
tus amigas y dices que no sé cocinar, yo me siento poco respetado. Me gustaría
que dejaras de hacer ese comentario ya que me sentiré mucho mejor e incluso iré
más a menudo con vosotras como deseas. Gracias por escucharme».
Como ya se imagina,
la asertividad además de reflejarse en lo que se dice (comunicación verbal) se
manifiesta en la comunicación no verbal, como es la expresión facial, la
mirada, la postura corporal, los gestos con las manos, la proximidad espacial,
el contacto físico, la apariencia personal y el tono, volumen, claridad,
velocidad de lo que se dice. Por esta razón es importante ser coherente y no
decir unas palabras que nada tengan que ver con nuestra mirada, por ejemplo.
La asertividad se
puede aprender y mejorar. Si usted quiere ser asertivo puede conseguirlo, sólo
tiene que entrenarse y cuánto más practique, mejores resultados. Aunque en un
principio le parezca artificial pronto observará que realmente funciona.
Comprobará que siendo asertivo, probablemente recibirá respuestas similares.
¿Le sorprenderá!
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