martes, 27 de octubre de 2015

Aprendiendo A Filosofar


No discutiré que dentro de poco tendrás que apañártelas para ganarte la vida. Ni que, aun estando muy mal las cosas, obtendrás considerables ventajas de estar bien preparado, de ser competitivo, oportunista… o, incluso, de tener buenos padrinos. De acuerdo. Pero yo no me he cruzado en tu camino para eso, sino para impedir que te conformes con una existencia meramente animalizada o que pases por esta vida como un bulto o un idiota. Te lo diré claro, recordando con Deleuze a Nietzsche: la tarea de la filosofía no es otra que combatir la estupidez. Por eso intentaré enseñarte:
a) Que las cosas no son lo que parecen, porque a la verdadera realidad le gusta ocultarse bajo el llamativo ropaje de su apariencia sensible. Traspasar esa barrera con las luces de la razón (relacionando unas cosas con otras, estableciendo comparaciones, descubriendo similitudes y diferencias) es el propósito original y todavía hoy el sentido fundante de la filosofía.
b) Que, en base a lo que humanamente conocemos, son muy pocas las verdades de las que podemos estar por completo seguros. Y de las que menos, de aquellas que por más seguras se nos presentan: los dogmas de fe.
c) Que, siendo muy respetable el sentimiento religioso es, no obstante, ridículo apelar a libros sagrados o a realidades sobrenaturales para explicar fenómenos cuya razón de ser encontramos en las leyes naturales. Uno no puede coherentemente salir de la clase de biología convencido de las leyes darwinistas y acto seguido, en clase de religión, abrazar el creacionismo. Y a esa insensatez da pie la nueva ley de educación en la ESO y el Bachillerato.
d) Que cada uno es muy libre, sin embargo, de creer en dioses y diosas, o en teteras voladoras orbitando sobre Marte, o en unicornios rosas invisibles o en el irresistible monstruo del spaguetti volador, pero admitiendo siempre que ninguna de estas creencias garantiza por sí misma la existencia real de tales entidades (por muchas manifestaciones o procesiones que organicemos en su honor).
e) Que, por otro lado, creer en Dios o visitar el templo no es condición necesaria ni suficiente para ser buena persona, simplemente es irrelevante. La hipótesis de Dios es innecesaria para fundamentar una moral compatible con la dignidad y racionalidad humana.
f) Que, sin embargo, pretender infundir creencias religiosas en los niños desde el bautizo mismo, cuando su mente aún dista de estar preparada para discernir sobre ellas y formarse una opinión propia, debe considerarse un abuso intelectual en toda regla, máxime si, para fijarlas de manera indeleble, se recurre a la perversa amenaza del infierno.
g) Que prioritariamente debería otorgarse a los adolescentes el derecho a recibir sin excepción una formación moral basada en la ética racional universal, sin enfrentarla de modo excluyente a cualquier moralidad religiosa particular. La disyuntiva entre Religión y Valores Éticos que la LOMCE contempla es, simplemente, aberrante.
h) Que, asumiendo que los errores forman parte consustancial de nuestra experiencia y que no todo lo podemos conocer, a la hora de decidir lo que hacemos en y con nuestra vida, no es lo mismo recurrir a conocimientos probados que a supersticiones o creencias infundadas. Lo sabemos muy bien cuando caemos enfermos, pero tendemos a olvidarlo cuando recuperamos la normalidad y volvemos a la existencia ordinaria.
i) Que si buceamos en la intimidad de nuestra conciencia conoceremos mejor que mirándonos sólo por fuera lo que somos, lo que pensamos, lo que sentimos, lo que hacemos y el porqué de todo ello. En lugar de, como acostumbramos, perder el tiempo con tanta exteriorización superficial y vacua.
j) Que el amor por la verdad, principal desvelo del filósofo, es, no obstante, asunto que apenas importa a la gente; que por lo general no detesta ser engañada, sino tan sólo perjudicada en su interés pecuniario.
k) Que, convertida la verdad en asunto de negocio, han aflorado impúdicos mercaderes que trafican con ella ocultándola, mutilándola o adulterándola, transformando en muchos casos el ejercicio del periodismo y la obligación de informar en una manipulación vergonzosa al servicio de intereses inconfesables.
l) Que es inevitable a cada momento tener que elegir, y que, a diferencia de lo que ocurre con el resto de animales, lo específicamente humano consiste en hacerlo superando tanto el inicial arrebato impulsivo como la abominable inercia de una masa urgida por las modas o las costumbres, procurando en su lugar tomar decisiones personales y razonadas.
m) Que para evitar una existencia ramplona y superficial resulta imprescindible distinguir lo que de veras importa de lo superfluo; las verdaderas necesidades de aquellas otras falsas e impuestas, cuando a tantos interesa promover (para luego vender) lo inesencial desde la publicidad y el engaño.
n) Que para vivir bien no se necesitan tantas cosas como te han hecho creer, porque una vez se tienen las necesidades básicas cubiertas, cualquier apetencia material que no constituya una excepción o merecido capricho te distraerá y envolverá, y no servirá para aumentar tu felicidad, sino para irte apartando de ella. Así que cada vez somos más incapaces de liberarnos de toda una recua de usos sociales que constituyen horteradas mayúsculas y zarandajas esclavizantes.
ñ) Que la organización política de la sociedad es, hoy más que nunca, rehén del poder económico (curiosamente sustraído al control democrático) y, bajo la forma institucionalizada de los bancos y corporaciones internacionales, responsable máximo de la quiebra económica, ecológica y moral.
o) Que defender la necesidad de un mundo más justo al calor del hogar, en la beatitud de la catequesis o en la amenidad del café, a la par que apoyar luego opciones políticas que gobiernan en complicidad con el más crudo y salvaje capitalismo es, como poco, expresión de una contradicción ingenua, si no de una insultante hipocresía.
p) Que una educación pública y de calidad para todos los niños y niñas es imprescindible si se trata de garantizar el principio de igualdad de oportunidades, primer fundamento de una sociedad justa. A no ser que lo justo sea que las ya de por sí inevitables diferencias de cuna deban perpetuarse con la connivencia de un sistema educativo que, en lugar de nivelar, otorgue todavía más ventajas a los que, sin mérito alguno, ya tuvieron la suerte de nacer en casa rica.
q) Que, por tanto, detrás de la tan reclamada libertad de educación, en el fondo no se esconde sino la intención típicamente clasista de preservar ventajosas desigualdades sociales.
r) Que, de cara al futuro, no conviene olvidar que lo que prehistórica e históricamente ha hecho posible la supervivencia de la especie ha sido la actitud de cooperación, antes que la de competitividad, explotación o dominio. Hay problemas importantes que no se pueden resolver individualmente, por muy buen expediente que se tenga, sino mediante la acción colectiva meditada y planificada.
s) Que, finalmente, con proporciones tan elevadas de gente ignorante, alejadas del pensar y el conocer por decisión propia, o inducidas o abducidas por otros, que desde su responsabilidad política deberían promover justamente lo contrario, la democracia agoniza peligrosamente, y con ella las libertades y derechos sociales y económicos fundamentales cuya conquista tantos esfuerzos costara y que con tanta ligereza estamos consintiendo perder.
Así pues, el sentido de la filosofía en las aulas no puede ser otro, dicho brevemente, que propugnar el amor al conocimiento y pretender la justicia y felicidad de todos los seres humanos. En cambio, ¿qué pretenden y propugnan quienes, con leyes como la LOMCE, arrinconan a la Filosofía y la convierten en una asignatura cada vez más insustancial? @Luiscaleromor


domingo, 25 de octubre de 2015

Recordando A Krishnamurti

Conocerse a sí mismo en la relación de persona a persona

El conocimiento propio no depende de ninguna fórmula. Uno puede ir al psicólogo o al psicoanalista para descubrir lo que uno es, pero eso no es conocimiento propio.
El conocimiento propio surge cuando nos damos cuenta de nosotros mismos en la relación, la cual nos muestra lo que somos de momento en momento.
La relación es un espejo en el cual nos vemos tal como realmente somos.
Sin embargo, la mayoría somos incapaces de mirar lo que somos en la relación, porque de inmediato empezamos a condenar o justificar lo que vemos. Juzgamos, valoramos, comparamos, negamos o aceptamos, nunca observamos realmente ‘lo que es’, y para casi todos parece que esto es algo muy difícil de hacer.
Sin embargo, observar “lo que es” es en sí mismo conocimiento propio.
“Si hemos de crear un mundo nuevo, una nueva civilización, un arte nuevo, no contaminado por la tradición, el miedo, las ambiciones, si hemos de originar juntos una nueva sociedad en la que no existan el «tú» y el «yo», sino lo nuestro, ¿no tiene que haber una mente que sea por completo anónima y que, por lo tanto, esté creativamente sola? Esto implica, ¿no es así?, que tiene que haber una rebelión contra el conformismo, contra la respetabilidad, porque el hombre respetable es el hombre mediocre, debido a que siempre desea algo; porque su felicidad depende de la influencia, o de lo que piensa su prójimo, su gurú, de lo que dice el Bhagavad Gita o los Upanishads o la Biblia o Cristo. Su mente jamás está sola. Ese hombre nunca camina solo, sino que siempre lo hace con un acompañante, el acompañante de sus ideas. ¿No es, acaso, importante descubrir, ver todo el significado de la interferencia, de la influencia, ver la afirmación del «yo», que es lo opuesto de lo anónimo? Viendo todo eso, surge inevitablemente la pregunta: ¿Es posible originar de inmediato ese estado de la mente libre de influencias, el cual no puede ser afectado por su propia experiencia ni por la experiencia de otros, ese estado de la mente incorruptible, sola? Únicamente entonces es posible dar origen a un mundo diferente, a una cultura y una sociedad diferentes donde puede existir la felicidad.” El libro de la vida de Khrishnamurti

Hace unos cuántos días que vienen a mi mente las palabras de Krishnamurti las cuales había oído por primera vez en Montevideo, en la época de mis años jóvenes, recuerdo que participé invitado por amigos a una conferencia que se realizaba en la Sociedad Teosófica y como incursionábamos en el estudio de La Filosofía, en la Facultad de Humanidades y Ciencias, en el viejo local de la calle Juan Lindolfo Cuestas, encontramos muy interesante la concurrencia.

Recuerdo que la primera impresión que tuve ante este hombre de edad madura y mirada penetrante es que sus palabras estaban dirigidas a personas ausentes, que las cosas que manifestaba me llegaban como provenientes de un lugar que me resultaba vagamente conocido, algo que desde muy adentro pugnaba por el intento de identificarse, de liberarse, como si estuviese maniatado por una telaraña de preconceptos e ideas, implantadas desde vaya uno a saber cuántas generaciones anteriores, generándonos tanto a mí como a quienes me acompañaban, esa extraña sensación de estar encapsulados dentro de una mente cautiva y dependiente de su entorno “socialmente correcto”

Lo cierto es que ante mí, se abrían de par en par las puertas de mi intelecto, todo cuánto pretendía conocer, todo cuánto constituía “mi bagaje” de conocimiento académicamente adquirido, se precipitó encima, como una estantería plagada de libros de texto, escritos religiosos, etc., todo el entramado del pensamiento “occidental y cristiano” se mezclaron unos a otros, perdiendo su exclusividad en cuánto su “verdad verdadera” para mostrar impúdicamente su extrema desnudez, su absoluta interdependencia con el “pensar de los otros” y que cuánto intelectualmente nos cubría, no eran más que unas inútiles “hojas de parra” con las cuales pretendíamos, como hasta ahora, cubrir nuestra desnudez ante los ojos del “Gran Creador” de nuestros días.

Los años han pasado desde aquellos días de nuestra juventud, pero esa primera impresión ante la inmensidad y grandeza del intelecto humano permanece indeleble en cada una de nuestras manifestaciones.
Hugo W. Arostegui


miércoles, 21 de octubre de 2015

Los Muertos Que Vos Matáis...

En el Website del Centro Virtual Cervantes (CVC), se puede leer el origen de esta frase, que radica en una traducción al español de la comedia francesa Le Menteur (El Mentiroso), escrita por Pierre Corneille en 1643, considerada como la mejor comedia francesa anterior a las de Molière.
En la escena donde el mentiroso habla con su criado y afirma haber matado a su rival Alcippe, aparece este último en escena anunciando su futura boda con Clarice. Es entonces cuando el criado comenta irónicamente: "los muertos que vos matáis gozan de buena salud", que en original francés dice: "les gens que vous touez se portent assez bien" (“aquellos que usted mata andan bastante bien”).

En estos días en que se viene cerrando la campaña electoral en Argentina vemos como han recrudecido los embates de los candidatos por intentar imponer sus propuestas sobre las que formulan sus rivales en una clara intención de “vender” al electorado argentino una “imagen” de “vencedores” en la cruda realidad que se avecina, que apenas se puede “disimular” o menos aún “postergar” el inevitable enfrentamiento, digamos, una franca colisión, un abrupto “despertar” que les haga “ver la cruda realidad” de una crisis que habrá que campear conjuntamente con el resto de los países que componen la región.

La postura oficialista ha intentado cubrir con un manto de desinformación sesgada y mantener a toda costa “la ilusión” de bienestar público, ocultando solapadamente datos que ya no admiten su ocultamiento, tales como: inflación, pobreza, inseguridad, desempleo y la franca recesión que se arrastra desde varios meses.

La profusa difusión de la propaganda de los candidatos así como las entrevistas que conceden a los medios lejos de orientar a sus conciudadanos en cuánto a cuáles son sus perspectivas de gobierno y cuales las medidas –que inevitablemente se tendrán que tomar si se pretende revertir la actual situación- se han empeñado en dejar en evidencia las supuestas inhabilitaciones de sus adversarios utilizando una tan inútil como estéril campaña tendiente a descalificar los modos y los motivos que a su entender son los elementos motivadores de sus intentos de “apoderarse del poder”

El escenario montado por los políticos en estas horas decisivas para el futuro de la nación es el “llamado mesiánico” se autoproclaman como los únicos capaces “de enfrentar a los demonios”
y claman a viva voz por la obtención de la mayoría absoluta que les asegure el triunfo definitivo.

La premisa es: Ahora el poder, después: después vamos a  gobernar con la mayoría y obsecuencia de ambas cámaras.

Creemos que urge un llamado imperioso a la unidad de todos los ciudadanos, principalmente de aquellos con posibilidades de ejercer posiciones de liderazgo, si se pretende derrotar a los verdaderos adversarios que atentan contra el futuro de la nación “los muertos que matemos en esta contienda – en el sentido figurado- no pueden gozar de buena salud.


Hugo  W Arostegui

lunes, 19 de octubre de 2015

El Valor Que Agregamos



Hay un dicho popular que sentencia: “Nadie puede dar lo que no tiene”

Si hay algo que cada persona, en su condición de tal, - persona humana esencialmente social e integrada a la sociedad a la cual pertenece- no puede darse el lujo de ignorar y mucho menos, desentenderse, es precisamente su relación de interdependencia con todos aquellos, sus congéneres, corresponsables conjuntamente con él mismo, en sus deberes, derechos y responsabilidades.

Contrato social
De Wikipedia, la enciclopedia libre   
En filosofía política, ciencia política y sociología, el contrato social es un acuerdo real o realizado en el interior de un grupo por sus miembros, como por ejemplo el que se adquiere en un Estado con relación a sus derechos y deberes y los de sus ciudadanos. Se parte de la idea de que todos los miembros del grupo están de acuerdo, por voluntad propia, con el contrato social, en virtud de lo cual admiten la existencia de una autoridad, de unas normas morales y de unas leyes a las que se someten. El pacto social es una hipótesis explicativa de la autoridad política y del orden social.
El contrato social, como teoría política, explica, entre otras cosas, el origen y el propósito del Estado y de los derechos humanos. La esencia de la teoría (cuya formulación más conocida es la propuesta por Jean-Jacques Rousseau) es la siguiente: para vivir en sociedad, los seres humanos acuerdan un contrato social implícito que les otorga ciertos derechos a cambio de abandonar la libertad de la que dispondrían en estado de naturaleza. Siendo así, los derechos y los deberes de los individuos constituyen las cláusulas del contrato social, en tanto que el Estado es la entidad creada para hacer cumplir el contrato. Del mismo modo, los seres humanos pueden cambiar los términos del contrato si así lo desean; los derechos y los deberes no son inmutables o naturales. Por otro lado, un mayor número de derechos implica mayores deberes, y menos derechos, menos deberes.

Valores fundamentales para la convivencia humana

SOLIDARIDAD: No es una obligación ni un sentimiento superficial, es una actitud que supone generosidad y que se asume voluntariamente. Es un llamado de la conciencia a la igualdad, a buscar soluciones para aliviar la pobreza, la marginación y la falta de recursos de otros seres humanos.
Ser solidario implica compartir tiempo, espacio y energía con todos los miembros de la sociedad, cooperar y comprometerse a vivir en armonía. Todos, de alguna manera, podemos colaborar para aliviar el sufrimiento ajeno y ayudar al prójimo en sus necesidades. La solidaridad no puede ser mero sentimentalismo; del corazón se debe pasar a la razón y de ahí a la acción comprometida. Una manera de vivir la solidaridad puede ser la de ayudar como voluntario en un grupo organizado.

LABORIOSIDAD: Significa trabajar con amor es decir, con esmero, poniendo intensidad y procurando hacerlo de la mejor manera posible. La persona laboriosa aprovecha el tiempo, trabaja con orden y termina las tareas iniciadas. El trabajo es un don, un privilegio, con el que la persona se autoperfecciona. Ocupación productiva.

RESPETO: Es la consideración, miramiento, atención o deferencia que se debe una persona; es un valor que nos lleva a honrar la dignidad de las personas y a atender sus derechos. Todo ser humano, sin ninguna discriminación, merece un trato cordial y amable, comprensión de sus limitaciones, reconocimiento de sus virtudes, aprobación a su derecho de ser autónomo y diferente, acato a su autoridad y consideración a su dignidad. Portarse convencido de que todo el mundo tiene su dignidad, reconocerla y no despreciar a nadie.

RESPONSABILIDAD: Implica cumplir a cabalidad los propios deberes. Existen deberes que son consecuencia de la naturaleza del ser humano y de los fines que el ser humano tiene, la persona responsable asume las consecuencias de sus actos intencionados, resultado de las decisiones que tome o acepte; es consciente de sus responsabilidades y está dispuesta obrar de acuerdo con ellas. Poner la vocación en lo que se hace, para que resulte lo más perfecto posible.
DISCIPLINA: Practicar ejercicios que llevan al dominio del conocimiento de sí mismo y de la ciencia
Es la exigencia o esfuerzo personal que cada ser humano debe poner para alcanzar sus metas

AUTOESTIMA: Es la valoración positiva de uno mismo. Es la percepción personal que tiene un individuo sobre sus propios méritos y actitudes. Es el concepto que tenemos de nuestra vida personal.

AMISTAD: Seleccionar por las cualidades espirituales a quienes se les debe brindar la intimidad dentro de la vida social.

VERDAD: Es sinceridad y transparencia. Supone honradez intelectual para buscar siempre la verdad de las cosas. Ser veraz significa que sus palabras y sus actos esten llenos de verdad. Veracidad quiere decir que todo lo que se dice y hace se ajusta a la realidad. La persona verza habla y se expresa ajustándose a lo que piensa. No permite ninguna distorsión entre sus pensamientos, palabras y sentimientos. Una persona verza es una persona auténtica, que se muestra tal como es, que no aparenta lo que no es. Nitidez y claridad en todos los juicios y razonamientos.

ALEGRÍA: Es un estado de ánimo resultado de practicar el bien y de amar a las personas. No se debe confundir con aquella alegría que resulta del placero del bienestar físico. Alegría es estar lleno de felicidad, paz y amor. Es disfrutar de lo que se hace. Es apreciar el don de la vida. Alegría es disfrutar las cosas simples de la vida. Es un motor que nos impulsa a salir adelante cuendo nos sentimos afligidos o con problemas. Exaltación interior por la posesión de algo que nos cautiva y trastorna la felicidad.

COMUNICACIÓN: El hombre es un ser social por naturaleza, y la comunicación, en sus diversas manifestaciones, es el medio por excelencia para interactuar con sus congéneres. La comunicación entre las personas es el resultado de múltiples métodos de expresión desarrollados durante siglos, los gestos, el desarrollo del lenguaje oral y escrito y la necesidad de realizar acciones conjuntas juegan un papel importante.

TOLERANCIA: es la disposición para admitir en los demás una manera de ser, de obrar, o de pensar, distinta de la propia, especialmente en cuestiones políticas y prácticas religiosas. La verdadera tolerancia implica un difícil equilibrio entre diversos factores aparentemente antagónicos: respeto a todos, contra convencimiento por las ideas propias; escuchar y aprender, frente a difusión de certezas personales; acogida a todos contra empeño por ayudar a cada persona. No es solo la aceptación del otro en su diferencia, sino la orientación hacia el otro para conocerlo y a través de él, conocerse mejor.

ARMONIA: es la perfecta conjunción de las partes de un todo para lograr un fin único que muestra la realidad con toda su belleza. En el ser humano, y en sus relaciones interpersonales es la presencia equilibrada de valores como buen gusto, moderación, paz interior, concordia, orden, etc. La persona cuya vida posee armonía se caracteriza por su serenidad, paz interior, objetividad, madurez, mesura y dominio de sí.

COMPRENSION: Es la capacidad para captar y entender los distintos factores que influyen en la forma de ser, en el estado de ánimo y en el comportamiento de otras personas. Implica el deseo de entender y ayudar, mirando las cosas desde puntos de vista ajenos a los nuestros, y teniendo en cuenta las circunstancias y los factores decisivos en cada caso.

CONFIANZA: Significa familiaridad en el trato con los demás, tener fe en alguien, seguridad en la rectitud del otro, expectativas positivas ante las capacidades de alguien.
Esto que exponemos con la ayuda de quienes hacen el invalorable esfuerzo de incursionar en este tema tiene como finalidad el brindar una ayuda adicional a quienes se esfuercen en el autocultivo de estos valores  en el único huerto donde es posible cultivarlos, en la individualidad de tu propio ser, en el clima esencial de tu autoestima.

Sinceramente
Hugo W Arostegui




viernes, 16 de octubre de 2015

Palabras Más, Palabras Menos


“El ruido que producen tus incoherencias hacen tal estrépito que no me permiten percibir el dictado de tus palabras”

Los adelantos tecnológicos que disponemos a nuestro antojo en el área de la información y las comunicaciones nos han dotado de un medio sumamente eficaz en todo lo que atañe a la forma de transmitir nuestros mensajes y las diferentes opciones que se nos ofrecen para dotarle a los mismos del “contenido” que consideremos “adecuado a la ocasión” cuales fuere que fuesen los motivos que nos motiven a “cumplir con nuestros compromisos sociales”.

En las redes sociales a las cuales nos hemos voluntariamente afiliado en condición de “amigos” de nuestros eventuales interlocutores, encontraremos un mercado de ofertas de atención personalizada, en franca expansión, a las cuales podemos recurrir, prácticamente sin costo alguno, y en un simple “copiar y pegar” podremos dar un satisfactorio cumplimiento y “quedar bien” con nuestras amistades.

Ahora bien, un arma tan poderosa como la que acabamos de exponer, la cual nos libera de tantas responsabilidades que de otro modo quedarían en la “cuenta del olvido” bien puede convertirse en  una “espada de doble filo” pues el uso y el abuso de este recurso informático nos puede convertir en “cultores de la superficialidad” lo que equivale a decir de que corremos el serio riesgo de perder paulatinamente nuestra propia capacidad de razonar, crear y expresar nuestros sentimientos para con los otros, desechando por comodidad, las magníficas oportunidades  que nos brinda la vida de poder expresar y cultivar a la vez nuestros valores.

Hace unos días atrás me han mostrado –no sin cierta preocupación- los mensajes de texto que los usuarios jóvenes, preadolescentes e incluso niños se enviaban y recibían en sus tablets y celulares, lo que se puede apreciar es un intercambio ilegible de letras y signos donde las expresiones utilizadas reñían grotescamente con el lenguaje cultivado a través de la enseñanza del idioma que nos identifica culturalmente hablando.

La superficialidad se torna impermeable y las acciones diarias tienden a resecar y evaporar los conceptos que no han logrado penetrar en lo profundo de nuestro ser, creemos oportuno ahondar hasta descubrir nuestras raíces y desde allí recomenzar “el cultivo” de los valores que como conciudadanos nos debemos los unos a los otros en esta sociedad en la cual nos ha tocado vivir, cada vez más universal y versátil.

Hugo W. Arostegui



martes, 13 de octubre de 2015

Cuando Escribimos


Tenemos un espacio y ocupamos ese espacio con la intención de expresarnos de cuánta cosa de las que a diario nos suceden se van acumulando en nuestro “ser pensante” a tal punto de necesitar, de tanto en tanto, airear el habitáculo de nuestra mente, abriendo de par en par sus archivos para de esta manera liberar la posible contaminación que le pudiese provocar tanto encierro.

Nuestro relato, cuando lo expresamos, está impregnado por la impresión que nos han dejado las vivencias relatadas y eso es lo que ocurre cada vez que publicamos algún artículo, no se trata de pretender dictar norma alguna ni siquiera la pretensión de marcar el rumbo por el cual deberíamos conducirnos, lo que ocurre es que cuando nos constituimos en relatores de algo que nos ha dejado una impresión de vida, la misma, nos referimos a la impresión en sí misma, no puede desprenderse de nuestra capacidad expresiva la cual no está, ni lo estará nunca, desprovista de la cuota de experiencia que sin duda le agregan los años que llevamos transitando por esta vida.

Cuánto mayor pudiese resultar la relevancia de nuestras opiniones, inversamente proporcional será el componente de responsabilidad que le asignemos al tema desarrollado, pero creo oportuno continuar con la insistencia de que todo lo que hagamos en el contenido de nuestras expresiones escritas tendrá una sujeción a las normas gramaticales del lenguaje y que bajo ningún concepto incursionaríamos en todo aquello que se relacione con la libertad de pensamiento y acción de quienes acudan a la lectura de nuestras expresiones escritas las cuales  deberán  ser evaluadas por los dictados de vuestra conciencia y el uso inviolable del libre albedrío.

Una vez, dijimos:

Más que un deseo de simplemente decir cosas, es como una huella, que en medio de la nada indica que allí , si se sabe buscar, hay una senda, y a través de ella, un escenario de hechos que se exponen para ser observados y evaluados según el propio sentir de quien es invitado a transitarlos”


Hugo W. Arostegui

domingo, 11 de octubre de 2015

El Ser Fariseo Que Aún Persiste

Jesús denuncia a los fariseos y a los maestros de la ley
Mateo 23
“Después de esto, Jesús dijo a la gente y a sus discípulos:

Los maestros de la ley y los fariseos enseñan con la autoridad que viene de Moisés.

Por lo tanto, obedézcanlos ustedes y hagan todo lo que les digan; pero no sigan su ejemplo, porque ellos dicen una cosa y hacen otra.

Atan cargas tan pesadas que es imposible soportarlas, y las echan sobre los hombros de los demás, mientras que ellos mismos no quieren tocarlas ni siquiera con un dedo.  

Todo lo hacen para que la gente los vea.

Les gusta llevar en la frente y en los brazos porciones de las Escrituras escritas en anchas tiras, y ponerse ropas con grandes borlas.

Quieren tener los mejores lugares en las comidas y los asientos de honor en las sinagogas, y desean que la gente los salude con todo respeto en la calle y que los llame maestros.

Pero ustedes no deben pretender que la gente los llame maestros, porque todos ustedes son hermanos y tienen solamente un Maestro.

Y no llamen ustedes padre a nadie en la tierra, porque tienen solamente un Padre: el que está en el cielo.  Ni deben pretender que los llamen guías, porque Cristo es su único Guía.  

El más grande entre ustedes debe servir a los demás.  Porque el que a sí mismo se engrandece, será humillado; y el que se humilla, será engrandecido.

¡Ay de ustedes, maestros de la ley y fariseos, hipócritas!, que cierran la puerta del reino de los cielos para que otros no entren. Y ni ustedes mismos entran, ni dejan entrar a los que quieren hacerlo.

¡Ay de ustedes, maestros de la ley y fariseos, hipócritas!, que recorren tierra y mar para ganar un adepto, y cuando lo han logrado, hacen de él una persona dos veces más merecedora del infierno que ustedes mismos.

¡Ay de ustedes, guías ciegos!, que dicen: “Quien hace una promesa jurando por el templo, no se compromete a nada; pero si jura por el oro del templo, entonces sí queda comprometido.”  ¡Tontos y ciegos! ¿Qué es más importante: el oro, o el templo por cuya causa el oro queda consagrado? 

 También dicen ustedes: “Quien hace una promesa jurando por el altar, no se compromete a nada; pero si jura por la ofrenda que está sobre el altar, entonces sí queda comprometido. ¡Ciegos! ¿Qué es más importante: la ofrenda, o el altar por cuya causa la ofrenda queda consagrada?  El que jura por el altar, no está jurando solamente por el altar, sino también por todo lo que hay encima;  y el que jura por el templo, no está jurando solamente por el templo, sino también por Dios, que vive allí.  Y el que jura por el cielo, está jurando por el trono de Dios, y a la vez por Dios, que se sienta en él.

¡Ay de ustedes, maestros de la ley y fariseos, hipócritas!, que separan para Dios la décima parte de la menta, del anís y del comino, pero no hacen caso de las enseñanzas más importantes de la ley, que son la justicia, la misericordia y la fidelidad. Esto es lo que deben hacer, sin dejar de hacer lo otro.

¡Ustedes, guías ciegos, cuelan el mosquito, pero se tragan el camello!

 ¡Ay de ustedes, maestros de la ley y fariseos, hipócritas!, que limpian por fuera el vaso y el plato, pero no les importa llenarlos con el robo y la avaricia.  

¡Fariseo ciego: primero limpia por dentro el vaso, y así quedará limpio también por fuera!”

¡Ay de ustedes, maestros de la ley y fariseos, hipócritas!, que son como sepulcros blanqueados, bien arreglados por fuera, pero llenos por dentro de huesos de muertos y de toda clase de impureza.

Así son ustedes: por fuera aparentan ser gente honrada, pero por dentro están llenos de hipocresía y de maldad.

¡Ay de ustedes, maestros de la ley y fariseos, hipócritas!, que construyen los sepulcros de los profetas y adornan los monumentos de los justos,  y luego dicen: “Si nosotros hubiéramos vivido en tiempos de nuestros antepasados, no habríamos tomado parte en la muerte de los profetas.”

Ya con esto, ustedes mismos reconocen que son descendientes de los que mataron a los profetas. 

¡Terminen de hacer, pues, lo que sus antepasados comenzaron!

¡Serpientes! ¡Raza de víboras! ¿Cómo van a escapar del castigo del infierno?

Por esto yo les voy a enviar profetas, sabios y maestros. Pero ustedes matarán y crucificarán a algunos de ellos, y a otros los golpearán en las sinagogas y los perseguirán de pueblo en pueblo.

Así que sobre ustedes caerá el castigo por toda la sangre inocente que ha sido derramada desde Abel el justo hasta Zacarías, hijo de Berequías, a quien ustedes mataron entre el santuario y el altar.  “

El comportamiento farisaico, no pertenece a una comunidad o grupo religioso alguno, es una actitud personal,  que se ampara en lo que adopta el común denominador de todo aquel que se escuda en “la letra de la Ley” olvidando " lo esencial: “El espíritu de la Ley”

El que ama a la justicia anida en su corazón el ardiente deseo de ser justo y quien se comporta cual si fuere un fariseo, como un cobarde se aferrará a su derecho e intentará justificar en él su mezquina y persistente ambición.

¿Cómo puede? una persona  que ha sido condenada al destierro social, seguir con su  existencia terrena tan campante.

Lo que expreso es algo que muchos sienten y me consta que no obstante, nadie, incluyendo en tal afirmación a integrantes de la propia familia, lo manifieste públicamente, resulta obvio que si no lo saben, lo intuyen, o  lo que resulta algo peor aún, se lo imaginen.

Los grupos humanos constituidos en corporaciones supranacionales anteponen los intereses de su organización a las necesidades básicas de sus integrantes de tal forma que les hacen asumir compromisos –representados como juramentos y convenios- que les obligan a anteponer sus propios lazos de familia y el concepto fraterno de la hermandad a los dictados de aquellos que han emitido un juicio condenatorio sobre quienes a su entender se han hecho pasibles de su condenación.

Tal conducta, propia de los inquisidores de la edad media, aún persiste y se aplica sobre todo en aquel que en uso de sus facultades y de su libertad de expresión, actúe con independencia  sobre los dictados de lo que es considerado “un orden establecido”

A la pregunta de ¿cómo puede? La respuesta no necesita siquiera ser formulada, ella proviene de aquel que responde por todos nosotros:

“Bienaventurados sois cuando por mi causa os vituperen y os persigan, y digan toda clase de mal contra vosotros, mintiendo.  

Gozaos y alegraos, porque vuestro galardón es grande en los cielos; porque así persiguieron a los profetas que fueron antes de vosotros.”
Así sea.

Hugo W. Arostegui



viernes, 9 de octubre de 2015

Esa Ilusión Que Llamamos Realidad


“Así, si lo que “vemos” está basado en menos del 50% de una información captada del exterior, ¿como sabemos que es real y que es inventado? ¿Cómo se forma lo que percibimos como real para nosotros en nuestra mente? La respuesta es que el cerebro compone el otro 50% de información con datos de los que ya dispone, de nuestra presunción de cómo debe ser el mundo de ahí fuera, de lo que “esperamos” ver en realidad y de todo aquello que tiene acumulado en los bancos de memoria y a los cuales tiene acceso, a través del condicionamiento y la programación con la que nacemos, a través de nuestro ADN.  Por eso cada uno “ve” las cosas de forma diferente, porque básicamente su holograma final, su representación tridimensional de ese objeto o situación que ha creado, ha sido generada a
imagen y semejanza de lo que ha “encontrado” por “aquí dentro” para construirla…

…”Y así con el resto de sentidos. Esto implica solo una conclusión, la realidad que vivimos es solo aquella que nos cuadra con nuestras ideas preconcebidas, aquella que nuestra mente interpreta tal y como le va bien y aquella que se ajusta a nuestros pensamientos, sensaciones, y expectativas.
 Básicamente, vivimos la realidad exterior en base a nuestra realidad interior: nuestro trabajo, nuestras amistades, nuestra familia, nuestra salud o nuestra abundancia material ¿Curioso, no? Ya hemos completado el círculo de la manifestación consciente. Como es adentro, es afuera.” David Topi
Resulta interesante la constatación de que los grandes personajes que han  conmocionado el pensamiento universal  a lo largo de toda nuestra historia, han surgido a la luz de la llamada “opinión pública” luego que tanto ellos como sus contemporáneos detractores han sido sepultados por el transcurso del tiempo,  cuando quienes pudieron valorar los hechos de su vida, lo valioso y trascendente  de sus obras, no estaban sujetos a la censura de su época y al “acorralamiento”  impuesto a la capacidad de discernir  y evaluar los hechos tal y cómo sucedían delante de sus propios ojos.

Quizás, la respuesta pueda encontrarse en la miopía de aquellos actores presenciales, que han  mirado a través de los condicionamientos de la época , de los lineamientos de conducta social impuestos de antemano por los “constructores de prejuicios”  aquellos que nos “indican” lo que podemos observar, los que nos condimentan “el sabor de las noticias” los que regulan “la dieta social saludable”  lo que el poder de turno determina hasta dónde  nos es conveniente consumir las porciones de información,  para no caer en los “excesos mundanos” que atentan contra “el orden establecido” en defensa de la moral y las buenas costumbres.

Es como si los acontecimientos del día a día estuviesen sometidos a una censura previa, una especie de clasificación de sus contenidos, separando lo que puede divulgarse de lo que será celosamente resguardado, para que, pasado un tiempo conveniente,  su impostergable divulgación, llamémosle “desclasificación” no sacuda el sueño de las conciencias dormidas.

Aquello que  se desconoce, lo que los medios no nos han divulgado, sencillamente no existe,  no forma parte de nuestras vivencias, podemos continuar apaciblemente sumidos en la ignorancia, no en balde tenemos un dicho firmemente enquistado en el pensamiento colectivo que dice: “ lo que los ojos no ven el corazón no lo siente”
Teniendo ojos pero no ven tienen oídos pero no oyen. No recuerdan. Marcos 8-18

Hugo W Arostegui

miércoles, 7 de octubre de 2015

Principios de Sustentabilidad: La Ley de Analogía


Desde mucho antes de que la palabra escrita se trasmitiese entre los hijos de los hombres los grandes maestros de la teología universal, recibieron, de mano en mano, las enseñanzas impartidas desde el “principio de los tiempos”  referentes a la relación estrecha y filial que unía a las criaturas humanas con los Dioses creadores del Universo.

Este conocimiento emana desde la fuente originaria a través de los canales abiertos por su primer receptor, el Patriarca de los patriarcas, nos referimos a Melquisedec, Rey de Salem, el Gran Sumo Sacerdote a quién rindieron tributo todos los discípulos iniciados según esta Orden Sacerdotal que rige los principios que dan sentido a todas las cosas.

Esta, un tanto extraña introducción para quienes no se sienten consustanciados con temas esotéricos, la realizamos con la sana intención de compartir con nuestros lectores conocimientos que nos han sido revelados desde mucho antes de que este mundo que habitamos nos cobijara y que se nos han transmitido de la misma manera, lo que equivale a decir “de mano en mano”  significando estas manos la capacidad de pensar, comparar, evaluar, transmitir y compartir, intercambio esencial entre las inteligencias, sean éstas humanas, angélicas, o provenientes del olimpo donde habitan los Dioses.
Si alguna duda pudiésemos albergar sobre la relevancia de nuestra condición de seres conscientes, los autodenominados “homo sapiens” bastarían con que evaluásemos el tenor de las enseñanzas que nos han sido impartidas para darnos cuenta del valor inestimable de nuestra especie en el macro marco del universo infinito.

Se nos ha instruido a lo largo de los siglos para ejercer el gerenciamiento responsable del planeta que habitamos, para que le administremos conforme a los principios que han sido aplicados en otros mundos para asegurar el bienestar y sustentabilidad de todos sus recursos, los cuales se nos han provisto en gran variedad y abundancia.

Estas instrucciones de valor inestimable, se nos han transmitido en el lenguaje propio de los seres inteligentes, el lenguaje de los símbolos, los cuales son recibidos mediante la comunicación creativa implícita en lo que identificamos como “La Ley De Analogía”

Veamos:
“Como la Alquimia y todas las disciplinas ocultas, La Cábala dice que el hombre contiene en su humana dimensión todo el universo.
Es por eso que se lo define como un microcosmo.

Notemos, de paso, que cuando el esoterismo dice que el hombre es como el universo, que lo que está encima es como lo que está debajo, no se está aludiendo a la igualdad sino que esa expresión es una analogía.
El hombre y el mundo no son semejantes y menos aún iguales:
El hombre y el mundo son análogos.”
La Kabbalah, Segunda Parte    Hugo W Arostegui

“Analogía significa semejanza. La analogía es la base del conocimiento.
Gracias a la analogía o semejanza que existe entre las cosas podemos aplicar el conocimiento y la experiencia de unas cosas a otras.

Gracias a la analogía, la Taxonomía puede clasificar a los animales, la Química puede clasificar los elementos químicos, los astrólogos pueden clasificar las estrellas, etc., etc.

Los seres humanos aprendemos por analogía y sólo podemos aprender aquello que se relaciona de alguna forma con lo que ya sabemos. Esta es la razón por la cual todo aprendizaje nuevo resulta lento y difícil

Cuando queremos aprende algo o resolver algo, utilizamos ideas y experiencias que hemos aplicado en circunstancias análogas.

Visto el mundo de forma superficial da la impresión de estar formado por infinidad de elementos y seres muy distintos, pero, cuando se profundiza en el conocimiento de su naturaleza, características y funcionamiento, se descubren muchas semejanzas o analogías.

En todos los aspectos de la vida, rigen las mismas leyes naturales. Así, los sistemas planetarios son de análoga constitución. La misma ley de ramificación rige el curso de los ríos en la tierra, la corriente sanguínea y nerviosa y las raíces de los árboles, etc.

La Ley de Analogía es de gran trascendencia. Gracias
a ella descubrió la ciencia matemática de Adams y Leverrier la existencia del planeta Neptuno, antes de haber sido visto por el telescopio.

Gracias a ella ha descubierto la ciencia química multitud de alcoholes, hidrocarburos y otros cuerpos orgánicos, antes de haber conocido su existencia real.

Gracias a la Ley de Analogía han descubierto los astrónomos la existencia de los agujeros negros e Einstein descubrió la existencia de la relatividad.

Nada ha inventado el hombre cuyo mecanismo no preexista en algún ser de la Naturaleza.
El hombre piensa, aprende y crea sólo por analogía.

La analogía es una noción básica sin la cual no podríamos tener el menor conocimiento del mundo. Según esto, el principio de analogía es, probablemente, el pilar básico de nuestra percepción visual y de nuestras construcciones mentales.

La Ley de Analogía nos enseña que el ser humano aprende a partir de las ideas y de las experiencias que tiene, por lo cual, es fundamental tener criterios claros acerca de las cosas importantes, pues es a partir de ellos que percibimos las cosas y las resolvemos...”

Estos principios que mencionamos mantienen su vigencia y en nuestros días se han tornado imprescindibles en cuánto a su aplicación, la criatura humana debe reflexionar sobre el grado de responsabilidad individual que le compete en todo lo que sucede a su alrededor, es un compromiso irrenunciable e indelegable, en cada uno y en todos están las soluciones a todos los trastornos que hoy nos aquejan.

Lo que pasa en nuestro mundo es consecuencia de nuestro desorden, somos análogos al medio ambiente, al clima, a la violencia, si constatamos ausencia de valores es por dejarlos de practicar en nuestras acciones diarias, existe una relación muy estrecha entre el éxito y el fracaso, entre un mundo desarrollado y sustentable y las previsiones del Apocalipsis, todo dependerá siempre de ti, eres análogo al universo, si aplicas en tu vida este principio, por analogía, absolutamente todo cambiará para el bien de todos.

Hugo W. Arostegui

Conociéndonos



Hugo W Arostegui

Nacido el 20 de abril de 1943, en Cerro Largo - Uruguay 
Formado en:

                                                Administración de Empresas, Dirección de Hospitales,
Consultor en Recursos de Empleo, Economía, Autoridad Religiosa, Teólogo. 
Autor de artículos sobre:
Economía, Religión, Literatura, Empleos, humanidades.
Sexo: Masculino

Signo: astrológico: Aries
Actividad: Analista en Gestión Empresarial
Profesión: Asesor de Empresas
Local: Ciudad: Rivera: Uruguay
Una hoja en blanco, una forma de vivir y sentir, y ese impulso que brota de lo profundo del corazón, conmueven el alma humana y hacen surgir incontenibles las emociones, como aflora la tierna sonrisa o se desliza furtiva una lágrima. 
Es por esa sensación, propia del artista que anida en el interior de cada uno, que no resisto el impulso de contar, que más que un deseo de simplemente decir cosas, es como una huella, que en medio de la nada indica que allí , si se sabe buscar, hay una senda, y a través de ella, un escenario de hechos que se exponen para ser observados y evaluados según el propio sentir de quien es invitado a transitarlos